Cuarentena con mi hija 1

-Hija, esto está mal.-Le dije, mirándola a los ojos mientras aún seguía acariciándo su hinchado clítoris. -Papi....lo que está mal es que me tengas así y aún no me estés follando como un animal.

La cuarentena nos pilló a mi hija y a mi en casa, en Alicante, mientras que a mi mujer le había pillado en Madrid. Por su bien, le dijimos que se quedara ahí: los dos estábamos pendientes de hacernos la prueba por un contacto con un positivo y, aunque estábamos perfectos, teníamos que esperar para asegurarnos de que estábamos libres del bicho.

  • Papá, termina de recoger tu la mesa, que voy a darme una ducha rápida.

Llevábamos ya 5 días sin salir de casa, y la convivencia empezaba a hacerse dura. Sobre todo, teniendo en cuenta que mi hija no estaba atravesando precisamente su mejor edad: con 18 años era muy difícil tratar con ella.

Hablando de la edad...no os podéis hacer una idea de cómo me la ponía de dura verla por casa en tanga. Tenía un cuerpazo de infarto, lo había heredado claramente de su madre, así que verla en verano con la poquita ropa...era un infierno. Yo aprovechaba los momentos en los que se encerraba en la habitación para cascarmela como un mono, para qué os voy a engañar. Me daba bastante vergüenza admitir que era el culo y las tetas de mi hija lo que me ponía cachondo, pero no podía luchar contra mi cuerpo y contra mi polla y su manía por ponerse dura solo con pensarla.

Ese día, después de que Laura saliera de la ducha, vimos una peli juntos. Era la única tradición que seguíamos manteniendo, los lunes veíamos una peli en familia por la noche. Así que aunque no estuviera mi mujer, la película era obligatoria.

  • Papá, ¿eliges tu la peli?

  • Pon una sin mirar, que no me apetece pensar en ninguna.

Cuando la vi aparecer por el salón...tuve que contenerme para no mirarla de arriba a abajo. Se había puesto un pantalón extremadamente corto, el cual dejaba poco a la imaginación, acompañado de una camisita de tirantes, con los pezones bien erguidos como adorno. Todo ello completo con una coleta bien prieta y con las gafas de estudiar.

  • Vale, a ver...-Ella cerró los ojos, bajó por la pantalla del netflix y paró en una al azar. Se colocó en el sofá, abrazada a mi, y le dimos al play. Resultó ser una peli de estas tontas para adolescentes, de líos de universitarios y demás. Todo iba muy bien hasta que apareció una escena subida de tono...una pelirroja, de la edad de mi hija todo sea dicho, se acostaba con su profesor en los baños de la universidad. Ambos se encerraban, y ella se arrodillaba sin que él le dijera nada a chuparle la polla.

Empecé a estar incómodo, porque noté cómo mi amigo se iba despertando, y mi hija estaba más cerca de lo que me habría gustado. De hecho, el tacto de su rodilla cerca de mi polla hacía que cada vez estuviera más cachondo, y que no pudiera evitar mi reacción.

La película acabó, y mi hija me dio un beso y se fue a la cama sin comentar nada de lo que había notado. Pero yo estaba tan cachondo...que tenía que hacer algo. Esperé un par de minutos para levantarme una vez se fue mi hija y, después de coger mi usual botella de agua y un paquete de clinex, me fui a la habitación a pajearme hasta vaciarme, y acabar así con el dolor de huevos que cada vez era más notorio.

De camino a mi habitación estaba la de mi hija, la cual tenía la puerta entreabierta. Pasé por delante despacio, no a posta sino porque era como estaba acostumbrado a caminar. Escuché un sonido bajito...¿¡mi hija se estaba tocando!?

Aunque luché contra mis propios pensamientos...no podía dejar pasar esta oportunidad, así que dejé las cosas en la habitación y fui silenciosamente a la puerta de la habitación de mi hija. Miré despacio por la rendija y vi que estaba con los ojos cerrados, así que la abrí un pelín más para permitirme ver mejor.

Efectivamente se estaba tocando....y no podía creer lo que veían mis ojos. No estaba desnuda, sino que tenía sus preciosas tetazas sacadas por encima de la camiseta, y se había quitado los pantalones. Con una mano estaba frotando sobre su chochito, precioso, bien jugoso hasta donde se me permitía ver y sin un pelo. Con la otra mano iba alternando, tapándose la boca y pellizcándose los pezones a momentos intermitentes.

-Ahhhhh...-Otro gemido se escapó, y la vi cómo se mordía la mano para acallarse a sí misma. La velocidad de su mano aumentó, iba a correrse.-Mmmmm.....ahhhh....joder....-En cuánto vi cómo terminaba, huí a mi habitación a tocarme yo, aprovechando la deliciosa imagen que tenía en mi cabeza.

Me toqué pensando en mi hija. En como me la follaria. En como me pediría más polla. En comerle el chochito que tenía, lamerle los jugos y hacerla gritar como una guarra que era. No duré ni 2 minutos. Después de esto, me fui a dormir.

-Papá, ¿puedo dormir contigo? He tenido una pesadilla, y ya no puedo dormir.-No se qué hora sería, pero mi hija se metió a la cama conmigo y yo no puse objeción ninguna. Aunque en el momento en el que noté su culito prácticamente en mi polla...me pareció una idea horrible.

Me espabilé del todo, claro, y ya no era capaz de dormir. Estaba pendiente de cada mili movimiento que ella hacía...y empecé a notar cómo los movimientos cada vez se acentuaban más y más. No quise darle importancia y me hice el dormido, haciendo que ella dejara de moverse al poco rato. Pero cómo veréis...uno no es de piedra, y después de ya una hora y pico no pude evitar pasar a la acción.

Posé la mano suavemente en su tripa. ¿Qué estaba haciendo? No tenía ni idea. Era mi polla la que dirigía mi cuerpo, no yo. La acaricié despacio, notando su ombligo, lo suave de su piel....y rozando su pantaloncito con mi dedo meñique. Ella no se inmutaba, así que decidí subir ligeramente mi mano, por debajo de su camiseta. Cuando toqué el inicio de su teta paré, esperando si había respuesta por su parte. Ante la ausencia de esta, seguí subiendo hasta la gloria. Sus pezón erguido, excitado, aparecía entre mis dedos. Me puse durísimo solo con notar eso, pero cuando agarré su teta entera con la mano...fue otro extremo.

Ansioso de seguir palpando, saqué la mano de ahí y volví a bajarla a su ombligo, al principio de su pantaloncito. En ese momento tenía claro que debía estar completamente loco, pero no podía parar. Metí la punta de los dedos despacio por la gomilla del pantalón, tocando la suave tela de su tanga. Despacio, seguí bajando la mano, por fuera del tanga, llegando a la parte más caliente de su cuerpo. Desde fuera, su coño parecía el mayor manjar del mundo. La humedad traspasaba la tela, estaba hinchado y blandito.

-Joder.-Se me escapó entre dientes. El mínimo de cordura que me quedaba apareció, y saqué la mano corriendo de ahí antes de darme la vuelta. Dios, ¿qué había hecho?

Noté, en ese momento, como mi hija se giraba ligeramente, y quitaba sus pantaloncitos cortos. No estaba entendiendo nada, dios, ¿estaba despierta...?

-Sigue.-No podía creerlo. Me giré despacio y la vi, tenía los ojos abiertos, la boca entreabierta y me miraba con desesperacion.-Por favor, papi.

En ese momento me puse tan cachondo que mi polla comenzó a pensar por mí. Coloqué de nuevo mi mano con decisión en el inicio de su tanga, y comencé a acariciar otra vez la parte más sensible de su cuerpo desde ahí.

-Mmmm.-Seguía con los ojos cerrados, pero gemía suavemente ante mis caricias. Así, decidí que era momento de apartar la tela suavemente y tocar su carne directamente. Lo que me encontré ahí no me decepcionó, en absoluto. Un coño perfectamente depilado, empapado en sus fluidos, parecía que palpitaba esperando a ser tocado.

-Me vas a volver loco, hija.-Sin ejercer presión, recorrí toda la rajita con mis dedos. Dios, estaba tan mojada que uno de ellos se metió en su coño sin quererlo.-Estas humedita mi amor, dispuesta para mí.

No lo pensé mucho más y la giré con rudeza. Quité su camiseta del pijama y, teniendola completamente desnuda delante de mi, me coloqué encima para besar su cuello. Bajé mis besos a sus perfectos pechos, mientras ella gemía cada vez más. De los pechos, mi boca bajó despacio al ombligo, llegando al tesoro que tenía entre las piernas.

-Hija, esto está mal.-Le dije, mirándola a los ojos mientras aún seguía acariciándo su hinchado clítoris.

-Papi....lo que está mal es que me tengas así y aún no me estés follando como un animal.-Sus palabras me sacaron una sonrisa antes de empezar a chupar todo su coño.-Diosssss si papa....qué lengua tienes.

-¿Te gusta cariño?

-Me encanta papi, sigue.-Sus manos agarraron mi pelo, hundiendo más mi cabeza en su coño. Fui aumentando la velocidad, dando toquecitos más cortos y rápidos sobre su centro de placer.-Aaaaaaahhhhh joder, siiii....ahhhhhh, ¿te gusta el coño de tu niña papi? Quiero que me folles ahhhhhhhhhh papiiii.-Sus piernas empezaron a temblar, y después de un par de minutos, anunció que se iba a correr.-PAPIIII SIIII ME CORROOO AAHHHHHHH

-Siiiiiii llenale la boca a papi, dale de comer

-Aaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhh

Sus piernas se cerraron, y supe que era momento de dirigir como a mi me gustaba.

-Chúpamela, ahora. Te vas a comer la polla entera y quiero que le des placer, y como no lo hagas bien te azotaré hasta que aprendas.-La cogí del pelo y dirigí su boca a mi polla, que estaba dura como hacía mucho tiempo que no la veía. Ella accedió encantada, y comenzó a chupar con placer, metiéndosela hasta el fondo mientras me miraba a los ojos.-Joder, nena, sigue.

Al rato de estar chupándomela ella a su ritmo, agarré su cabeza y la bloquee.

-Ahora te voy a follar yo esa boquita de puta que tienes.

Nunca había experimentado tanto placer, su boca era un paraíso para mi glande, que ya avisaba con eyacular.

-Aaaaaaahhhh me voy a correr nena, quiero que te lo aaaahhh tragues todo ahhhh

Saqué la polal de su boca y con dureza me pajee en su cara. Ella, obediente, abrió la boca mientras me miraba con la mayor cara de guarra que había visto en la vida. Con semejante espectáculo, no tardé en correrme más de unos segundos. Toda la leche entró a su boca, y ella tragó encantada. Después, me chupó la polla para dejarla limpia y, sin decir nada más, se tumbó a mi lado con las piernas bien abiertas, esperando que la follara.

-Hoy no te la voy a meter, nena, quiero disfrutar de las primeras veces con mi putita mientras podamos. Queda mucho de cuarentena....quiero tenerte cada noche. Hoy has tenido suficiente.-Azoté una de sus tetas, me acerqué a darla un beso rápido y me tumbé sin darle más explicaciones.

No sabía yo que la cuarentena iba a ser tan buena....

Continuará...