Cuatro coños para Nico y cuatro pollas para Dora

Un hermano y una hermana se lo montan a lo grande.

Nicolás.

Nicolás estaba orinando en el inodoro, su hermana Dora, con el cabello recogido en una coleta, la bata de casa abierta y enseñando las tetas y su coño peludo, le dijo:

-Deja que te haga una mamada cuando acabes, Nico.

-¡Ya me cortaste la meada!

-Quiero que me des tu lechita, hermanito.

-Te dije mil y una vez que no voy a volver a follar contigo, Dora.

-El último polvo, por fa.

Nicolás guardó la verga y le dijo:

-Me voy a trabajar.

-¿Qué tengo que hacer para volver a follar contigo? ¿Hiciste algún trío?

Lo del trío le interesaba.

-¿Tienes a alguna amiga de mano?

-Rosa, Nuria, Laura..

-Me anoto.

-En vez de un trío... ¿Harías un quinteto?

Cómo pensaba que tal cosa jamás sucedería, le dijo:

-Claro que lo haría. Os dejaría secas a las cuatro.

Nicolás tenía 20 años, era moreno, de ojos marrones. Su hermana Dora tenía 25 años y era morena de ojos azules. Él era un tipo del montón, sin pareja y a ella se le amontonaban los moscones a pesar de estar casada. El era un tipo serio y ella una zorra, pero una zorra con un cuerpazo. La obsesión con su hermano comenzara tres semanas atrás cuando Nicolás estaba sentado en la taza haciendo una paja... Mejor os cuento cómo fue.

Dora y su marido Lucas estaban follando. Nicolás, que vivía con ellos, estaba en su cama escuchando los gemidos de su hermana y no podía dormir. Se fue al inodoro a orinar, los gemidos de su hermana se seguían oyendo, la polla se le empezó a poner dura y acabó sentado en la taza masturbándose.

El marido de Dora la dejara a medias y en bata de casa fue al inodoro a desahogarse. Al llegar al inodoro vio a su hermano con su tremenda tranca en la mano, dejó caer la bata, y en pelotas y sin decir palabra, se sentó encima de aquella maravilla. Nicolás le agarró las tetas... Estaban los dos tan cachondos que al llegar la tranca al fondo de su coño y mover Dora el culo alrededor se corrieron cómo demonios. Al volver a la habitación, le dijo Lucas.

-Me sabe mal haberte dejado con la miel en la boca. ¿Quieres que te la coma?

Dora sintiendo la leche de su hermano salir de su coño, le respondió:

-Aún tengo parte de tu leche en el coño, cariño.

-¿Quieres o no quieres?

-Come, come.

Comió y se volvió a correr cómo una cerda.

Unos días después estaban sentadas a la mesa de un bar tomando unas cervezas Estrella Galicia y picando unas bolsas de patatas fritas Lays a punto de sal Dora y tres de sus amigas: Laura, Rosa y Nuria, de 25, 23 y 26 años, casadas y sin hijos. Las tres eran bonitas y lo tenían todo muy bien puesto. Laura, apodada la Calentorra, que era muy morena, le decía a Dora:

-Eres una loca, Lagarta. Una hermana no folla con su hermano.

-Loca tú que follaste con tu suegro, Calentorra.

Ya no le volvería a llamar loca. Le preguntó:

-¿Qué coño le ves a tu hermano? No es guapo, no es alto y...

-Y tiene una polla que acomplejaría al mismísimo Nacho Vidal.

Nuria, la Roja, que era la pelirroja de grupo, le dijo:

-Ya no será la cosa para tanto.

-Es para más.

Rosa, apodada la Curiosa, se apresuró a decir:

-Me gustaría ver esa maravilla.

Dora ya las tenía donde quería, les dijo:

-Se me acaba de ocurrir una idea cojonuda.

-Habla -le dijo la Curiosa.

-La cosa iría así...

Tres días después, por la tarde, Rosa, la Curiosa, empotró a Nicolás contra la pared de la habitación de matrimonio de su casa y le comió la boca, luego le bajó la cremallera del pantalón y sacó su enorme verga. La chupó hasta ponerla dura, y después meneándola, le dijo:

-Es demasiado grande. Tengo que ser yo quien la maneje.

-Haz conmigo lo que quieras.

Lo que hizo fue desnudarlo y atar sus manos a los barrotes de la cabecera y sus pies a los de la de la cama. Una vez atado entraron en la habitación Dora, Laura y Nuria. Venían cubiertas con toallas. Nicolás no se creía lo que estaba viendo.

-¡Que coño es esto!

Su hermana, le dijo:

-Te vamos a follar las cuatro.

-¡Seréis cabronas!

Dora se acercó a la cama, le cogió su polla y comenzó a menearla y a mamarla. Las otras se quitaron las toallas. Nicolás vio los gordos pezones y las tetas medianas tirando a grandes con areolas rosadas, marrones, y casi negras de Laura, Nuria y Rosa, que luciendo sus coños peludos y meneando sus caderas se acercaron a la cama. Laura por un lado y Rosa por el otro le pusieron los pezones de sus tetas en los labios. Nicolás los rechazó girando la cabeza. Se besaron y se mamaron las tetas una a la otra. Rosa se puso al lado de Dora para ayudarle a mamar la verga, cosa que comenzó a hacer cuando Dora se quitó la toalla, luego mientras una lamía y chupaba los tremendos huevos la otra mamaba y masturbaba la verga, y viceversa.

Poco después Dora se subió encima de su hermano, dándole la espalda cogió la verga y la puso en la entrada de la vagina. Seis ojos estaban expectantes para ver cómo entraba aquel cipote en el coño. Lentamente entró la cabeza puntiaguda de aquella verga que parecía un misil... Después entraba un poquito, salía mojada y volvía a entrar. Lo mismo hacían en sus coños los dedos de Laura, Rosa y Nuria. Con toda la verga dentro del coño, les dijo a sus amigas:

-¡Hacerme algo, cabronas!

Laura le comió la boca y Rosa y Nuria le comieron las tetas mientras la verga empapada de jugos entraba y salía de su coño. Algo después ametralló la verga de su hermano con su coño hasta bañársela con los jugos de una inmensa corrida. Dora ahogó sus gemidos en la boca de Laura, que al ver cómo se corría le chupó la lengua con tanta fuerza que mismo parecía que se estaba corriendo ella.

Al acabar de correrse su hermana, Nicolás, les dijo:

-¡Soltarme, cabronas!

Dora le preguntó:

-¿No me habías dicho que querías follar con las cuatro?

-Pensé que lo decías en broma.

Lo soltaron. Laura, que era una morena, con tetazas y un culazo, subió encima de él, y le dijo:

-¿Tienes miedo a no dar la talla?

Nicolás, enrabietado, le dio la vuelta y le clavó la cabeza de la verga sin miramientos.

-¡Ayyyy!

Poniendo cara de sádico, le dijo:

-¿Te dolió, zorrona?

-Sí, cabrón.

-¡No haberte metido con quien no debías!

Laura le agarró el culo, tiró hacia ella y la polla entró hasta el fondo.

-Pero no dije que no me gustara.

Rosa y Nuria de pie al lado de la cama y esperando su turno seguían masturbándose y ya sus dedos chapoteaban al entrar en los coños. Se miraron y ya no se pudieron aguanta más. Rosa echándose boca arriba sobre la alfombra arrastró a Nuria con ella... Nuria en la posición del 69 le puso el coño en la boca y comió el de su amiga. Ni cinco minutos tardó Nuria en correrse en la boca de Rosa.

Acabara de correrse cuando oyeron a Laura decir:

-¡Me corro!

Nicolás se subió a la parra.

-¿Quién no daba la talla?

Rosa se puso en pie, se metió en cama, quitó a Nicolás de encima de Laura, lo montó y se clavó la cabeza de la verga en el coño. Sus ojos se cerraron, dijo: "¡Ay!", y deslizándose la verga por su coño engrasado se corrió con tanta fuerza que parecía una loca sufriendo un ataque epiléptico.

Dora había cogido una zapatilla de hombre de color gris con piso de goma del mismo color. Nicolás, al verla, dijo:

-¡No! ¡¡Eso no!!

Dora les dijo a sus amigas:

-Atarlo boca abajo, chicas.

Las tres mujeres se le echaron encima y Nicolás, a pesar de resistirse, de aquella manera, acabó con el culo a disposición de su hermana. Laura le pasó un dedo por la columna vertebral de abajo a arriba marcando un camino que después siguió su lengua. Nuria le levantó el culo, Rosa le cogió la polla y Dora le largó.

-¡Plassss, plassss, plassss, plassss!

-Se que te empalmabas cuando espiabas con la prima Luisa a la tía Manuela calentándole el culo al tío Pedro?

-¡Soltarme, putonas!

-¡¡Plassss, plassss!!

-Sé que después de mirar le pedías a la prima que te diera con su zapatilla y luego la follabas.

-¡¡Plasss, plassss, plassss, plassss, plassss, plassss, plassss!!

Nuria comenzó a ordeñar su tiesa verga. Laura fue a por su boca, Nicolás se la dio con entusiasmo. Un dedo de Rosa hizo estragos al entrar en su culo, la lengua de Laura en su boca y la mano de Nuria en su verga. Jadeaba cómo un perro cuando le cayeron más zapatillazos.

-¡Plassss, plassssss, plasssss, plassss!

Se corrió y salió de la verga tal cantidad de leche que mismo parecía que se corriera un toro. Tanta salió que a Nuria le caía por la comisura de los labios, ya que no daba tragado.

La verga no se bajaba. Las mujeres estaban cada vez más cachondas. Dora le dio la vuelta, le puse el coño en la boca, le agarró los pelos con las dos manos, y le dijo:

-Come mi coño, si no lo comes te arranco la cabellera.

Dora puso el coño en la boca de su hermano y este sacó la lengua. Rosa subió encima de Nicolás y fue metiendo el cipote poco a poco mientras magreaba las tetas de Dora. Nuria y Laura se besaron y comenzaron a darse el lote. Dora mirando cómo Nuria se agachaba delante de Laura y le comía el coño, movió su culo de atrás hacia delante y de delante hacia atrás... Nicolás no se movía, dejaba que Rosa lo follara. Rosa estaba tan cachonda que en el momento que acelerase se corría cómo una cerda... Poco después sintiendo los gemidos pre orgasmo de Dora, Rosa, aceleró el mete y saca y se corrió ella cómo una cerda, se corrió Nicolás dentro de su coño y se corrió Dora en la boca de su hermano.

Al acabar, Nicolás, miró para Laura, que estaba a punto de correrse, y dijo:

-Sois más putas que las gallinas.

Dora le dijo a su hermano:

-¡Payaso! En tu vida te lo pasaste tan bien. Cuatro mujeres para ti solo.

Nicolás le preguntó:

-¿A ti te gustaría que te follaran cuatro hombres, Lagarta?

-Es una de mis fantasías, Lagarto.

Dora.

Dora salía de la peluquería cuando se paró un auto a su lado. Un hombre maduro la cogió por detrás, le tapó la boca y la metió en el asiento trasero. El conductor arrancó y se alejaron de allí a toda pastilla. Rosa se revolvía y pataleaba, una voz desconocida le dijo:

-Deja de resistirte y de querer gritar o te tendré que atar y amordazar.

Le quitó la mano de la boca y Dora, sabiendo ya que lo del secuestro era una farsa, preguntó:

-¿Qué queréis?

-Dinero. Esto es un secuestro exprés, tan pronto cómo tu marido pague los 30.000 euros te soltamos.

Se volvió a revolver y acabó atada y amordazada.

Veinte minutos más tarde estaban en una casa rural apartada de las otras casas. Dora estaba en bragas y sujetador al lado de una cama ancha sentada en una silla atada de pies y manos. Entraron en la habitación el maduro y el conductor, un joven guaperas. Eran altos los dos, muy moreno el maduro y paliducho y rubio el guaperas. El maduro sacó una navaja del bolsillo, le cortó la mordaza, el sujetador entre teta y teta y las ataduras de los pies. Dora, nerviosa, y con las manos atadas a la espalda, vio y sintió cómo aquel hombre maduro le comía las tetas sin tocarlas con las manos, las comía con una maestría exquisita, tan exquisita que su coño se mojó. Luego le cortó las bragas por los lados dejando su coño al descubierto, El guaperas le puso la polla en los labios y el maduro le abrió las piernas y le comió el coño. Dora abrió la boca y dejó que la polla del guaperas entrara y saliera de ella. Al ratito sin poder evitarlo, se corrió. Con sus piernas temblando mamó la polla que tenía en la boca todo el tiempo que le duró la corrida. El guaperas se corrió en su boca y Dora se tragó su leche.

Al acabar de correrse entró en la habitación su hermano Nicolás y un joven que Dora conocía muy bien, era su primo Antonio. Le dijo a su hermano:

-¡Serás hijo de puta!

-Ojo por ojo y diente por diente.

Dora siguió representando su papel.

-No sabía que fueras tan vengativo.

-Lo soy. Vas a mamar cuatro pollas, nos vas a cabalgar sobre los cuatro, y después ya veremos.

-¡No!

-¡Sí!, y colabora si no quieres que te cruce la cara.

Dora se puso en pie, fue junto a su hermano, se dio la vuelta, y le dijo:

-Suéltame Nicolás, colaboraré.

Nicolás la soltó, después la cogió en un brazado y la echó sobre la cama. Dora vio cómo se desnudaban, vio sus pollas empalmadas, y dijo:

-¡La qué me espera!

El maduro subió encima de ella, metió su polla entre las tetas, las apretó y comenzó a follárselas, su hermano se la metió en el coño y Antonio y el guaperas le pusieron la polla en los labios. Dora cogió las pollas de su primo y del guaperas y las fue chupando por turnos. En su vida se había sentido tan bien. Estaba en la Gloria con la verga de su hermano entrando y saliendo de su coño, las manos del maduro magreando sus tetas, su polla follándolas y sintiendo en su boca la aguadilla de las pollas de su primo Antonio y del guaperas.

El primero en correrse fue el maduro y lo hizo sobre sus tetas, luego se corrieron en su cara su primo y el guaperas y después se corrió ella en la polla de su hermano, que se corrió en su vientre luego de quitarse de encima el maduro. Quedó echa una mierda.

Dora se limpió con una sabana. Los cuatro cabrones salieron de la cama, Nicolás se fue a la cocina y volvió con cuatro botellas de vino albariño y un abridor. Dora los miraba, tenían las pollas morcillonas colgando. Nicolás echando un trago a morro, le dijo:

-¿Quieres, Dora?

-¡No!

Fue a su lado, se sentó en el borde de la cama, y le dijo al oído.

-No sobre actúes que se van a dar cuenta de que lo teníamos preparado. A partir de ahora mandas tú, tal y cómo me dijiste.

Dora dijo en alto:

-Está bien, beberé y que sea lo que Dios quiera.

Le dio la botella y Dora echó un trago largo.

-¿Y ahora qué?

-Ahora tú mandas...

Aún se hizo la remolona.

-Llévame a casa.

-No me dejaras acabar de hablar, tú mandas, haces o mandas que hagamos.

Cómo si no lo supiera, dijo poniendo cara de sorprendida:

-¡¿Seré vuestra jefa?!

-Sí, y haremos lo que tú quisieras. Por 30.000 euros te mereces un buen servicio.

-¡¿Lo que yo quiera?!

-Lo que tu quieras.

-Quiero que os masturbéis viendo cómo me masturbo. Quiero sentirme deseada.

-Pensé que por los 30.00 euros ibas a pedir algo mejor.

-Y lo voy a pedir, claro que sí, pero después, ahora quiero sentirme deseada.

Dora metió dos dedos dentro del coño y comenzó a masturbarse mirando cómo la meneaban. Su primo Antonio era el que tenía la polla más pequeña, unos quince centímetros, al maduro le medía un para de centímetros más, el guaperas andaba en los veinte y la polla de Nicolás medía veintiséis centímetros. Dora veía cómo las manos cerradas deslizándose por las pollas hacían que las pieles taparan y descubrieran los glandes... Veía sus cojones, de menor tamaño de su primo a los tremendos cojones de su hermano. Ellos veían cómo dos dedos entraban y salían mojados del coño de Dora y cómo la otra mano cogía los pezones de las tetas y cómo los dedos los apretaban.... El primero en correrse fue el guaperas. Soltó un chorro de leche que casi llega a la cama, luego fue el maduro, su primer chorro fue menos potente, el tercero fue su primo y el último su hermano que hizo una charca de leche en el suelo. A punto de correrse, le dijo Dora a su hermano:

-Ven y come mi coño, Nico.

Nicolás fue junto a su hermana, metió la cabeza entre sus piernas, lamió y vio lo encharcado que tenía el coño, Dora ya no lo dejó marchar, apretó su cabeza contra el coño, Nicolás le clavó la lengua en la vagina, Dora movió la pelvis de abajo a arriba y de arriba a abajo a toda mecha y en nada se corrió en la boca de su hermano jadeando cómo una perra.

Al acabar ce correrse Dora, Nicolás y los otros volvieron a coger las botellas y se mandaron unos buenos tragos. Después les dijo Dora:

-Venir los cuatro, echaos boca arriba sobre la cama y menearlas hasta ponerlas duras de nuevo.

Se pusieron uno al lado del otro sobre la cama. Dora, que había salido de la cama, cogió una de las botellas de albariño y le echó un generoso trago, después volvió a la cama, monto al primero de la izquierda, que era el guaperas. Lo folló al estilo destornillador, o sea, moviendo su culo alrededor al subir y bajar por la polla. Lo folló magreando sus tetas hasta que le llenó el coño de leche, luego montó al maduro y le dio un batido de coño que en poco tiempo lo dejó mirando para cuenca. Con el coño chorreando leche subió encima de su hermano y lo folló moviendo el culo de atrás hacia delante y de delante hacia atrás hasta que vio que estaba cerca, entonces le dijo a su primo:

-Métemela en el culo, Antonio.

Antonio no se lo pensó dos veces. La agarró por la cintura y se la clavó hasta el fondo... Al rato sintiendo la polla entrar y salir de su culo y la verga entrar y salir de su coño y hundiendo las tetas contra el pecho de su hermano, dijo:

-¡¡Jodeeer! ¡¡ Jodeeer!! ¡¡Jodeeer!!!

Y jodiendo se corrió cómo una cerda, y una cerda parecía cuando sacaron la polla y la verga de su culo y de su coño y salió la leche de ambos orificios.

Dora ya no pudo más, aquella tremenda corrida acabó con ella, y cómo era la que mandaba, se vistió y le mandó a su hermano que la dejara cerca de casa. Ya en casa, al verla su marido, la abrazó y la comió a besos.

-¡No sabes el miedo que pasé, amor mío!

-¡¿Por qué, Lucas?!

-Por si después de cobrar el rescate te hacían daño.

Dora, que pensaba que lo del secuestro era mentira, al percatarse de cómo la habían engañado su hermano y su primo, exclamó:

-¡Hijos de puta!

Lucas la abrazó aún con más fuerza, y le dijo:

-Ya pasó, cariño, ya pasó, lo importante es que estás bien.

Sí que estaba bien, bien jodida.

Quique.