Cuando te conocí pensé que eras un grandísimo...

Cuando te conocí pensé que eras un grandísimo antipático. Hoy beso el suelo que pisas: Tú. Mi amo.

CUANDO TE CONOCI PENSE QUE ERAS UN GRANDISIMO ANTIPATICO

Cuando te conocí pensé que eras un grandísimo antipático. Hoy beso el suelo que pisas: Tú. Mi amo. De carácter insoportable, desapacible, antipático, incomodo y desagradable. No soy capaz de racionalizar esto. Hace tan solo tres meses mi máxima ambición había consistido en leer un relato de dominación en una Web y después pedirle a mi marido que me atase en la cama.

El se negó mirándome como si acabase de salir del psiquiátrico (o estuviese a punto de entrar). Entonces te conocí a ti. Busque al autor del relato que había leído y eras tu. Nunca me hubiese atrevido a añadirte a mi Messenger pero lo hice, tampoco nunca me hubiese atrevido a chatear contigo pero lo hice. La primera impresión fue que eras un tipo antipático y estricto. Depuse supe que no era así. Ese era solo un filtro natural, una postura que adoptas sin darte cuenta para separar aquellos que simplemente se acerca a ti de aquellos que verdaderamente quieren algo de ti.

Yo no se lo que quería pero ahora estoy atada en la cama de una habitación, completamente desnuda, con unas pinzas oprimiéndome los pezones. Puedo escuchar tu respiración pero no te veo. Seguramente permaneces sentado en una silla, simplemente mirándome, esperando a que te suplique. No voy a hacerlo. Por mucho que me duela. Esto es lo que quería, no el dolor sino esta sensación de indefensión, de humillación sin sentido. ¿Por qué? ¿Qué gano con ello? Nada. Y eso es lo mas maravilloso, que la realidad de no sacar nada provechoso me hace sentir utilizada. Maravillosamente utilizada, abandonándome como nunca antes hubiese imaginado. Las pinzas oprimen mis pezones obligándome a apretar los dientes e invitándome a que distraiga mi mente en cualquier otro tema que no sea el dolor. No quiero decepcionar a mi amo. La sensación de sentirse utilizada y útil al mismo tiempo es tan maravillosa… tengo que distraer mi mente pero un sonido me indica que mi amo se ha levantado y esta moviendo algo en una esquina de la habitación, algún objeto.

-¿Puedes soportar el dolor? –me pregunta.

-Creo que si amo

-Creerlo no es suficiente. Yo puedo creer que podría volar pero si me lanzase por un acantilado… moriría.

Intento captar el mensaje pero el dolor comienza a ser peligroso. Mi amo se ha dado cuenta de ello y retira con sumo cuidado las pinzas. La sangre vuelve a mis pezones pero el eco del dolor es mayor que el alivio. A pesar de ello no me quejo. Se que el dolor desaparecerá en breve aunque será sustituido por cualquier otro dolor. Por cualquier otra sensación. Estoy atada en una cama. Con los ojos vendados. Mi amo esta preparando algo, creo que ha sacado un látigo. Lo he reconocido por el olor a cuero y el sonido al sacarlo de la bolsa. El estar permanentemente con los ojos vendados ha agudizado mi sentido auditivo.

-Voy a azotarte –me informa mi amo.

Siempre que estoy con los ojos vendados (que no es siempre) mi amo me informa de todo cuanto va a suceder. Eso me proporciona una extraña seguridad. Extraña porque es el aviso de algo que nunca podría evitar (que diablos… estoy atada) pero el hecho de saberlo hace que mi mente disponga de unos segundos para hacerme una idea de lo que va a suceder, de recordar sensaciones y preparar mi mente para gozar del momento.

El primer azote lo recibo en el estomago, una corriente de electricidad recorre todo mi cuerpo. La sangre se agolpa en mi cabeza. Es terrible pero es maravilloso. Y lo mejor es que no puedo hacer nada por evitarlo. Intento apretar los músculos del estomago para ponerlos mas duros y evitar el dolor. No sirve de nada pero es algo instintivo. Mi amo se debe haber dado cuenta porque el segundo latigazo es en el muslo derecho. Utiliza un látigo de cuero con una especie de puntas hechas con toalla de rizo. Es doloroso pero nunca deja marcas. No podría permitirme volver a mi casa y que mi marido comenzase a interrogarme sobre cualquier tipo de marca. No me apetece enfrentarme a eso.

Ni a eso ni a nada. Solo quiero que mi amo disfrute mientras los latigazos caen indiscriminadamente sobre todo mi cuerpo. No son excesivamente dolorosos pero el hecho de no conocer en que parte va a azotarme hace que el dolor sea sustituido por la sorpresa que dispara la adrenalina haciendo el momento dolorosamente excitante. Mi amo lo sabe. Sabe que no puede azotarme demasiado fuerte (por las marcas) y sustituye eso con el juego de la sorpresa. Hace tan solo tres meses mi máxima ambición había consistido en leer un relato de dominación en una Web y ahora estoy experimentando todo eso. Es totalmente diferente a cuanto había imaginado. Es maravilloso. Cuando me ducho, me visto y vuelvo a casa las sensaciones son únicas. Me siento feliz, útil y maravillosamente excitada. No podría explicarlo con palabras por mucho que lo intentase.

Los latigazos cesan. Vuelvo a escuchar ruidos. Un papel se rompe. Mi amo ha abierto un condón. Reconozco ese sonido perfectamente. Quiero darle placer, que utilice todos los agujeros que le venga en gana para su placer. Abro la boca, mi amo siempre quiere que se la chupe un rato antes de follarme para que se le ponga bien dura. En segundos noto su pene dentro de mi boca. No puedo utilizar las manos (como hago con mi marido) así que intento tragármela todo lo que puedo y utilizar la lengua. Quiero hacerle la mejor mamada de su vida. Mucho mejor que la de cualquier sumisa que haya tenido o tenga jamás. Saca su polla de mi boca, escucho como se pone el condón, después me desata y me vuelve a atar boca abajo.

Va a sodomizarle. Lo se. Es lo que mas le gusta. Hasta hace dos meses nunca nadie lo había hecho. La primera vez fue dolorosa pero el es una persona experta en estas lides y yo estaba tan excitada que soporte su penetración con una dignidad que nunca habría imaginado. Durante estos dos meses el ha dilatado mi ano con objetos, sus dedos o su pene de manera que ahora puede penetrarme fácilmente con mas molestia que dolor. Noto como pone la punta en la entrada de mi ano. Intento relajar los músculos. La mete lentamente pero hasta el fondo. Ahora noto su cuerpo sobre el mío. Su respiración. Su olor. Noto su pene entrando y saliendo de mi cuerpo. Es simplemente maravilloso. Le estoy dando todo el placer del que soy capaz. Hago cosas que nunca había hecho, ni haría, ni volveré a hacer. Pero ahora las estoy haciendo, porque quiero proporcionarle placer. Porque solamente proporcionándole todo el placer del que soy capaz consigo todo el placer que soy capaz.

Cada vez está sodomizandome más fuerte. Va a correrse. Aprieto los músculos de mi ano para darle mas placer. Comienza a correrse, le escucho y sin poder evitarlo yo también tengo una suerte de orgasmo que nunca antes hubiese conocido. El se ha dado cuenta y no saca su pene de mi culo. Simplemente se aprieta contra mi y me besa cariñosamente en el cuello.

-Lo has hecho bien –me susurra simplemente.

Es en esos momentos es cuando soy la persona más feliz del mundo. No podría explicarlo de otra manera. Cuanto te conocí eras un grandísimo antipático al que nunca hubiese dirigido la palabra en otra situación. Hoy seria capaz de hacer cualquier cosa por ti. Se que no me lo pedirás pero tu también sabes que soy capaz.

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amo_ricard@hotmail.com