Cuarta vez con mi hermano (en la ducha)

Una tarde tomando café con mi prima acabó siendo una sesión de sexo con mi hermano debajo de su ducha.

Y continúa la historia con mi hermano.

Mi prima Helena y yo nos encontrábamos en mi casa, en la cocina tomando un café y charlando de nuestras cosas cuando David apareció de repente con uno de sus amigos, a coger agua tras venir de hacer deporte en la cancha de futbol que había cerca de nuestra casa, por desgracia no pude evitar fijarme en el cuerpo de David sudado, con la camiseta pegada a ese torso que tantas veces me había comido a besos, sobre el que había dormido, llorado e incluso me había apoyado mientras follábamos salvajemente. Mi prima se percató de lo ocurrido, sin embargo creyó que miraba al amigo de mi hermano, por suerte, y cuando salieron del cuarto despidiéndose me dijo:

-         Prima, casi te lo comes con la mirada jaja

-         Eh, ¿qué?- es lo único que atiné a decir – no se de que estas hablando

-         Ya ya, disimula ahora, si te lo comías con los ojos, y verdaderamente no te culpo era guapo – contestó, entonces ambas nos pusimos a reír como cuando éramos dos adolescentes inocentes.

Helena se fue una media ora mas tarde, dejándome sola con la imagen de mi hermano en la cabeza, empezando a estar muy mojada, esperando la hora en que mi hermano dejara al idiota de su amigo y volviera a casa, esperé como unas dos horas frente al ordenador, mirando los apuntes que mi profesor de historia nos había enviado para el examen del viernes siguiente y caí rendida, dormida en el sofá, todavía con el ordenador portátil encendido sobre la mesita de café.

Me desperté con David a mi lado, parecía que acababa de llegar, todavía sudando por el futbol.

-         Ya era hora – le dije enfadada – te he estado esperando toda la tarde

-         Vamos, sólo estaba pasándolo bien con mis amigos no te enfades por que haya tardado – y diciendo esto me besó, me cogió en brazos y me subió al piso de arriba.

-         Voy a la ducha – dijo - ¿quieres meterte con migo o me esperas aquí?

Me abalance sobre el, empujándolo hacia el cuarto de baño al tiempo que el agua caliente bajaba por el chorro de la ducha, nuestros labios se devoraban y nuestras manos iban deshaciéndose de la poca y fina ropa que llevábamos esa tarde debido al calor, nos metimos en la ducha, bajo el grifo, y dejemos que el agua caliente recorriera nuestros cuerpos mientras nos besábamos sin descanso, le salte encima, agarré mis piernas a su espalda y me amarré a el como nunca lo había hecho, me sujeto por las nalgas y apoyándome sobre la fría pared de baldosas azules de su cuarto de baño siguió besándome, recorriendo con su lengua cada parte de mi, haciendo que le pidiera a gritos que me lo hiciera ahí mismo, sin ni siquiera llegar a la cama, sin importarme que nuestros padres pudieran llegar, y entonces empezó el baile, se metió en mi interior haciéndome soltar gemidos y gritos como de costumbre, mientras apretaba sus labios junto a los míos, rozando su pelo mojado con los dedos, mientras pasaba la lengua por su cuello y el lóbulo de sus orejas, oyéndolo a el gemir, poniéndome cada vez mas cachonda si es que la situación lo permitía cada vez mas. Entonces terminemos, como de costumbre juntos, entre besos abrazos y caricias, salimos de la ducha, nos envolvimos en las toallas y oímos la puerta del piso, David fue rápido y paso el pestillo de la puerta del baño mientras con el dedo en la comisura de sus labios me hacía señas de que estuviera callada.

-         ¿David? – oí gritar a mi madre desde el piso de abajo

-         ¿Sí mamá? – contestó el a mi lado – estoy dándome una ducha ahora salgo

-         ¿Has visto a Andrea? – volvió a preguntar mi madre

-         Sí, salió hace un rato con la prima Helena a dar una vuelta – contestó mientras le echaba una mirada cómplice.

-         Vale cariño – contestó mi madre – voy yo a meterme también ahora en la ducha

Me apresure en vestirme y en salir por la puerta de la habitación de mi hermano en cuanto oí a mi madre meterse en la ducha. Bajé sigilosa las escaleras con mis sandalias en la mano para no hacer ruido, me puse las sandalias abrí la puerta y la cerré, haciendo ruido con las llaves como si las dejara en el cuenco de al lado de la puerta.

  • ¿ Hay alguien en casa?