Cuarentena con mi padre (III)

Tercera parte de la serie de relatos sobre como pasan la cuarentena un hijo con su padre en casa.

Recordaros que es necesario leer antes las otras dos partes para entender bien la historia. Agradeceros a todos los que la estáis disfrutando y cualquier cosa, me contactais, sobre todo me gustaría leer opiniones o contactar con aquellos que hayan tenido experiencias similares a estas (aunque no sé como se contacta por aquí).

Habrá más partes a lo largo de estos días... la cuarentena puede dar para mucho ;) ¡A disfrutar!

--------------------------------------------

[18:00pm] Con el corazón a mil iba a calentar a mi padre. Necesitaba volver a tocar ese rabo aunque fuese una vez más. Quería ver como era una corrida de mi padre. Quería repetir lo mismo que pasó anoche. Así que fuí al lío.

En casa teníamos la calefacción puesta y la verdad que nunca hace nada de frío con ella, vamos, que puedes ir por la casa sin camiseta que helarte no lo ibas a hacer. Me quité la camiseta, el pantalón y me quedé en calzoncillos. Dios, jamás pensé que fuese a hacer esto, con lo tímido que soy. Salgo y me voy a la cocina, con suerte mi padre estará en el salón viendo la televisión, leyendo o cualquier otra cosa (ojalá haciéndose una paja y todo sería más fácil). Y allí estaba, viendo los tantos programas que estos días echan en TV sobre información del virus, eso sí, vestido. Mierda, pensé, pero bueno, era mi turno. Al pasar en slips hacia la cocina, mi padre puso una cara como de asombro… no estaba acostumbrado a que su único hijo, al que le daba mucho pudor estas cosas, se pasase por allí así.

  • Papá, ¿quieres algo de beber? Me iba a pillar una coca cola y unas patatas.
  • E..eh… sí, vale venga. Tengo una cerve guardada arriba en el frigo, traemela.

Bien, se va a beber una cerveza. Cojo las cosas y las traigo al comedor. Me siento a su lado en el sofá.

  • ¿Quieres que veamos una peli? Que estaba cansado de estar metido en la habita…
  • Qué peli - su tono era un poco cortante.
  • No sé, ponemos el Netflix y ya vemos, va venga, que nunca vemos na juntos y así dejas de ver eso ya, que nos va a volver más locos aún.
  • Bueno… venga vale, pero elige tú, que tienes mejor gusto para estas cosas.

Era mi momento, ahora yo era el que se estaba interesando por hacer cosas con mi padre. Pero si se pensaba que mi idea era ver una peli sin más, estaba equivocado. La verdad es que no me apetecía pensar en qué película poner, así que la primera que vi que me pareció llamativa, la puse.

Teníamos dos sillones, pero yo quería estar en el mismo que estaba él.

  • ¿Estás cómodo papá?
  • Si.
  • Vaaale.

La primera media hora de película fue imposible concentrarme. A veces le miraba de reojo y le veía concentrado, o eso aparentaba. Joder, como no empiece a dar el paso, aquí no va a pasar nada. Pero parecía que me había leído la mente o algo, porque el que dió el paso fue él. Se quitó la camiseta quedando al descubierto su pecho desnudo. Aproveché la ocasión, que se me había puesto más fácil.

  • Quédate como yo, más cómodos, que hace un poco de calor.
  • ...es que no llevo calzones, y como me los quite me quedo en bolas Juan.
  • No pasa na, pues en bolas nos quedamos - pensaba que me iba a dar un infarto con lo que acababa de decir.
  • ...eh…
  • Eso lo hicimos una vez en casa de unos amigos y fue molón (mentira).
  • Bueno... venga vale…

Acto seguido, me dispuse a quitarme los slips que llevaba bajo la atenta mirada de mi padre, que con su cara de circunstancia, ahora no me quitaba el ojo de encima. Tengo que decir, que al contrario de mi padre, aunque empalmados nos midiese más o menos parecido, yo no lo tengo de carne, así que el mío en ese momento era bastante pequeño, fruto también pensé, de los nervios.

Cuando yo lo hice, mi padre también se despojó de su pantalón bajo mi atenta mirada. Pude volver a ver ese rabazo en calma, largo y con sus huevazos, más caídos que ayer, parecían. Se levantó y me dijo que le dejase la ropa, que la iba a dejar en la silla que había al otro lado. Ahí pude ver su culo también. Para sus 50 años, vaya macho de padre me había engendrado, la verdad. Todo esto pasaba mientras la película seguía su ritmo sin enterarme de nada, pero me daba absolutamente igual. Estábamos los dos solos, desnudos, en el sofá, viendo una peli y con picoteo… así podría haberme conformado, pero no.

  • Mejor ahora, ¿no Juanito?
  • Ya ves papá. Más a gustos.
  • Rebobina un par de minutos que nos hemos perdido.

Pasaron como 15 minutos más desde entonces y empecé con el siguiente plan, que iba viento en popa. Mi rabo ahora mismo se había relajado algo y era un poquito más largo, pero comencé a sobármelo con la idea de que mi padre me mirase y me pusiese un poco morcillón.

Me lo tocaba y le miraba, sobre todo a su rabo, que seguía calmado y era precioso así. Así cada poco, pero él nada… hasta que vi que se puso la mano encima y empezó a sobarlo también. Así durante unos minutos que me parecieron una eternidad pero que los estaba gozando, que ni me enteraba ni me interesaba la peli ya, solo verle a él. Y se debió de dar cuenta.

  • Juanito… ¿te está gustando la peli?
  • No, la verdad…
  • A mi tampoco. No me entero de na.
  • La quito entonces, espera.

Fui a coger el mando, pero su brazo me lo impidió.

  • Tranqui hijo, déjala puesta mientras…

Se acercó a mi hasta el punto de pegarse muslo con muslo. Me miró, sonrió y su mano fue a posar a mi pierna.

  • Me he dado cuenta que no me apartabas la mirada… sobre todo a mi rabo Juanito. Te gusta o qué.
  • S..si.. bueno, no sé… (pufff) es que es muy grande y nunca había visto nada así en persona…
  • No pasa naaa hijo. Es normal sentir cierta curiosidad por el rabo de otro hombre. Cuando estoy en el vestuario me he fijado en el de otro y viceversa, que te sueles dar cuenta.
  • Pues eso me está pasando....

No pude contenerme las ganas. Acerqué mi mano al rabo de mi padre y se lo agarré. Tuve miedo por unos segundos por si se apartaba, me decía algo o todo esto se iba al traste, pero no. No tuvo reacción, su cara fue de relajación mirando hacía donde estaba mi mano. Era justo la señal que necesitaba.

Empecé con un movimiento de arriba a abajo muy suave. Ambos teníamos la mirada fija en el mismo punto y su mano seguía en mi pierna. Notaba como cada segundo eso empezaba a crecer, tanto, que al minuto ya la tenía dura completamente. Pufff, aquello volvía a ser espectacular verlo. Seguí con mi movimiento, un poco más intenso… vamos, le estaba haciendo una paja a mi propio padre y él parecía estar disfrutándolo por su cara de gusto.

  • Ufff... – mi padre suspiró - como sigas así, vamos a tener un problema…
  • ¿Te gusta?
  • Veo que te haces buenas pajas - dijo mi padre de cachondeo, cosa que a mi me puso más burro aún.
  • ¡Papaaaaa!
  • Quee, no es malo coño… mira, dime si yo también sé hacerlas.

Me cogió mi rabo, totalmente empalmado y con el precum saliendo, cosa que a mi padre le vino de sorpresa.

  • Ostia, pero si ya estás mojado y todo.
  • Si… en eso te gano al menos - dije desafiante.
  • Mm.. ya veo. A mi me tarda más.

Estaba en la puta gloria. Nos estábamos haciendo un pajote con las manos del otro en el rabo de cada uno. No había ralladas en ese momento, e incluso pensé que era de lo más normal. No estábamos haciendo nada mal, solo disfrutar, cosa que en estos tiempos siempre vienen bien.

  • Joder hijo, si que sueltas precum.
  • Lo siento papá…
  • No no, al contrario. Mejor… mira - cogió un poco de precum, y se lo llevó a la boca. Aquello me acababa de volver loco y ponerme a mil.
  • E..eh..
  • ¿Nunca la has probado o qué Juan?
  • No… me da un poco de asquete…
  • Andaa, qué dices… Pruébala y me dices - cogió de nuevo otro poco con su dedo y lo llevo hacia mi boca.

Tenía el dedo de mi padre rozando mis labios con mi propio precum. Dudé unos segundos pero abrí la boca hacia delante y lamí bien ese dedo. Lo hice como si fuese un puñetero calippo y no lo solté. Mi padre tampoco hizo señas de querer dejar de hacerlo.

  • Ju..ani… to… - lo dijo mientras yo seguía chupando su dedo y acelerando esa paja. Ahora empecé a notar un pequeño precum en él. Solté su dedo de mi boca.
  • Papá, ya te está saliendo precum.
  • ¿Te ha gustado el tuyo?
  • Bueno… sin más la verdad - me había encantado en verdad, aunque eso sí, bastante amargo.
  • Pues prueba el mio y a ver la diferencia.

E hizo el mismo gesto que antes y yo lo mismo, pero esta vez me saqué rápido el dedo de mi boca ya que puso tan a tope que casi me corro, aunque no quería parar eso tan pronto.

  • ¿N.. no te ha gustado? - dijo con cara de sorprendido.
  • Mucho papá. El tuyo estaba menos amargo. Eso si, casi me corro...
  • Correte y así veo tu corrida a ver si es como la mía jeje

Mi padre también me estaba haciendo una paja brutal. Iba a ver como soltaba leche y él como le salía a su hijo.

Siempre suelo echarme un poco de saliva, pero esta vez estaba tan mojada, que no hacía falta.

Llegó el momento culmen. Empezaron a salir varios trallazos de leche de mi rabo como nunca antes habían salido. Llegaron hasta mi cuello.

JODER - fue nuestra expresión a la vez.

Como si estuviese cronometrado, cuando terminó de salir todo de mí, justo lo hizo la de mi padre. Su corrida fue brutal, como la mía. Leche muy espesa y caliente.

  • Pa...pa...papá… uf, vaya…
  • Si es que has salido como a mi Juanito - cogió un poco de mi semen con el dedo que había caído en mi tripa, lo llevó hasta sus labios y se acercó a mi boca y me dió un beso.

Labio con labio, sin lengua. Pasándome ese semen a los míos. Como un beso inocente, de padre a hijo, cariñoso. Ya me estaban entrando los siete males por lo que acababa de pasar pero ese gesto, me relajó.

Se levantó hacia el baño para limpiarse. Yo seguía ahí tirado pero enseguida seguí sus pasos.

  • Me voy a duchar directamente, ¿te unes? - lo dijo con una sonrisa que me pareció angelical.
  • Voy.

Y así, desnudos, con nuestros semen pegados al cuerpo, entramos a la ducha.

--- Fin de la tercera parte del relato ---