Cuatro Corazones (Capítulo 4)

Este fue el primer capítulo de esta saga que escribí desde el primer momento como un relato erótico. Quizá perdí un poco el sentido de la "historia" y me centré demasiado en las escenas sexuales. Espero, en cualquier caso, que les guste.

Capítulo 4

-¿Qué?-dije, perpleja-No me digas que es verdad.

Realmente aquella noticia me había dejado sin hablar.

-Pues sí. Desde hace ya tres días-me confirmó ella-Eras la primera a la que se lo cuento, pero ya sabes que, para mí, tú eres muy especial.

Yo no dije nada mientras Sora continuó vistiéndose. Acabábamos de salir de las duchas tras la última clase de un cursillo de tenis cuando me lo contó.

-Así qué… Ahora Tai y tú…-realmente ni siquiera quería decirlo.

-Sí, Mimi. Somos novios.

-Entiendo.

En ese momento me sentí más mal de lo que lo había estado nunca. Como todos, imaginaba que Sora y Tai acabarían juntos… Algún día. Pero realmente nunca había esperado que ese día llegara, no estaba preparada. Sora y yo, con el tiempo, habíamos acabado por ser más que amigas, especialmente durante aquel año en que ambas, salvo citas puntuales y poco comprometedoras, nos habíamos “aislado” en cierta forma de los chicos… No éramos lesbianas, de eso sí estaba segura, pero lo que sentíamos la una por la otra era algo que superaba los límites de la amistad.

-¿Y…?-imaginaba su respuesta y temía la pregunta…

-¿Y qué, Mimi?

-¿Qué pasará ahora con nosotras dos?

-¿Qué que pasará?

-Sí.

-¿Y qué tiene que pasar? Que seguiremos siendo las mejores amigas del mundo. Eso no lo dudes.

-A veces… A veces nos hemos comportado como algo más que amigas.

-Es verdad. Pero tú no te preocupes. Eso también puede seguir.

-¿Puede seguir?-pregunté incrédula-¿Y qué dirá Tai?

-Ese tema me lo dejarás a mí, puedes estar tranquila. Tai es muy comprensivo aunque parezca un poco bruto-dijo riendo.

Yo quise creer en sus palabras, aunque no la comprensión de Tai no me despertaba mucha seguridad en el futuro.

-¿Sabes? Estoy enamorada de él-siguió diciendo-Desde niños siempre hemos estado muy unidos y, a pesar del distanciamiento de este último año… Me siento maravillosamente feliz… Y satisfecha con mi decisión. Ahora tengo en mi vida, además de a mis amigos, a dos personas especiales a las que amo tremendamente y con las que gozo de los placeres de esta vida. Es un gran momento.

-¿Así qué te compartiremos?... ¿Y él qué opinará? ¿Y qué opinaré yo?

-Piensa que yo también te compartiré cuando tú, a tu tiempo, conozcas también el amor y salgas con algún chico. Podemos seguir como hasta ahora si tú lo quieres, yo desde luego sí. Tai y tu futuro amigo deberán aceptarlo.

-No estoy segura…-musité.

-Pero yo sí. ¿No confías en mí?

-Claro que confió en ti, Sora.

-Pues hazme caso. Todo está bien-se acercó a mí y me cogió las manos… Todavía notaba húmeda su piel, húmeda y suave-Y cuéntame… ¿De verdad te vas a presentar al casting?

-Sí-dije. Yo también estaba aliviada de cambiar de tema-No es una gran serie, pero creo que para empezar sería un buen paso.

-Cierto. Te deseo suerte.

-Gracias.

-Y dime-dijo apartándose para terminar de arreglarse y recoger sus cosas-¿Tienes planes para ésta noche?

-No-contesté-Aunque Matt lleva unos días siendo pesado para que salga con él-comenté como la que no quiere la cosa. Lo cierto es que estaba muy molesta con él. Hacía un año que me había estado intentando ligar durante meses... Yo pensaba que le gustaba pero, fue Sora distanciarse de Tai y Matt ponerse tras ella como un perrito en celo… Si Sora había vuelto con Tai de forma definitiva, ahora podía entender su nuevo y repentino reinterés.

-¿Matt?

-Sí.

-¿Y le estás dando largas? Pensaba qué te gustaba.

-Es demasiado engreído a veces.

-Sí. Todas las promesas de la música moderna son así.

-Pues no saldré con ninguna de ellas. Al menos, nunca más-afirmé.

Y lo había afirmado con toda la convicción de la que era capaz. Pero de repente me vi, aquella misma noche, sola, en pijama, viendo una película con un gran tazón de palomitas sobre las rodillas… Cuando alguien llamo a la puerta. Y era él. Matt. Bien arreglado, con un traje pero sin corbata, tan guapo y tan elegante,…, ¡y con flores!... No pude más que dejarle pasar. Pero tampoco quise ser delicada:

-¿Por qué estás aquí?-le pregunté, sin saludos ni cortesía ninguna.

-He venido a verte, Mimi-contestó.

-¿Para qué?

-¿Tiene alguien qué buscar excusas para visitar a una amiga?

-Creí que tenías una agenda muy ocupada, ahora que promocionas tu primer disco.

-Esta noche la tengo libre.

-Mira que bien.

-¿Por qué estás enfadada?

-Si no lo sabes tú-le dije-Yo no tengo por qué decírtelo.

-O sea, que sí que estás enfadada.

-Hace tiempo que no venías a verme… Creo que hace casi un año, de hecho. ¿Has estado muy ocupado verdad?

-Pero, si sí he venido a verte, Mimi, ¿qué dices?

-Corrección, has venido mucho a ver a Sora. ¿Esperabas algo con ella, se te ha fastidiado y quieres un premio de consolación?

-No entiendo lo que dices. Nunca he ido detrás de Sora.

-Matt, no soy tonta, así que no me hables como si lo fuera. Tú y yo sabemos la verdad. Tú has ido a por Sora, y como ha terminado eligiendo a Tai es ahora cuando te presentas ante mí.

-¿Cómo qué ha elegido a Tai?

-Son novios desde hace unos días… Justo el tiempo en que han vuelto tus llamadas a mi móvil… Una curiosa coincidencia, ¿no?

Él se quedó callado un momento. Realmente había acertado, pensé. A pesar de todo, estaba un poco decaída. En ese momento hubiera preferido estar equivocada.

-¿Y tú cómo lo sabes?-me preguntó.

-Sora me lo dijo. ¿Y tú? Ella me contó que era la primera.

-Me entere. Eso es todo.

-Ya. Y yo volví a ser buena para ti, ¿no?

-No es eso. Es que he estado muy confundido.

-Ya.

-Por favor-dijo acercándose-Si me das una oportunidad, sé que podemos ser felices juntos, los dos.

-No lo creo.

-Pero, Mimi-él ya estaba enfrente de mí mirándome a los ojos. Yo, desafiante, le devolvía la mirada-Es que yo te quiero. Ahora estoy seguro.

-No te creo-le contesté.

No pude decir más. Sus labios silenciaron los míos y su lengua se introdujo en mi boquita, haciéndose con el control. Yo en un primer momento hubiera querido apartarle, pero al sentirle poseerme con su profundo beso al tiempo que sus manos acariciaban mis nalgas… Hacía mucho tiempo que nadie me besaba o me tocaba así.

-No, Matt-pude susurrar cuando sus labios se separaron y comenzaron a besar mi cuello, sus manos masajeaban, apretaban mi culito-Matt,…, te estás precipitando…

-Te quiero, Mimi-fue lo único que dijo antes de agacharse y bajarme el pantalón del pijama de un solo gesto-Te quiero-repitió-Te deseo.

En ese momento sentí su boquita y el calor de su aliento por encima de mis braguitas. Él, de otro jalón, me las bajó también y su lengua fue directa a mi monte de Venus mientras los dedos de sus manos exploraban ya mis dos entradas a la vez… Sentía sus dedos recorrer mi rajita y mi trasero, rascando, buscando introducirse… Y mientras sus dientes aparecieron en torno a mi clítoris.

-Oh, Matt-empecé a gemir. Realmente me sentía un poco mal, cediendo así, sin ninguna resistencia a su avance. Parecía de chiste. Esa tarde había dicho que no saldría con alguien como él y ahora, a la primera y sin esfuerzo, le iba a dejar tomarme, follarme…

Su lengua recorría, experta, mi rajita, lamiendo y relamiendo cada repliegue de mis labios mayores y menores, succionando después mi botón, acariciándome y presionándome con sus dedos, penetrándome con ellos, intentándolo con la lengua… Se movía con gran agilidad y rapidez, sin dudar en ninguno de sus movimientos… Yo sentía corrientes intensas de placer… Sus dedos ya poseían mi coñito y mi culito… No recordaba la última vez que había disfrutado tanto…

-¡Matt, Matt!-jadeaba ansiosa de sentirle dentro-¡Oh, Matt!

Él no decía nada, concentrado como estaba en su labor… y fue en ese momento, con su lengua hundida por completo en mí y con mi culito poseído por tres dedos que entraban, arañaban, acariciaban y salían cada vez más deprisa… Llegué a un dulce orgasmo.

-Matt-suspiré, totalmente rendida mientras él me lamía mi húmeda vagina, limpiándomela de mis propios jugos.

Entonces se levantó y, sin decir palabras, se sacó un condón del pantalón con la izquierda mientras su otra mano desabrochaba su pantalón y se lo bajaba junto con los calzoncillos. Su pene ya estaba erecto… No era la primera vez que lo veía, pero siempre me llamaba la atención lo gorda que era… Estaba así, mirándola como una bobaliconas que nunca hubiera visto una polla cuando él se colocó el preservativo y me atrajo acta seguida hacia él.

Cogiéndome por las nalgas me levantó y puso mis piernas en torno a él. Yo, sorprendida y algo asustada, me agarré de su cuello y justo entonces, me penetró.

-Necesito poseerte-fue lo único que dijo justo cuando sentí su gruesa verga irrumpir en mi dilatado coñito.

-Matt,…, espera-intenté decir, pero realmente ni siquiera estaba segura de que quisiera que parase.

Empezó a cogerme, haciéndome botar sobre él. Sentía esa gran polla penetrarme, llenarme por completo. Había sentido un puntazo de dolor cuando entró repentinamente y sin cuidado, pero ahora ya gozaba como una putita, siendo cogida tan ricamente, y el morbo de dejar que Matt me hiciera lo que quisiera, que me follara a placer sin apenas poder ni pensar en resistirme… Era tan morboso…

-Ahora sé que te quiero, Mimi-dijo de nuevo, sin dejar de ir cada vez más rápido en sus movimientos-He estado ciego, pero ahora lo veo.

Yo no podía articular palabras y, aunque dudaba mucho de la sinceridad de las suyas, no podía hacer otra cosa que disfrutar del placer de ser follada y del morbo de la situación. De hecho, para que se callara y no volviera a repetir eso empecé a besarle yo también…

Nuestras lenguas jugaban en nuestras bocas mientras la explorábamos… Pero realmente solo quería que no dijera más tonterías… O eso quería y quise creer.

Y entonces me dejo caer al suelo, yo me asusté un momento, pero al poco estaba de rodillas y con sus manos forzándome a poner la cabeza agachada… Y él, de rodillas detrás de mí, continuó follándome, cada vez dándome más y más duro… Yo ya no gemía, como una primeriza impresionable gritaba como poseída… La estaba disfrutando al máximo. En el sexo, Matt era un poco bestia pero eficaz.

-Mimi-volvió a decir-Te quiero, te quiero,…-empezaba a suspirar-¡Te quiero follar una y otra vez!

Su frase, aunque fuese una tontería, terminó de ponerme a su merced. En ese momento le hubiera dado lo que me hubiera pedido, incluso mi culito, en el que nunca nadie había entrado. Pero en ese momento…

-Ya voy a terminar, Mimi.

Le noté acelerar y follarme a gran velocidad… Me sentía totalmente llena, taponada…

-¡Ah!-gimió-Me estoy corriendo…

Sin embargo, siguió cogiéndome mientras su pene latía en mi interior, vaciándose… Por un momento temí por la integridad del preservativo, pero el morbo pudo más y no dije nada… De hecho, al poco le acompañé en un nuevo y más intenso orgasmo…

De repente, una habitación oscura apareció ante mí. Tardé un poco en reconocer mi propio cuarto… Y al lado, sentada sobre la cama, estaba Sora.

-¡Buenos días, Mimi!-saludó.

-¿Sora?-musité-¿Qué haces aquí?

-Pensé que sería lo mejor despertarte para que no te quedaras dormida. Hoy es tú día, ¿recuerdas? La prueba para la película.

-¿Eh?,… ¡Ah!-dije cuando pude recordar y pensar con claridad-Es verdad.

Aquel día era miércoles. La prueba se había fijado para las ocho y media, dentro de… Busqué el despertador con la mirad… Solamente dos horas.

-¿Cómo te encuentras?-me preguntó ella.

-Bien. Más o menos.

Lo cierto es que seguía confusa. El día de ayer había sido menos agradable de lo que podría haber sido. Los problemas seguía ahí todos: la confesión que le debía a Izzy y los remordimientos cada vez peores por mi relación secreta con Sora, con mi abuela en el hospital, la prueba y los nervios que cada vez más me daban… Me sentía abrumada. Nunca me habían pasado tantas cosas al mismo tiempo. Solamente en algunas ocasiones en que mi propia vida había estado en peligro, durante mis aventuras infantiles, había estado peor.

-Todavía no has hablado con Izzy, ¿verdad?-su voz no sonaba a reproche, pero me lo tomé así. Debería habérselo dicho nada más empezar a salir.

-No. Ayer estuvimos gran parte del día juntos,…, pero no me atreví. No hallaba la ocasión ni el momento.

-Tranquila. Pronto aparecerá, lo sé.

-Sí… ¿Sabes? Acabo de tener un sueño extraño-le dije a fin de cambiar de tema.

-¿De verdad?

-Bueno, no fue exactamente un sueño. Fue un recuerdo-puntualicé.

-¿Y qué recordaste?

-El día en que me contaste que Tai y tú erais ya novios en el vestuario de aquel gimnasio.

-Lo recuerdo como si fuera ayer.

-Creo que entonces sentí algo como lo que siento ahora, pero en esa ocasión no era yo la que tenía que hacer nada.

-Sí, así es. Recuerdo yo también que te dije que podríamos seguir juntas mientras tú quisieras. Si ambas lo deseamos, y es así-me miró directamente a los ojos-Porque lo sé, porque tú no me puedes engañar, Mimi, porque lo leo en esos hermosos ojos, en esas lagunas castañas cada vez que las miro, ya sea por la mañana al despertarte, cuando sonríes o cuando te sientes agotada tras hacer el amor,…, puesto que ambas deseamos que continúe Tai e Izzy, te lo repito, lo tendrán que aceptar y yo sé que pueden. Tai lo hizo. Izzy también.

-Pero, ¿Tai sabe de verdad lo que hay entre nosotras? Creía que sólo le dijiste que teníamos una amistad especial.

-¿Estarás más tranquila si soy directa?

-Sí, por favor.

-Tai sabe que tienes un lugar importante en mi corazón, y sí, sabe que a veces lo hacemos, lo sabe-yo estaba sorprendida, eso sí que no me lo esperaba. Ella sonrío, sus ojos brillaban, al ver mi rubor… Tai sabía que a veces ella y yo… Eso ya no se me podría quitar de la cabeza… Pensaba que Tai sólo pensaba en una amistad especial, no creía que Sora de verdad le hubiera dicho-Sí, Mimi-insistió-Tai sabe que tú y yo follamos cuando queremos. Y ya ves, lo ha aceptado. Me ama y está dispuesto a ello. Si Izzy te ama, lo hará también. Estoy segura. Pero ahora, relájate. Olvida todo esto y prepárate para la prueba. Recuerda, Mimi. Una cosa primero y después otra. ¿De acuerdo?

-Sí, Sora.

-Ahora harás la prueba y te darán el papel.

-Sí.

-Y luego iras está noche a celebrarlo. Iremos a celebrarlo, y se lo contarás a Izzy. Él aceptara lo que sientes, vendréis aquí, abriréis una botella de vino, beberéis a vuestra salud y haréis el amor de forma apasionada.

-Sí.

-Y mañana, irás a ver a tu abuela, que se recuperará de lo que sea que le pase.

-Sí.

-Pues ya está. No tienes nada de que preocuparte. Todo saldrá bien.

-Gracias, Sora-le dije. Realmente me sentía bien cada vez que hablaba con ella. Sabía perfectamente iluminar mis dificultades y, dejándome guiar me encontraba perfectamente.

-Ahora tengo que irme a clase-se inclinó para besarme suavemente en los labios-Nos vemos, cariño.

-Sí. Hasta luego, amor-me despedí.

Tardé un poco más en levantarme y cuando lo hice eran casi las siete. Fui al baño, me vestí y asee. Decidí hacerle caso a Sora y centrarme totalmente en la prueba que tenía por delante. Iría haciendo una cosa detrás de otra y todo iría bien, todo iría solucionándose. Sora siempre tenía razón, sólo tenía que hacerle caso y me iría bien. Con el tiempo, aunque a veces no lo hacía, había visto que sus consejos tendían a acertar de pleno.

Me concentré pues, en la prueba, recordando todo lo que Takeshi me había dicho y aconsejado. Estaba en eso y a punto de entrar en la cocina cuando una voz me sobresaltó:

-Sí, sí, como os lo cuento-la voz era aguda, como infantil y parecía emocionada-Ayer lo vimos, Tentomon y yo.

No tardé en reconocerla. Solamente podía ser Palmon. ¿Pero qué estaba diciendo y a quién? Me quedé junto a la puerta entreabierta de la cocina, para poder escuchar sin ser vista.

-Y, ¿cómo fue?-ésta era Biyomon.

-Pues fue muy raro, ¿sabéis? Estaban ahí, los dos, tan normales hablando y, de repente, comenzaron a juntar sus bocas, ya sabéis, las dos-las dos había dicho, me fije, había alguien más con Biyomon y Palmon-Lo habéis visto, y, como si no estuviéramos allí, se empezaron a desvestir y a tirar la ropa y fueron a la habitación de Mimi, a hacer eso que llaman follar.

-¿Les espiasteis?-se escuchó a la tercera interlocutora. Era Gatomon.

¿Qué hacían allí las tres? Pero en cualquier caso, lo mejor era espera a ver que hablaban…

-¡Claro! Teníamos curiosidad, y ellos, tan concentrados estaban en lo suyo que no se dieron ni cuenta… Empezaron besándose, como os he dicho, metiéndose la lengua, quitándose la ropa… Y entonces Mimi propuso ir a la cama, a lo que Izzy asintió. Y mientras caminaban se quedaron desnudos los dos… Yo había visto ya a Mimi y a Sora desnudas, pero nunca a un chico y me sorprendió ver eso que les cuelga y que llaman polla,…, parecía una cosa rica, o eso creo, ya que Mimi se la metió en la boca ye estuvo un buen rato chupándola. También Tentomon se fijo en que ella le metió los dedos por el ano, y no sabíamos como le podía gustar eso, yo creo que debería de doler un montón…

-Nosotras hemos visto cosas parecidas-asintió Biyomon.

-Yo una vez-comentó Gatomon-Espié a Kari y a T. K. Ella se la chupó también un largo rato hasta que él empezó a echar una especie de leche por ese apéndice que tienen, y Kari la tomaba con mucho afán… Y nunca la ha compartido conmigo a pesar de que sabe que me gusta mucho la leche.

Yo en ese momento casi no pude evitar reír ante lo que estaba oyendo, pero me contuve. Quería escuchar más.

-Sigue contando, Palmon-pidió Biyomon.

-Entonces, estando ya en la cama, Izzy la cogió y la puso sobre ella, lamiéndole entonces él la rajita a Mimi, pero fue poco tiempo, enseguida le metió esa trompa que tienen en ella. Estuvo así un buen rato, y también se la metió por su culito. Mimi gemía, pero no de dolor, parecía que disfrutaba y mucho.

-Sí. Ellos disfrutan mucho cuando hacen eso-intervino Gatomon.

-Y luego algo más raro. Mimi se puso algo raro, era como un pene de verdad que se ajustó con un arnés, y se lo metió a Izzy por el culito, y ahora Mimi se estaba “cogiendo”, como ellos dicen, a Izzy, como si Mimi fuera el chico e Izzy la chica. Eso sí que nos sorprendió.

-Yo he visto a Kari hacer algo así a T. K.-era de nuevo la voz de Gatomon.

-¿Tú has visto a Sora hacer algo así, Biyomon?

-Pues la verdad es que no, que recuerde ahora. Pero sé que Sora tiene cosas como esas que dices, creo.

-Yo recuerdo perfecta una ocasión en que la usaron.

-Cuéntanosla, Gatomon-le pidió Biyomon.

-Fue este fin de semana. Kari y T. K. creían que estaban solos en casa, sentados en el salón parecían ver la tele. Yo en ese momento estaba encima de unos de los estantes, es un sitio en que las tardes muy calurosas me gusta ponerme porque estoy así estoy fresquita. Y de repente, empezaron…

-¿Cómo fue?-le preguntaron sus dos oyentes a la vez.

-Empezó T. K., acariciando los senos de Kari por encima de la camiseta que estaba llevaba. Yo no entiendo ese gran interés de los machos humanos por las ubres de las mujeres, pero eso es otra cuestión. Ella se dejo hacer y luego le ayudo a quitarle la camiseta y el sujetador, y así él pudo sobárselos directamente, pasando luego a meterse los pezones en la boca, primero uno y luego el otro. Dicen que así dan su leche las madres humanas, pero ni T. K. es hijo de Kari ni está da leche por sus tetas. Aunque parece que ambos disfrutan haciéndolo…

-¿Y cómo sabes que no dan leche?-le preguntó Biyomon.

-Porque una noche que estaba dormida yo misma intente lamérselas y no logré ni una gota-respondió ella con total naturalidad.

-Ah-las dos parecieron dar validez plena a su testimonio. Gatomon continuó con su relato:

-Ella entonces le quitó a él la camiseta y, agachándose le hizo quitarse los zapatos, los pantalones y la ropa interior. Él quedo totalmente desnudo y ella empezó a acariciarle la trompa, “masturbar”, creo que llaman a eso. Pues ella le fue masturbando, lentamente al principio, pero cada vez más rápido. T. K. gemía suavemente, y lo hizo de forma más acelerada cuando ella le comenzó, igual que lo que tú nos han contado, a meterle dos deditos por el orificio del ano.

-¿Es qué a todos les gusta?-preguntó Palmon.

-Eso parece-dijo Biyomon-Sigue, Gatomon.

-Ella siguió metiéndole dos y luego hasta cuatro dedos, y ya estaba lamiendo y besando la trompa o polla de T. K., que también la llaman así. Él le acariciaba el cabello, se veía que estaba disfrutando mucho con lo que ella le hacía. Un rato después, él anunció algo así como se iba a correr… Yo no lo entendí… ¿Por qué iba a irse ahora, y además, corriendo? ¿A dónde tenía que ir con tanta prisa? Pero eso sí, en realidad no se movió. Kari se metió su trompa en la boquita y él entonces, jadeo con más fuerza, y Kari parecía estar tragándose algo…Cuando se sacó la punta de T. K. de la boca, esta tenía un hilillo de algo blanquecino que Kari limpió con la lengua. Entonces entendí que llamaban “correrse” al  hecho de que el macho eche la leche, o sea, cuando le ordeñan.

-¿Y qué pasó después?-preguntó Palmon.

-Entonces, Kari se levantó y sacó algo de su bolso. Una de esas cosas que tú has mencionado antes, Palmon. Era una especie de trompa masculina, pero echa de algo que parecía plástico, de color negra, muy grande y gruesa. Kari se la ajustó con una correa y se sentó en el sofá. Y T. K. se puso encima de ella, de manera que la punta de aquella cosa quedó en la entrada de su culito. Yo pensé que no podría metérsela, pero él fue descendiendo y aquella cosa le fue entrando. Se veía el plástico negro ser devorado por su culito, desaparecer al ser tragado… Y él gemía, dolorido, pero no hizo nada por sacársela, y Kari le volvía a masturbar mientras su trompa, que se había quedado flácida al ser ordeñada, volvía a subir y a ponerse dura.

-¡Oh!,…, pero si le dolía, ¿por qué lo hacía?-preguntó Biyomon.

-Ni idea-respondió Gatomon-T. K., cuando tuvo aquella cosa totalmente enterrada en su culito se quedó un momento quieto, parece que su interior se estaba ajustando al intruso que se estaba metiendo en su cuerpo. Y al poco, empezó a botar, ayudado por Kari que, con sus brazos, animaba y facilitaba sus movimientos. Y ella le decía cosas como: “¿Qué, T. K? ¿Te gusta qué te coja, eh?”, o “Mi novio es toda una tragapollitas”, y lo que más repetía era: “Como me gusta follarte y oírte gemir como una putita”. Yo no entendía del todo eso que le decía, pero a él parecía encantarla, y de verdad que gemía y ahora con gusto mientras Kari le metía aquella falsa polla por su culito.

-¿Y qué pasó después?-preguntaron Biyomon y Palmon a coro.

-Cuando, al cabo de un rato se cansaron, T. K. se levantó y Kari se quitó la falsa trompa. Y entonces, T. K. la cogió y le hizo tumbarse sobre el sofá, empezando a comerle la rajita que tiene, como chica que es, entre las piernas, también la llaman “conejito” o “almejita”, pero no termino de verle el sentido. Y T. K. se puso a lamérselo, eso y el culito, y Kari era ahora la que gemía y se retorcía con placer y le pedía más y más a T. K. y apretaba la cabeza de éste contra su rajita.

-Sí, eso sí que se lo he visto a hacer a Sora con Tai-afirmó Biyomon.

-¿Y luego? Sigue-pidió Palmon.

-Después de estar lamiéndole la rajita un rato, entonces T. K. se montó sobre ella y le introdujo su trompa en la rajita como ella antes se lo había hecho a él. Y empezó a cogérsela, como dicen ellos, primero despacito, aunque bueno, realmente la penetraba rápidamente, de una sola vez se la metía toda, y luego la sacaba muy lentamente, y Kari le decía: “Oh, sí, T. K.,… ¡No pares, no pares! ¡Me encanta como me follas!”

-No entiendo como les gusta eso-intervino Palmon-Chuparse y meterse cosas por los orificios…

-Así son los humanos, y nuestros compañeros son humanos al fin y al cabo-dijo entonces Biyomon.

-Sí. Lo tengo comprobado-asintió Gatomon-He espiado y visto a muchas y a todo tipo de parejas en mis paseos por Tokio, sobre todo de noche. Todos disfrutan cuando hacen eso que llaman “follar”.

-Pero, sigue contando, ¿qué pasó después?-le preguntó Biyomon.

-Entonces, cuando llevaban ya un buen rato follando, Kari ya gritaba de placer hasta que llegó a eso que llaman orgasmo, que es el gran objetivo de todo esto, parece que es un momento en que ya el placer que experimentan es máximo. En los machos equivale, según parece, a cuando echan la leche por su trompa, en las hembras tienen la rajita húmeda, a veces mucho, pero no he visto que sea algo como la corrida del macho.

-¡Oh!-las dos escuchaban muy atentas las palabras de Gatomon. Evidentemente, la tomaban por una especie de experta o algo parecido.

-Y entonces T. K. le sacó la trompa de la rajita y se le metió nuevamente en la boca, y allí hizo los mismos movimientos de penetración que en la rajita, metiendo y sacando, hasta que nuevamente le dio de aquella leche y ella, nuevamente se la tomo toda. Y creo que hubieran seguido haciendo más cosas, pero en ese momento alguien empezó a abrir la puerta con sus llaves y ellos salieron corriendo del salón. Un poco más y la madre de T. K. les habría visto. Parece ser que esto que es “follar” es algo que debe hacerse con intimidad.

-¡Vaya!-corearon las dos el relato de su amiga.

En ese momento me fijé y ya era casi hora de irme al estudio si no quería llegar tarde… No quería interrumpirles y que supieran que había estado escuchando, por lo que me deslicé hasta la puerta de la casa y salí. Decidí que, si tenía tiempo, desayunaría algo rápido en cualquier cafetería.

Estaba ya en la calle, parando un taxi, cuando recibí una llamada. Miré el teléfono. Era de mi padre. Mi padre sólo me llamaba para urgencias. Y ahora él estaba en Nagasaki con mi abuela…

Respondí.