Cuando tus esquemas cambian

Ya tenía mi short por debajo de las rodillas y su mano abriendo mis nalgas e intentando incrustar uno de sus dedos en mi culo

A mis recién cumplidos 18,  y siendo un ingenio adolecente pueblerino, me convertí de golpe en un adulto. Aunque mi cuerpo esbelto, espigado y lampiño correspondía al de un chico  transformándose en un joven, la vida se encargó de adelantarme el don de la madurez. Antes disfrutaba y me lo creía  cuando   mi madre me agarrara los cachetes y me decía  que era una personita adorable, o alguna amiga de mi madre acariciaba mi cabello y me gritaba te comería a besos bombón, o simplemente conocidos me adulaban diciendo ese niño se tiene que casar con mi hija…. Pero llego un momento en que   ya nada fue igual, de hecho meses atrás todo empezó a cambiar en mí. De cómo pensaba, de lo que me preocupaba, de lo que me gustaba…. Todo.


Siempre que me sentía afectado o triste, me confortaba ir a mi caja  de recuerdos,   neutralizaba mi tristeza viendo fotos  u objetos que había recogido en algún momento feliz de mi vida, como dice la canción soledad la única que viene cuando todos se van.

Buscando en el  ropero donde la tenía,  me di cuenta que no estaba;  ahora si que estaba amolado…   me preguntaba cómo era esto posible nunca se me había perdido la caja.

La cuidaba mucho porque aparte de mis documentos legales como calificaciones credenciales etc.  También en esa caja guardaba secretos inconfesables: cosas que escribía de cómo me sentía, cartas que me habían dado alguna vez chiquillas enamoradas, pero también tenía ahí una carta que alguna vez me había escrito un amigo donde me confesaba que me quería. También escribía todo lo que tendría que hacer cuando fuera grande. En  esa caja había muchas cosas que me desnudaban.

La preocupación me invadía  pues pensaba que la única que pudo  haber tomado   la caja era mi mama. Aunque  también se  me hacía increíble que si ella había visto todo lo que tenía ahí, no me hubiera buscado para hablar.

Me daba un poco de esperanza que a lo mejor lo que había leído ahí fue tan fuerte que prefirió optar por ignorar la situación o simplemente esperar que yo estuviera preparado para hablar de todas mis verdades.

Me arme de valor y  decidí esperar a mi mama sentado en la banqueta para cuando llegara preguntarle sobre la caja. Estuve un buen tiempo esperando, ver que cayó la tarde y llego la noche me relajo.

Cuando veía a la gente transitar por la calle me decía:

--como serán ellos tendrán algún problema o confusión? Les preocupara algo?

--En este mismo momento tendrán miedo cómo yo?

Sin embargo ellos simplemente iban caminando algunos de forma tranquila,  otros acompañados platicando y riendo,  y otros con la prisa de llegar a su casa con algún mandado que les había pedido. También paso el que vendía tamales, el que vendía elotes y uno que otro chiquillo travieso corriendo.

Por fin llego mi mama y lo primero que me dijo:

-que haces aquí porque no entras?.

Titubee un poco pero al mal paso darle prisa así que agua va le pregunte:

-te estaba esperando para preguntarte si tú tienes mi caja que guardo en el ropero.

Su respuesta aminoro mi preocupación, pues me dijo que ella no la tenía, que siempre la había visto ahí, pero:

--Yo sé que son cosa tuyas, no tengo nada que limpiar ahí.

Entramos juntos a la casa y me ofreció de cenar le dije que no tenía hambre pero si gustaba la acompañaba:

--No te preocupes yo tampoco tengo hambre realmente lo hacía por ti y ahora que me dices que no quieres me voy a acostar traigo los pies adoloridos por la caminata.

Me fui a mi cuarto pensando quien podría haber sido; Kike? Ni pensarlo pues inclusive nunca había sacado mi caja delante de él y aunque ahora éramos buenos amigos, apenas teníamos lo que iba de prepa de hablarnos. Y a lo mucho tenía un año que él venía a mi casa y yo a la suya. Así que todo señalaba Érico pues recordé un momento que el husmeando en mis cosas me pregunto por esa caja.

---( Regrese a la habitación y Érico  estaba sacudiendo su ropa le dije:

-- No seas tonto ponte algo mío.

Se paró y nos dirigimos los dos al ropero donde tenía mi ropa limpia, empezamos a buscar que ponernos el agarraba playeras se las ponía al frente y hacia muecas femeninas me decía:

--como me veo, bien papacito? y se reía. (Bueno ambos reíamos)

-- deja de hacer eso que vamos a llegar tarde y ponte lo que sea.

En lo que hacíamos todo esto Érico tomo una caja que usaba para guardar cosas que tenían algún significado para mi cartas, u objetos que me habían regalado o yo había recogido de algún lugar todos guardaban un buen recuerdo. Y me pregunto:

-Que hay aquí? Que es todo esto?

-Deja ahí son cosas mías digamos que una especie de diario pero de bulto.

Me acerque se lo arrebate de las manos y lo volví a poner en su lugar .)--

Apretando mis labios por el coraje pensaba: --ese de seguro ese se la llevo.--  no pude aguantar más así que aunque ya casi iban a dar las diez de la noche fui a buscarlo a su casa y no estaba.

Lo que era peor, su mama me dijo que había salido de la ciudad con su papa, que pasarían dos días más para que regresaran y además me pidió que llevara unos recados para los maestros. La  mama de Érico era buena persona y aparte amable, siempre me trataba muy bien inclusive puedo decir que de manera cariñosa así que no me quedo más que aceptar aunque por dentro pensaba:

-- y aparte a este metiche chismoso todavía le tengo que hacer favores.

Por supuesto que me tenía muy molesto que érico se hubiera atrevido a robarme la caja y violado mi intimidad,  pero aunado a esto los siguientes días en la preparatoria fueron los más grises que yo me pueda acordar. Kike seguía con su indiferencia o más bien para él me había vuelto invisible simplemente no me veía y solo durante la clase se dejaba ver.

Al día siguiente que me di cuenta que mi caja no estaba anduve en la bicicleta por el pueblo buscando a Héctor pero no lo encontré…  Ni modo que hacer?  Tendría que guárdame el miedo e ir a la tienda de don Beto y preguntar por él.

Afortunadamente había gente en el lugar. Don Beto estaba atendiendo a unas personas pero con la idea de no quedarme solo con el decidí interrumpir y preguntarle por Héctor… Don Beto solo me contesto:

--En un momento te atiendo.

Ni hablar don Beto me hizo esperar, atendió a todos y cuando todos se fueron  con una actitud libidinosa me dijo:

--En que te puedo ayudar muchachito?

--Estoy buscando a Héctor usted sabe dónde lo puedo encontrar?

No me di cuenta como lo hizo pero en un abrir y cerrar de ojos la puerta de la tienda ya estaba cerrada.

Me dijo que Héctor estaba en el molino que tendría unos quince minutos que se había ido pero agrego que bueno que vienes pues tu y yo tenemos algo pendiente.

Mi estúpida ingenuidad  y el susto de ver que cerró la puerta me hizo hablar de más pues sin que me preguntara nada y  por instinto le dije con tono nervioso que érico había mentido, que yo no había tenido nada que ver con la vez que érico se metió a su tienda a recuperar su balón.

Su respuesta fue inmediata:

--Así que tú también estabas cuando ese lame pollas se metió a robar.

Que metida  de pata, pero  aun así le dije que érico  no había  entrado  a robar  que lo que érico quería era el balón que  él le había quitado.

Don Beto Poco a poco se iba acercando a mí,  y mientras hacía esto sentía como me  desnudaba con la mirada, y me dijo:

--Lo que haya sido…  tú y ese me la hicieron y ahora me la pagan; cuando decía esto ya lo tenía sobre de mí,  su prominente panzota estaba rosando mi abdomen.

Como pude me moví y camine hacia la puerta pero me sostuvo por un brazo y mientras hacía esto con la otra mano me agarro el trasero.

Aun y con todo el miedo que sentía, pues don Beto era más alto que yo y gordo, me arme de valor forcejee con él y logre soltarme pero él me volvió a agarrar y de un empujón me arrojo  por una puerta que da a una bodega contigua a la tienda.

--Déjeme salir le decía con voz firme, y el con voz cínica me decía:

-Si no que?, tranquilo muchachito si lo único que quiero es hablar contigo.

--No tengo nada que hablar con usted, y ya me tengo que ir, si no quiere tener problemas por mi déjeme salir le volvía a repetir.

Él sonreía de forma cínica y me dijo:

--Es al revés si tu no quieres que yo te cause problemas por el dinero que me deben tú y el otro.   Vas a tener que pórtate bien conmigo.

No entendía que estaba hablando pero lo decía tan seguro que ya no supe que contestar y me quede callado. Volvió aproximarse hacia mí, mientras me seguía diciendo:

-- Qué pasaría si te acuso de robo?.. Con que dinero me vas a pagar todo lo que me han pedido tú y tu amigo. El que me mandaras tu cajita pervertida como garantía ya no es suficiente, aunque de algo sirvió porque ahora yo sé mucho de ti. Sé que tenías novio; que dirán todos tus amigos… Que digo tus amigos,  que dirá todo el pueblo cuando sepan que eres un maricon. Pobre de tu mama lo que le espera.

Ahora si tenía mucho miedo sentía que el corazón salía de mi pecho, un poco tartamudeando le dije que no sabía de lo que hablaba que todos eran inventos suyos y le dije:

-- Lo que si va saber todo el pueblo es que usted quiere tener sexo conmigo, y les diré que por eso dice todo eso.

--A lo mejor pero cuando yo muestre unas cartitas, que había en la cajita y les diga que es todo lo contrario que tu viniste a ofrecerme tu lindo trasero a cambio de dinero me crearan a mí ya una vez lo hice…

-- Entiende muchachito piensa en tu mama.

El susto y los nervios no me dejaban pensar,  Don Beto me tenía recargado sobre una pared podía sentir su aliento apestoso en mi cara. Ya empezaba acariciar una de mis piernas por abajo del short. Apenas alcanzaba a quitarle la mano, cuando ya tenía la otra. Yo seguía forcejeando para que ya no continuara pero tenía manos de pulpo y mucha más fuerza que yo.

Aunque yo intentaba zafarme no podía, el hacía todo para voltearme y ponerme de espaldas a él….Y él  lo logro, me inmovilizo  poniendo su cuerpo y todo su peso sobre mí me inclino sobre unos costales me sujeto fuerte uno de mis brazos,  cuando intentaba moverme me doblaba más el brazo para causarme dolor, aunado a todo el miedo que sentía muchos pensamientos pasaban por mi cabeza,  no sabía porque me estaba pasando esto…

Las lágrimas se hicieron presentes en mis ojos, ya no decía nada solo gemía pero no de placer, si no de las fuerzas que seguía haciendo resistiéndome a que Don Beto me penetrara, Sentía la respiración acelerada del viejo sobre mi nuca, pasaba sus labios babosos por todo mi cuello. Aplicaba dolor cuando quería que me moviera. Me ponía de frente y pasaba sus manos por mi pecho y abdomen, olía mi escaso vello púbico y metía mi pene flácido con todo y mis huevos lampiños  en su boca, lamia mis ingles   y después me volteaba y me inclinaba en los costales.   no hay palabras para describir todos los sentimientos a galopados en mi existir: miedo, dolor, asco, vergüenza, culpa...

Nunca deje de pelear aun y cuando ya tenía mi short por debajo de las rodillas y su mano abriendo mis nalgas e intentando incrustar uno de sus dedos en mi culo…

Me sentía tan miserable, pero pareciera que esto excitaba más a don Beto.

El… Don Beto me susurraba al oído:

--Dime que te gusta… sé que lo estas gozando, a todos los maricones les gusta que les rompan el culo. Tienes las piernas más lindas que jamás he tocado, me encanta que no tengas bellos; todo lo que me decía me hacía sentir tan bajo… una basura.

Aunado a mis lágrimas ya no de dolor si no de vergüenza, pensaba en que momento cambiaron todos mis esquemas todos mis valores, como fue que los perdí, como es que me convertí en esto,  no valgo nada, este vegete tiene toda la razón… yo me lo busque como me va a respetar si soy un vulgar maricon.

El cansancio empezó a menguar mis fuerzas, y Don Beto ganaba cada vez más terreno. El dolor de mi alma era más fuerte que todo el dolor físico que me  estaba causando Don Beto.

El seguía aplicando toda su fuerza para penetrarme, ahora salían lágrimas a borbotones de mis ojos… Ya solo intentaba no hacer ningún tipo de ruido o gemido porque esto excitaba mucho al viejo solo apretaba lo más que podía el ano y además me movía….. Yo no estaba dispuesto a que el pensara que estaba sintiendo placer por eso, o que estaba cediendo a que el  me tomara.

Sentí los chorros de su semen caliente sobre mis nalgas, la excitación del viejo fue tal que sin lograr penetrarme se había corrido. Cayó cansado sobre mi espalda…

En el silencio  solo se escuchaba la respiración acelerada de Don Beto y mis ahogados sollozos.

Pasados unos minutos me soltó se acomodó la ropa y salió a la tienda Con voz autoritaria muy cerca de mi oído para que nadie lo oyera me dijo:

Espérame aquí no te vayas a mover, si no ya sabes lo que te espera.

Cuando salió Don Beto de la bodega, intente calmarme un poco, mi cabeza no daba para más sentía que me iba estallar,  ya no quería llorar, tragando aire logre controlarme. En esos momentos a mí mismo es lo único que tenía y si bien pensaba que no valía un peso solo yo me podía salvar  también estaba claro  que si me acobardaba peor me podría ir.

Empezó a entrar gente a la tienda, y eso me dio tiempo a pensar, así que me acomode la ropa me limpie lo mejor que pude, tome aire me calme un poco y Salí de la bodega… fingiendo una voz amable le dije a don Beto.

--Ya termine de acomodar las cosas que me pidió don Beto y ya me tengo que ir.

Lo tome por sorpresa y el un poco apretando los labios me contesto;

--Gracias que te vaya bien, tienes que venir mañana todavía hay cosas que arreglar.

Me pare un poco y solo moví la cabeza en señal de afirmación, apenas cruce la puerta y me eche a correr, aun no recuerdo cuanto corrí solo se que fue mucho.

Cuando ya me sentí lejos y seguro pare, tenía todo el miedo del mundo. Pero también la pena y la tristeza que sentía no cabían en mi cuerpo.

Acaso de aquí en delante era el precio que tendría que pagar por ser homosexual, no solo iban hacer todos los insultos a los que son sujetos personas como  yo. Si no que aparte cualquiera iba a tener el derecho de tomarme y hacerme como él quisiera?

Las lágrimas volvieron a brotar y ahí sentado bajo un árbol intentaba encontrar las razones de porque me había pasado todo eso.

Se suponía que yo era un joven como cualquier otro y los demás los adultos me debía de cuidar y respetar como a todos los demás, pero también me cuestionaba como podía pensar que merecía todas las cosas buenas que les pasan a los demás si yo a mi edad era un pervertido que ya había mamado y besado vergas.

MI llanto se quebraba y decía no puede ser como me convertí en esto.

Ahora ya en mi cuarto  llore y llore hasta quedar seco.