Cuarentena con mi padre (I)

Una serie de relatos sobre como pasan la cuarentena un hijo con su padre en casa.

Esta es una serie de relatos que os dejo a vuestro imaginación si es real o fantasía. Espero que os guste.

Me presento. Me llamo Juan y soy un chaval de 19 años. Universitario, 1,79 cm, complexión delgada pero fibrada, moreno y con algo de barba. ¿Podría considerarme peludo? bueno, comparado con mi padre no tanto (que luego os lo presentaré). Después de estos días, no sabría qué etiqueta ponerme, así que vamos a dejarlo en… “disfrutar de la otra persona”.

Vivo con mis padres desde siempre en Madrid. Mi madre trabaja en un supermercado y mi padre de entrenador de natación de una cadena de gimnasios.

Esto de la cuarentena, como a todos, nos ha pillado de imprevisto y ya os podéis imaginar lo que ha podido pasar. Mi madre le toca ir varias veces en semana a currar y sin parar al super y a mi padre le hicieron un ERTE a los pocos días… A mi, al estar en la universidad, me suspendieron las clases. Por lo tanto, los que estamos encerrados en casa todos los días somos mi padre y yo. No tenemos perro para bajar y como mi madre curra en el super, no hace falta que vayamos tampoco...

Yo no puedo decir que esté 100% aburrido en casa, ya que tengo tareas y trabajos que nos han mandado mientras por el portal virtual de la universidad, aparte de otros menesteres como jugar, videollamadas y demás. Pero mi padre, sí que lo está llevando un poco peor, ya que no hay piscina y el único ejercicio físico que puede hacer en casa es con unas mancuernas y ejercicios con su propio cuerpo. Mi padre tiene 50 años, pero aparenta que tiene 6 o 7 menos gracias a su físico bien cuidado, al igual que mi madre. Además, gracias a la natación tiene tremenda espalda que con sus 1,90 cm de alto aparenta ser más espectacular aún. Es mucho más peludo que yo y moreno.

No me considero un tío que en su día a día sea un follador nato ni tenga muchas novias o rollos (la última vez que follé fue a mediados de febrero y da gracias), así que mi vida sexual se puede resumir, cuando da, a pajas. No soy un tío feo, lo que pasa que bueno, unos prefieren estar todo el día follando y yo en mi caso, lo he gastado en hacer otras cosas…

La cosa cambia estando encerrado en casa y cuando a la única persona física que ves la mayor parte del día es a tu padre. Cuando digo física, es incluso en bolas, pero no adelantemos hechos todavía…

Con mis padres en general tengo una relación normal, no soy un hijo que les cuente todo ni tenga esa relación de confianza como para decirles que esta noche he quedado con una chica para “el tema”, vamos, esa relación íntima en esos aspectos. Pero eso empieza a cambiar un poco con mi padre después de un par de días… se empieza a interesar en general en ciertos temas que no solemos hablar nunca. Sobre todo a la hora de la comida o por las mañanas. Una vez que viene mi madre a partir de las 20:00h, digamos que es cuando empieza “mi libertad”. No en el sentido malo, sino en que ya mi padre y yo estamos con mi madre a partir de esa hora, cenamos los 3 juntos, puedo estar yo en mi cuarto más tranquilo solo, como por ejemplo, para hacerme una paja (que encerrados, el apetito sexual aumenta, no sé si lo habréis notado vosotros también).

El caso, que mi padre empieza a querer tener un trato más íntimo conmigo a la hora de hablar y para hacer cosas juntos como entrenar. Nunca le he visto desnudo completamente a excepción de algún campeonato de natación que hemos ido a verle en el que está, como el resto de sus compañeros, en speedos. El se solía depilar completamente siempre que tenía alguna competición, pero como desde septiembre no ha vuelto a ir a ninguna, pues se lo ha dejado crecer bastante, ya que para entrenar en el gym no le hace falta depilarse completamente (solo se recorta). Soy un poco tímido, en el sentido de que cuando me ducho no me gusta que me vea nadie desnudarme, me cierro la puerta o por ejemplo, no me gusta mirar tampoco mucho. Siempre he solido tener una pequeña intimidad en ese aspecto. Pero mi padre le da igual, será que él está acostumbrado a verse desnudo con el resto de tíos, que será algo más normal. Hasta aquí todo normal, se podría decir o eso creo.

Así que a los pocos días, me pasó algo curioso. [12:30pm] Salía yo de mi cuarto dirección a la cocina a coger un temtempié entre estudio y estudio. Abro la puerta de mi cuarto, salgo y veo por el pasillo a mi padre completamente desnudo que se iba a meter al baño. Era la primera vez que veía el culo a mi padre (y vaya culo) pero lo más fuerte para mi, era lo que iba a pasar segundos después…

(A mi padre le referiré con un +) (A mi con un -).

  • (Se gira mi padre) Eh Juan, dime que vas a la cocina.

Yo completamente frente a él, primera vez que le veía como Dios le trajo al mundo. La mirada se me fue inconscientemente (creo que normal) a sus partes íntimas. Unos segundos. Tiempo suficiente para poder grabar en mi cabeza su rabo y sobre todo, sus huevos . Todo proporcionado a como era él. No había visto nunca ningún rabo en persona a excepción de los tíos que se follan a las pivas en la peli porno, pero aquel que estaba viendo era el de mi jodido padre. Debían ser de esos que dicen de carne y los huevos, muy colgones con abundante pelo (se nota que no se había recortado ahí unas cuantas semanas).

  • Si… si papá. Iba a coger algo para picar… (Mirándole ya a la cara).

  • Ay, pues dime a ver si encuentras un bote de gel que hay guardado en la despensa, que se va a acabar el que tenemos y me lo traes, anda. (Y era verdad que se iba a acabar).

  • Vaaaale. Ahora lo busco.

Os parecerá exagerado, pero joder, me impresionó el ver eso. Simple curiosidad pensé una vez ya en la cocina. Noté que mi padre se había empezado a duchar ya por cómo corría el agua. Cogí los quicos, busque el bote de gel y vi como mi padre, tenía la puerta abierta del baño (como era normal). Me puse nervioso, joder. Estas situaciones de entrar en la intimidad del otro me ponían así. No me sentía cómodo. Pero bueno, había que hacerlo.

Entré y ahí estaba, duchándose bajo la alcachofa de la ducha, de frente a la puerta. Las mamparas eran transparentes.

Y otra vez, pude vislumbrar eso que le colgaba ahí.

  • (Abrió un poco la puerta de la ducha, sacó una mano dispuesto a coger el gel). Gracias Juanito.

  • Nada papá.

Y salí de allí escopetado. Mierda, parecia un puto crío. Pero la imagen de eso en directo, se me quedó grabado el resto del día...

¿Qué cojones Juan?

--- Fin de la primera parte del relato --

Estos días intentaré ser constante publicando, ya que serán bastantes partes. Comentad abajo que os ha parecido, sugerencias de comprensión, escritura y sobre todo, soy todo oídos a escuchar vuestras aventuras sobre estos temas. ¡Gracias!