Cuartos de Final I
Viendo un partido de futbol, conocí una pareja que me invito a ser parte de sus fantasias....
Por mi trabajo debo viajar mucho a visitar las empresas con las cuales tenemos convenios o contrataciones, el fin de mes de noviembre fue muy movido por que visite 3 ciudades en 6 días así que ya estaba agotado al visitar la última ciudad.
Por razones que no he de entender fui citado el fin de semana, un domingo 27 de noviembre del presente para liquidar un contrato pendiente que ya no tendría prorroga. Pero para mí desgracia la cita no se concretó así que tenía que esperar un día más para hacer la diligencia, en vista que ya nada podía hacer me dedique a buscar un lugar donde hospedarme y pasar la noche en una ciudad extraña, aunque había algo bueno ese día eran cuartos de final y jugaba mi equipo el Millos que ante el Nacional tenía que defender la casa. Después de alojarme Salí a buscar un lugar que en las ciudades del sur siempre hay; futbol en pantalla gigante de cualquier bar y así entre a uno de ellos, con una cerveza en la mano y la emoción del partido en la otra gritaba y afana los impulsos mientras los goles no entraban, solo hasta el segundo tiempo inicio el descuento y finalmente ganamos 2-1, mientras estaba en la escena de los mejores momentos se me acerco alguien que me dijo también era hincha de nuestro equipo y se había interesado en la emoción que le puse al partido. Ricardo era su nombre y lo invite a sentarse nos tomamos unas cuantas cervezas más y hablamos de lo poco o mucho que podrías contarle a un desconocido ya entrada la noche me comento que su esposa que estaba cerca saliendo del trabajo vendría para que continuáramos la velada, mientras seguía nuestra conversación en ires y venires de historias y chistes apareció una hermosa mujer que desde la entrada levanto la mano para saludar, mi compañero de hinchada levanto la mano también y la invito a la mesa, no podía creerlo era la mujer deseada por todos yo quede embobado no podía cerrar la boca, era delgada, pelo largo rubio, ojos claros, ella era todo delicadeza, estaba en un minivestido entallado verde claro de flores muy común en clima templado, zapatos altos de tacón y un bolso en su mano izquierda, ella llego se sentó saludo a su esposo efusivamente y nos presentaron, Hola soy Ana, mucho gusto Juan Diego fue lo único que pude decir.
Mientras salía de la impresión de verla, ellos dos se daban amores, se comentaban las anécdotas del día y pendientes por hacer. Ella se pidió al igual que nosotros una cerveza que según decía le hacía mucha falta por el trajinado día en su oficina; Y así pasaron los minutos y horas sentados en una mesa, hablando riendo por cualquier cosa, arreglando el país a nuestro modo, ya con el calor de las cervezas y la buena música del bar decidimos bailar, el cortésmente me presto a su esposa para que iniciara el baile con la primera pieza bailable del lugar, y así nos hicimos al momento cordial sin ningún tipo de interés más allá de disfrutar la compañía y buena charla, y siguieron los bailes, las cervezas y la desinhibición comenzó a aflorar.
Mientras en uno de los tantos bailes bachata para mi gusto, pude arrimar un poco a aquella mujer y me sentí un poco excitado, así q me separe un poco para evitar el disgusto pero ella no me lo permitió es más sentí que con más candencia y sensualidad se movía, y así sin miramientos seguí bailando y sobando aquel cuerpo con mi entrepierna, duro y excitado como estaba, imagine era cosa de los tragos del momento y me permití no pensar en nada más.
Seguimos en la conversación y veía como Ricardo le colocaba la mano en las piernas a Ana y sobaba y subía un poco el vestido mientras le daba besos, mientras yo tomaba tragos largos de cerveza. Ellos salían y bailaban muy pegados con mucha sensualidad, ella con los brazos rodeando su cuello y el alrededor de su cintura, cuando volvieron yo le decía que envidia que bailaran así, él correspondió mi comentario con una mirada y una palmada en mi hombro diciendo por mí no hay problema disfrute de mi esposa que a ella le gusta bailar mucho, y así sonó un vallenato y sin más salimos a bailar, pude pegarme a ella rodear su cintura con mis dos brazos.
Ella se me pego igual, pude sentir su respiración, sus senos en mi pecho y sus brazos en mi cuello, pego su mejilla junto a la mia y seguimos el ritmo de la música, mientras estábamos en esas yo baje un poco mis manos y pude sentir el filo de su ropa íntima, un hilo dental que recorrí con mis manos mientras se perdían en su culo, no me pude aguantar las ganas y baje un poco más mi mano derecha y ella se pegó más a mí y dio un pequeño suspiro, acerco más su mejilla y recorrió con sus labios los míos mientras pasaba su mejilla al otro lado de mi cara, mientras acariciaba una de sus nalgas a través de su vestido recordé que no estábamos solos y que desde la mesa nos observaban y sin disimularlo, me acerque a su cuello y lo bese, ella dio un giro bajo sus brazos a mis hombros y se me acerco un poco intimidante y unió sus labios con los míos, nos besamos con ternura al inicio y luego con pasión, porque ambos imaginábamos a su esposo viéndonos y así sin abrir los ojos continuamos hasta terminada la pista. Nos separamos ella me tomo de la mano y nos acercamos a la mesa, ella para ese instante se sentó en medio de los dos, y mientras besaba a su esposo no soltaba mi mano, con mi otra mano toque su piernas y ellas las abrió un poco y pude ver su tanga clara en medio de la oscuridad del bar, acerque mi mano y le toque su sexo húmedo, cálido, que hacia un delicioso bulto en medio de sus piernas, se soltó de su esposo se acercó a mí y me dio un beso largo y apasionado.
Decidimos salir del lugar y los invite a mi habitación en el hotel, aceptaron gustosos, compramos una botella de licor para seguir la noche, nos fuimos los tres, ella nos llevaba de la mano, subimos a la habitación, entramos y los dos nos sentamos en la cama, mientras yo destapaba el licor , servía las copas, Ana encendía el televisor buscando algo de música, salió un reggaetón y ella muy sensual nos hacia un baile mientras volvía a la cama, a través de la luz del televisor se podía ver como su vestido se trasparentaba y dejaba ver su delicioso sexo escondido en su tanga. Ricardo la invito a sentarse en sus piernas. Ella accedió y así los tres brindamos por el inicio de un increíble encuentro.