Cuarentena con mi novio.... y su padre. Parte 3

Puede pasar que un juego se te vaya de las manos, y que todo se tenga en cuenta para pasar los dias que faltan.

Hugo y yo somos pareja hace ya un tiempo, la base de nuestra relación es la confianza, nos contamos todo, así que sabía de sobra que no me iba a molestar por no contármelo pero que no le daría la mayor importancia. No era la primera vez que me compartía, aunque si era la primera vez que yo no sabía que era compartido.

-          Por favor cariño, no te cabrees conmigo. Has disfrutado. – dijo Hugo preocupado por mi silencio, solamente tenía que asimilar que me había follado mi suegro.

Por lo que di a barra de espacio del ordenador para detener el video, me gire hacia Hugo, le mire a los ojos, en ellos notaba la preocupación, sabia de mi carácter y temía que saliese estando en casa de su padre.

-          Hugo cariño, habérmelo dicho, las cosas de hablan y ya vemos si se hacen- dije tranquilizándolo

-          Theo, ¿por qué crees que discutía con mi padre?

-          De verdad Theo me calentaste tanto en la piscina que aunque te preñe, tenía ganas de más, ya sabes por donde voy. Luego te fuiste a la ducha y  mi padre vio todo lo que estaba preparando para ti en la habitación y me lo propuso, deje la puerta abierta a propósito para que nos viese follar, no es la primera vez que nos ve, pero si la primera vez que ve como es el sexo que le gusta a su hijo y a su novio.

Sin decir nada me quede mirando a Hugo a los ojos, y empecé a besarlo. Era un beso delicado sabía que estaba rayado por lo que había pasado y porque yo lo supiese.

-          Veamos el polvo que me ha echado mi suegro – dije separándome de Hugo mientras me volvía a acomodar en su barriga cerca de su rabo, mientras el me acariciaba la cabeza, yo aprovechaba y le olía los pelos del rabo.

-          Que susto me has dado cabron – dijo Hugo ya con más humor y ganas de jugar dándome un azote en el culete – antes te lo preño mi padre, pero ahora cuando veamos esto te lo preñare yo.

-          Estoy deseando machote – le dije y le di a la barra espaciadora del teclado para que el video se reanudara.

El video empezó y veía como entro el padre, entraba ya con el rabo a tope, se estaba pajeando en la puerta – como no lo vi, pensé -. Vi cómo era la polla de mi suegro, si era más gorda que la de Hugo y algo más grande unos 20/21 cm. Se escupió un buen lapo en la mano se lo untó en su polla la dura y venosa y veía como me retorcía mientras me la metía cm a cm.

El ambiente se empezó a caldear, otra vez esa tensión, esa mirada, y esas ganas de comerme y de follarme, tantas como yo de ser follado por él. Note como el rabo de mi macho se iba poniendo duro, y empecé a jugar con mi lengua y su liquido pre seminal.

Estaba absorto en mi mundo disfrutando del rabo, cuando la voz de Hugo me hace salir de ahí:

-          Mira ahora le digo que te folle más fuerte que a ti te gusta así.

-          Ves cómo te folla – dijo Hugo – ahora es cuando se corre mira, mira como bufa, parece un toro.

-          En eso has salido a el cariño.- dije riéndome.

En ese momento yo ya estaba muy caliente y con ganas de vengarme de Hugo, pero esa venganza es algo que disfruta más que otra cosa. Sentía mi culito ardiendo y sabía que necesitaba por lo que, empuje a Hugo para quedase a mi disposición.

-          Te vas a follar tú el rabo de tu macho, perrete – dijo Hugo mientras sintió que me lo clave entero- ahhh – gemía cada vez que mi culo medio sacaba su rabo y me lo volvía a meter entero de golpe.

Así estuvimos disfrutando de nuestro juego un buen rabo hasta que me tumbo a mí en la cama quedando debajo de él.

-          Ponte bocabajo y levanta el culito tragón – dijo Hugo, mientras yo ya estaba con el culo en pompa para recibir su rabo. Pero lo que recibí fue un lapo.

-          Ahhhh, ahhhhh, ahhhh – Solo podía gemir al notar como Hugo se había hundido entero en mí.

Y empezó su frenético ritmo de embestidas. Lo mismo me partía y me reventaba mientas me escupía, que me hacia el amor de la mejor forma posible. Estábamos reventados otra vez, pero Hugo quería seguir jugando y mirándome me dijo:

-          Perrete tengo los sobacos sudados, lámelos y que veras la preñada que luego te va a esperar.

Dicho y hecho, estaba con la cabeza en los sobacos mientras él me la apretaba para que los oliera y los lamiera con más fuerza, lengüetazo a lengüetazo, a veces me cogía la cara para que lo mirase y escupirme un lapo lleno de vicio antes de volver a sus sobacos.

Cuando ya vio que los tenia limpio me dijo que me tumbase y me abriese de patas, Hugo coloco la punta de su rabo duro en la entrada de mi ojete, de un golpe de cadera la metió entera, estaba dilatado, ya no dolía, me encantaba, y sabia que necesitaba volverme loco. Por lo que los labios de Hugo se abalanzaron a mis pezones haciéndome gemir y calentarme mientras disfrutaba de su rabo fallándome salvajemente el ojete.

-          Perrete, ¿quieres leche? – dijo Hugo entre bufidos que hacían que yo gimiese mas

-          Si cabron, préñame.

-          Que cerdo eres cabron, te ha puesto cerdo que te haya preñado mi padre, ahora tendrás lefa de un padre y un hijo – dijo metiéndome hasta el último mm de su polla en mi culo. Ensartándome mientras yo solo gemía.

-          No pongas esa cara que me corro, me puedes, - estaba con los ojos cerrados mordiéndome el labio mientras tiraba levemente la cabeza para atrás – te preño cabron.

No paraba de embestirme fuerte, mi culo estaba notando los trallazos de lefa que me estaba dando mi macho.

-          Que gusto me das Theo, no sabes la suerte que tengo de tenerte, ¿quieres limpiármela?

-          Encantado machote – dije y me metí todo el rabo en la boca, tenía que dejarlo limpio de lefa.

Cuando ya termine de limpiarlo yo seguía pajeándome en el suelo a los pies de mi macho.

-          Ábrete de piernas así como estas – quede sentado abierto de piernas mientras metía su dedo gordo del pie en mi ojete…. Me estaba follando el culo también con el pie.

ME hizo un gesto y le mire, me escupió y me dijo que quería la leche de su perro ya en su rabo. Eso me calentó a más no poder, me puse de pie sacando el dedo gordo del pie de mi macho de mi ojete y me corrí en su rabo. Convulsione, me temblaban las piernas, pero todavía me quedaba algo por hacer. Volver a limpiar el estropicio de lefa espesa que deje en el rabo de Hugo.

Una vez estaba Hugo limpio me miro, me beso y me dio las gracias mientras nos metíamos en la cama a dormir, mañana seria otro día. Y tenía que poner en pie mi venganza.