Cuando se abrió la puerta del ascensor: mi versión

Como dice el título, quería contaros el inicio de mi relación con Karlo.

Hace tiempo que quiero contaros, como viví yo el día que conocí a Karlo, y como empezamos nuestra vida juntos.

Lo he escrito todo de una vez, pero lo separaré en capitulos.

Espero que lo disfruteis tanto leyéndolo, como lo disfruté yo en su día, pués hace casi cuatro años:

La primera impresión

Hacía un par de semanas escasas que me había separado de mi pareja, con el que llevaba casi diez años viviendo en Lleida. Los motivos por los que me separé no són importantes, pero basicamente nuestro principal problema fue la falta de confianza. En todos los sentidos, sexual incluido.

He estudiado AD y tengo dos master en marketing. Como sabéis, me dedico a asesorar personas para la gestión de RRSS y ultimamente, he hecho mis pinitos en la moda, como productora de distintos catálogos de ropa y lenceria.

Al separarme, dudé entre irme a vivir a Madrid o Barcelona. La primera opción era la mejor, pero como estaba literalemnte en la ruina, no tenia forma de hacerlo. Mi separación fue muy rápida, simplemente me fui de mi casa.

En Barcelona tengo una buena amiga, que se ofreció ha ayudarme, dejándome una habitación en su piso. La idea no me gustaba, pero era eso o volver a casa de mis padres, con los que me llevo fatal.

Al tercer dia de estar en la ciudad, y después contactar con dos clientas muy interesadas en mis servicios, no me quedó opción y tuve que ponerme a mirar un estudio. Necesito un sitio donde poder hacer mis fotos, y tener un pequeño despacho.

Esta claro, que si quieres aparentar cierto “caché”, el estudio tiene que ser en una buena zona.

Vi un par de estudios en el Raval, barrio muy cutre pero muy retro a la vez. Por alquiler de unos pisos que daban pena (o más bien asco) te pedian una fortuna. Por último, y para no desestimar ningúna opción un estudio en el centro, en pleno Passeig de Gràcia.

Un edifício de cuatro plantas, y cuatro pisos por cada una de ellas. De arquitectura modernista, de principios del S XX, y recientemente restaurado tanto en su interior como en su exterior.

Tiene balcones desde donde se puede ver la Pedrera.

El sitio perfecto.

Subí directamente a la cuarta planta, en el rellano, el conserge me dijo que esperara, que no podía subir. Llamó por teléfono, y entonces si, me dejaron subir.

Justo al abrir la puerta del ascensor, apareció ante mi Karlo. Recuerdo la primera impresión. Un tio con la cabeza rapada (disimulando sus entradas), iba vestido con traje, pero sin corbata ni americana, y la camisa arremangada. Se notaba que estaba en forma. Al mirarlo fijamente a los ojos, observé una mirada penetrante. Su voz también me resulto muy profunda y cautivadora.

Resumiendo, un guaperas con estilo, y una chulería de siete pares.

Recuerdo que iba vestida con un vestidito corto, tipo camiseta The Ramones, que me encantan. Atada con un cinturón, y unas botas negras.

Mis pulseritas y el pelo mal recogido. Quizás no parecía una potencial clienta para alquilar aquel piso (bueno, económicamente era una útopia poder pagarlo). Todo y con eso, en un principio me tomó en serio.

Primero me enseñó los dos pisos grandes, preciosos, con su pavimento hidráulico y sus puertas de tres metros de altura, pero para reformar. Su precio era inasumible. Sólo la fianza era una fortuna.

Cuando entramos al estudio, se me iluminó la cara. Tenia tres grandes ventanales, lo que lo hacían muy luminoso. Era bastante grande, un cuarto de baño completo, y una pequeña cocina en uno de los lados.

-mi despacho es el cuarto primera, te dejo unos minutos para que te lo mires-me dijo mientras ajustaba la puerta de la entrada.

Me quedé como diez minutos soñando, en poder alquilar ese estudio. Era perfecto.

Llamé a la puerta que estaba entreabierta, y me quedé en el recibidor de su despacho esperando. Aquel piso si era enorme. A la derecha un distribuidor que iba hacía dos habitaciones (despachos supuse en aquel momento). Una segunda puerta lo que parecía ser una cocina, y una puerta con cristalera doble que daba acceso a su despacho. Al entrar, a la derecha, un sofá de tres plazas, una butaca y una mesita. Toda la pared derecha forrada en madera, con unas estanterias de punta a punta llenas de libros. Al fondo una mesa enorme, con un portátil y una silla. Detrás unos grandes ventanales, desde donde podía ver la Pedrera.

Karlo se sentó en la butaca de su mesa, y me invitó a sentarme en frente suyo. Hasta ese punto, me parecía un hombre muy serio, exquisitamente educado y correcto.

Como el precio del anuncio era casi el triple de lo que podía pagar, empezé yo (ante su sorpresa) haciéndole una propuesta económica.

Su cara cambió por completo.

-mire, el estudio me interesa, puedo ofrecerle mil seiscientos euros al mes-le dije de carrerilla.

-Perdona -me interrumpió- Anna, esto no es serio. Puedo entender que te parezca caro o lo que sea, pero tu oferta no es seria. No ofreces ni la mitad de lo que se paga en esta zona. Me temo que no podrá ser. Con ese margen no podemos negociar.

-es que me parece imposible llegar a ese precio-le dije intentando disimular que me estaba derrumbando-si las cosas van como creo que irán si podría pagarlo, pero estoy empezando...

En fin, le solté un rollo tremendo, y lo mejor es que me estaba escuchando, pero su cara era fria como el hielo. Ni se inmutaba.

Al conocernos, me había parecido ver una mirada pícara por su parte. Me había dado la sensación que le había caído bien, posiblemente incluso podia parecer que había sentido algo de atracción por mi (como os he dicho antes, a mi me había causado una muy muy muy buena impresión). Pero hacía rato que no quedaba nada de eso en su mirada ni en sus palabras….

Justo cuando me disponía a tragarme el orgullo e irme, me dijo:

-mira Anna, te voy a hacer una proposición indecente.

-perdona? -le dije buscando algo en la mesa por si se lo tenía que tirar.

-no me mal interpretes, déjame hablar-me dijo.

Su mirada continuaba fria como el hielo. Me propuso, resumiendo, que le alquilara el piso, y gestionara el alquiler de los otros dos, que serian pisos turísticos. O sea, que trabajara para él.

-perdona Karlo, no te ofendas. Yo soy licenciada y me dedico a lo que me dedico, si necesitas una chacha te la buscas bonito.

Me levanté y me fui. Me acompaño hasta la salida diciendo que si no me interesaba ya sabía el precio mensual.

Le dije un frio “adéu siau” y desaparecí en el ascensor. Menudo gilipollas.

Estaba buenísimo, pero era un gilipollas.

Como llevaba un cabreo de mil demonios, me senté en la primera terraza que encontré a tomarme una cerveza. Le estuve dando vueltas al tema. Quizás su propuesta no era tan mala. Bueno, mejor dicho, su propuesta era una mierda, pero mi situación no era como para escojer. En aquel estudio podía vivir también, y podía pagar parte del alquiler trabajando, que tampoco era un drama. Como me estaba haciendo dudar, pensé que sería bueno hablarlo con él, a ver si se hablandaba un poco, y me ofrecía unas condiciones más accesibles.

Justo cuando me armé de valor, volví a su despacho. En el rellano del edificio me lo encontré de frente. Al verme le cambió la cara.

-mira he estado pensando que quizás seria mejor-me sentía tonta, como si estuviese ante un ser superior, y no conseguía juntar tres palabras con criterio.

Karlo me cogió de la mano, y me dijo:

-acompañamé, necesito una copa.

Fue en aquel momento, cuando me cogió de la mano y me condujo hacía la salida, cuando supe que ese hombre era el hombre de mi vida. Le hubiese pedido que me hiciera el amor en ese justo momento. Un escalofrio que no había sentido nunca antes recorrió mi cuerpo. Os aseguro que no tenía ninguna gana de relaciones amorosas después de lo que había vivido, pero Karlo me hacía sentir diferente. Su seguridad su saber hacer....no se, me cuesta encontrar palabras para describirlo. Por otro lado, en dos segundos pensé que lo más normal es que no tuviese ningún interés en mi. Y seguramente estuviese casado (aunque me había fijado que no llevaba ningún anillo).

Nos sentamos en al misma mesa donde había estado yo sola.

Karlo entonces me hizo una oferta mucho más atractiva e incentivadora. Yo gestionaría los dos pisos de alquiler. No tendría que hacer el trabajo.

Su mirada había cambiado, era la persona amable que vi justo cuando salí del ascensor, no el ejecutivo agresivo que vi en su despacho.

Es una persona muy expresiva, con sus gestos, con su mirada y sus palabras justas en cada momento preciso, consigue cautivarte, y a mi me tenía cautivada, completamente. Incluso diría que enamorada.

Esfuerzos me costó que no se me notara, pues no creía que tuviese ni el más mínimo interés en mi. Incluso llegué a pensar que era gay, con tanta educación y caballerosidad.

Una vez acabó y me convenció, se levantó, ya que tenía una cita.

Nos dimos dos besos (como diría él: se me cayeron las braquitas al suelo) y quedámos en vernos a la mañana siguiente.

Me volví a sentar en la terraza, para tomarme una tercera cerveza, y ya me notaba algo pedete. En ese momento decidí apostar a caballo ganador. Pensé que si “solo” tenía una cita, lo esperaria a que volviese. Eran las ocho y media de la tarde, asi que tampoco podía tener que esperar mucho.

Como no quería perder la entrada a su portal de vista, me quedé en la mesa donde estaba.

Recuerdo que me entraron un par de estranjeros pesados, y me los quité de en medio rapidamente.

Entré en el portal, para preguntarle al conserge.

-el señor Karlo no se si volverá, no es mi costumbre vigilar a los inquilinos señorita-me dijo el muy borde.

Después de enseñarle un poco, o quizás mucho, el escote apoyada en el mostrador de la consergería, si me explicó que sabía que volvería porqué su coche estaba en el parking.

A las doce, cerraban el bar donde estaba, asi que me senté en un banco, justo en frente. Empezaba a refrescar, y ese hombre no volvía.

Me senté en el escalón de entrada al portal, estirando de mi vestido para que me tapase todo lo posible, y continué esperando. Eran las dos pasadas de la madrugada, asi que decidí llamarlo. Me cogió el teléfono en seguida y me dijo que precisamente volvía a su despacho.

-que sorpresa-escuché, pues me estaba quedando casi dormida-que haces aqui?

-veras, mi amiga tenía una cita en su casa, y no sabía donde ir, y he pensado que como somos socios, quizás...

-ven, debes estar helada-me dijo a la vez que me ofrecía su mano para levantarse.

Justo al levantarme me salió de dentro darle un besito en la mejilla, y un sincero grácias.

Me dió la impresión que iba un poco pedo, o algo parecido, y casi cogidos de la mano entramos en el portal.

Me miraba con cara de embobado, en ese momento pensé que quizás si tenía alguna posibilidad de conocer mejor a aquel hombre, que me tenía loca perdida. Y estoy segura que se me dibujo una sonrisa en la cara, pues me sentía feliz. Lo mejor de todo era que él tenía la misma sonrisa dibujada en la cara.

Cuando entramos en su piso (en el estudio era imposible dormir, y los dos lo sabíamos) me propuso dormir en la cama, ya que el estaba más acostumbrado al sofá.

Le pedí algo de ropa, y me di una ducha.

Os contaré un secreto que él no sabe (aún): estaba tan excitada por la situación que me masturbe en la ducha. Con tan solo rozar mi clitorís con mis dedos tuve un orgasmo.

Karlo me dejó una camiseta y un pantalón corto. Me la puse y salí al despacho donde me esperaba. Él se había duchado y se había puesto ropa cómoda.

Me preparó una copa, y hablámos un buen rato sobre Whiskys.

Me habló un poco de su vida, de su pasado, de sus parejas. En este punto me contó que había tenido relaciones con mujeres y una con un hombre.

Me sorprendió relativamente, y en parte me asusto que realmente fuese gay.

Estábamos los dos sentados uno en cada punta del sofá, me las ingenié para acercarme un poco más a él. Cuando puso otra copa, y ya no se cuantas llevábamos, no pude evitar lanzarme. No soy muy asi, o al menos no lo era, pero pensé que me tenía que lanzar.

Como el tenía la situación controlada, me armé de valor y me senté encima suyo. Nos miramos fijamente a los ojos durante unos segundos. Nuestras caras casi se tocaban.

Su mirada, de cerca todavía resultaba más penetrante y seductora. No hacía falta hablar, lo hacíamos mirándonos.

Nos dimos un ligero piquito, y nos volvímos a mirar durante unos segundos.

Entonces, me pasó una mano por la mejilla, me la puso en la nuca, y me arrimó hacía el. Nos besamos apasionadamente durante unos instantes. Nuestros corazones se aceleraban, nuestra respiración se fusiono.

Por una parte no quería que pensara que era una chica fácil, y por otra quería que me hicese suya, para siempre. El tacto de sus labios me tenía completamente embobada. No era capaz de pensar en otra cosa que no fuese hacer el amor con él en aquel momento.

Karlo me levantó la camiseta, y me la quitó. Me levanté unos segundos y después de bajarme los shorts me quede completamente desnuda encima suyo.

Jugaba unos instantes con mis pechos, que se erizaban con el tacto de su lengua.

De una cajita de la mesita sacó un preservativo, y se lo puso rapidamente. Cuando me volví a poner completamente encima suyo, su pene se introdujo en mi interior como si lo hubiese echo toda la vida. Me quedé quieta unos instantes, mientras lo miraba fijamente y sentía su pene completamente dentro de mi.

Me volvió a besar. Entonces con sus manos me agarró el culo, y me “invitó” a moverme. Sin dejar de besarnos y gemir juntos estuve moviéndome despacito para disfrutar de cada milímetro de su pene. Aún no se lo había visto bien, pero parecía grande. Al menos yo, me sentía plenamente llena.

No se si porqué íbamos un poco pedo o por los nervios, se corrió con relativa facilidad, aunque si tuve tiempo a tener un orgasmo.

Me aparté un pelin para que se quitara el preservativo, y me volvía a pegar a él, para continuar besándonos.

Cogí mi ropa, y me fui a la habitación. Justo en la puerta, me di la vuelta, allí estaba el, desnudo, sentado en el sofá mirándome. Por su expresión diria que estaba feliz. Su sonrisa lo delataba.

A pesar de mi felicidad, no me costó mucho dormirme. Era ya de dia, cuando noté unas manos que me tocaban la cara y el pecho. Abrí los ojos ligeramente, allí estaba Karlo, besándome el cuello, y bajando por él, hasta mis pechos. Mis pezones se ponían de punta con el tacto de su lengua. Mis tetas le gustaban, lo notaba. Continuó su camino hacía abajo. Con una delicadeza excitante y seductora me quitó el pantaloncito. Me miró a los ojos, con una sonrisa. Le devolví la sonrisa y separé un poco las piernas. Empezó besando mi vagina, con delicadeza, y acto seguido con su lengua empezó a jugar con mi clitoris. Karlo sabía muy bien lo que hacía con mi coñito. Yo lo aprisionaba con mis piernas para que no parara, quería que me lo comiera durante el resto de mi vida. Tuve un orgasmo, sin que dejara de lamerlo. Volvió a acercarse a mi, y después de darme un beso, me susurro un buenos dias muy muy sensual, y se fué de la habitación.

Como un perrito faldero, me levanté y lo seguí. Entré en el ducha justo detrás suyo, y volvimos a besarnos. Esta vez fui yo la que fue bajando por su cuerpo, hasta llegar a su pene. Después de un par de besitos en la punta se puso bien dura. Sin duda Karlo calzaba una señora polla. Me dediqué a masturbarla y lamerla. Besaba sus testículos, y volvía a su polla, intentando metérmela toda en la boca, tarea imposible dado el tamaño.

Karlo, cogiéndome por el brazo me ayudo a incorporarme. Salió un segundo de la ducha y volvió con un preservativo ya abierto. Se lo puse, mientras me besaba, y me dió la vuelta.

Frotó mi coñito con su polla un poquito y acto seguido me hizo el amor. Me agarraba por las caderas, y me follaba fuerte. Me temblaban las piernas.

Me puso un poco mas incorporada, y sin dejar de follarme me susurraba cosas en el oido. Cosas muy personales, y muy pasionales, como por ejemplo, que me iba a hacer el amor el resto de nuestras vidas. Entre el gusto que me subía desde mi entrepierna y me recorría todo el cuerpo, y el gusto por sus palabras, no sabría deciros cuantos orgasmos tuve.

Ahora me pellizcaba los pezones, y me follaba más lentamente. Quería que lo hiciese durante mucho mucho rato, no quería que parara. Junté un pelín mis piernas, y él apretó de nuevo el ritmo, hasta que se corrió.

Me di la vuelta, viendo su cara estaba claro que no era la única muerta de gusto.

Nos besámos durante unos instantes.

-tengo una reunión en 5 minutos-me dijo al oido.

-que lástima, me gustaria que me hicieses el amor otra vez.

Nos volvímos a besar.

Es curioso lo rápido que aprendí a interpretar las caras que pone. Lo quise ayudar a anudarse la corbata, y cuando me di cuenta yo no tengo ni idea, y el lo hace con los ojos cerrados. Justo en el momento que apretó el nudo, su expresión facial cambió por completo, y apareció el ejectuvo serio del dia anterior. Aunque su manera de dirigirse a mi no lo había echo, su cara si.

-mi trabajo es una mierda Anna, te juro que estoy hasta las narices.

-pues parece que no te va mal chico-le contesté yo casi sin pensar.

-bueno, soy bueno en lo que hago, pero eso no significa que me guste.

-pues es fácil: déjalo.

-que bonito suena eso. Te gusta vivir bien?, a mi me encanta.

-no, a ti te gusta vivir más que bien Karlo, salta a la vista. Pero está bien, no te mortifiques. Cuando digas basta, paras, y te apañas con lo que tienes.

-sigue sonando más fácil de lo que és.

Me plantó un piquito y se fue para su despacho, justo cuando llamaron a la puerta.

Me encerré en su habitación, y como estaba en el séptimo cielo creo que no tardé cinco minutos en dormirme.

Debían ser las doce del mediodia, cuando me desperté. Podía escuchar a Karlo en su despacho, asi que por si acaso, me enrollé la sabana al cuerpo y me acerqué sin hacer ruido. Hablaba por teléfono en inglés, visiblemente cabreado.

Aún no había llegado a su mesa, cuando se estaba despidiendo.

-ben a la habitación y hazme el amor cariño-le dije si pensar.

Me di la vuelta, y dejando caer mi sabana me fui a la habitación de nuevo. Me tumbé en la cama, medio de lado, esperándolo.

Cuando apareció por la puerta solo tenía puestos los calzoncillos, que se quitó al pié de la cama. Me dió un beso, mientras se ponía encima mio. Sin dejar de besarnos me hizo el amor. Durante un buen rato, y lo curioso es que nos corrimos a la vez.

No hacía más de 24 horas que nos conocíamos, y solo con mirarnos nos deciamos cosas. Me vuelve loca como me mira. No podría mentirle nunca, puede ver en lo más profundo de mi. Y ahora se que es mútuo. Pero a mi me ha llevado más tiempo.

Nos quedámos un rato en la cama los dos, mirándonos y mimándonos.

Tuve una idea, y me levanté un momento a por nuestros teléfonos. Cogí el de Karlo que estaba en su mesa, y el mio que estaba en mi bolso.

-los apagamos y nos dedicamos el dia?-le pregunté, intrigada pero convencida completamente.

Karlo, sin contestar me cogió el teléfono y lo apago.

Incluso apagué el intercomunicador con el conserge.

Nos dedicamos todo el dia. Nos quedamos dormidos, y nos levantamos a las cuatro sin comer.

Bajámos al bar que tenemos más cercano. Improvisé un conjunto con una camiseta de Karlo y unos calzoncillos (bueno, pantalones cortos). Le gustaba, y mucho. Se lo notaba en su mirada.

Mientras esperábamos la comida, se nos acercó una chica, creo que con la intención de montar un numerito. Le pedía explicaciones a Karlo de porqué estaba conmigo, y él, que tablas tiene para dar y regalar, le aclaró su situación muy brevemente, tanto, que me atreví a levantarme y presentarme. Conchi me dijo hola sin mirarme.

Al escuchar que Karlo la había llamado la noche anterior, me recorrió todo el cuerpo un fuerte sentimiento de celos. Pero al dejarlo Karlo todo tan claro, se me pasó enseguida.

Karlo me dijo que siempre me seria sincero, y me pedía lo mismo.

Yo notaba que algo había y yo no tardaria mucho en descubrir, asi que pensé que lo mejor era dejar pasar los dias, y disfrutar del momento.

Subímos a su piso, y nos sentamos en el sofá. Llevada por el morbo, me arrodillé delante suyo, me quité la camiseta, y le bajé las bermudas. Pasé su miembro entre mis pechos y se puso dura rapidamente. Entonces la chupé un buen rato.

Yo quería dar un paso más, y no sabía como hacerlo.

Me levanté, me quité las braguitas y me senté encima suyo. Karlo tenía una mano en un pecho mio, y la otra buscaba algo en la mesita.

-tranquilo-le susurré al oido.

Sin darle opción a ponerse un preservativo, me metí su pene entre las piernas. La sensación de tenerlo y sentirlo dentro fue increible. La cara de gusto de Karlo también. Fui moviéndome arriba y abajo lentamente pero sin parar. Quería estar asi horas. Karlo me agarraba por las nalgas, y no paraba de buscar mi boca. Pasado un rato, sin cesar de moverme, noté como se corría en mi interior.

Nos besamos durante un buen rato, aún con su polla dentro de mi, y su semen derramándose por mis piernas, hasta llegar a las suyas.

-tenía muchas ganas de sentirte dentro-le dije mientras le daba besitos en el cuello-puedes estar tranquilo, me sigo tomando la pastilla.

Me volvió a besar y nos fuimos a la cama a ver la tele.

-porqué no te instalas conmigo?-me dijo mientras, con sutileza, jugaba con mi pelo con dos de sus dedos.

-ya?, no quieres conocerme un poco más?

-se te ocurre mejor manera de conocernos? -insistió- ya tenemos una edad, no creo que necesitemos perder tiempo, verdad?

-me parece una idea perfecta-le dije mientras me acercaba más a el para besarlo.

Me moría de ganas de estar con él, y le hubiese pedido yo misma vivir juntos. Pero me gustó más aún que me lo pidiera él, pues asi pude comprobar que tenia tantas ganas como yo.

Estuvímos debatiendo si era mejor vivir en el despacho, o en uno de los pisos. Llegámos a la conclusión que mejor en el despacho, ya que tiene de todo, y asi podíamos alquilar los pisos. Dejar pasar un tiempo, y como según me había contado tenía otros pisos en la ciudad, pues más adelante ya veriamos.

La decisión fue acertada ya que al poco tiempo nos mudamos a NY.

Pasados un par de dias, estaba aún liada montando el estudio, y poniendo mis cosas en los armarios del despacho de Karlo.

Recibí la visita de una interiorista, y un responsable de una empresa de reformas. Estuve enseñándoles los dos pisos.

Justo en ese momento apareció Karlo, y lo presenté como mi pareja. Fue la primera vez, que le decía a alguien “este es mi compañero”.

Una mezcla tremenda de ilusión y orgullo recorrió todo mi cuerpo.

Me quedé con el detalle, de que la interiorista le hacía ojitos. Como os decía antes, Karlo despierta esa sensación en la gente.

Cuando acabámos me fui disparada para su despacho. El echo que la mujer se lo mirara con esos ojos lascivos, me excito muchísimo.

Entré, sin decirle ni media, me senté encima de su mesa, y me desabroché el vestido, y sutilmente separé mis piernas. Karlo, sin preámbulos, me apartó el tanga, y me empezó a lamer el clitoris. Estaba empapada. Con sus dedos separaba mis labios, y pasaba la lengua, mientras yo enloquecía de gusto.

Se untó los dedos con algo espeso, y empezó a pasármelos por el culo, sin dejar de jugar con mi clitoris y su lengua.

Noté una ligera presión en mi ano, y me metió un par de dedos.

Unido con el gusto que me daba su lengua, me moría. Tanto, que tuve un orgasmo.

Me incorporé, y lo aparté de mi entre pierna.

Dejando caer mi vestido me apoyé en la mesa, poniendo mi culo en pompa. Karlo sin levantarse me abrió un pelin las nalgas y durante un rato jugo con mi ano y su lengua.

Yo ya sabía lo que venía después. Hasta ese dia no me habían penetrado el culo más de cinco veces, y nunca había sido muy satisfactorio. Pero os aseguro que no estaba dispuesta a decirle que parara.

Se volvió a untar los dedos en el líquido espeso y viscoso, y volvió a metérmelos en el culo. Ahora aumentaba el ritmo, y yo me dejaba hacer, me gustaba lo que sentía.

Se levantó, y empezó lo bueno.

-ten cuidado, no soy muy experta en estas cosas.

-tranquila Anna, yo si -me dijo en medio de sus primeros gemidos.

Me puso un pegote de algo frio, y en seguida pude notar la punta de su pene en las puertas de mi culo. Empujó despacito, hasta que la metió entera, y se quedó quieto. La verdad en ese momento me hacía daño.

La sacó, y volvió a los dedos. Ahora más rápido, me dilató el ano algo más y volvió a la carga. Mis primeros gemidos se escaparon de mi boca, casi para mi propia sorpresa.

Entonces me agarró por las caderas, y empezó a hacérmelo. Lo que antes era dolor se había convertido en placer. Mucho placer.

Karlo mantenía un ritmo suave, sin apretar a lo béstia, y yo me volvía loca.

Le pedí que parara un segundo, y me volví a sentar en la mesa. Quería ver su cara.

Me levantó las piernas, mis tobillos a la altura de sus hombros, y me la volvió a meter.

Ahora el ritmo si era más fuerte. Ver su cara de gusto hacía que me pusiese más cachonda aún. Apoye los pies en la mesa, manteniendo las piernas completamente abiertas, hasta que pude notar como se corría. Su cara era un poema.

Con tacto, sacó su polla de mi culo. En ese momento, pude ver una de “sus nuevas caras”.....la de vicioso. Y me volvía loca como todas las otras.

Con su mano derecha, la pasó por mi culo, que todavía rebosaba semen, y se la llevó a la boca.

Yo ida por el vicio, me incoroporé, y le di un beso en la boca, buscando compartir con el su corrida. Ese día probé el semen por primera vez.

No soy capaz de describir su sabor, pero me encantó, y estaba deseosa por repetir.

Cogí mis cosas y me fui a la habitación para continuar con la mudanza.

En la estanteria de arriba de uno de los armarios vi un maletín de color azul oscuro. Llevada por la curiosidad lo bajé y lo abrí.

Menudo sorpresón: unas esposas, dos vibradores de distintos tamaños. Otro vibrador doble, unas correas donde podías poner los vibradores. Dos juegos de bolas metálicas de distintos tamaños. Un par de juegos plumas y alguna cosa más que no recuerdo.

Justo en ese momento entro Karlo en la habitación con una toalla enrollada en la cintura, acabado de salir de la ducha.

-me lo explicas?-le pregunté después de disculparme por haberlo abierto.

Con una naturalidad que asustaba, me cogió las correas de la mano, y las desenrolló. Se sentó en la cama y me pidió que me acercara.

Me desabrochó el vestido, y me abrochó las correas. Era un arnés. Antes de apretarlo, puso desde dentro un vibrador de color negro.

Me acompañó hasta el espejo, y me puse enfrente. Al principio me sentía ridícula, pero al verme en el espejo la cosa cambió, y me sentía poderosa, morbosa, caliente.

Karlo me rodeó con sus brazos, desde mi espalda. Me pellizcó ligeramente los pezones, hasta que se pusieron bien duros. Entonces, empezó a besarme el cuello, y mientras masturbaba el vibrador, me empezó a susurrar al oido:

-te haces ya una idea de para que es cariño?

-me lo imagino...buff..

La verdad es que no sabía que decir. Hacía como una hora que practicamente me había desvirgado el culo. Había probado el semen por primera vez...y ahora esto...tenía la sensación de que todo me superaba, pero no quería cerrarme a probar cosas nuevas con el, ya que hasta el momento me había regalado un montón de orgasmos, y por tanto sabía lo que se hacía.

-Quieres follarme cariño?-me susurró de nuevo.

Se dió la vuelta, y desnudo, se puso de rodillas en la cama. Me dió un poco de lubricante y me dijo:

-ya sabes como va esto verdad? despacito porfavor...

Le puse un pegote de lubricante en el culo, y otro poco en el vibrador. Le metí dos dedos como había echo el conmigo.  Karlo gemía desde el primer momento.

Le fui metiendo el vibrador con cuidado, con miedo a hacerle daño. Como vi que rapidamente gemía, empece el “mete saca” bastante rapidito. Me gustaba la sensación de poder de estar follándome a mi pareja, pero más allá de esto no sentía mucho placer. Morbo más que nada, de verme en el espejo con el a cuatro patas enfrente mio.

Hasta que se dió la vuelta.

Su cara era de vicioso, como hacía un rato en su despacho. Abrió bien sus piernas y le metí el vibrador de nuevo. Ahora con mi mano derecha lo masturbaba. Su polla se puso dura rapidamente. Entonces una sensación de placer y gusto inundó mi cuerpo y empecé a gemir yo también.

Pasado un rato se corrió entre mis manos. Como estaba muy puesta, me llevé la mano directamente a la boca, y ante su atenta mirada me tragué su semen después de saborearlo gustosamente.

Aún con el vibrador puesto me tumbé a su lado.

Ese fue el dia que me explicó como funcionaba su vida sexual. Me habló de Tete, de Mireia, de Vanessa, de Judith, y alguna persona más que me estoy olvidando.

Al principio me asusté y mucho. Los celos no tendrian cabida en nuestra relación, estaba clarísimo. Pero por otro lado me gustaba mucho ese hombre como para desconfiar de él, ya que era transparente como un vaso de agua.

Sabía lo que había, podía salir corriendo, o subirme al carro. Decidí continuar. Por morbo, por algo de vicio, y sobretodo por amor. Me sentía enamorada de él de los pies a la cabeza, y estaba segura que el sentimiento era mútuo. Si bien lo que me decía me extrañaba, quería probar. Hasta el momento todo lo que habíamos hecho juntos me había vuelto loca de gusto.

Esa noche, Karlo había quedado con Tete y con Roger para cenar.

Me vestí monísimia y discreta y salímos los dos.

Tete me pareció un sol de persona. Un gigante amable. Al principio me lo miraba con algo de celos, por lo que Karlo me había contado, pero rapidamente me sentí agusto hablando con él.

Roger me pareció otro cantar. Un prepotente estúpido de mucho cuidado. Karlo lo puso rapidamente en su sitio. No perderé mucho el tiempo hablándoos de él.

Karlo y yo nos levantamos, y nos fuimos.

Durante la “discusión” salío un nombre: Judtih. Roger había dicho que era una prostituta, y quise saber un poco más del tema. Me estaba volviendo muy abierta, si, pero tenia que tener claro donde me estaba metiendo.

Karlo me explicó que para él, Judith era una amiga. Que se había dedicado a la prostitución pero por encima de todo, una amiga que lo había ayudado en momentos personales importantes. Y también quedó claro que les organizaba orgías a mi compañero y sus amigos.

Pensé durante un rato que la situación se me estaba escapando de las manos, pero por otro lado, Karlo seguía siendo completamente transparente conmigo. Me decía cosas que sabía que me podían alejar de él, pero todo y con eso me lo decía.

-quiero conocerla Karlo- le dije sorprendida de mi misma.

-en serio? ahora?-me dijo él, visiblemente emocionado.

Cogió el teléfono y la llamó. Al rato le devolvió la llamada.

Tuve que ser yo la que parara un taxi, pues a mi marido no le hacían ni caso.

Judith tenía un piso (después me enteré de que es nuestro) en el Eixample. Tenía un par de chicas viviendo con ella, que hacían salidas con clientes. Karlo las llamaban escorts, o prostitutas de lujo. Cobraban mínimo quinientos por cita, poca broma.

Cuando llegamos estaba nerviosa. Sentía que entraba en un prostíbulo, aunque en realidad no lo era.

Nos abrió la puerta Judith, una preciosidad de canarias, rubia pequeñita, con muchas curvas, y muy muy muy simpática. Fisicamente se parece a Paulina Rubio, pero con más curvas. Preciosa, y como ya he dicho super simpática.

Me encantó con la dulzura que me trataba, y como le hablaba a Karlo. Se conocen bien, y parecía que a él sus miradas y todo lo demás no le funcionaba con ella. Me gusto ver lo auténticos que eran el uno con el otro.

Nos sentamos, junto con una chica de las que trabaja con ella, también muy maja, y muy joven, veinticinco más o menos.

-bueno, cariño, que hacéis aqui?-le preguntó a Karlo

-pues bien, Anna quiere conocerte.

-conocerme? -preguntó incrédula consciente de que podíamos haber quedado a una hora menos intempestiva.

-si, conocerte, hemos cenado con Tete y Roger y has salido tú en la conversación.

-no me digas más, pobrecilla, ha conocido al gilipollas de tu amigo.

-en efecto-dije yo por primera vez.

Nos reímos un rato, y nos tomamos unas copas.

En un momento, Judith se levantó, me ofreció su mano, y me dijo:

-me acompañas querida?

Sin saber donde me llevaba asentí con la cabeza y cogiéndola de su mano me llevó fuera del comedor. Judith, causaba una confianza en mi , al igual que Karlo.

Con los años, he llegado a la conclusión que, salvando las distáncias, Judith es la versión en mujer de Karlo. Tienen carácteres muy parecidos.

Entramos en su habitación, se acercó a mi, y poniendo una de sus manos en mi barbilla, me dio un piquito. Me quedé de piedra, me aparté un segundo. Entonces le di uno yo a ella, aún no se muy bien porqué.

-vas a confiar en mi verdad preciosa? -me preguntó con una voz tranquila y sensual.

No sabía porqué me estaba excitando.

En ese momento, me dió otro, usando ya un poco su lengua. Me gustó como sabía. Era dulce y apetitosa. Por primera vez aquella noche me sentí super excitada.

Judith me desnudó en frente del espejo, besando y lamiendo cada rincón de mi cuerpo. Mi piel estaba de gallina permanentemente.

-a Karlo le chifla la lenceria cariño-me dijo a modo de consejo, mientras me bajaba las braguitas.

Tomé nota.

Una vez en la cama, Judith se fue rapidamente a mi coñito. Sin entrar en detalles pues me sentía en el Nirvana, me hizo la mejor comida de vagina que me habían hecho hasta ese momento. Ya lo dicen, que nadie como una mujer para hacer disfrutar a otra mujer.

Después de mi primer orgasmo, le quise devolver el favor. Me pidió que me tumbara, y de rodillas en la cama puso su vagina encima de mi boca. Con sus labios vaginales en mi boca, empezó a moverse, para masturbarse usando mi lengua.

Su textura era suave, estaba super mojada. El sabor era dulce. Mi lengua se volvía loca, y no paraba de lamer y tragar sus flujos. Acabámos haciendo un sesentaynueve.

Después de mi segundo orgasmo me incorporé.

Pude ver a Karlo sentado en la butaca, mirándonos. Su mirara lasciva había subido un peldaño más, hasta el punto que hizo que me sinitiese muy a gusto, y disfrutara más del momento.

Justo en ese momento entró la amiga de Judith. Llevaba una falda muy corta y botas altas. Se sentó al pié de la cama.

Mi nueva amiga me hizo una espécie de llave de judo, para ponerse pegada a mi, con nuestras piernas entrelazadas. Nuestras vagínas, mojadas y palpitando, una pegada contra la otra. Me cogió fuerte de un brazo y empezó a moverse.

La otra chica se acercó y me beso. Mi grado de calentura estaba muy muy alto.

-chúpasela bonita-le dije al oido, mientras besaba su cuello.

Karlo no dejaba de mirarme a los ojos. Se levantó y se sentó a mi lado, completamente desnudo y empalmado.

Judith aumentó el ritmo de sus movimientos, mientras la otra chica le empezaba a chupar el pene a Karlo.

Él no dejaba de mirarme a los ojos. En un momento se levantó, me besó, e ignorando a la chica que se la chupaba, puso su polla entre nosotras dos.

Soltó su corrida entre nuestras caras y Judith y yo contiunamos besándonos compartiéndola.

Cuando mi nueva amante y yo nos despegamos, Karlo estaba compensando el esfuerzo a la otra chica, chupando su vagina.

Judith y yo nos fuimos al baño y los dejamos solos.

-oye, a mi me parece un gran tio -me dijo ajustando la puerta.

-a mi me tiene loquita -me sincere.

-yo lo conocí en una situación que no me permitió enamorarme de él -me dijo ella, que parecía super sincera. Entendí que se referia a que su primera vez, fue pagando. Esto a estas chicas no les gusta.

-pero-dije yo un poco asustada por no saber dónde me estaba metiendo-su vida sexual me da miedo.

-miedo? - mira, estoy convencida que siempre te será sincero

-y los chicos? -le pregunté.

-Karlo no és gay. Nunca lo he visto mirarse a un chico como a una mujer. Está loquito por tus huesos, se lo noto. Pero en el sexo es liberal, abierto de mente. Si abres tu mente y te dejas llevar, serás feliz a su lado.

Parecía fácil.

-y cuando conozcas a Tete, entenderás lo que te digo.

No tardé muchos dias en saber a que se refería.

De vuelta al despacho, mi nuevo hogar, fui callada todo el camino. Necesitaba asimilar. En cuatro dias, había conocido un tio, sexualmente muy activo, y de gustos muy variados. Me había dado por detrás, había probado su semen, y mientras me enrollaba con una chica, había visto como otra se lo montaba con él.  Demasiado en poco tiempo.

Él respeto mi estado y tampoco dijo ni media.

Al llegar a casa, nos duchamos y nos fuimos a dormir. Sin duda había sido un día de muchas experiéncias.

Aquella noche, me costó dormir una barbaridad. Karlo dormía a pierna suelta, apenas era la tercera noche que dormiamos juntos.

Mi cabeza me daba vueltas, y no sabía hacía donde tirar. Me lo miraba, y me gustaba mucho lo que veía. Sus miradas, sus gestos, sus palabras, su inteligéncia emocional. Fisicamente también me atraía mucho, su aspecto cuidado sin llegar a metrosexual. Sus tatuajes, de los que no me había contado nada aún. El de la espalda me tenía intrigada todo lleno de símbolos. Despertaba unas sensaciones desconocidas para mi en todos los aspectos. Me gustó mucho que Judtih me hablara muy bien de él.

Al final, no se a que hora, me dormí.

Era sábado, supongo que sobre las diez de la mañana. Unos rayos de sol entraban entre la persiana. Karlo seguía dormido. Empecé a recordar todos los numeritos del dia anterior. Parecía que lo veía de otra manera, y por alguna extraña razón me sentía muy caliente. Karlo estaba a mi lado dormido, en pantalon corto, completamente destapado. Me puse muy caliente.

Me levanté y fui a preparar café y algo para desayunar.

Volví a la habitación y continuaba dormido. Como estaba boca arriba, decidí despertarlo con mimitos.

Por el rocé de mis pechos y de mis labios, su pene se despertó antes que él, asi que le aparté el pantalóncito, y me lo lleve a la boca.

Al tercer lametón, Karlo ya empezaba a reaccionar, incluso me susurró un buenos días.

La verdad es que tiene una polla preciosa. De catálogo. Grande, con las venas muy marcadas, y un capullo rojo oscuro que cuando sale a verte indica placer asegurado.

No se si soy una gran chupadora, pero Karlo disfrutaba de lo lindo. Me apartaba el pelo para verme la cara, y yo continuaba deslizando mis labios por su polla, jugando con mi lengua sin dejarlo de mirar a los ojos. No necesité mucho esfuerzo, Karlo se había despertado caliente, y se corrió en mi boca. Me aviso de que iba a hacerlo, pero quería hacérselo hasta el final.

Me encantó continuar chupándosela después de haberse corrido. Me estaba volviendo adicta a su semen.

Nos besamos, y poco después nos levantamos a desayunar, bueno, a tomar café, ya que la nevera estaba llena de cerveza y poca cosa más.

-vamos a un sitio, tengo una sopresa-me dijo en la cocina. Completamente desnudo.

Como os decía me sentía muy caliente, una reacción que me provocaba él.

-Vamos a conocer a una gente, nos tenemos que poner guapos-me dijo.

-como de guapos?-le pregunté preocupada, pués tenía la mitad de mi armario en el piso de mi ex.

-no se Anna, yo me pongo pantalón y camisa, tu misma. Tengo camisetas de Magic, Larry y Kobe.

-que gracioso eres. No se que ponerme.

Total, que abrí el armario, mientras Karlo se tomaba el café sentado en la cama.

Unos shorts, una minifalda, una falda larga, un vestido, empezaba a hacer calor, y habíamos quedado para comer.

Me puse un tanga negro, y me probé una blusa muy fresquita, que me gusta llevar sin sujetador. Tengo un pecho bastante grande, 105 copa D y de momento, muy bien puesto.

-te gusta esta blusa Karlo?

El asintió con la cabeza, y su pene también estaba asintiendo. Este hombre es una máquina, no hacía más de hora y media que se la había chupado.

Continué probando conjuntos, hasta que di en el clavo. Algo atrevida pero muy mona.

Karlo lo tiene más fácil, pantalón fino, zapatos, y camisa fina arremangada.

Cuando me quité la ropa que me estaba probando, me di la vuelta. Karlo se estaba masturbando mirándome.

Me acerqué a él, y me senté encima. Apartó mi tanga a un lado, e hicimos el amor. Durante mucho rato. Con nuestros cuerpos pegados el uno al otro. Pude notar su orgasmo al correrse como si fuese mio, echo que me provocó un segundo orgasmo a mi.

Nos duchámos juntos, (nos encanta hacerlo). Karlo me abrazó, completamente enjabonados, y poniéndome de espaldas a él, empezó a masturbarme.

-que haces loco?-le pregunté entre jadeos.

-quiero que estes muy relajada....

Por esos tiempos, ya le tenía el tranquillo cojido a mi clitoris, y era capaz de hacer que me corriese en poco rato. Me mata de gusto.

Salímos a comer, con tiempo de sobra, subímos paseando desde nuestra casa hasta la Diagonal, mirando algunos escaparates. En la esquina, Karlo pidió un taxi.

Fuimos a comer a un restaurante con tres estrellas michelín, que hay en la Avenida del Tibidabo. Pero esa no era la única sorpresa. Habíamos quedado para comer con dos conocídos empresarios, que son matrimonio, de los más prestigiosos del país en lo que a RRSS se refiere.

Los vi antes de sentarnos, y le apreté la mano a Karlo, para que los mirara, pero no esperaba sentarme a comer con ellos.

Bueno, resumiendo un poco la situación, Karlo invirtió en ellos cuando empezaron, hace ya cinco años. Estuvimos hablando de trabajo durante las tres horas que dura el menú degustación. Fue como una super entrevista de trabajo. Me ofrecieron trabajar para ellos de forma externa, ellos me deribarian clientes y yo les daría una comisión. Era increible. Lo que me había cambiado la vida en cinco dias.

Cuando nos despedimos, Karlo no podía evitar la cara de aburrimiento, pues no domina el tema, y se limitó a escucharnos. Saliendo, después de conocer al chef super famoso y muy simpático, literalmente me quería comer a Karlo. No sabía como demostrarle tanto agradecimiento.

Pedimos un taxi, y por unos instantes puso modo serio.

-trabajas con ellos un año, aprendes pues son muy buenos. Cuidado con él, que es un viejo verde. Ella es un amor de persona. Y cuando creas que estas preparada, los dejas y te potencíamos a ti.

-potenciamos? quien?

-Roger y yo, como hicimos con ellos. Roger me vendió sus acciones hace poco.

Ya os habra contado Karlo que Roger es un publicista de lo mas respetado en Europa, y Karlo hace inversiones con él, en gente que como yo, está empezando.

-Roger invertiría en mi?

-si, no te quepa duda. Que te pareciera gilipollas, que en sus momentos lo és, no significa que no sea un tipo muy inteligente. Pero puedes estar tranquila, economicamente no le necesitamos desde hace ya mucho.

Eran las seis pasadas de la tarde.

Con la excusa de mirar un bolso, le pedí a Karlo que me esperara en el despacho.

Me fui a comprar un conjunto de lenceria negra muy sexy, para agradecerle sus gestos conmigo. No tenía dinero para regalos, asi que pensé que el regalo sería yo.

Subí al piso, y me fui directa a la habitación. Me puse el conjunto, sujetador y tanga negro, transparente, y medias con ligueros a juego. Zapatos negros de tacon extra largo, y logicamente el arnés.

Entre en el despacho, estaba sentado en el sofá, con la tablet, y una copa en la mano.

En un segundo se desnudo y espero a que me acercara a él. Me moví un poco sensualmente, sin que alcanzara a tocarme. Me acerqué un poco más y me cogió el vibrador, para llevárselo a la boca. Me excitaba mucho verlo chupar mi vibrador como si fuese una polla. Me puse muy caliente.

Me arrodillé en el suelo, y Karlo se abrió bien de piernas. Pase mi lengua por su ano, durante un buen rato, al tiempo que lo masturbaba. Lo penetré con más ganas que el dia anterior, y le gustaba pues gemia de lo lindo. Me estaba a empezando a gustar mucho esto de follármelo yo a él.

Recogí su propia corrida de encima de su barriga con mi boca, y la deje caer, de mi boca a la suya a gotitas. El esperaba sediento. Al final nos morreamos jugando con su corrida. Estaba muy caliente, y él también.

Se levantó un momento y se fue a la habitación completamente desnudo.

Volvió con el maletin en la mano.

-ponte como estaba yo bonita-me dijo en plan mandón.

Logicamente le hice caso. Me desabrochó el arnés, y me quitó el tanga.

Me cogió por mi tobillo derecho, y subió mi pierna al sofá. Hizo lo mismo con la izquierda. Quedaba completamente espatarrada. Con su lengua empezaba a lamerme por el culito, y acababa en mi clitoris, asi unas cuantas veces. Karlo tragaba sediento  todos mis flujos, y los repartía por mi culo y mi propia vagina. Entonces con un dedo, empezó a rondar mi culo. Me metió uno, y rapidamente dos. Unto un poco de lubricante, y me masturbó el culo bastante a lo béstia. Me gustaba, mucho que lo hiciese fuerte, pues sus dedos entraban y salían bien.

Cambió sus dedos por un vibrador, no muy grande, untado en lubricante. Ahora si iba más despácio. Me daba mucho gusto que me follara por detrás.

Unos instantes después, me metió otro vibrador, este más grande por delante. Me tenía doblemente penetrada. Moviendo los dos vibradores a la vez, no tardé mucho en correrme. Cuando quitó el vibrador de mi vagina, tuve el siguiente orgasmo.

Me quedé rendida, en el sofá, muerta de gusto, y de cansanció. Tanto estremecer mis músculos me había dejado ko.

-te ha gustado cariño?-me susurró al oido.

-estoy muerta, de gusto -le contesté buscando su boca para besarlo.

-esta noche conocerás a Tete.

-ya lo conozco Karlo.

-no, esta noche lo concerás de verdad. Bebe Coca Cola ayuda a evitar agujetas -me dijo el muy cabrón.

Y vaya si tenía razón.

Tete se presentó en el despacho, que yo aun andaba en tanga y con ligueros roneándome por el sofá. Karlo le abrió la puerta completamente desnudo. Y el cubano ni se inmutó.

Me levanté ruborizada por que me viese asi. El me sonrió y me dio dos besos. Me tiro un piropo muy fino y elegante, y se fue a no se donde.

Karlo se sentó a mi lado, como si tal cosa.

-me voy a vestir vale?

-espera Anna. Dáme un par de minutos.

Tete apareció en calzoncillos blancos (siendo mulato resaltan mucho). Es un tio enorme. Metro noventa de altura, y bastante fuerte. No esta cachas, esta fuerte, no se si me explico. Ni un pelo en todo el cuerpo, y un brillo en su piel precioso.

Y lo que se adivinaba bajo los calzoncillos, daba miedo.

Dejó una bandeja con una bolsita encima de la mesita. Era lo que parecía.

Yo por mi parte, hacía años que no soplaba, pero viendo que Karlo y Tete tiraban del tema me apeteció y también lo hice.

Nos bebímos una copa, bastante rápido. Intuía de que iba el tema, y me apetecía mucho ver a Karlo en acción con un chico.

Tete se levantó, apartó los basos y la bandeja de la mesita y lo puso en una estanteria.

Se quedó de pié delante nuestro, y Karlo se incorporó. Le bajo los calzoncillos hasta los tobillos. Entonces vi por primera vez el pene de Tete. Menudo pene.

Karlo lo cogió por la base, y se la acercó a la boca.

-me ayudas?-me dijo.

Quería, me moría por chupar aquella polla enorme de color oscuro os lo prometo. Pero me apetecía más verlo chupar a él.

Como no le contesté, me limite a mirar. Mi entrepierna palpitaba del calentón.

Me quité el sujetador, y Tete puso una mano encima de mi hombro, dirigíendome para su pene. Cuando me tuvo cerca me pellizco un pezón con mucho tacto y mucha delicadeza.

Me acerqué más a Karlo, que me estaba esperando, lamiendo la punta y ofrieciéndome hacerlo yo. En ese preciso instante un ataque de verguenza recorrió mi cuerpo. Pero mi querido Karlo no me dio opción y me metió la punta entre los labios.

Abrí discretamente la boca y Tete hizo el resto. En un segundo noté que me ahogaba, por suerte el es consciente del tamaño de pene que tiene, y la sacó rapidamente.

Karlo se reía...

-ni media cariño-me dijo con una sonrisa en la cara.

Me olvidé de mis verguenzas, y empecé a chupar con ganas. Karlo me ayudaba. Entre los dos le chupamos la polla durante un buen rato.

Hubo un momento que Karlo se apartó y me dejó sola, ante el peligro. Tete estaba de pié, sin moverse, soltando ligeros gemidos. A mi me dolia la mandíbula y el cuello. Continué un rato con mi lengua.

Tete se apartó un poco, y vi de reojo a Karlo estaba preparado sentado en el sofá, con las piernas abiertas. Me senté pegada a él, mientras Tete se preparaba. Quería sentir lo que sentia él. Sus ojos se pusieron turbios de gusto cuando empezó a metérsela.

Estos dos se conocen bien, y saben lo que se hacen. Besé durante un rato a mi compañero, y después me hizo una señal, mirándo hacía su pene. Estaba flácida y diminuta. La besé durante unos segundos, intentando seguir el compás de las envestidas de Tete. Cogió su tamaño natural rapidamente. La metí en mi boca todo lo que pude, y empecé a chupársela. No tarde mucho en conseguir su corrida. Lo mejor de todo, es que sin tiempo para reaccionar, se corrió Tete, y como mi lengua andaba por allí me lleve el premio. Abrí mis labios, y mientras Tete se masturbaba con su capullo entre ellos. Después de que lo soltara, continué besándosela.

Acabé tragando parte de sus corridas, y con Karlo compartí lo que quedaba, dejándolo caer en sus labios, para seguir comiéndonos y compartiéndolo.

Karlo se levantó, visiblemente mareado y se fue a la ducha. Yo fui al otro lavabo, para darme un agua. Me hizo grácia, porque mientras me desnudaba entro Tete por error.

-perdone-me dijo con su característico acento cubano.

-no pasa nada, Tete pasa...después de todo, ya nos conocemos.

Tengo que decir que Tete tiene una sonrisa preciosa. Al ser mulato su perfecta dentadura resalta mucho.

Entró, y espero desnudo a que yo me diera el agua. Muy atentamente me ayudó a secarme la espalda.

-es usted muy afortunada Anna-me susurró al oido mientras me secaba la espalda.

Me di la vuelta, pegada a él, se ruborizo cuando notó el tacto de mis pechos.

-porque me lo dices? -le pregunté muy interesadamente.

-he conocido muchas personas que se han vuelto locas por asi decirlo, al estar con él. Hay que ver mucho más allá del chico guapo y rico...hay que aceptarlo como es. La persona que pretenda cambiarlo fracasa.

-bueno, por lo poco que lo conzco diría que me gusta tal y como es.

-hace años que los conozco Anna, es un buen tio. Muy reservado a pesar de todo, pero buen chico. Siempre va de cara.

Como el tamaño del pene de Tete estaba cambiando, me aparté.

-grácias guapo-le dije al tiempo que le daba un piquito de puntillas, y con un dedito, lo bajaba desde su cara, por su pecho, barriga, hasta llegar a su polla, que estaba bastante dura.

Me agaché, y le pasé la lengua. Aún sabía a semen.

Me siento poderosa con Tete, tuve la sensación (y acerté mucho) que tendría un gran amigo en él.

Cuando salí del baño, con toda la lencería puesta, los labios pintados y bien peinadita, Karlo estaba en el comedor, preparando unas rayas en la bandeja.

-te has follado a Tete cariño?-me preguntó, asi tal cual.

-no. Y lo he dejado con las ganas creo. Te hubiese importado?

-tu que crees?

-no, sin duda.

-pues eso. Yo no soporto la mentira. Si te apetece es cosa tuya, es tu cuerpo y tus deseos, quien soy yo para ir contra eso?-me dijo.

-y viceversa.

-claro.

Le di un besito, y le cogí el tubito. Cuando acabé fui hasta el baño. El muy vicioso se estaba masturbando en la ducha. No hacía una hora que acababa de follarse a mi marido.

Me quité el sujetador, pues a Tete se le íban los ojos con mis pechos.

La diferéncia de estatura fue un handicap, pero nos las ingeníamos para que pudiese frotar su pene con mis pechos, acompañándolo con mi lengua. Se le puso tiesa bien rápido.

Se la chupé durante un rato, como el ya había echo su trabajo, no tardó mucho en correrse.

Me incorporé, y recogiendo con un dedo los restos para llevármelos a la boca le dije:

-tu y yo vamos a ser buenos amigos Tete. Ya verás.

Salí desnuda, había salido un lado morboso de mi que yo misma desconcía. Me sentía pervertida y guarra (en el sentido mas sexual de la palabra) a partes iguales. Viciosa. Tenía ganas de más.

-pues la verdad es que estabas mas guapa antes cariño-me dijo Karlo al verme salir desnuda, despeinada, con el pintalabios corrido, y los restos de lenceria en una mano.

Me dió por reirme.

Primero repetí turno en la bandeja, y después me fui a arreglar. Iba un poco puesta la verdad, y me sentía de lo más agusto.

Justo cuando salía del baño de mi habitación, me encontré un repartidor chino de comida a domicilio. El chico abrió los ojos como un chino nunca ha hecho. Sonreí y continué hacía el despacho.

Lo divertido fue que Tete lo estaba atendiendo en calzoncillos.

A saber lo que le paso por la cabeza al chino...seguro que se quedo corto.

Karlo pidió sushi y cosas variadas. Lo malo de vivir en un piso oficina, es que no hay mesa ni sillas de comedor, asi que comimos en el sofá y la butaca dejando las cosas en la mesa del medio.

Después de cenar, continuamos bebiendo. La harina se había acabado asi que nos apañamos con el whiskey.

Tete y yo hablábamos de política de su pais, y Karlo se fue un momento.

Volvió con un par de bolas chinas y una especie de vibrador pequeñito en forma de cono.

-que es esto mi amor?-le pregunté, inocente de mi.

-unas bolas chinas, y un dilatador-me contestó. La respuesta me dió miedo, sobretodo lo segundo.

Me levanté y Karlo, con sutileza me pidió que pusiera una pierna encima de la mesa.

Me aparté el tanga. Karlo paso la lengua por mi vagina. Estaba super mojada, con suma delicadeza, me insertó las dos bolas, que estaban muy frias.

-junta las piernas un poco.

Me incorporé. Era una sensación rara pero muy placentera.

Me di la vuelta, y puso mi culito en pompa, separando un poquito las piernas.

Karlo untó el dilatador con un poquito de lubricante y lo metió con mucha facilidad.

Camine un poco por el despacho. Era incomodo lo de detrás, pero era placentero a la vez.

Karlo y Tete vaciaron la mesita, después de acabarse sus copas. Pusieron dos toallas a modo de mantel.

-tumbate cariño-me dijo Karlo mientras me desabrochaba el sujetador.

Me tumbé boca arriba, y ellos dos después de desnudarse se arrimaron a mi cuerpo. Karlo me movió un poco, haciendo que mi cabeza quedase colgando. Entonces introdujo su polla en mi boca, mientras Tete frotaba la suya con mi cuerpo.

Karlo con movimientos ligeros me follaba la boca. La notaba mas adentro de mi garganta. Incluso me entró alguna arcada.

Tete me masturbaba haciendo que las bolas chinas se movieran en mi interior. La situación era tremenda.

Como estaba muy incómoda cambiamos de posición.

Tete se sentó en el sofà mientras Karlo frotaba su polla entre mis nalgas.

Karlo cambió el dilatador por su pene. Empezó a follármelo duro.

Me encanta.

Tete me ayudo a sentarme encima suyo, metiendo su gran polla en mi vagina.

Recuerdo que lamió las bolas chinas después de sacármelas.

Me sentia ensartada en una estaca enorme. Que locura.

Empecé a moverme despacito.

-espera un momento-me dijo Karlo, que no se había olvidado de mi.

Noté como me volvía a meter su polla en mi culito. Me sentía como si fuese a reventar.

Me movía con lentitud para que no se saliera ninguna. Toda mi piel estaba como de gallina. Mis pezones erectos. Los chicos también estaban muertos de gusto.

Se corrieron en mi interior los dos.

Me gustó ver la cara de Karlo al ver como me sentaba en la mesita, y pasando mi mano por mi entrepierna me la llevaba a la boca.

-estoy creando una béstia-dijo con una gran sonrisa en la cara.

Creo que tenían razón.

Acabamos con los restos de la bandeja. Debían ser las doce de la noche. Solo las doce.

-Salímos de copas?-pregunté con cara de niña mala.

Los dos asinitieron.

Me fui a la ducha. Un tanga, un conjuntito de mini falda y camisa la mar de mono y unos zapatos de tacon de aguja.

Fuimos andando al Luz de Gas, y estuvimos bailando un buen rato. Tuve la idea de llamar a Judith que se apuntó más tarde.

Karlo es un pelin patoso bailando, asi que no tardo mucho en instalarse en la barra.

Me gustaba verlo desde lejos, relacionarse con la gente. Recuerdo un par de señoras que estuvieron unos minutos hablando con él. Todo eran risas. Por mi parte notaba algo de celitos, asi que me acerqué para cortarles el rollo. Justo en ese momento Karlo me las presentó. No recuerdo sus nombres, solo recuerdo que eran muy pijas, y que tal como nos dimos dos besos se fueron.

-tengo ganas de ti cariño-le susurre al oído, pasándole con discreción la mano por el paquete.

-me queda un poco de polvo, que me han dado. Nos escondemos en un lavabo?

Asentí con la cabeza, pero tal y como estaban de llenos, nos pasamos la bolsita ya que no tuvímos más remedio que entrar por separado.

El pedo que llevábamos era bastante considerable. Demasiadas mezclas. Necesitaba hacerlo bajar un poco, o dormir sería imposible.

El problema es que notaba un poco de dolor en mi vagina, por la caña recibida hacía unas horas.

Judith fue la última en llegar y la primera en irse. Le insistí en que se viniese a casa, pero no hubo forma de convencerla.

Quedamos en llamarnos esa semana, para conocernos mejor (no todo es sexo amigos).

Debían ser las cinco de la mañana, bastante pasadas. Tete también se despidió de nosotros, y esperamos en la puerta de la disco con el, para pedirle un Taxi. Nosotros nos fuimos andando.

Karlo, que iba tan pedo como yo, o quizás más, estaba hablando con una de las señoras de antes, y el que parecía ser su marido.

Me acerqué a él para buscar donde apoyarme. Los taconazos que llevaba me estaban castigando la vida.

-oye, este tio és un conocido, y me ha sugerido un intercambio. Te apetece?-me dijo al oido.

-ostras….no es muy mayor? a ti te apetece?

-por mi bien…peor te tiene que apetecer a ti.

-prefieres follarte a esa vieja?-el matrimonio pasaban bien los cincuenta.

-prefiero follármela a ella, y después a ti mi vida.

Al final, como vivian cerca, nos fuimos con ellos. Karlo ya había estado con los dos, asi que yo era la nueva.

Cuando llegamos a su casa (pedazo de piso en la zona buena de la ciudad) ella preparó unas copas y unas rayas.

En cinco minutos estábamos entonados. El hombre, muy elegante, se sentó a mi lado, y me puso una mano encima de la pierna, que tenía cruzada encima de la otra.

-me dejas preciosa?-me dijo amablemente. Separé mi pierna, y con sumo tacto subió su mano hasta mi entrepierna.

-mi marido es un cochino, siempre quiere enrollarse con jovencitas-dijo su muer.

-bueno, en la variedad está el gusto-contestó Karlo, que estaba bajándose los pantalones.

La señora, se arrodilló en el suelo, y Karlo subió una pierna al sofá. Ella empezó a chupársela con muchas ganas.

Mientras, el señor ya me había apartado el tanga, y me estaba manoseando la vagina. La verdad, sabía lo que tocaba, porqué me puse empapada en pocos segundos.

Mi sorpresa fue cuando se desnudó, tenía un cuerpo envidiable, y una bonita polla.

Como no me lo pidió, no se la chupé, aunque no me hubiese importado. Se enfundó un preservativo, y después de refregarla un poco por mi vagina, la metió dentro.

Dejé que el llevara el ritmo, pues sabía lo que hacía. La verdad, aquel señor, sabía dar placer a una mujer.

Cuando acabó, con sumo tacto, se apartó y se retiró al baño.

Mientras, Karlo, aun estaba enzarzado con la señora, dándole desde detrás, y cogiéndola por los operadísimos y enormes pechos.

Me puse al lado de mi pareja, pues me pareció que tenía problemas para correrse. Arrimada a él, pase mi mano por su espalda, y bajé hasta su culo. Se quedó quieto unos instantes, para que le metiese un dedito.

En pocos empujones más, Karlo se corrió dentro de la vagina de la señora, que se levantó, y como su marido, se fue al baño para arreglarse.

Otra rallita y para casa.

Nos despedimos y empezamos a caminar hacía casa. Íbamos abrazados, de esta manera nos costaba menos mantener el equilibrio.

Cuando llegamos a casa, nos desnudamos y nos fuimos a la ducha.

Nos estuvimos un buen rato, mirándonos, en silencio, solo tocándonos con las manos para enjabonarnos.

Cuando salímos, el pedo había bajado considerablemente, aunque el suelo continuaba moviéndose.

Karlo se lió un cigarro, que es mano de santo para irse a dormir. Hacía como diez años que no fumaba, pero aquel dia, volví. Aunque solo lo hago en situaciones muy especiales.

Al irnos a la cama, me deslicé un poco por su cuerpo, su polla se puso en marcha rapidamente.

-no lo hagas cariño, si estas cansada-me dijo Karlo, cuando me disponía a lamer su pene- además me dijiste que te dolía la vagina.

-bueno, doler doler tampoco. Y mi culito no me duele amor -tenia ganas de él. Después de todo hacía cinco dias que nos conociamos.

Estuve un buen rato chupándole la polla, hasta que se incorporó poniéndose encima mio, con sumo cuidado me penetró y me hizo el amor. Me pone tan caliente y tan mojada que ni me acordé de mis moléstias.

Durante un buen rato estuvímos gozando el uno del otro, hasta que al final tuvímos nuestro orgasmo.

Nos dormimos los dos, completamente desnudos.

Al dia siguiente, me desperté a eso de las doce. Karlo continuaba completamente frito.

Me puse una camiseta (no recuerdo de que jugador) y me dediqué a recojer el piso, que estaba echo un drama.

A eso de la una del mediodia, llamaron al timbre. Era Tete, no nos acordámos que habíamos quedado para comer con el, y Karlo continuaba dormido.

Lo invité a sentarse en el despacho, cuando me dirigía a la ducha.

Entré en mi habitación a coger ropa interior, pues no llevaba. Salí al despacho y le ofrecí una cerveza a Tete.

Cuando se la lleve, Tete tenía una media sonrisa dibujada en la cara.

-que te ries?-le pregunté haciendo que se ruborizara más.

-me rio? no no....-me decía medio titubeando.

Quise jugar a provocarlo, asi que me las ingenié para que viera que no llevaba ropa interior.

-que tal ayer, lo paso bien?

-si, lo pase muy bien Tete fue una gran noche loca.

-le habían echo el amor alguna vez dos hombres a la vez?

-no nunca, y me gustó, mucho.

Lo queria provocar yo, y lo estaba haciendo el.

-sabes que tuve que hacer cuando llegue a casa?-le pregunté retomando el mando de la situación.

Me senté en la mesita y me levanté la camiseta lo justo. Cogí el botellin de cerveza que estaba bien frio, y me lo pase por la vagina.

-vaya, le quedo el coñito castigado?

-si, bastante. Aunque no me molesta ya hoy. Mira, se me ponen los pezones duros por el frio.

Le di el botellin a Tete, que paso su increible y gran lengua para notar mi sabor.

-tiene usted un sabor muy rico por las mañanas-me dijo.

-gracias guapo-le contesté-quieres hacer algo por mi Tete?

-dígame si esta en mi mano.

-quiero ver como te masturbas.

-en serio?

Me senté en la butaca que hay delante del sofá, y apoye una de mis piernas en el brazo de la misma. Me lamí un dedo, y empezé a masturbarme yo.

Tete se levantó y se quitó los pantalones y calzoncillos a la vez. Agarró su enorme pene con su mano derecha y empezó a masturbarse.

Tuve un orgasmo antes que se corriera, asi que muerta de gusto, me arrodillé delante suyo, y poniéndo su pene entre mis pechos, deje que se masturbara con ellos, mientras esperaba su eyaculación.

Después de correrse en mis tetas, las lamió durante un rato.

Me levanté, y pase mis dedos por mi vagina. Se los ofrecí a Tete, que los lamió.

-me voy a duchar. Intenta despertar a Karlo.

Por primera vez, creo, en unos dias me duché completamente sola, sin esperar a que entrara nadie. Me apetecía que entrara Karlo, e incluso Tete, pero os aseguro que la ducha, en paz, me sentó muy bien.

Salímos los tres, a comernos una paella al puerto olímpico, como si fuesemos guiris.

Fue curioso, pues fuimos un trozo en metro, y otro andando.

-tienes coche Karlo?

Tete se puso a reir, y Karlo también. Si que tenía coche, lo que pasa es que si no tiene que hacer muchos quilometros no lo saca del parking. No tiene paciéncia para buscar aparcamiento.

Estuvímos fuera, hasta pasadas las ocho de la tarde, cuando volvímos al despacho. Tete se venía con nosotros dos, asi que intuí que tendriamos “asunto”. Pero no fue tal y como lo pensaba.

Tete se fue a su casa desde el despacho, después de que Karlo le diese unos papeles.

Karlo se iba de viaje dos dias a Madrid por la mañana temprano. Aproveché para quedar para cenar con mi amiga, Maria, la que me había ofrecido una habitación.

Karlo se quedó en el despacho, preparándose las reuniones que tendria esos dos días.

María y yo cenamos en un restaurante cercano a casa de Karlo, (al que vamos con frecuéncia) Don Pepito.

Mi amiga alucinó con lo que le conté de Karlo (de sexo no le hablé, eso és mas íntimo).

Al cabo de un rato, eran las diez largas, me envió un whatsapp Karlo, si podía venir a comer algo rápido, y nosotras ya estábamos en los postres.

Cuando vino, pudé ver a mi querido Karlo en acción. Maria es una mujer muy guapa, morena, algo más alta que yo, con un cuerpo muy esbelto. Un pelín demasiado delgada para mi gusto, pero sin duda se hace mirar.

Y Karlo, como ya os podéis imaginar, tiene un “saber estar” fuera de lo normal, y siempre causa una buena primera impresión.

Estuvímos una hora larga, esperando que Karlo cenara, hablando de nuestras aventuras en Lleida, cuando eramos jovencitas. Ligues, y demás.

Sugerí una copa en el Dry Martini, que está cerca, pero ámbos declinaron mi idea.

Maria nos acompaño hasta el despacho, y cuando vio la zona donde está se quedó de piedra. Insistí en que subiera a tomar una copa, pero de nuevo nos dijo que no, así que la despedimos en el Taxi.

-te la hubieses follado cariño, lo sé-le dije super convencida.

-y tu también rica-me contestó él.

-si, contigo al lado si. Otro dia lo intentamos.

Nos subimos al despacho, en el ascensor me subió la falda, y me cogió la vagina literalmente. No le cuesta ni dos segundos hacer que me ponga chorreando.

-tengo ganas de sexo cariño-le dije, quizás demasiado sinceramente.

-y que te apetece mi amor?-me dijo mirámdome a la cara. Me tiemblan las piernas cuando me habla asi.

-buf...no sabría decirte...algo que sea poco convencional.

-estas segura de lo que me estás diciendo??

-bueno, si, estoy segura, pero vale, no me pongas un caballo que no lo toco.

Nos reímos mientras entrábamos en el piso.

-vamos a ver, es domingo por la noche, las doce, mañana tengo reunión al mediodia, asi que nada de drogas ni alcohol, Tete dudo que quiera venir...no se...solo se me ocurre Judith-dijo Karlo pensando en voz alta.

-Judith es una buena opción....

-o....siempre podemos.....

-continua, no me dejes así cariño-le supliqué.

-recurrir al sexo de pago...es algo que nunca falla.

-perdona? tu pagas por tener sexo, haciéndolo con hombres y con mujeres?

-bueno, procuro no tener que pagar, pero es la forma mas cómoda de tener sexo cuando quieres tenerlo.

No me hacía mucha ilusión, y se dio cuenta.

-bueno, se me ocurre otra opción, un club de intercambio.

-ostras que corte, no se Karlo....lo de ayer por la noche fue morboso, y estuvo bien, pero un club….

Cuando me quise dar cuenta, me tenía completamente desnuda, de pie delante del sofá.

Me cogió de la mano, y nos fuimos a la cama. Una vez allí, me puso a cuatro patas, y después de lamer un buen rato mi ano, que me gusta cada vez más que me haga cosas por allí, me introdujo un juego de bolas chinas. No se, creo que son ocho o nueve. Cada vez que introducía una daba mucho gusto. Entonces me tumbé boca arriba, y se entretuvo un buen rato con mi vagina. Le encanta notar como me mojo y excito con su lengua entre mis piernas. Cuando me penetró la vagina, las bolas anales empezaron a soltar vibraciones, y yo me queria morir de gusto.

Follamos durante un buen rato, hasta que nos quedamos rendidos.

Al dia siguiente, Lunes, después de hacer el amor en la ducha, me pidió que lo llevara al aeropuerto, para estar un ratito más juntos. Éramos (bueno, somos) dos enamorados desando pasar el máximo tiempo juntos.

Fuimos primero al banco, para abrir una cuenta juntos, para la gestión de los gastos de los pisos, y después volvímos al despacho a buscar la maleta, y coger el coche.

-vamos bien de tiempo-me dijo mientras cerraba la maleta.

Lo entendí perfectamente, y estaba muerta de ganas. Con una paciéncia seductora y excitante, me bajó los leggins y el tanga. Me hizo el amor apoyada en la butaca, cogiéndome por los pechos, y pellizcando mis pezones. Me di la vuelta, y apoyada en la mismo cabezal de la butaca, me cogió una pierna y continuó follándome.

Nos arreglamos de nuevo, y nos fuimos para el parking.

-toma, conduce tu, asi puedo asegurarme que sabes-me dijo con una sonrisa pícara, que algo escondía, mientras me daba la llave.

-es en serio?-le dije enseñándole la llave, y el logotipo de Porsche-bueno creo que en realidad no me sorprende. Menudo cochazo cariño...no entiendo como cojes taxis-le dije. Siempre me han gustado los coches, y la verdad tenía ganas de conducirlo.

-cuando lo cojas, entenderás porqué no lo uso más.

Meterlo en la plataforma elevadora del parking tuvo su tela, ya que es un coche muy ancho. Y salir a pleno paseo de Grácia a las once de la mañana, en pleno mes de Junio, con un deportivo ni os cuento. Además hay que cruzar la acera.

Nos despedímos en el aeropuerto, reconzco que se me escapó una lágrima.

Saliendo del aeropuerto, se me ocurrió descapotar el coche. En medio minuto estaba completamente despeinada, pero la sensación del aire en la cara era muy buena. Quien me iba a decir a mi, que una semana después de llegar a Barcelona con lo puesto, practicamente, circularia como si tal cosa con un Porsche descapotable.

Al entrar en la ciudad, entendí a lo que ser referia Karlo. Una chica rubia conduciendo un descapotable, incluso fotos me hicieron al entrar en Diagonal.

En el primer semáforo que se puso rojo lo aproveché para cerrar del techo, que vergüenza....

Metí el coche en el parking, y me fui a comer con una posible clienta.

Por la tarde, después de poner orden en mi nuevo estudio, tomar medidas etc, recibí una videollamada de Karlo. Eran las siete y ya estaba en el hotel, aburrido.

Hablámos durante un rato largo, y llegó un punto en que los dos nos pusimos muy morbosos. Judith tenía que llegar a las ocho, para ir a cenar juntas. En ese momento la convsersación se calentó más. Karlo se bajo los pantalones y delante mio empezó a masturbarse. Al final acabé bajando mis leggins y haciendo lo mismo. Nos corrimos los dos por videollamada, ya lo que nos faltaba.

Judith venia increiblemente guapa y sexy para ir a cenar, asi que me vi obligada a cambiarme para estar a la altura.

Fuimos a cenar a un Thailandés muy bueno, y la verdad es que Judith y yo hicimos migas rapidamente. A pesar de ser personas distintas, teniamos mucho en común.

-te apetece sexo esta noche Anna?-me preguntó mientras nos dejaban el postre. Al camarero se le pusieron los ojos como platos.

-si, porque no...lo pase muy bien contigo el otro dia.

-bueno, yo me refería a irnos de ligue.

-carai...Karlo...ostras...bueno supongo que no pasaria nada, pero....-estaba hecha un mar de dudas.

Judtih se rió bastante, y al final nos fuimos a tomar una copa en un local cercano.

Nos sentamos en una mesita. No habían pasado cinco segundos cuando ya nos entró un chico. A Judith le gusta jugar al ligoteo...y yo estaba muerta de verguenza.

-Mira Anna, hazme caso, esta camiseta escotada te queda de muerte, pero deberías llevarla sin sujetador.

-bueno, lo se, me gusta ir sin, pero he pensado que quizás era demasiado.

-nunca es demasiado querida-me dijo señalando su escote que era discreto, sensual y provocativo a la vez.

Me levanté un momento para ir al baño, y me armé de valor. No necesitaba llamar más la atención, pero me apetecía ver hasta donde llegaba el juego.

Me quité el sujetador y lo escondí en el bolso. Cuando llevo tacon alto, al andar mis movimientos son mas marcados, y claro, al ir sin suje con el pecho que tengo, pues se mueven bastante.

Cuando llegué a la mesa, había dos hombres sentados con Judith. Les hizo una señal, y se levantaron, pues me dejaban sin sitio.

Al cabo de un buen rato, y después de ver desfilar por nuestra mesa muchos chicos, hombres e incluso una chica, Judith se levantó, y se acercó a dos hombres, mayores, cincuenta largos, que había en la barra, y que no nos habían dicho nada.

Estuvo unos segundos con ellos y volvió.

-nos han invitado a ir a su Hotel-me dijo

-en serio? son muy mayores Judith, no me ponen lo más mínimo.

-veras como lo pasamos bien con ellos. Al fin y al cabo son dos turistas.

La verdad no me convencía mucho el tema, hasta el punto que busqué la manera de quitárme de en medio.

-mira Anna, hacemos una cosa, vamos, y si ves que el tema no te pone, yo me encargo de ellos, que puedo con los dos. Mejor asi?

Entonces accedí. Judith lleva un spray de autodefensa en el bolso.

Nos fuimos los cuatro al Hotel, que no estaba lejos, ya que llegamos en diez minutos andando.

Lo peor fue la vergüenza que pase en recepción, pues la chica pensó que eramos dos prostitutas.

Una vez allí pidieron cava, y nos subieron dos botellas. Abrímos una, y brindamos. Yo iba un poco pedo, pero seguía sin ver claro enrollarme con ninguno de los dos.

Inevitablemente se dieron cuenta, y como Judith les reía todas las grácias, pues estaban las dos por ella.

La situación empezó siendo una fiesta, se había vuelto más caliente, y ahora cogia aires pornográficos. Judith se había desnudado y tumbada boca arriba en la cama, esperó que los hombres hicieran lo mismo.

Sin entrar mucho en detalles, no pude evitar, al final excitarme bastante. Tanto que cuando Judith estaba entre los dos, me levanté y me desnudé. Volví a sentarme en la silla, con las piernas ligermaente abiertas, rozando mi clitoris con mi mano.

Judith al verme se desizo de ellos y se levantó.

Me cogió de la mano, y nos arrodillamos las dos en la cama. Ella pegada a mi, detrás mio. Me tumbó un poco hacía ella, y derramó una botella de cava por mi cuello, dejándolo derramar por todo mi cuerpo, pechos, barriga vagina, etc...

Los dos hombres me rodearon al tiempo que Judith se apartaba, y empezaron a lamer todo mi cuerpo. Me puse tan caliente que tuve un orgasmo. Se pusieron de manera que uno me lamia espalda cuello y culo, y el otro, mis pechos y por descontado mi vagina.

Repitieron la acción con el cava otra vez, y continuaron lamiéndome entera. Me moría de cosquillitas y de gusto.

Judith se tumbó y abrió sus piernas, y uno de ellos se le puso encima para follarla. Yo me dejé llevar e hice lo mismo, poniéndome de espaldas.

No me preguntéis porqué preferí no ver la cara del hombre que me penetraba.

La sensación que tuve cuando me penetro, fue muy extraña. Sentía mucho morbo y calentor, pero un poco de verguenza también. Al final recordé las palabras de Karlo “disfruta de tu sexo como y cuando te apetezca hacerlo”.

La verdad es que el señor sabía moverse bien, tanto que tuve un orgasmo un pelín antes de que él.

Aquella noche, Judith se quedó a dormir conmigo.

Me lo pasé de vicio con ella y el arnés de Karlo, y viceversa.

Por la mañana siguiente me despertaron llamándo al telefonillo. Subian unos chicos de la empresa de reformas, para empezar a vaciar cosas para las obras.

-que haces?-me preguntó Judith, desde la cama.

-vestirme? vienen los de la empresa de reformas...

-y te vas a vestir?

-perdona? no te entiendo Judith, ve al grano.

Se levantó, cogió una camisa blanca de Karlo del armario, y me la dió.

Cuando me la había puesto, me abrio dos botones del cuello y uno de la cintura, y me la arremangué.

-tu no sabes el poder que tienes Anna. A esos hombres se les caerá la baba, y haras con ellos lo que quieras.

-y si no quiero hacer nada? no voy a ir follando con todo el que aparezca.

-joder Anna, podrás hacer lo que quieras, arreglos extras, favores, no todo es follar bonita. Cuando te vean se caeran de culo y dirán “si” a todo lo que les pidas, ya verás....

Me parecio raro, pero me también divertido.

Salí a abrirles con una camiseta, no muy larga (teniendo en cuenta que iba en tanga), y  zapatillas de playa.

Bajaron dos chicos del ascensor, de europa del este. Se esperaron en el rellano, no sabían ni donde mirar. Me moría de risa. No es lo que podían ver, es lo que se imaginaban que veían. Pero desde luego que no me miraban ni a la cara.

Bajaron dos chicos más del ascensor, otro del este y el encargado, español. Más de lo mismo.

Entramos con el encargado y otro chico por todos los pisos. Estaban ruborizados todo el rato. Yo les iba enseñando lo que tenian que tirar, muebles, cortinas, etc... y ellos iban tomando nota, y poniendo marcas con un rotulador.

Justo en el rellano, cuando acababa de hablar con Mario, el encargado, salió Judith a la puerta. La muy petarda se había puesto el top que llevaba la noche anterior y las braguitas. Nada más.

-perdón, escuche voces-dijo disimulando, y metiéndose para dentro del despacho.

Cuando entré en mi piso, y me acerqué a la mesa de Karlo para abrir las cortinas, entendí más porqué no me miraban a los ojos: se me trasparentaban los pezones y el tanga. La camisa de Karlo era muy fina.

Judith se tronchaba.

-jolin tia, no me miraban a los ojos te lo juro, ha sido muy fuerte-le explicaba, emocionada.

-a que te han dicho que si a todo.

-ya ves...todo era si señorita, muy bien señorita etc....me siento exibicionista....

Judith se vistió y salí a despedirla. Los rumanos que entraban y salian, nos miraban sonriendo todo el rato. Me sentía muy caliente. Capaz de un disparate.

-no se te ocurra meterte estos tios en casa -me dijo Judith que me estaba leyendo el pensamiento- al menos no los cuatro a la vez.

Si supiese lo que se ahora, en el mismo rellano lo hubiese echo.

Entré en el piso, y al estar tan caliente decidí masturbarme, bueno para ser exacta, empecé con el dedo y acabé con el vibrador.

Justo me acababa de correr, y alguien llamó a la puerta con el puño. Miré por la mirilla, era el Mario. Me abroché un par de botones de la camisa y le abrí la puerta.

Tuve que salir un momento para mirar unas cosas que había encima de unas estanterias. Estaba claro que querian verme subida a la escalera, lo que no esperaban es que lo hiciese.

Mario no me miraba a los ojos, en un momento de la charla le tuve que preguntar si me escuchaba.

-estas bien?-le pregunté cuando nos quedamos los dos solos en el rellano, mientras le miraba directamente el paquete. El no se cortaba, pues yo tampoco -es que te veo despistado.

-no no, perdona, estoy bien. Hace calor, y a veces....

-muy bien muy bien...-le dije mientras me metía en el piso.

Reconzco que me faltó valor para decirle que entrara. Un tio vestido de ropa de obra, bastante fuertote, no tendría treinta años.

A los diez minutos, mientras miraba que me ponía para salir a comprar, me llamó Karlo. Me tumbé en la cama para escuchar su voz con calma. Tenía malas notícias. Ese mismo mediodia se iba a Londres y volvería, casi con toda seguridad al dia siguiente. Con las ganas que tenia yo de estar con él.

-que tal ayer con Judith?

-bien, muy bien.

-cuantos?

-cuantos que?

-Cariño, soy yo, recuerda.

Me rei un poco, y le conté lo de la noche anterior. A el no le importo lo más mínimo, incluso me pidió detalles. Le daba morbo saber que me habían sobado dos hombres.

Le expliqué lo de los paletas.

-no se te ocurra metértelos a todos en el piso, a ver si te van a hacer daño, que los tios somos muy brutos.

-hablas igual que Judith-le dije.

-claro, se de lo que hablo y soy un hombre...

-el encargado me hace ojitos...

-te pone caliente?

-me pone caliente ver que me desea, pero claro, salgo casi desnuda..

Karlo se reia.

-mira, haz una cosa Anna, si te apetece mucho mucho, sal a buscarlo y lo haces entrar. Le puedes decir si sabe guardar un secreto, entonces lo seduces, y pim pam.

-jolin, luego te verá como un cornudo.

-de verdad te crees que me importa??

-bueno, no claro, supongo que no.

Por más que lo intentaba, no podia verlo todo tan simple como él, al menos de momento.

Al final llegué a la conclusión de quitarme el tema de la cabeza, y me fui de compras. Tenía que renovar vestuario, ya que a excepción de un par o tres de conjuntitos, no tenía ropa de verano, y ya me había puesto todas las camisetas de jugadores de la NBA de Karlo.

Me puse unos shorts vaqueros, muy cortitos, y al verme con la camisa abrochada solo hasta el ombligo, para que se viera el pantaloncito, consideré que estaba la mar de buena. Perdón, quise decir la mar de mona. Después de arreglarme un poco el pelo, me fui de compras. La verdad es que fue un dia la mar de tranquilo.

Volví al despacho a eso de las siete de la tarde, cargadísima de bolsas. Me encontré a Mario y a otro operario en el rellano, y como subían me ayudaron.

El ascensor es de esos super antiguos y pequeño. Completamente abierto. Los tres cabíamos muy justitos con todas las bolsas.

Abrí la puerta de casa y entré las bolsas dejándolas en el recibidor. Mario me ayudó con el resto. Casi me dió un infarto cuando se cerró la puerta del piso, según él por la corriente de aire.

Me las ingenié para discretamente desabrocharme dos de los tres botones que le quedaban a la camisa, evidentemente los de arriba.

Le estuve enseñando el extractor de la cocina de nuestro piso, para que lo cambiara.

Karlo odia el olor a comida en su despacho, y no me dejaba usar la cocina sino cambiaba el extractor. Y ya de paso le pedí también una placa de inducción.

Aproveché que Mario se fué a uno de los pisos a por un metro, para mirarme al espejo, y asegurarme que se me podía ver todo lo que yo estaba dispuesta a enseñarle.

Mientras yo le enseñaba las cosas, él apenas me miraba a los ojos. Lo tenía hipnotizado.

Se subió a una escalera, para tomar las medidas del tubo del extractor, y me fijé descaradamente en su paquete. Estaba empalmadísimo. Me mojé toda al verlo.

-estas bien Mario? -le pregunté sin pensar, sin quitar los ojos de su paquete.

-porque me lo preguntas Anna?

-bueno....

Entonces bajó la mirada, al ver donde miraba yo, se puso rojo como un tomate.

-disculpa. Hay cosas que no puedo controlar.

-ni que lo digas....

El chico intentó ver que pasaba del tema, pero sus ojos no perdian de vista mis pechos.

Cuando acabó de tomar medidas, le ofrecí una cerveza, que aceptó.

Hablámos un rato del piso, y sobre como se vivia en un despacho.

-pero tu marido y tu hace mucho que vivís aquí?

-bueno, no hace mucho, además pienso que es temporal. El piso es grande y cómodo, pero no tiene salón.

La conversación se fue volviendo muy banal, y Mario empezaba a mirarme a los ojos.

-y tu, estas casado Mario?

-si, hace dos años.

-hijos?

-si, dos. Bueno uno de su anterior matrimonio, y una niña de quince meses.

-tu tienes hijos?

-no, y por el momento va a ser complicado.

-aah...entiendo-contestó en plan sabiondo.

-que es lo que entiendes?

Se quedó callado unos segundos. Y se animó:

-entiendo porqué tienes este cuerpazo, a tu edad.

-mi edad? perdona, que edad crees que tengo?-le dije entre risas. En dos frases se ganó mi interés y en la siguiente lo perdió.

-bueno, yo tengo treinta, y tu, pues como yo, o quizás alguno más.

-vale vale...

-y tu marido?

-Buscas algún tipo de esterotipo en mi verdad? rubia tonta casada con viejo millonario, o algo parecido.

-óstia, para nada, perdona...espero no te ofendas.

-no no, tranquilo, que no me ofendo. Karlo tiene cuarenta y uno.

Bueno, como os podéis imaginar, nada de nada, se me paso el calentón con una conversación tan absurda.

Al dia siguiente, los escuché llegar a las ocho y media. Como el tema de calentar al personal me estaba gustando mucho, me puse una camiseta de basket de Karlo, con tirantes, y salí a darles los buenos dias, e incluso les ofrecí un café que declinaron.

Justo cuando entré en mi piso, llamaron a la puerta, era Albert, el aparejador y responsable de toda la reforma. Casi se le salieron los ojos de las orbitas.

De estatura más bien pequeña, calvito, de unos cincuenta y algo. Casado. Muy educado y bien vestido, incluso un pelin afeminado. Un tio majo.

Lo invité a entrar, para tomar un café, pero me dijo que tenía algo de prisa.

Estábamos manteniendo una conversación más seria, ya que es un tio culto y con “saber estar”. Además me miraba a los ojos.

Cuando hicimos una visita por los pisos, me di cuenta, que cuando me arreglaba el pelo, iba sin peinar, me podía ver un pecho por debajo del tirante, y entonces si, se le iban los ojos. Menos mal, me dije.

Fui arreglando mi pelo cada tres segundos, e incluso me agaché un par de veces para enseñarlo algo de uno de los zocalos del comedor.

-quizás es buena idea es café-me dijo.

Fuimos al piso, y nos metimos en la cocina. Sentados uno en cada lado de la mesa, continuamos hablándo.

De tanto tocarme el pelo, se me bajo practicamente un tirante de la camiseta, y no me había dado cuenta.

A los cinco minutos, se acercó, y con una sutileza excitante me lo puso en su sitio.

-perdona Anna, es que se me van los ojos-me dijo.

-perdóname tú-le contesté yo, avergonzada.

A mi también se me fueron los ojos a su paquete. Llevaba unos vaqueros ceñidos, y se le marcaba todo el pene.

-caramba, que situación, es aquello de “acción reacción” verdad?-le dije señalando su entrepierna a un palmo de mi.

-pues si, la naturaleza tiene estas cosas.

Mi mano derecha, actuo por si sola, pasando los dedos por encima de su bragueta. El ni se movió.

Continuaba sin pensar en lo que hacía, pero empecé a tocarle el pene a través de sus pantalones.

-puedo?-le dije

-porfavor.

Se lo desabroché, y los bajé todo lo que pude, mientras el hacía lo mismo con los calzoncillos.

Si, estaba empalmado. Nada fuera de lo normal, pero más que suficiente para alegrarme la mañana.

Me levanté sin que el se moviera un centímetro de su sitio. Descalza le pasaba tres dedos de altura. Empecé a masturbarlo, mientras el me manoseaba las tetas por debajo de la camiseta.

-esto no es serio- me susurraba.

Nos fuimos al despacho, y le pedí que se sentara en el sofá, ofreciéndole un preservativo de la mesita.

Me quité la camiseta y el tanga, sin dejar de mirarlo. Sus ojos se le salían de las órbitas.

Me senté encima suyo de espaldas a él, y empecé a moverme. Gemia discretamente, hasta que noté que su pene de había desinchado.

-ya?-pregunté mientras su pene se caía literalmente de mi vagina.

-perdón-me dijo avergonzado.

-no pasa nada hombre, tranquilo-le dije, mintiendo como una bellaca.

Lo divertido del tema fue que continuamos hablándo como si tal cosa.

Ya no recordaba las veces que me habían hecho el amor en la última semana, pero todas, todas las veces había tenido un orgasmo. Y me cabreaba estar a dos velas.

Además, si antes ya iba caliente, ahora ni os cuento.

Aquella mañana tenía que ir a una reunión con mis nuevos jefes y una posible clienta. Me vestí con un conjuntito mono, pero discreto, y no volví al despacho hasta media tarde.

Cuando llegué a casa, me puse cómoda, y con el portátil en la mesa de Karlo me puse a trabajar. Hubo un momento que caí en la cuenta de la cajita de Vanessa, asi que fui, para ver que se me ocurría. Las bolas chinas me parecieron una buena opción.

Volví a la mesa, y continué trabajando.

Al cabo de un rato, me llamó, por teléfono Karlo. Había perdido el avión, y no volvía hasta la mañana siguiente.

Hablámos un buen rato, incluso le conté lo del aparejador. El muy cabrito se partía de risa.

-tienes que arreglarlo Anna, si no te atreves con ninguno de estos, llama a Tete.

Al final nos fuimos del tema, y quedamos en que al dia siguiente a las doce lo recogería en el aeropuerto.

Moviendo un poco mis piernas noté las bolas hacer su trabajo. Eran las siete menos cuarto, y los paletas estaban a punto de irse.

Me levanté y me fui a la habitación, para ver que me ponía para provocar al personal.

Al final salí tal y como iba vestida, ya que no quería que se fueran, sin ver lo que habían avanzado.

Mario me enseño todos los progresos, y le ofrecí una cerveza, que aceptó. Los rumanos se fueron y se despidió de ellos. Tenían un cachondeo más que evidente entre ellos respecto a mi. Lejos de molestarme, me excitaba.

-perdón por lo de ayer, no estuve acertado con mis preguntas-empezó nada más abrir el botellín de cerveza.

-no pasa nada, no me molestó en absoluto.

-ademas tu marido y tu hacéis muy buena pareja.

-podrías dejar de hablar de mi marido chato?

Asintió, y se apoyó en el mármol de la cocina. Estaba relativamente cerca suyo, asi que ni corta ni perezosa le señalé el paquete, y le pregunté:

-mejor?

-si todo en su sitio-se había puesto rojo como un tomate-hoy parece más calmado el asunto. Me voy acostumbrando a verte medio desnuda.

-te molesta?

-no no, para nada, además eres libre de ir como te de la gana, y más en tu casa.

Pensé en que podía hacer para provocarlo, asi que me senté en una silla, mirando hacía el, y crucé las piernas, al más puro estilo “instinto básico” pero con braguitas.  Pensé que asi podria verlas, ya que la falda era muy cortita.

Se le fueron los ojos.

-perdona-me dijo mirando hacia el techo-te estoy viendo las braguitas.

Entonces la que se puso roja fui yo, pero reaccioné rápido.

-bueno, quizás tus ojos tienen vida propia...no?-le repliqué al tiempo que ponía bien mis piernas, y dejaba de enseñarle nada.

-es que....

-oye, Mario, te pones nervioso conmigo, lo noto. Se natural, tranquilo...

-es que eres una mujer muy sexy.

-grácias, pero eso no es malo verdad?

Pensé en darle vueltas, pero al igual que por la mañana fui directa al grano. Me levanté, y le pasé la mano por encima de la bragueta. El se quiso apartar, pero su intención le duro lo que tardó en notar mis pechos contra el suyo.

-sabes guardar un secreto Mario?-le susurré al oído, al tiempo que le daba un sensual toquecito con la lengua.

-que secreto?

-nuestro secreto.

Me volví a sentar, y me lo acerqué. El sólo miraba. Le desabroché el pantalon

-estas segura Anna?-me dijo, dubitativo.

-yo si, y tu?

Ni contestó, le bajé el calzoncillo, y como me tenía muy buena pinta, me la metí en la boca, con sutileza, lamiéndola despacito.

-podré follarte?-me preguntó entre gemidos.

Lo acompañe al sofá, y mientras me desnudaba se puso un preservativo. Entonces tomó el control, se levantó, y me puso de espaldas a él. Me sobó los pechos bastante bruscamente, asi que me di la vuelta y le susurré que se relajara.

Me senté en el sofá, y abrí mis piernas. El tio flipo al ver la cuerdecita de las bolas chinas.

Llevándome un dedo a los labios, y señalando mi vagina le insinué que me lamiera un poco el clitoris.

Me lo comió con mucha grácia, al tiempo que me quitaba las bolas. Lamía como un perrito faldero.

-ahora si, puedes follarme Mario.

Y vaya si lo hizo, me la metió directa y sin rodeos, y empujó todo lo fuerte que quiso, nada más empezar. Pero claro, cuando empiezas fuerte, acabas rápido. Aunque esta vez si que tuve mi orgasmo.

Mario me pidió disculpas por si había sido un poco bruto, y le contesté que estuviese tranquilo, que supongo que con el calentón era normal.

-mira Anna, llevo en la obra desde los dieciséis, y siempre he soñado con follarme a la dueña de la casa, fuese como fuese, y encima tu estas buenísima.

-pues nada, me alegro de haber cumplido tu fantasía, pero esto es nuestro secreto vale?

-tranquila, nunca le diría nada a tu marido.

-ni a mi marido ni a tus compañeros chato, estamos?

Después de dos dias de mucho morbo, y un par de polvos mal contados, estaba sola en casa, caliente como una estufa, y con el único remedio de un vibrador.

-Judith, tia, te puedes venir a casa, o vengo yo?-le dije en plan apurado, a las diez de la noche.

-es imposible cariño, tenemos trabajo en el piso, y tengo que atender a las chicas.

-carai, no esperaba que esto de ser sexualmente abierta fuese tan duro.

Ella se tronchaba.

-mira bonita-me dijo- te voy a hacer un regalo.

-un regalo? grácias...pero no es lo que necesito ahora mismo....

-tranquila. Haz exactamente lo que te voy a decir: ponte un vestido fresquito y fácil de desabrochar, y ves a la dirección que te enviaré por whatsapp. Sin ropa interior, ni nada. Solo tu bolsito, y el vestido.

-estas loca. Donde me mandas?

-confia en mi cariño. Irás al sitio que necesitas ahora mismo. Aunque intuyo que Karlo me va a matar. Cuando entres, pide por Perseo.

Me quedé alucinada, pero le hice caso.

Pedí un taxi, cuando le di la dirección al taxista, me dijo que tardariamos media hora.

Llegámos, y llamé al interfono. Dije lo de Perseo, y me abrieron.

Cuando llegué al piso, me recibió un hombre, con un antifaz, y completamente desnudo. Llevaba una capa, de mago.

-siguiendo las instrucciones de su amiga, le espera Perseo y Andrómeda.

No entendía nada. Me acompañó a una habitación, y se quedó esperando.

-perdona?-le pregunté.

-estoy esperando su ropa señorita.

Sin saber porque razón, me desnudé y le di toda mi ropa, y el bolso. El botones, abrió un armario, y lo colgó todo con suma delicadeza. Cerró el armario con llave y se fué.

Era una habitación con poca luz, una cama en medio, enorme, con sabanas blancas. No había ningún mueble, tan solo una mesita con dos cuencos de bronce.

Toda las paredes estaban tapadas por cortinas.

Pasaron dos minutos, cuando abrieron una de las cortinas. Tres hombres estaban tras ellas, desnudos, con capa y con máscara, igual que el botones. Nadie decía nada. Solo se escuchaba el hilo musical.

Se abrió otra cortina, y había tres hombres más.

Empecé a sentir algo de miedo, pero intenté recordar las palabras de Judith: confia en mi, y disfruta, y hazlo hasta que tu quieras. Solo tienes que decir BASTA

Me di la vuelta para esperar a que abriera la ultima cortina. Dos trans (nunca había visto una desnuda) y otro chico. Me estaba calentando por momentos.

Alguno de ellos, dijero en voz alta: Perseo y Andromeda.

Un chico, muy cachas se acercó a mi, y se quedó a medio metro, mirándome. No poder verle la cara me daba mucho morbo. Andromeda, una de las trans también se acercó.

Todo estaba organizado como una ceremonia sexual, y me estaba gustando mucho.

Sin creer muy bien lo que estaba pasando, Perseo y Andromeda se arrimaron a mi, y empezaron a besarme por todo el cuerpo. Mis ojos se medio cerraron, y me deje hacer.

Después de besarme por todas partes, me senté en la cama. La chica trans y yo nos besámos durante mucho rato. Su lengua era potente y me hacía enloquecer.

Perseo me lamía la vagina, y al poco me penetró. Andromeda me ofrecía su polla, que estaba medio dura. La lamí con muchas ganas, besando sus testículos y pasando mi mano por su piel, hasta su culo.

Me puse de espaldas, mientras lo hacía pude observar las seis personas restantes, inmóbiles. Mirando. Llegué a sospechar que no fuesen figuras.

Perseo se apartó para quitarse el condón después de correrse. Observé como lo tiraba en uno de los cuencos de bronce. Andromeda ocupó su lugar. Miré al público, esperando alguna reacción, pero nada, asi que me centré en disfrutar de la travesti, que sabía lo que se hacía. Me agarraba fuerte por las caderas y me empujaba contra ella. Mi culo rebotaba en su barriga. Era muy placentero, y en ese momento tuve mi primer orgasmo. La chica al poco se corrió.

Me puse de rodillas mirándo al resto. Perseo y Andromeda, ocuparon el lugar de donde habían salido.

Como nadie me explicaba como funcionaba el tema, no dije nada. Me quedé fijamente mirando a uno, durante unos cinco segundos. El solo dió el paso. Entonces entendí que podía escojer. Me giré y al azar señale otro chico.

Intenté lamer la polla de los dos a la vez, y no lo hice mal, ya que se pusieron duras rapidamente. Estaba cogiendo experiéncia. Y ellos estaban muy predispuestos.

Me puse de nuevo a cuatro patas en la cama, y mientras uno me lo hacía, yo lamía la polla del otro. Bien, no muy original, pero muy morboso. Tuve un par de orgasmos con el segundo chico.

Me puse de pié y di una vuelta por la habitación, acercándome mucho a los chicos, incluso diciéndoles cosas. A uno de ellos, el botones, le di un besito en el pene, y le susurré al oído:

-quiero que me lo hagas por detrás…

Dio un paso al frente, y espero el momento. Escogí dos chicos más.

Esta vez, ya fue distinto, después de hincharme a chupar, invité a uno de ellos a tumbarse. Mientras se ponía preservativo me puse un poco de lubricante en el culete, mirando al botones.

Me senté encima del chico, su pene me entró con facilidad, y me quedé quieta. El otro chico por detrás, con mucho cuidado me la metió por el culo. Empecé a moverme lentamente, muerta de gusto. El tercer chico se puso de pie en la cama, y me la acercó a la boca, gustosamente se la chupé aunque me era imposible prestarle toda la atención que quería.

Estuve ensartada entre ellos dos durante un buen rato. Tuve varios orgasmos.

El botones se corrió el primero y el tercer chico ocupo su lugar, de nuevo, estaba siendo doblemente penetrada. Y me encantaba.

Cuando acabé con ellos tres, solo quedaba la chica trans de color.

La esperé tumbada de espaldas. Estaba muerta de cansáncio y gusto.

Me levantó las caderas y sin pasar por mi boca me penetró la vagina de lo lindo. Fue la  que estuvo mas rato dándome gusto y orgasmos.

Cuando acabó, me quedé tumbada en medio de la cama.

Todos me rodearon, mientras el botones me acercó el bol de bronze. El olor a semen era considerable. Había vaciado todos los preservativos. Le añadió el contenido de una botellita de cristal, y me lo derramó por el pecho. Estaba apoyada sobre mis codos, asi que se fue derramando todo por mis pechos, y mi barriga. Entonces, los ocho empezaron a repartírmelo por todo el cuerpo. Dieciséis manos sobándome, completamente embadurnada en esperma. Hombros, pechos barriga, vagina, piernas...toda.

Mi cuerpo estaba todo brillante. Me miraba los brazos, y brillaban como si me hubiesen dado una capa de barniz.

Noté que algo se abría paso entre mis piernas. Creo que era Perseo, que se había cambiado el antifaz. Ahora tenia un pene de plástico en la nariz. Mientras sus amigos no dejaban de sobarme el me follaba con su antifaz.

Me revolcaba por la cama de gusto, ida por la cantidad de orgasmos seguidos que estaba teniendo. Si me daba la vuelta, Perseo me seguía y sus amigos igual.

Tuve un orgasmo particularmente intenso, me quedé medio mareada, hasta el punto de pensar que me iba a desmayar. No se porqué razón caí en la cuenta, y dije: Basta.

Todos pararon al instante, y se fueron a sus posiciones iniciales. El botones corrió las cortinas y los siete desaparecieron.

Abrió una puerta que quedaba camuflada en la pared, donde pude ver un baño, y abrió también la puerta del armario donde estaban mis cosas.

Me quedé tumbada en la cama un largo rato, mientras él permanecía inmóbil, al lado de la puerta.

Conforme fui volviendo en mi misma, le pregunté:

-quien sois? quien ha organizado esto? conoces a Judith?

Ni puñetero caso, no contestaba.

Me levanté y me dirigí a él, medio tambaleándome. Le susurré al oido:

-no me vas a contestar? y si te obligo?

Me arrodillé en el suelo y le cogí el pene con mis manos. Continuaba inmóbil. Le di un par de besos y un lametón. Daba igual. El con la mirada al frente.

Con su polla entre mis labios le hice una felación. Los únicos sonidos que escuché fueron sus gemidos cuando se corrió en mi boca. Le incorporé y le di un beso en la boca, con su semen entre mis labios. Ni así conseguí que dijera algo.

-necesito que me ayudes, no puedo andar-le dije. Y era verdad, las piernas no me aguantaban.

El aseo era muy pequeño, con su ayuda me pude lavar la cara y las manos, pero no había ducha. Desprendía un olor a semen tremendo.

-podria beber algo al menos?-pregunté un pelin desesperada, pues no sabía donde estaba y en ese punto, todo me parecía surrealista.

Entro Perseo (lo reconocí por el six pack) con un vaso con hielo.

-no me vais a drogar verdad?- a esas alturas no tenía mucho sentido, pero como decía estaba desubicada.

-tranquila, es aquarius-me dijo Perseo.

Fueron las únicas palabras que escuché.

Entre el botones y Perseo me vistieron. El joven aún tuvo ánimos para pasar su mano por mi vagina, y yo la mía por su pene, que estaba medio duro.

Era curioso, porqué a pesar de estar muerta de gusto y de cansáncio, aun me apetecía que me penetrara.

Esperé sentada al pie de la cama, a que viniese mi Taxi. Perseo era mi guardian.

Decidí jugar con el, a ver si le sacaba alguna palabra. Separé un poco mis piernas, y aparté el tanga. Con dos dedos abrí mi vagina, y le enseñé mi clitoris. Se empalmó completamente.

-porque no te masturbas para mi guapo?-le dije.

El chico se agarró la polla y empezó a masturbarse, y yo hice lo mismo. Me sentía en un estado sexual superior a lo normal. Como capaz de todo. Era como sentir un orgasmo permanente y no quería parar.

-me vas a regalar tus jugos otra vez verdad?-le dije entre jadeos, pués me estaba masturbando de lo lindo.

Perseo se acercó un poquito a mi, y puso su pene al borde de mis labios. Continuó masturbándose hasta que se corrió.

-su taxi esta en la puerta-dijo el botones, al que no había escuchado entrar.

Me levanté, Perseo no dejaba de mirarme. Abrí la boca para que viera su corrida, y me la tragué. El puso su mano en mi entrepierna, y se la llevó a la boca.

-nunca olvidaré su sabor-me dijo-volveremos a vernos.

El botones, vestido pero con la máscara y la capa, me acompañó hasta el taxi y me abrió la puerta. Me costaba trabajo andar, y más con los tacones. Le dijo algo al taxista, y nos fuimos.

En el taxi cerré los ojos, para dormirme, y me vinieron a la cabeza todos los recuerdos que acababa de vivir. Sin creérmelo yo misma, me excité, mucho.

Me imaginé primero en la casa otra vez, al final me estaba imaginando enrollándome con el taxista. Mi grado de calentura no era normal.

Al final conseguí quedarme dormida.

Me despertó el taxista, con mucho tacto. Cuando abrí los ojos tenía las piernas abiertas, y un tirante medio caido. Supongo que el taxista se lo había pasado en grande mirándome.

Me abrió la puerta, y me acompañó hasta el portal.

-el chico que pidió el taxi me dijo que la acompañara hasta la puerta de su casa señora-me dijo muy educadamente. Me llevaba cogida de un brazo. Supongo que se daría cuenta del fuerte olor que desprendía. A mi todo me olía a semen.

-no será necesario, estoy bien.

El hombre se espero hasta que desaparecí dentro del ascensor.

Una vez en casa, me desnudé completamente, y puse la ropa directamente en la lavadora. Eran las cinco y media de la mañana.

En aquel momento eché muy de menos la bañera que tenia en mi piso de Lleida. Me conformé con una ducha.

Estuve como quince minutos, en la ducha. Llorando como una niña pequeña. En mi cabeza todo eran dudas. Una voz interior me decía que me había convertido en una espécie de zorra ninfómana. Por otro lado, me había gustado mucho todo lo que había hecho.

Me metí en la cama, desnuda y con el pelo mojado. No tenía fuerzas para nada. Mi cabeza continuaba dando vueltas a lo sucedido. Al final recordé las palabras de Karlo, cuando me decía una y otra vez que soy la dueña de mi cuerpo, y puedo hacer con el lo que me venga en gana. Y la verdad, acabé pensando que debía ser así. Porqué una zorra? por disfrutar del sexo? no tiene porque ser asi. Al final estamos llenos de prejuicios que condicionan nuestra personalidad. La mía estaba cambiando, y el cambio hasta la fecha solo me había aportado orgasmos y siutaciones muy morbosas.

Conseguí dormirme. Al cabo de un rato, llamaron a la puerta, era Mario. Me di cuenta de que mi teléfono estaba muerto. Me enrollé en una toalla y le abrí.

-perdonarme, me he quedado dormida-le dije al tiempo que les daba las llaves de los pisos. Había olvidado ir a la ferreteria a hacer copias.

Le pedí a Mario que entrara un momento, y le dije que se encargara el de hacer las copias.

Puse el móvil a cargar, tenía muchos whatsapp de Judith, y uno de Karlo diciéndome que a las doce estuviese en la terminal uno del Prat.

Me preparé un batido, ya que tenía varias piezas de fruta a punto de estropearse. Me sentó de maravilla un poco de azúcar.

Otra vez en la cama, mi cabeza no dejaba de darle vueltas a lo sucedido, y a ver como se lo contaba a Karlo. Por otra parte, llegué a pensar que aquello podría haber sido idea suya. Era todo muy complicado, aunque a la vez muy simple.

Conseguí dormirme, hasta las diez y media. Me levanté y me di otra ducha. Por fin, el olor a semen había desaparecido de mi cuerpo. Puse todo en la lavadora, toallas y sabanas incluidas.

Me vestí bien mona, para ver a mi querido Karlo. Lo había echado tanto de menos que me saltaban las lágrimas al pensar que hacía tres dias que no nos veíamos.

Conseguí meter el Porsche en la plataforma sin rallarlo, y me fui para el aeropuerto. Por el camino llamé a Judith que me cogió el teléfono preocupada.

-tia, que tal? estaba preocupada.

-buf...eres una cabrona, tu sabías donde me metías. Eso se avisa.

-si te hubiese avisado hubieses ido?

-no, seguramente no. Eso es como una espécie de secta, o que es?

-noooo, no, para nada. Es todo gente super correcta. Es un grupo cerrado de gente, que se organiza para hacer orgías.

-Karlo sabe algo de esto Judith?

-veras...

-no me engañes, no soy gilipollas, dime la verdad, o nunca seremos amigas, te lo juro

-me puse muy seria, lo reconozco.

-Karlo no sabe que estuviste, Anna.

-pero sabe que esto existe?

-veras, todos tenemos un Nick en ese grupo, para mantener nuestro anonimato. El nick de Karlo es Zeus, y el junto con Ulises son los únicos que conocen la verdadera identidad de todos.

-Karlo es Zeus? ese no era un dios?

-Karlo es el creador del grupo Anna. En Estados Unidos perteneció a algo parecido, y lo montó aqui, con gente que ha ido conociendo. Pregúntale a él. Aunque me va a matar cuando sepa que te mandado allí sin saberlo él, y sin acompañarte.

-en serio?

-te lo prometo Anna. Pero oye, lo pasaste bien?

-eso es lo peor de todo. Lo pase de vicio, la mejor experiencia sexual que he tenido. Esta mañana aún tenía algun orgasmo sin tocarme cariño-le dije.

Ahora todo tenía un poco más de sentido. Menudo personaje estaba resultando mi querido Karlo. Lo curioso del tema, es que solo queria verlo para besarlo y hacer el amor con él, y porque no, acudir a una reunión de esas los dos juntos.

Cuando lo vi aparecer por la puerta de la terminal de salidas, me emocioné, realmente lo había echado mucho de menos. Nos dimos un montón de besos. En su cara podía ver la misma sensación que estaba sintiendo yo.

-que te pasa?-me preguntó nada más encender el coche.

-a mi?-le contesté. No podía ser que en cinco días juntos me conociese hasta ese punto.

-si, a ti. Te lo veo en la cara. Es como si me tuvieses que contar algo y no supieses como.

Yo tenia claro que se lo contaria todo, pero queria buscar la manera y el momento de hacerlo. Pero estaba claro que no podía esperar hasta ese momento.

-veras cariño -empecé con voz de nena buena, el permanecía impasible- para mi, todo esto en nuevo. Tu, tu entorno, esta vida super liberal que llevas. Y lo estoy descubriendo todo muy rápido, y en ocasiones me acojona.

Me quedé callada para cojer aire.

-no puedo evitar pensar que te he sido infiel.

-por que?

-pues porque he tenido relaciones con otras personas. Y lo peor es que lo hice porque quise.

-y donde esta la infidelidad? Me lo estas contando, ademas te animé a hacerlo.

-ya, pero es raro.

-el aparejador?

-el aparejador fue medio kiki, el paleta ya fue un kiki entero.

-disfrutaste?

-con el primero no, con el segundo un poco mas, pero nada memorable. Y bueno, además...

-dispara Anna, que me estoy poniendo nervioso. Ahora solo te duele a ti, compártelo conmigo, sino esto no funcionara.

-ayer estuve con Perseo, Andromeda y algunos más.

-como?

Nos quedamos callados unos segundos. Eternos. Fue la primera vez que pensaba que lo perdía, y no pude evitar romper a llorar.

-te hicieron daño?

-no no, me trataron muy bien. Eso es lo peor, lo pasé genial.

Una sonrisa se dibujo en su cara, y eso sin duda era buena señal.

-voy a tener una conversación muy seria con Judith. Esto no le tocaba a ella-dijo mientras la llamaba.

Hablaron un buen rato. Karlo, cuando discute no grita lo más mínimo. Y a Judith parecía que eso la ponía muy nerviosa.

-vamos a su casa- dijo Karlo al colgar.

Nada más vernos entrar por la puerta, rompió a llorar y me abrazó pidiéndome perdón.

No hacía más que decirme que lo había planeado todo para poder ir conmigo.

Por mi parte, llorando también le dije que no había nada que perdonar. Que lo había pasado muy bien. Y además entendía porque me había hecho ir a aquella casa.

Nos sentamos los tres en el salón.

-presentarla al grupo no te tocaba a ti Judith. Y si no hubiese estado preparada? Podría haberla perdido para siempre (en ese momento fui yo la que rompí a llorar, otra vez).

-lo hice para que se calmara. Estaba muy activa, me hablaba de los cinco paletas a la vez.

-tu empezaste con ese juego, provocándolos -le dijo Karlo-mira, lo hecho, aunque muy mal, hecho está. Vamos a dejar el tema. Pero, es la primera y la última vez que te metes en mi relación. Aunque pienses que es por mi bien. Estamos?

Judith se levantó, y Karlo también.

-acércate canija-le dijo Karlo en tono cariñoso.

Le dió un beso en la frente y se abrazaron.

-si no supiese que bajo esas tetas preciosas tienes un corazón aún más precioso, te tiraba por la ventana-le dijo Karlo, intentando que dejara de llorar.

Me levanté y los abracé también. Karlo se hizo a un lado, y quedamos fundidas las dos, echas un mar de lágrimas.

-grácias grácias grácias-no dejaba de decirle a mi amiga, dándole besitos.

-grácias por que? Si la he cagado.

-por quererlo y cuidarlo como lo haces, de corazón. Ahora soy su pareja y siento que ese cariño y ese cuidado también me llega a mi. Nunca dejes de quererme, eres un amor, canija.

Justo en ese momento, el teléfono me empezó a vibrar (llevaba el iwatch puesto) y el de Judith que estaba en la mesita también.

“Zeus convoca: viernes 23:00. Castigo a Atenea. Presentación de Afrodita”

Las dos dibujámos una sonrisa.

-castigo Zeus? La vas a castigar?

-la vamos a matar a polvos, igual que a ti -dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Judith también esbozo una sonrisa, por lo visto le gustaban ese tipo de castigos.

-por cierto Anna, esta tarde te tienes que hacer un Tatoo -me dijo Karlo.

-perdona?

-si quieres entrar en el grupo, te tienes que tatuar tu nombre.

Judith, se levantó la camiseta, y nos enseño el suyo, justo debajo de la axila de su brazo iquierdo, al lado del pecho.

Karlo llevaba el suyo camuflado entre los demás tatuajes, en el hombro derecho.

-yo te acompaño cariño-me dijo Judith-el tatuador esta buenísimo.

-y es gay-dijo Karlo

-no me jodas!-exclamó Judith, cabreada.

-completamente, y felizmente casado -dijo Karlo.

-bueno, te acompañare igualmente.

Nos fuimos disparados para el despacho, ya que Karlo tenía “telereunión” con Mireia, que estaba en NY a las tres en punto (las nueve de la mañana allí), eran casi las dos y estábamos sin comer.

Llegámos al despacho a las dos pasadas, le dije a Karlo que si se queria duchar, yo preparaba algo de comer.

Se dió una ducha rápida y se fue a su mesa. Preparé una ensalada de pasta, con una copita de vino blanco.

Justo en ese momento llamaron a la puerta, eran Mario y Albert. Para variar me pillaron con ropa de andar por casa, medio desnuda, como siempre.

Los hice pasar al despacho, para que hablaran con Karlo de un tema de facturas.

Karlo me enseño las facturas y me preguntó si todo estaba correcto. Les dí el visto bueno, y él les hizo la transferéncia.

-por cierto Anna, toma-me dijo hacercándome un sobre a mi nombre-esto es para ti.

Abrí las cartas, eran dos tarjetas de crédito.

-y esto?

-que no entiendes?

-pues porque me has pedido dos tarjetas, si ya tengo las mias.

-bueno, somos pareja no?

-creo que si-le dije entre risas.

-pues como se suele decir, lo mio es tuyo, y viceversa. La tarjeta roja es de la cuenta que tenemos juntos, la platino de la mia.

-platino? Pasta gansa-bromeé.

-en serio, úsala para lo que quieras. El pin de las dos es el dia que nos conocímos. Y mañana a las nueve tenemos que estar en Lleida.

-perdona?

-vas a recuperar tu piso. Llama a Jordi (mi ex).

-en serio?

-bueno, o te devuelve el dinero del piso o lo deja y te lo quedas.

-quedármelo? Si estoy tiesa.

-ahora no mi vida. Ahora ya no. Se lo podrias pagar con esa tarjeta dorada.

Me dedicó una sonrisa, y me pidió que saliera, pues eran las tres en punto. Reconozco que me ponía de los nervios cuando hablaba de dinero como si fuesen lentejas.

Me fui a hacer el Tatoo a las cinco, y Karlo seguía reunido. Le tire un beso y baje a la calle donde me esperaba Judith.

El estudio estaba en las ramblas, asi que fuimos caminando, pues nos quedaba a unos treinta minutos.

El tatuador estaba super bueno. Tenía un morbazo tremendo todo lleno de tatoos y piercings.

-encantado Anna. Me alegra conocerte. Las amigas de Karlo son mis amigas.

-pués a esta trátala mejor que si fuese una amiga, es su pareja -dijo Judith.

-has pillado al soltero de oro? -dijo Jordi mirándome con una sonrisa-enhorabuena, parece un buen tio.

-lo es-me limite a contestar.

Me hice el tatoo en la nuca, me quedaba escondido bajo el pelo, con una tipogrqfia preciosa.

-Afrodita, diosa del amor, poca broma-dijo Andrés.

Cuando andabámos, vi un whatsapp de Karlo donde me decía que queria salir a correr. Le contesté que lo acompañaria, pero que debía parar a comprar ropa de deporte.

Judith me acompaño al Corte Inglés, y me prové diferentes conjuntos.

-vaya cuerpazo tienes zorra-me decía Judith, dentro del provador.

-exagerada. Además la que tiene un tipito perfecto eres tu.

-nada de eso, yo estoy mas delgadita, tu estas buena. Buenísima.

Al mismo tiempo, puso su mano en mi entrepierna, y no le costó mucho apartar mis braguitas. Con uno de sus dedos, hizo que me mojara toda.

-ahora lo acabas ricura-le dije mientras me bajaba las braguitas y las dejaba caer.

Puse una pierna encima del taburete, y apoyé mi espalda en la pared del probador.

Judith se arrodilló en el suelo, y acabo lo que había empezado, me masturbo el clitoris con su lengua, mientras me penetraba con dos dedos. Menudo orgasmo que tuve.

Compré tres conjuntos diferentes y unas bambas. Judith y yo nos despedimos bajo el despacho de Karlo.

Cuando llegué, Karlo me enseño una blusa blanca, transparente que me había comprado en Londres. Me la puse enseguida. Con el sujetador era horrible, asi que me lo quité.

Justo en ese momento llamaron a la puerta.

-abre cariño-me dijo desde el despacho.

-estoy medio desnuda-le contesté.

-mejor para el que venga.

Abrí en tanga y la camisa transparente. Era Mario con dos de los paletas.

-es mal momento?-me preguntó.

Me di la vuelta, y me levanté la blusa lo suficiente para que me viese el culo entero. Karlo lo veía todo desde su despacho. Al girarme lo vi mirando, y me hizo un “si”con la cabeza.

Me volví hacía ellos y metí mi mano en mi entrepierna.

-voy a follar con mi marido, quizás si es un mal momento.

Se fueron y yo fui hacía la mesa de Karlo. Lo cogí de la mano y me lo lleve a la cama. Lo desnudé y me desnudé yo.

-quiero sentirte dentro, ahora.

Me senté encima suyo y empecé a moverme. Karlo me estrujaba el culo mientras no dejaba de gemir.

-me voy a correr cariño, me corro.

Continué con mis movimientos, hasta que noté como lo hacía en mi interior.

Aquel dia, ya no nos movimos de la cama. Estuvímos mimándonos, queriéndonos, follándonos hasta las tantas de la madrugada. Sin movernos de la cama.

Hicimos el amor varias veces, y ya bien de noche, mientras me lo hacía, y estando encima mio nos corrimos juntos. Y me dijo:

“T’estimo Anna” a la vez que me daba un beso. Se me saltaron las lágrimas, y le contesté: “jo també t’estimo”.

El viernes, alas siete de la mañana salimos en coche hacía Lleida. Estaba más nerviosa por eso que por lo que nos tocaba por la noche.

Llegamos media hora antes de lo previsto (Karlo conduce muy rápido).

Había hablado por teléfono con Jordi la tarde anterior, y le dije que iriamos con una propuesta. Se sorprendió bastante, pues habían pasado dos semanas largas. Y él, aun pensaba en una reconciliación.

Cuando entramos, fue muy tenso, pero Karlo domina estas situaciones.

-mira Jordi, venimos con la intención de llegar a un acuerdo por este piso-empezó Karlo- yo veo claramente dos escnearios posibles: o le compras a Anna la mitad del piso, o si no puedes o no quieres, ella te lo compra a ti.

Yo, calladita escuchando, y perfectamente consciente de que yo no podía comprar nada, pero con Karlo al lado....

-también podría continuar pagando yo toda la hipoteca

-eso no es posible-interrumpió Karlo. Anna a pagado durante nueve años, exactamente cientodoce mensualidades, la mitad de esta hipoteca. Igual que tu. A las diez vendrá un perito y nos dirá el valor actual de la vivienda...

Bueno, resumiendo: fuimos al notario con Jordi, y con dos representantes del banco, y desde aquel momento me convertí en propietaria del piso. Y sin hipoteca. Mi querido Karlo llego a un acuerdo con mi banco para finiquitar el credito, por un valor muy por debajo de lo que restaba por pagar.

Salimos del notario a las doce, y después de pasar por una inmobiliaria para que gestionara el alquiler, nos volvímos para Barna.

Y el capullo de mi ex (como me gustaría que leyera este relato) se volvió a casa de sus padres, ese mismo dia.

Volvíendo para casa, Karlo, por primera vez me explicó bien como se ganaba la vida. Y siendo como es, de inteligente y seductor, no me extraña que le vaya lo bien que le va. Aunque cada vez le guste menos su trabajo.

Mi ex es un tio inteligente, economista como Karlo, y trabajador de un banco, con un cargo medio. Por esa razón vió que no tenia ninguna posibilidad de negociar con Karlo.

-si te sientes mal, llámalo, y ofrecele quedarse  en el piso pagando un alquiler. Asi matas dos pajaros de un tiro.

Mi ex, no es mal tío. No me sentía especialmente bien puteándolo, aunque no hiciese nada en el momento que me fui de casa. Asi que le dí un par de vueltas al tema.

Cuando entrábamos a Barna lo llamé. Le dije que me sabía mal no haberle explicado antes todo, y le di la opción de quedarse en MI piso, de alquiler. Lo mejor del tema es que aceptó, después de quejarse de que sería él quien me pagase  la hipoteca.

-aprendes rápido pequeño saltamontes-me dijo Karlo-bien jugado.

-te daré todo lo que cobre de alquiler hasta devolverte todo.

-me parece bien, ingrésalo en la cuenta conjunta para gastos.

Tema finiquitado. Y muy bien.

Comimos cerca del despacho, eran algo más de las tres. No había nadie haciendo obras, y casi sin darnos cuenta, nos quedamos dormidos viendo la tele.

A las siete, Karlo se fué para el piso secreto, para preparar todo.

-tienes que llegar a las 23.00, se puntual, es imprescindible. No podemos cruzar a nadie en la puerta, para mantener la privacidad.

-me visto de alguna manera especial?

-tu misma, estarás desnuda.

-ok, pues no es necesario ponerme lenceria sexy. Será igual que el otro dia?

-ya lo verás. Bueno en principio seremos más. Pero no me hagas mas preguntas, se paciente.

-ostras, estoy nerviosa.

-mira, primero tu presentación, después el castigo de Atenea.

-Judith.

-olvidate de Judith, es Atenea. Piensa que mantenemos absoluto anonimato.

-bueno tu los conoces a todos?

-si, yo si, y Hermes también. Y ellos a nosotros también.

Se fue disparado, con un par de bolsas bajo el brazo.

Llegué cinco minutos antes, y después de hacer algo de tiempo, llamé al timbre. Me recibió el botones, que se llamaba Hermes.

Desnudo, con la capa y la máscara igual que el otro dia.

Me acompaño a un habitación, y se espero a que me quitara la ropa. Esta vez no tuvo que decírmelo.

Me senté en una silla, y espere. Pasados un par de minutos, empecé a jugar con él.

-si me dices de que va la presentación, te dejo que me hagas el amor.

Conseguí que sonriera, y que se moviera un poco.

Me levanté y empecé a decirle cosas al oido.

-llevo dos dias masturbándome pensando en lo que me hicisteis el otro día.

Hermes abrió su capa, para notar el tacto de mi cuerpo, ya que estaba pegada a el. Pero no decía ni media.

Aunque su pene, no pensaba igual.

-quieres que le de besitos?-le susurraba mientras la rozaba con mis dedos.

Me senté en la cama, y le pedí que se acercara. Puse su pene entre mis pechos, y empecé a mastrubarla. Me pone mucho, notar como un pene se pone duro entre mis pechos.

Justo en ese momento, entró Karlo, bueno, Zeus.

-perdón? -dijo sorprendido-tenga usted paciéncia señorita.

Me lo miré, y le seguí el juego.

Zeus se acercó a Hermes, y cogiéndole el pene, le susurró al oido:

-cuantos dias llevas sin correrte Hermes?

-desde el Miércoles.

-con ella?

-si, me hizo una felación antes de irse.

-y te gustó?

-si mucho.

-bien.

-abra la boca señorita-me dijo Zeus.

-fóllale la boca Hermes, si nuestra invitada quiere leche, tienes que dársela.

Hermes metió su pene en mi boca, hasta dentro, y empezó a empujarme. Me daban arcadas de lo dentro que la sentía. Zeus me tapaba la nariz a la vez.

-si la quieres, la tienes que tragar entera.

Lo aparté un momento, para coger aire, y volví a metérmela dentro. La aprisioné con mis labios, y mi lengua, y empecé a chupar. Al poco rato, Hermés me la lleno de leche, y Zeus, que estaba a mi lado, me pidió que se la enseñara.

-trágeselo todo señorita. En este lugar esta prohibido derramar los jugos de nuestros amigos y compañeros.

Y así lo hice.

Zeus me dio un antifaz, mientras Hermes se iba del cuarto.

-Anna, relájate, que no será igual que el otro dia. Es una bienvenida, será agradable, verás como te gusta.

-vale vale...igual he venido super motivada.

-bueno, eso es bueno....-me dijo entre risas- por cierto, aquí usamos preservativo, todos. Y te recomiendo que no te vayas tragando todo, que te sentará mal, y no es broma.

-oido jefe, bueno dios, ostia...zeus.

Karlo se partía de risa, y yo estaba echa un saco de nervios.

-bueno, te veo en un rato-me dijo mientras se apartaba la careta para darme un beso-y ponte el antifaz.

Vinieron a buscarme Hermes y una chica, de color. Con un pelo y un cuerpo precioso.

Se presentaron, y me dieron la mano.

-acompañanos-me dijo la chica, ofreciéndome su mano.

-grácias.

-te noto nerviosa, no lo estés, aqui venimos a disfrutar, no tienes motivos para estarlo.

-grácias,  pero no puedo evitarlo.

Entramos en una sala, mucho más grande que la del dia anterior. Una cama redonda, con unas sábanas negras. Y todas las paredes con cortinas. Los dos recipientes de bronze en una mesita. Esta vez me acerqué a mirar que contenian.

Uno estaba lleno de preservativos, y un par de botellitas, de lubricante, y el otro estaba vacio.

Se abrieron todas las cortinas a la vez. Había más de diez personas (después supe que eran doce)

Hermes tomó la palabra.

-compañeros, amigos, os presento a Afrodita, diosa del amor. Ha pedido unirse a nosotros, para que podamos gozar de su cuerpo y de sus sentidos. Ella promete respetar nuestros cuerpos y deseos. Y entiende el funcionamento secreto de este grupo, garantizando su discreción y anonimato.

Y ya está, eso era todo.

Uno de ellos, llenó la cama de pétalos de rosa. Su olor impregnó la sala rapidamente.

-y para consumar esta unión, y tal y como hemos echo todos, Zeus tomará su cuerpo, y lo hará nuestro. De todos. Igual que nuestros cuerpos seran para ella.

Zeus dió un paso al frente, y la chica de color le abrió la capa. Se sentó a mi lado, y empezó a chuparle el pene. Uno de los chicos, me tumbó en la cama, y separó mis piernas. Undió su cabeza entre ellas, y me lamió la vagina, hasta que me puse bien mojada.

El chico me hizo levantar, mientras Zeus se tumbaba, con la chica de color al lado. Sentí un pelin de celos ya que aquella mujer negra era preciosa.

Ante la atenta mirada de todos, me ayudaron a ponerme encima de Zeus. La chica de color froto su pene con mi vagina, y lo metió dentro. El resto, lo hice yo empezando a moverme arriba y abajo, con delicadeza. Cuando llebávamos unos minutos se acercaron varios, para tocarme con sus manos. Me tocaban los pechos, el culo, la espalda, y me daban besitos en la mejilla, en señal de bienvenida.

Aumenté el ritmo, y tuve un orgasmo, mi piel se ponía de gallina, mis pezones se pusieron muy duros.

Me aparté, y la chica de color le quitó el preservativo a Zeus.

-ven Afrodita, toma sus flujos. Zeus me acercó la polla mientras la chica lo masturbaba. Se corrió entre mis pechos, mientras un par de ellos me lo repartieron por el cuerpo. La chica de color me introdujo un poco del semen de mi novio en la boca, y me besó.

-Trágatelo preciosa-me dijo.

Y desde ese momento formé parte del grupito.

Zeus se levantó y se puso la capa bien puesta.

-Bienvenida Afrodita-dijo en voz alta. Entonces me besó.

Me entregó una caja, de terciopelo, con una máscara. Es parecida a la de los carnavales de Venécia, la verdad es que es muy bonita. En una caja más pequeña, había otra, con un pene en la nariz. Hermes me acompaño a una habitación para que me quitara el antifaz y me puseria mi nueva mascara. Me miré al espejo, y la verdad es que con la máscara y la capa, estaba la mar de sexy.

Volví con Hermes a la sala donde estábamos.

Todos taparon sus cuerpos desnudos con sus capas. Hermes salió de la habitación y entró al rato con Atenea de la mano. Todos la miraron, el silencio era absoluto.

-Podemos pasar a la sala principal-dijo el botones.

Fui siguiendo al resto, en silencio. Parecíamos monjes.

Entramos en una sala, enorme, con un tatami en medio y muchos cojines de distintas formas. Debía ser el salón del piso. En una punta había una mesa, con copas y una nevera.

Pedí permiso para ponerme algo de beber, y Hermes me dijo gentilmente que estaba en mi casa. Era curioso, ya me hablaba.

Me puse un refresco, junto a varios de mis compañeros de juegos. Mientras entraron a Atenea, con las manos atadas. Completamente desnuda, sólo llevaba un antifaz. La ayudaron a tumbarse, y le ataron de manos y piernas.

-recuerden el código-dijo Hermes en voz alta.

Me acerqué a ella, y me sonrió. Menuda gata esta echa para estas cosas.

-es mejor el castigo que la bienvenida Afrodita -me dijo al oido.

Zeus me explicó que ahora había via libre. Lo único especial que hacíamos era, sobretodo los chicos, soltar el esperma encima suyo.

-y yo que hago?-le pregunté a la chica de color.

-ayudar a los chicos a sacar su esperma.

-son diez al menos.

-tranquila, tambien se ayudan entre ellos.

-y a ella le haran algo? O solo mira...

-es toda nuestra Afrodita.

Ya habréis observado que en estas situaciones, cuando me pongo, me pongo y no me ando con rodeos. Tenía tumbada en un tatami a la canija, mi amiga Judith, ahora Atenea. Acabé mi refresco, y me desabroché la capa. Me dirigí a ella, y le di un besito en la mejilla.

Judith ya soltaba sus primeros gemidos. Abrí un pelin mis piernas, y me puse encima de su boca. Con leves movimientos y la ayuda de su lengua, muy dispuesta, empecé con el castigo.

La verdad, es que más que un castigo era matarla de gusto, pero para eso estábamos allí.

La gente no se anda con tonterias, un chico se acercó, y abrió su capa delante mio. Se agarró el pene, y apuntó a mi boca. La abrí y la metió dentro.

Alguien detrás del chico, le lamía el sexo a Atenea.

Otro chico se puso al lado, y alternaba masturbar a uno, y chupársela al otro.

Me aparté un poco, para cojer aire, Atenea no paraba de lamer mi clitoris, que estaba empapado al igual que su cara. Me la miré y le dije:

-no me apartaré hasta que me des un orgasmo Atenea.

Acerqué de nuevo mi entrepierna y continuó lamiendo.

A mi derecha, pude ver a Zeus, en posición de perrito en el suelo con la capa levantada, y un chico penetrándolo por detrás, y uno que se le acercaba a la boca.

En ese momento, cerre los ojos y tuve mi primer orgasmo.

Me puse al lado de mi pareja, en la misma posición que él. Le di un beso en la mejilla. De repente, noté como alguien pedía paso por mi vagina. Giré mi cabeza, y en efecto, un hombre me agarraba por las caderas y me follaba con fuerza. Cuando puse la cabeza en su sitio, tenía una en la punta de los labios.

Era un no parar, mirara donde mirara había gente folllando, de cualquier manera.

La chica de color le estaba comiendo el pene a dos chicos, mientras otro le daba duro.

Al cabo de poco, empezaron las corridas. Los chicos se acercaban a Atenea, se quitaban su preservativo, y le tiraban su semen encima de su cuerpo. Uno de ellos se encargaba de repartírselo por el cuerpo.

Zeus se acercó a Atenea, para lamerle la vagina, mientras otro chico, le daba de nuevo por detrás.

Allí cuando girabas la cabeza, alguien te metía algo en tu sexo.

Se corrieron casi todos encima de Judith, me acerqué a ella, el olor a semen que desprendía era muy fuerte. Me puse encima suyo, haciéndo las dos un sesentaynueve. Cuando tuve mi segundo orgasmo, me quedé tumbada boca arriba, a su lado.

En ese momento, alguien la desató. Se tocó las manos y los tobillos, donde tenía las cuerdas. Se acercó a Zeus y lo beso. Entonces se arrodilló delante suyo, y le chupo la polla.

Zeus soltó su esperma en su boca, y ella, dejó que se derramara por su cara y por su cuerpo.

La chica de color, se arrimó a ella y se besaron, yo me puse en otro lado, e hice lo mismo. Entre las tres, las únicas mujeres, compartimos la corrida del jefe.

Cuando acabamos, eran las dos de la madrugada, algunos se fueron, quedamos en el piso siete u ocho personas. Todos con nuestras capas y nuestras máscaras, estuvimos tomando unas copas.

Más allá del sexo, había buen ambiente. Al escucharlos hablar, vi que muchos de ellos eran bastante mayores que yo.

Me acerqué a la chica de color, que hablaba con un par de chicos, Artemisa.

-perdona, pero te lo tengo que decir: eres preciosa-le dije en voz baja-tienes el color de piel más bonito y sensual que he visto nunca.

-grácias Afrodita, y bienvenida.

Me volví con Judith, pues no quise molestar en su convesación.

La chica desapareció, y a los dos minutos volvió.

Entró en la sala, se había cambiado la mascarilla por una con un pene en la nariz.

Me cogió de la mano, y me llevó hacía un sofá.

-Siéntate Afrodita.

Si el tacto de su piel era increible, el de sus labios ni os cuento. Me lamió todo el cuerpo.

-sabes a semen Afrodita, desprendes sexo por todos los poros de la piel-me dijo. Era normal, después de estar un buen rato encima de Judith, a la que habían llenado de esperma.

El primer contacto de su lengua con mi clitoris, me provocó un orgasmo.

Karlo se sentó a mi lado, pegado a mi. Artemisa empezó a penetrarme, mientras Zeus me masturbaba el clitoris.

Al poco rato, un hombre le pidió sexo a Zeus. Este se puso de rodillas en el suelo, pegado a Artemisa, y el otro hombre le levantó la capa y lo folló. Sus gemidos inundaron la sala, de tal manera que todo el mundo se puso en marcha otra vez.

Otro hombre penetró a Artemisa mientras ella me lo hacía a mi. Notaba sus gemidos en mi vagina, y eso todavía me excitaba mas.

Había dos hombre masturbándose, esperando un sitio donde meterse.

Tuve un ograsmo, y pasados unos minutos me incorporé.

Le pedí a uno que se tumbara en el suelo y me puse encima. El otro, se puso delante mio y me acercó su miembro a la boca.

Como ultimamente practico bastante, cada vez soy capaz de coordinar mejor mis movimientos con dos chicos a la vez, y la prueba es que no tardaron mucho en decirme que se íban a correr. El chico que tenía de pié lo hizo en mis pechos.

Levanté la cabeza, para ver el panorama. Justo en ese momento, Karlo, perdón Zeus, empezaba a introducirla en el culito (precioso) de Artemisa. Me acerqué a ellos y me estuve un buen rato besando con la preciosa chica de color.

Fueron acabando todos en poco espácio de tiempo. Entonces se fueron la mayoría de chicos, quedando solo las tres chicas con Zeus y Hermes.

Volvímos a tomarnos unas copas. A pesar del rato que llevábamos practicando sexo, no habíamos consumido apenas alcohol, y Hermes, aprovechó para preparar una ronda de chupitos de Tequila.

Al poco rato, Judith también pidió un taxi y se fue para su casa, tenía cara de cansada, pese a que las dos habíamos comentado que el castigo no había sido para tanto.

-yo creo que me metieron más caña a mi, el dia que vine sola-le dije mientras nos despediamos en la puerta.

-claro, ese día estaba pensado para que viniésemos las dos, por eso no había mujeres.

-hay muy pocas mujeres en el grupo-dije yo, sin saber muy bien cuantas éramos.

-no, para nuestra suerte, la mayoria són chicos, y dos travestis.

-si tía, menuda caña me dieron-le dije yo recordando la pirmera vez con el Grupo de Máscaras.

-pues a esas dos las conozco.

-y la chica negrita? es impreisonante.

-Karlo la conoce, que te cuente como la fichó.

Me sentía rara hablando con ella, completamente vestida (no se quito la máscara hasta que salío a la calle), y yo completamente desnuda, con el cuerpo pegajoso y un profundo olor a esperma.

Zeus le dijo a Hermes que se fuera, que ya cerraria el la casa, y este le hizo caso de inmediato. Quedaron que al día siguiente el volvería para abrirles a los de la limpieza.

A punto estuve de quitarme la máscara, ya que nos habíamos quedado solos con Artemisa.

Estuvímos hablando un rato los tres, sobre lo raro que podía parecer todo aquello para alguién que no lo conociera. Yo les conté que el primer dia había alucinado por un tubo, ya que parecían una secta. Aunque realmente no lo es tanto, un grupo de gente, que se junta para tener sexo, de manera natural, respetando al máximo el uno por el otro.

Zeus y yo llevábamos las capas abrochadas y Artemisa la llevaba a lo superman. Mostrando su increible cuerpo, y su increible color de piel.

-Zeus, no podríamos hacer una excepción y quitárnos las máscaras?-pregunté cansada de llevarla. Me daba morbo, pero con el sudor y todo me molestaba (quien me iba a decir a mi, que cuatro años después llevariamos mascarilla todos verdad?).

-yo os conozco a las dos, y vosotras a mi, asi que es cosa vuestra.

Artemisa me miró, y se la quitó. Igual que con máscara, sin ella todavía era más bonita.

Hice lo propio en seguida, y Zeus también.

-Janet, te presento a Anna, mi pareja.

-soys pareja verdad? me lo había parecido por como os mirábais. Aunque tu Zeus siempre miras a los nuevos con ilusión, ella te miraba a ti, distinto, sobretodo cuando ha visto que nos besábamos.

-hace poco que somos pareja, todo esto es nuevo para mi.

Se acercó a mi, y me dió dos besos.

-que ojos mas bonitos tienes Afrodita, me encanta la profunidad de su azul.

-grácias.

-te seguiré llamando Afrodita, asi otro dia que nos veamos por aqui no me equivocaré.

Karlo puso otra ronda de chupitos y brindamos.

-Karlo, cómo la conociste?-le pregunté aprovechando que nos estábamos abriendo un poco.

-veras -interrumpió ella- soy azafata de vuelo, y me sedujo en un viaje a Qatar.

-en el avión-dijo Karlo.

-en el avión nos conocímos pero no nos enrollamos. Lo hicimos en el hotel, donde por casualidad, coincidimos.

-este tio es un seductor nato -decía ella

-que me vas a contar-interrumpí yo.

-si, pero en esos tiempos yo tenía pareja, vivía con una chica en New York, y estaba convencida de que era gay. Hasta que lo conocí, y me dió un sermón.

-sobre las etiquetas-volví a interrumpir.

-exacto.

Las dos nos partíamos de risa, viendo los argumentos que usa Karlo para desnudar cualquier persona que se le ponga delante, sea hombre o mujer.

-y? -pregunté muerta de curiosidad.

-pasamos dos dias juntos en Qatar, sin salir del hotel, y después coincidimos al cabo de un tiempo en un vuelo de la compañia donde trabajo.

Desde hace un tiempo, estoy alternando Barcelona y New York.

-sigues con pareja?

-si si, tenemos un hijo. En New York. Digamos que llevo una doble vida.

Se notó que no le hacía ilusión reconocerlo, así que no pregunté nada más. Os puedo decir que en el tiempo que he vivido en New York, nunca nos hemos visto. Ni siquiera lo hemos intentado.

-en la sala mediana, esta la cama con los pétalos de rosa aun, os apetece? -nos dijo Karlo a las dos, para romper el hielo.

Nos fuimos las dos, cogidas de la mano. Karlo se quedó en la sala grande.

Nosotras nos pusimos a jugar encima de la cama. Con tanto olor a esperma, hacerlo en una cama llena de pétalos de rosa se agradecía.

Os tengo que ser sincera, la chica tiene un cuerpo precioso, con un color de piel super seductor. Pese a mi poca experiéncia en sexo con mujeres (ahora se me da mejor, jejejeje) la conexión no fue total. Disfruté, incluso puede que tuviese un orgasmo, pero no lo recuerdo como algo memorable.

Janet pidió un Taxi y Karlo y yo otro, ya que íbamos en sentidos opuestos.

Llegamos a casa, y nos dimos una ducha. Estábamos muertos de cansanció.

A la mañana siguiente, nos despertamos casi a la hora de comer. Los dos necesitábamos dormir muchas horas seguidas.

Aquel fin de semana fue muy tranquilo sexualmente hablando, y muy “productivo” en lo que a nuestra relación se refiere. Conocer su versión mas íntima, mucho más allá de lo sexual. Sus ilusiones, sus sueños, su pasado.....me daba cuenta que realemente estaba loca por él. Y como os decía más arriba, me sentía correspondida, viendo como me mira, como toca mi piel, como me habla, buuf....me emociono.

Las siguientes semanas, fueron tranquilas. Entramos en una rutina de enamorados, teníamos sexo a diario, pero convencional como cualquier pareja. Más allá de un día, con Tete todo fue de lo más normalito.

Debían ser mediados-finales de Julio, el calor apretaba de lo lindo. Recuerdo que estábamos comiendo en Sitges, un jueves si no me equivoco.

Teníamos sentadas en la mesa de al lado, dos travestis muy guapas.

Me vinieron a la cabeza recuerdos muy eróticos y calientes, del dia del grupo.

Lo más divertido es que Karlo, se estaba calentando, se lo notaba en la mirada, aunque las dos chicas estaban a su aire, al estar nuestras mesas bastante pegadas, las miradas, pronto empezaron a notarse en el ambiente. Karlo había puesto el modo “encantos”.

Al cabo de un rato, con el segundo plato ya en la mesa, y más de media botella de vino, Karlo vió la ocasion: el camarero les estaba dando unos consejos sobre un vino, medio cachondándose de ellas, y las pobres no sabían que decirle.

Karlo se metió en la conversación, y le echo la bronca al camarero, dicéndole que no tenía ni idea de vinos ni de tratar a unas clientas.

Al final, Karlo les escogió el vino, y ellas estuvieron encantadas.

Podía notar, sobretodo una de ellas como le hacía ojitos a Karlo, y este le correpondia.

La chica al prinicpio se cortaba al estar Karlo conmigo, pero hubo un momento en el que me miró a mi, y le dediqué mi mejor sonrisa.

Antes de acabarnos el segundo plato, estábamos compartiendo la botella de vino con ellas. La otra chica, más reservada ahora era la alegria de la mesa, con su simpatía y su grácia.

Dos chicas de más de metro ochenta, una de ellas mulata, y la otra rúbia, o mejor dicho “rúbia”. Unos cuerpos esculturales, un dinero muy bien gastado. Y sobretodo una simpatía y una naturalidad increible.

Estában en Sitges de vacaciones todo el mes de Julio. La mulatita era brasileña y la rubita de canarias.

Estuvímos un buen rato con los cafes, y cuando acabamos Karlo les propuso ir a tomar algo, en alguna terracita con toldos. Recuerdo que hacía un calor tremendo.

Nos fuimos a un bar muy mono en el casco antiguo. Al verlas caminar todavía las hacía más deseables. Antes de acabar la copa, Karlo me dijo, con discreción, que no tendrian nada con nosotros. Yo le dije que me moría de ganas, pero me dijo que lo veía complicado.

Vaya ojo tiene.

Cuando acabamos las copas, se levantaron, se despidieron y se fueron.

Karlo reaccionó con normalidad, pues se lo veía venir. Yo me quedé con una cara de tonta de mil demonios. No estoy acostumbrada a que me den calabazas. Aún me pasa hoy, cuatro años después.

-esto es lo que yo llamo unas calientapollas Karlo.

-te equivocas Anna, són pareja, por extraño que te parezca. Se las veía muy pendientes la una de la otra. Les debemos haber caído bien, y por eso hemos pasado un rato juntos.

-pues vaya, menudo calentón.

-te tendras que conformar conmigo-me dijo entre risas.

Ni que eso fuera un problema, me basta y me sobra.

Cuando salímos del Bar, Karlo me dijo que no estaba en condiciones de conducir, entre el vino, los chupitos y las copas...Asi que nos sentamos en un banco, teléfono en mano, y buscamos un hotel cerca del parking donde teníamos el coche.

Fuimos, vimos la habitación, y salimos a dar una vuelta, ya que la temperatura había bajado un pelín, y se estaba muy bien. Hubiese agradecido tener algo para cambiarme.

Dándo un paseo, mientras Karlo se metía en una farmácia, encontré una tienda de ropa interior y entré para comprarme unas braguitas. Al menos eso....

Karlo salió de la farmácia con una sonrisa de oreja a oreja. Me dió un besito y me dijo que nos fuesemos al hotel. Había comprado una pastilla azul y un botecito de gel durex.

Por el camino pasamos por una terracita que nos hizo grácia, y nos sentamos a picar algo para no tener que pedir la cena en la habitación.

La verdad es que el sitio era bonito, pero los dos estábamos calientes y cenamos muy rápido. Me encanta como me mira cuando quiere desnudarme y hacerme el amor.

Subímos al hotel, y nos metimos en la ducha. Como tenía muchas ganas de marcha, al igual que él, me arrodillé y puse su polla entre mis pechos. Aun sin la pastilla, se le puso dura rapidamente.

Cuando estaba a punto, se masturbó con la punta de su polla en mi boca. Me encanta. Se la chupé un poco, con su semen entre mis labios y acabámos con la ducha.

Ya en la cama, y media pastilla en el cuerpo, se le puso dura sin tocarlo. Empezó por mi culo, que hacía unos días que no visitaba, y bueno, la verdad es que estuvímos hasta bien pasadas las cinco de la mañana.

Al dia siguiente, nos levantámos temprano, y a Karlo aún le duraba algo el efecto de la pastilla, asi que repetimos, “uno mañanero” como dice él.

Nos fuimos para el despacho, ya que a las nueve yo tenía una visita importante.

A las once del mediodia, entré en casa, Karlo estaba trabajando, en su mesa. Fuí para la habitación, me puse un corpiño de cuero negro, y un arnés. Este hombre me ponía la líbido por las nuves.

Cuando me vió entrar, dejó caer sus bermudas al suelo, y se sentó en la mesa. Me besó, paso su mano por el vibrador, y abriéndo bien sus piernas, y apoyado en su mesa, le fui metiéndo el vibrador lentamente. Cuando entraba y salía con facilidad, empecé a masturbarlo. Se pone muy caliente cuando lo penetro, hasta el punto que parece que se va a correr sin siquiera tocarlo.

Estuvimos un rato, como atontandos besándonos. El sentado en su mesa, con su propia corrida en su pecho y su barriga, y yo con el traje de cuero...para vernos, vaya par.

No recuerdo bien el dia, pero aquella semana acordamos que los dos queríamos solucionar el calentón con las dos travestis de Sitges. Karlo había cambiado teléfonos con una de ellas, y le envió un whatsapp. Quedamos para cenar ese mismo viernes en Sitges, otra vez.

Nos presentamos a la hora prevista. Llegamos primeros al restuarante. Me vestí bastante extremada y sexy. Muy sexy. Quizás demasiado. Un vestido muy corto y muy escotado, y con la espalda descubierta practicamente hasta el culo. El taxista ya flipó conmigo, y los camareros del restaurante también. Incluso los dos caballeros de la mesa de al lado. Y el sentirme tan deseada, hizo que mi temperatura corporal se pusiera por las nubes.

Karlo, por su parte, con un pantalon de lino y una camisa de cuello maho y arremangada era más que suficiente: guapísimo.

Si yo iba rollo putón vestida, ellas ni os cuento. Las tres juntas parecíamos actrices porno. Karlo miraba su entorno, se sentía como un jeque árabe.

Cenamos muy bien, y nos fuimos a un club cercano a bailar un poco. Bueno, bailar Ingrid, la chica brasileña y yo, porqué Karlo y la otra chica, nada de nada.

Ingrid se vino conmigo al lavabo, con una bolsita que nos habíamos traido, a empolvarnos la nariz.

-me aguantas el pelo?-le dije mientras nos encerrábamos las dos en el váter.

-claro que si bonita.

Me ayudo, y yo la ayudé a ella. Cuando se incorporó nos quedamos la una a la otra con nuestros pechos tocándose. En una fracción de segundo tenía su lengua dentro de mi boca y su mano en mi entrepierna.

-te mojas muy rápido querida-me dijo.

-eso es cosa tuya-le contesté al tiempo que la volvía a besar.

-y sabes de lujo-me dijo mientras se llevaba la mano con la que me había tocado a la boca.

-cariño, Ingrid y yo nos hemos morreado en el lavabo-le dije super excitada en cuanto llegamos a la barra.

-genial....Debora y yo hemos tonteado mientras esnifaba...hoy si Anna.

El cabrón este siempre un paso por delante.

Continuamos de fiesta un buen rato, hasta las tres. El pedo que llevábamos los cuatro era considerable, entre alcohol y los polvos, todo era alegría y jolgorio.

Antes de salir del club, Karlo me dijo que no nos quedaba tema. Salí sola a fumarme un cigarro, y vi a un par de chicos que parecían puestos. Me acerqué a ellos, para preguntárles si sabían donde había “tema”.

-y como se que no eres una mossa?-me dijo uno de ellos.

-acerquaté-le dije metíendome en la entrada de un portal. Pegada a la puerta le dije que me registrara.

Y vaya si lo hizo, me magreó todo el cuerpo. Entrepierna incluida.

-si me la chupas te consigo un pollo-me dijo el muy cabrón.

-ok, pero quiero ver el tema primero -dije sin pensar en donde me podía meter.

Había dado en el clavo, ya que saco varias bolsitas del bolsillo. Abrió una de ellas y me dejo probar.

-te dejo que me la metas por los dos pollos. Bien?

-como te pasas eso son cien pavos.

-te pareceran pocos, créeme.

Le hice una señal a Karlo y a las chicas que habían salido del club, para que se acercaran. Iba puesta pero no soy idiota. Karlo y las chicas se quedaron al pie del portal, mientras el tipo abrió la puerta, y nos metimos en el rellano, justo debajo de la escalera.

Le bajé los pantalones y los calzoncillos a la vez y se le cayeron como cinco o seis bolsitas más. Me hice con dos, de propina, mientras con una mano le agarré el miembro, y empecé a masturbarlo. El chico sacó un preservativo y me lo dió.

-no me dejas hacértelo a pelo verdad?-me preguntó.

Ni le contesté. Le puse el preservativo con la boca y empecé a lamerle la polla. Cogiéndome a sus piernas, movía mi cabeza aprisionando el pene con los labios, y sin dejar de lamer con la lengua.

Que puto mal gusto tienen los preservativos.

Como había estado practicando ultimamente, en dos minutos el tio me pedía sexo, ya que se iba a correr.

Me incorporé y puse mis manos contra la pared, como si me fuesen a registrar otra vez. El chico se adornó subiéndome el vestidito, supongo que disfrutando del momento. Me bajó el tanga hasta las rodillas, y me la fue metiendo despacito. Como notaba que estaba muy cachondo, mientras me manoseaba las tetas, empecé a mover mi culo, haciendo que se volviera loco. En menos de treinta segundos se había corrido.

-que polvo más caro -me dijo el tio aun quitándose el preservativo.

-eso no es cosa mia bonito.

Me quité el tanga, y lo use para limpiarme mi entrepierna. Lo olí y se lo dí a él.

-esto para que me recuerdes guapo.

Recogí mis dos pollos y los dos que le había mangado y me largué.

-ya?-me dijo Karlo.-la gente joven ya no es lo que era.

-mejor -contesté yo- y he conseguido propina.

-a si?

-si, dos pollos extras a cambio de mi tanga.

Las chicas se reían, y nos fuimos los cuatro a su apartamento.

Cuando llegamos al apartamento, nos invitaron a sentarnos, en el sofá.

Debora preparo unas copas, y nos acercó una bandeja, donde puse las cuatro bolsitas que me había ganado.

Ellas se sentaron en una butaca, una a cada lado del sofá.

Bebímos y esnifamos todos.

-nos gustaria veros follar-dijo Ingrid rompiéndo el hielo a lo béstia.

Karlo me hizo una señal con la cara, y me levanté, dejando caer mi ropa muy lentamente.

Ellas me mirában atentamente, mientras Karlo se quedó completamente desnudo.

Me toqué un poco mi vagina mientras él se masturbaba. Como vi que estaba apunto, me senté de espaldas a él, dejando que su polla se perdiera en mi entrepierna. Entonces empecé a moverme muy lenta, disfrutando de cada milímetro de su polla dentro de mi. En ese momento tuve un orgasmo.

Karlo no dejaba de pellizcarme los pezones, y entonces tomó el mando, empezando a subir el ritmo...

Las chicas nos mirában y se mirában entre ellas, como dudando de participar.

Karlo soltó su esperma en mi inetrior, y nos quedámos los dos en el sofá muy relajados.

Se levantó cogiendo su ropa y se fue al baño. Yo tenía ganas de más y aquellas dos chicas no parában de mirarse, como dudando de si enrollarse conmigo o no.

Ingrid se levantó, y se acercó a mi. Me quedé sentada en el sofá esperando a Debora. Tras diez segundos de silencio y miradas, también se levantó, y se puso junto a su amiga. Empezaron a besarse, mientras yo mi incorporaba y dejaba sus penes a la vista. Eran muy pequeños, pero sabía que con un poco de mis habilidades aquello cambiaria con facilidad. Empecé con Debora, que me facilitó la labor quedándose completamente desnuda. Pasando mi lengua por sus testículos, incluso poniéndolos en mi boca y lamiendo, su pene fue aumentando de tamaño. Con mi mano izquierda estaba masturbando a Ingrid, que con mucha delicadeza me aguantaba el pelo, para verme la cara mientras se la chupaba a su amiga.

Cuando conseguí que estuviesen bien duras, me levanté, y nos besamos un poco las tres.

-como quieres hacerlo preciosa?-me preguntó Debora muy atentamente.

-fácil. Las dos a la vez-les contesté rapidamente. Un sandwich me parecía ideal.

Debora se sentó en el sofá, y continué chupando un poco. Apareció Ingrid con un puñado de preservativos.

Me senté encima de Debora y me quedé quieta, esperando a que Ingrid me la metiera en el culito, lentamente. Cuando la sentí dentro, empecé a moverme con suavidad. Las tres gemiamos como locas. Me fui animando, y aumentando un pelín el ritmo y así estuvímos un buen rato.

Cambiamos de postura, Ingrid se sentó en el sofá, y yo de espaldas a ella, me fui deslizando hasta que noté su polla completamente en mi culito. Debora, apoyando sus rodillas en el sofá me la introdujo en mi vagina, y continuamos haciéndolo a lo béstia.

Ingrid se corrió primero, y Debora me pidió cambio. Queria probar mi culo, cosa que le puse fácil.

Fue muy atenta, cambiándose el preservativo, y menos atenta en el momento de meterla. Debora me daba duro duro, y no paro hasta que tuve otro orgasmo.

Al poco rato, acabó, y con mucho cuidado sacó su pene de mi culo y se quitó el preservativo. Se puso la ropa interior y se sentó junto a Ingrid.

Karlo, había estado viendo el espectáculo sentado desde una butaca, en calzoncillos.

Fue una noche larga, ya que dormimos muy poco. Se nos fue la mano bastante con el tema, y la verdad es que estuvímos mucho rato enredados.

Cuando nos quisimos dar cuenta eran las siete de la mañana, cuando Ingrid se había enrollado con Karlo, y habían quedados extenuados en el suelo.

-porque no os quedais todo el fin de semana?-dijo Debora.

-ostras, molaría, no Karlo?

Karlo asintió desde el suelo. Se dió la vuelta y dijo:

-hay que ir a casa a por ropa, y yo ahora no me muevo.

Nos reimos un rato, y dejamos que avanzara la mañana.

-me tendré que zumbar al camello otra vez?-pregunté, quizás demasiado entusiasmada.

-yo si lo prefieres te doy dinero y le pagas, pero vamos, tu misma.

Nos dimos unas duchas, por turnos, y nos fuimos a la cama. Karlo y yo dormimos en una habitación con dos camitas separadas.

A las doce del mediodía ya estaba despierta. Me puse en la cama de Karlo y con muchos mimitos lo desperté, todo y que le costó bastante.

Salí de la habitación en tanga, las chicas estaban en la cocina tomándose un café, y preparando algo de desayunar.

Nada más verme se me acercaron y me dieron un beso cada una, con sus correspondientes buenos dias.

Al estar sin arreglar y sin maquillar, las dos tenían un aspecto mucho más masculino, y eso hizo que me sintiera muy atradia por ellas.

Fue Debora, la que se me acercó por detrás, me rodeo con sus brazos, y me besó el cuello. Apoyé mis codos en el mármol de la cocina, cuando empecé a notar su paquete rozándose con mis nalgas.

-te importa?-me preguntó educadamente.

Yo misma me aparté eh hilo del tanguita a un lado, y me puse un poco de puntillas para ponérselo más fácil.

-me pone a mil que seas una chica fácil-me susurró, mientras se preparaba el preservativo.

Me penetró con sutileza. Hacía calor y ya estaba sudada y mojada, y con mis pechos rozándo la fria encimera de mármol me volvía loca.

Debora fue aumentando el ritmo. Me agarró por las caderas y empezó a darme más fuerte.

Me dí la vuelta, y me senté en el mármol. Ella me agarró las piernas y continuó haciéndomelo de lo lindo. Ingrid permanecía inmóbil sentada en una silla.

Cuando Debora se corrió, Ingrid se bajó los shorts y empezó a masturbarse. No me lo tuvo ni que decir. Me acerqué y mientras se ponía el preservativo me senté encima suyo. La bese y me fui dejando deslizar por su dura polla, hasta sentirla toda dentro.

Con Ingrid fuí rápida, los consejos de Judith para moverme me han enseñado mucho. En poco rato se corrió,, y aún me quedé unos instantes encima suyo.

-os quedáis verdad?-me preguntó Debora.

-si, Karlo está durmiendo. Pediré un Taxi y me acercaré a nuestra casa a por ropa para los dos.

-a mi me gusta que vayais desnudos-dijo Ingrid.

-y a mi-contesté rapidamente-y más si me hacéis estas cosas.

Debora se acercó a mi, me puso una mano en mi entrepierna y se la llevó a la boca.

-quiero que seas nuestra zorra-me dijo pegada a mi.

-sabeis que lo soy-le dije al tiempo que la besaba.

(…)Nunca me había gustado el rollo este de zorra o perra o llamárle como queráis. Pero la verdad es que, desde hacía un tiempo, más allá de verlo como algo sumiso, lo veo y lo siento como una posición de poder. Por eso lo uso cada vez que lo encuentro divertido e interesante.

Entré en mi habitación, sin hacer ruido ya que Karlo dormía a pierna suelta, me puse el vestido y los zapatos y volví a la cocina.

Las dos chicas se reían de mi. Me decian que para salir por la noche, el vestidito hiper escotado y los taconazos muy bien, pero para salir a la una del mediodía….

Salí del apartamento, a tres minutos había una parada de taxis.

Las travestis tenían razón. Me hicieron hasta alguna foto, y por raro que parezca, me gustó. Definitivamente estaba perdiendo la vergüenza y el pudor, y convirtiéndome en una exibicionista.

Y como sabéis bien los hombres: no es lo que enseñaba, es lo que ellos creian ver.

Me subí en el primer Taxi y nos fuimos disparados para Barcelona. Si en Sitges había dado la nota con el vestidito, en Paseo de Grácia, en pleno més de Julio, ni os cuento. Suerte que el taxista me dejo justo en la puerta, y pude entrar disparada en el portal.

Justo al entrar, recibí un whatsapp de Karlo donde me decía que volviera en coche, asi que me vestí más normalita, de playa, y bajé a decirle al taxista que me apañaba para volver.

Puse un poquito de ropa mia y de Karlo en una maleta de tamaño cabina, cogí el coche (cada vez me divertia más con ese bicho) y me fui disparada para Sitges.

Justo al llegar al apartamento de las chicas, estaban a punto de bajar a la playa un ratito, para hacer tiemo e ir a comer un arroz.

El dia estuvo de lo más tranquilo, después de comer, a media tarde volvímos a la playa donde el sol había bajado un pelín y se estaba de maravilla.

A mi no dejaba de soprenderme Karlo, lo que es capaz de adaptarse a cualquier tipo de persona, sea cual sea su cultura, nacionalidad, o edad. El siempre sabe estar.

Decidímos salir a cenar y de copas los cuatro.

Esta vez me vestí más discreta, con un vestido largo de verano, muy fresquito y suelto, con escote palabra de honor y unas sandalias de romana totalmente planas. Como siempre me gusta puntualizar, sin sujetador.

Las chicas si se pusieron más exuberantes. La verdad es que giraba la cabeza todo el mundo al verlas pasar, tanto los hombres como las mujeres.

Fuimos a cenar a un sitio mucho más informal que la noche anterior, y después nos fuimos de copas al mismo club.

Justo cuando entrábamos el camellito estaba en la puerta y me guiño el ojo. Evidentemente no se dió cuenta de lo de los dos pollos, la noche anterior.

Cuando entrámos se lo dije a Karlo que lo había visto, y me dió dinero para ir a comprarle algo.

Me acerqué a él. Karlo estaba unos metros detrás mio, para vigilar que no se pusiera chulito.

-me lo haces gratis?-me dijo nada más acercarme a unos metros, y delante de sus amigos.

-gratis? claro que te lo haria gratis, si lo hago es porque quiero. Y me parece bien. Te lo haré gratis como tu dices y mejoro tu oferta: el trato de la noche anterior, me lo haceis los dos. Que me dices?

El chico se lo preguntó al oido, pues su amigo no parecía saber de que hablábamos. Sonrió rapidamente.

Le hice una señal a Karlo, enseñándole dos dedos. Karlo me devolvió la señal, levantando cuatro dedos. El doble.

Empecé a darle vueltas, mientras hablaba con el joven, y su amigo había ido a por condones.

Falta de recursos, al final le dije al chico justo cuando llegó a su amigo:

-necesitaré cuatro pollos.

-eee, eso es el doble tia….sales mega cara-me dijo el camellito. Entonces su amigo nos soprendió:

-no hay problema, si te lo ganas, yo pongo los otros dos.

-mira, entramos en el portal, y después valoras si lo merezco o no.

Eran las dos de la madrugada, y nos metimos en el portal de la noche anterior. Estaba caliente, lo reconozco, y la idea de que fuesen dos, todavía me puso más caliente.

Me quité el vestido, y lo colgué en el pomo de una puerta, que parecía ser un trastero. Hice lo mismo con el tanga.

Los dos chicos se pegaron a mi como dos lapas, recreándose con mis tetas, y pasando su mano por mi entrepierna, por delante y por detrás. Cada vez estaba más cachonda.

Empecé a meterles mano, el chico nuevo calzaba un buen miembro. Fue el primero en desabrocharse las bermudas y dejarlas caer, y por tanto, fue el primero al que se la chupé.

Justo en ese momento entró Karlo. Todos nos quedamos quietos sin saber quien era.

Se acercó, y nos dijo:

-que bonito…mi mujer con dos jóvenes…desconocidos….

Los pobres no sabían donde mirar, y yo para disimular mis risas, continué chupando.

-dejarme un teléfono-dijo Karlo ante la sorpresa de los dos chavales.

El camellito sacó su teléfono y activo la cámara. Me solté el pelo, para que no me pudiese grabar la cara. A veces un video de estos se te puede girar en contra. Y continué a lo mio.

Le puse un preservativo al primero y me puse a cuatro patas, en el suelo, usando las bermudas para que no me quedaran las rodillas rojas.

Me penetró con ganas, mientras se la chupaba a su amigo.

El chico me agarraba por los hombros y me daba fuerte. Tan fuerte que se corrió con facilidad.

Me puse en pié, mirando hacia la pared, para que no saliese mi cara en el video. El camellito ya conocía el camino y me penetró rapidamente.

Esta vez fue mas suave y de esta forma aguantó más rato. Tuve un orgasmo, y al poco se corrió.

-quereis ver lo que le gusta a mi mujer chicos?-preguntó Karlo sin soltar la cámara.

Como me imaginaba por donde iba, continué apoyada en la pared, con los brazos y las piernas abiertas.

Con el teléfono en una mano, empezó a masturbárme el culo, para dilatarlo. Se puso un poco de saliba en las manos, y lo intentó. Me hacía daño. Continuó con sus dedos, hasta que me pudo penetrar bien.

Karlo estaba follando mi culo, grabándolo todo. No tardó mucho en correrse.

Cuando acabó, apagó la camara, y me pidió que le lamiera un poco la polla, para “guardarla”.

Los dos chicos flipaban. Les pedí ver el video, no se me reconocía para nada. Activé Airdrop y me envié una cópia.

El camello me dió los cuatro pollos, pidiéndome vernos otra vez.

-si cuando acabemos la fiesta no voy muy pedo, te dejaré que me lo hagas en la boca-le dije al chaval al oido.

-te estás volviendo una promiscua de mucho cuidado-me dijo Karlo entrando al club

-y te encanta-le contesté yo.

-como lo sabes!!

Ingrid y Debora nos esperávan en la barra. Karlo se instaló en un taburete y pidió un Gintonic. Me dio un pollo y con las dos chicas nos fuimos al lavabo.

Uno de los porteros nos llamó la atención al ver que entrábamos las tres a la vez, asi que Debora espero fuera, entreteniéndolo.

Cuando salimos Ingrid y yo, le pase el pollo discretamente, y se metió en el lavabo con el portero.

Al salir nos dijo que la había amenazado con echarnos, y que lo convenció invitándolo a una ronda, y haciéndole una felación.

Mientras bailaba con las chicas, vi un par de chicos que le entraban a Karlo. El sonreía y se dejaba gustar. Desaparecieron en los lavabos durante un buen rato. Se me olvidó preguntárle después, pero ahora se, que se lo montó con los dos.

-oye Anna, no vamos muy sobrado de coca, estas dos le meten mucha caña-me dijo Karlo en cuanto me acerqué a preguntarle que tal lo había pasado. Me dió cien euros.

-por si no te apetece montártelo con el-me dijo.

-le he hecho una promesa.

-tu verás cariño.

Salimos los dos fuera, nos pusimos en la entrada del portal y nos encendimos un cigarro.

Al poco rato apareció.

-dos mas-le dijo Karlo, ofreciéndole los cien euros que me había dado.

Hicieron un discreto cambio de manos.

-te espero dentro cariño-me dijo.

-y tu promesa? -me preguntó el camellito.

-soy una mujer de palabra-le contesté señalando el portal.

El chico abrió la puerta con la ayuda de su dni y entramos.

Nos pusimos debajo de la ecalera, como siempre. Me abrí el vestido, dejándole ver mi cuerpo desnudo.

-eres increible-me decía el chico mientras timidamente me tocaba los pechos.

Le cogí la mano, y la llevé a mi vagina.

-primero quiero tu boca aquí.

Se arrodilló y hundió su cabeza en mi entrepierna. Me di la vuelta para que me lamiera también mi culo, con el que se recreó un buen rato.

Me estuvo lamiendo mi sexo hasta que tuve un orgasmo, con su cabeza entre mis piernas.

-mi turno-le dije. Me volví a quitar el vestido para no arrastrarlo y me puse de cuclillas. Estaba completamente empalmado.

Justo en ese momento se escucharon voces en el portal. Nos quedamos los dos quietos. Incluso el chico tuvo un ligero gatillazo. Aparecieron ante nosotros dos tíos de unos cincuenta largos.

-que bonito usar nuestro portal para follar.

Me pasó de todo por la cabeza, pero justo como aparecieron, desaparecieron escaleras arriba.

Volví a lo mio inmediatamente.

-avisame-le dije. Sonrió y empezó a moverse. Me cogí a sus piernas, mientras él, con sus movimientos me follaba la boca.

Disfruté un montón de aquella felación. Tanto que apenas rozando mi vagina con mis dedos tuve un segundo orgasmo.

El chico me avisó que se iba a correr, asi q rapidamente puse su pene entre mis pechos, y se corrió.

Mirándolo a los ojos repartí su semen por mis pechos, que quedaron brillantes, como si tuviesen barniz. Acto seguido le agarré el miembro y lo chupé de nuevo, buscando restos de su leche.

Me incorporé y lo bese en la boca.

-es curioso, me gusta este sabor. La mezcla de mi corrida y tu salíba-me dijo el camellito con cara de embobado.

El chico me miraba fijamente, como hipnotizado, y sin soltar mis tetas.

-quieres lamerlas un poco?-le pregunté, sabiendo que las tenía embadurnadas en su esperma.

El chico pasó su lengua por mis pezones, sin dejar de estrujarlas con sus manos.

Me puse el vestido y con la ayuda del móbil me arreglé un poco el pelo. El olor a semen que desprendía mi cuerpo me tenía completamente caliente, y al ir sin ropa interior daba grácias a llevar una falda hasta los tobillos, aunque se abriera mucho de una pierna.

Entré en la disco, y me fui disparada para Karlo, que estaba tonteando con una señora. Discretamente me arrimé a él y me dio un beso en la mejilla. Me presentó a su “nueva” amiga, que al escuchar “esta es Anna, mi mujer” salió escopeteada.

No tardó mucho en notar mi olor a semen.

Después de bailar un poco, y unas cuantas copas etc…las chicas nos propusieron irnos para casa.

Cuando saliamos del club los cuatro, se nos hacercó el camellito.

-si os apetece, os invito a lo que me queda…que hoy ya no lo venderé.

Debora se le acercó mucho, arrimando su cuerpo al suyo y le dijo:

-ya sabes donde te metes ricura?

-pues no lo tengo muy claro la verdad, pero si hay sexo y drogas seguro que lo paso bien.

Nos reimos los cuatro, y Debora le dijo que por ellas ningún problema.

Fuimos caminando hasta el apartamento, tardamos más de la cuenta ya que íbamos bastante pedo, sobretodo nosotros cuatro.

Las chicas se avanzaron un poco, y el camellito, que parecía gustarle hablar con Karlo, nos preguntó:

-ya os habéis metido todo lo que me habéis comprado? porque vaya tela.

-no, toda, pero si más de la cuenta-dijo Karlo-esas dos (señalando a las dos travestis) son como dos aspiradoras.

El chico se reía, y de repenete nos preguntó:

-me va a doler?

-al principio un poco, pero seguro que te gusta-le contesté yo intuyendo que sabía perfectamente donde iba.

Cuando llegamos al piso, Ingrid puso unas copas para todos, y preparó la misma bandeja de la noche anterior.

Al llegar al comedor, Debora vació completamente la mesa que había justo delante del sofá.

-túmbate aqui cariño-me dijo.

Me levanté, deje caer mi vestido al suelo. El camellito se le caía la baba, tanto que incluso Karlo le hizo el gesto de que se pusiera un babero.

Me tumbé en la mesa, apoyándome en mis codos. Debora y el Camellito se levantaron, y dejaron caer dos bolsitas, repartidas desde mi pecho, mis tetas, barriga y casi mi vagina.

-los invitados primero, dijo Karlo.

El chico, se puso enfrente mio, y Karlo le hizo la señal que primero debía desnudarse. Dejo caer su ropa, y se arrodilló delante mio. Separé un poco las piernas y se puso entre ellas. Esnifó todo lo que quedaba cerca de mi sexo, y después paso su lengua, y aqui si se paso de largo, pasándola por mi sexo, que estaba mojado de nuevo.

Mi piel estaba de gallina, y le pedí que no parara.

Los otros tres se repartieron el resto de mi cuerpo, esnifándome entera, y provocándome el enésimo orgasmo de la noche.

Al estar todos desnudos se caldeó todo muy rápido. Karlo y el camello se sentaron en el sofá, y las dos travestis se lanzaron a por sus penes.

El chico se tumbó en el sofá, y aproveché para poner mi vagina encima de su cara. Debora me dejaba lamer el pene del chaval de vez en cuando, mientras ella le pasaba la lengua por los testículos.

Un momento se quiso levantar, y lo cogí de la mano. Nos arrodillamos delante de Karlo. El chico estaba muy cortado, mientras yo le pasaba la lengua por la punta a Karlo.

-tienes que probarlo-le dije.

-estas segura?

-no te apetece? suéltate hombre…es sexo…sexo puro y punto.

El chico soltó un lametón, y se apartó.

Yo continué chupando. Al ratito me toco en le hombro. Entonces si, rodeo la punta con sus labios, cerró los ojos y se la fue introduciendo muy despácio.

-juega mucho con tu lengua-le dije.

El chico se apartó como para cojer aire, y volvió de nuevo. Ahora lo masturbaba mientras chupaba.

Las dos travestis, que estában al loro de lo que pasaba, se acercaron al chico, para recibir ellas también.

Durante un buen rato, el camellito y yo estuvímos chupando las pollas de Karlo y las chicas.

Karlo se levantó de golpe, y cogió al chico por la mano. Me senté en el sofá, y abrí bien mis piernas. El chico no lo sabía, pero aquello era una trampa para él.

Rapidamente se arrodilló delante mio y empezó a lamer mi sexo. Vi perfectamente como Karlo, lubricante en mano, se ponía detrás de él, y empezaba a jugar con su culo.

-en serio tio?-le dijo el camellito a Karlo.

-tu te follas a mi mujer verdad?

El chico no dijo nada más y continuó con mi clitoris. Cuando Karlo apuntó con su polla en la entrada del ano, el chico cerró los ojos mientras Karlo apretaba.

Se hizo para atrás, haciéndome una mueca con la cabeza. Sabía que le haría daño y prefirio parar.

Debora ocupó su lugar. Su miembro es más bien mediano y puntiagudo, así que después de un pegote de lubricante, pudo penetrarlo perfectamente.

El chico ponía cara de dolor, aunque aguantó y continuó con mi clitoris, que ahora, con sus gemidos recibía mucho más placer.

Karlo se sentó a mi lado, y puso sus piernas en uve. Ingrid se puso en frente, y lo penetró sin muchos rodeos.

El camellito al ver a mi pareja recibiendo igual que él, se dejo llevar, incluso diría que empezó a disfrutar, y Debora que se había dado cuenta aumento el ritmo con él.

Los gemidos en la habitación eran generalizados. Ingrid se cambió de sitio con Debora. Entre las chicas estában dilatando el ano del camellito, para que Karlo hiciera la estocada final.

Me puse un poco de lado, para podérsela chupar a Karlo mientras Debora lo follaba, y su polla lo agradeció poniéndose dura rapidamente.

En ese momento Karlo volvió a la carga, y esta vez si. Las dos travestis le habían allanado el camino. Lo cogió por los hombros y empezó a envestirlo con fuerza, y asi estuvo durante un buen rato.

Karlo dijo que se iba a correr, y me apresuré a ponerme tumbada en la mesa otra vez. Primero la metió en mi boca y después se corrió entre mis pechos. Las travestis pasados un par de minutos también me dieron su leche sobre mi cuerpo.

Mirándome al camellito, mientras jugaba con el semen repartiéndolo por todo mi cuerpo, le dije:

-solo faltas tu.

El chico se levantó, andando notablemente dolorido, para acercarse a mi.

Me levanté lo cogí de la mano y me lo llevé a la habitación.

Entramos en el baño, me recogí el pelo para no mojármelo y encendí la ducha. El chico entró sin decir nada, metiéndose inmediatamente bajó el chorro de agua.

-me duele-me decía, señalando su culo-pero lo jodido es que me ha gustado.

-tranquilo, es normal, relájate.

Me enjabone las manos, y me repartí la espuma por mi cuerpo. Empecé a frotar su mi cuerpo con el mio. Al principio estaba como cortado, pero enseguida se vino arriba y empezó a sobar mi cuerpo con sus manos. Su pene permanecía erecto como un palo.

-estoy tan caliente que creo que me voy a correr en cuanto me toques Anna-me dijo. Y no mentía, se la cogí con mi mano, para masturbarlo, y en pocos segundos desparramo su semen por el suelo de la ducha.

-quédate relajado-le dije en voz bajita para calmar sus nervios.

Nos secamos tranquilamente, y cuando el chico iba a salir al comedor, le dije que esperara. Deje caer mi toalla, y lo invité a tumbarse en la cama.

-me temo que no estaré a la altura-me dijo timidamente.

-como que no? cuantos años tienes?-le pregunté.

-veintitres-contestó.

-ya verás como estas a la altura de sobras.

El chico me hizo caso y se tumbo en la cama. Me puse encima suyo, rozando mi vagina con su boca. El chaval tenía el don de hacer que me corriera con su lengua, con suma facilidad. Al poco de mi primer orgasmo, me di la vuelta y empecé a chuparle el miembro sin que el dejara de jugar con mi vagina y mi clitoris.

Se le puso dura con bastante facilidad, asi que me pude recrear un buen rato con aquella joven polla, que aunque era de tamaño medio, la recuerdo muy bonita.

Con la ayuda de mi salíba y mis labios la puse dura como una estaca.

Me levanté y cogí uno de los preservativos de la mesita. Se lo puse, y me senté encima suyo. Con mi cuerpo pegado al suyo, nos dimos la vuelta y quedó encima de mi dominando el la situación y el ritmo. Recuerdo que nos corrimos a la vez. Mi orgasmo fue tan grande, que casi sin pensar le pase mis manos por su espalda de arriba abajo, dejándole mis uñas completamente marcadas. Un señor arañazo de recuerdo.

El chico cayó rendido en la cama, con su pene flácido. Con sumo cuidado, le quité el preservativo. Sin saber muy bien porqué se la chupé un poco, pues me apetecía el sabor de su semen. En diez segundos la volvía a tener dura.

-lo ves como si podias?-le dije riéndome.

Me levanté y sali al comedor. No se cuanto rato había pasado, pero Karlo estaba siendo penetrado por Ingrid, y a la vez Debora tenía la polla dentro de la boca de mi querido compañero. Como diría Karlo: por arriba y por abajo.

-ven chico-le dije al camellito.

Se levantó rapidamente, y nos quedamos mirándolos desde el marco de la puerta.

-mira Anna-me dijo el chico, unos segundos después-no puedo evitar empalmarme.

-ven-le dije de nuevo, ofreciéndole mi mano.

Lo acerqué al sofá, Debora se había quedado con la situación. Lo invité a ponerse al lado de Karlo, de rodillas en el sofá. Debora abandonó la boca de Karlo y se puso detrás del camellito. La tenía empalmadísima.

Un poquito de lubricante, y para dentro. En poquitos segundos ya lo envestía a lo bruto, y el chico gemía como un poseso.

Me puse tan caliente que no tuve más remédio que masturbarme, sentada en una butaca.

“Manda narices, cuatro penes y yo masturbándome con dos dedos” me dije para mi misma.

Pasado un rato, le dijeron al chico que se tumbara en la mesita. Él ya sabía lo que le tocaba: tragar.

Las dos travestis se lo hicieron en la cara y en el pecho. Karlo se la metió en la boca y no paró hasta que soltó una pequeña corrida. El chico no quería parar de chupar, y tragó todo lo que pudo.

Su cara era un poema.

Le ofrecímos una ducha, de nuevo, a nuestro invitado. Se ducho sólo, y después mientras se ponía las bermudas estuvímos hablando unos minutos.

-volveré a verte?-me preguntó.

-si, porque no, aunque depende de lo que esperes de mi.

-bueno, conocerte.

-no te confundas, somos gente abierta sexualmente , pero soy feliz con mi pareja.

-me gustaria enrollarme con vosotros dos alguna vez, lo he pasado genial. Hoy, y ayer en el portal. No es sólo lo buena que estás. Es el morbo y el vicio que desprendes.

-grácias.

Me acerqué y le di un besito. Intercambiamos números de teléfono. Pese a que lo intentó un par de veces, no lo he vuelto a ver nunca más. Me daba la impresión que se había “encoñado”de mi, y no tengo ganas de lios.

Por la mañana, recién levantados, nos dimos otra ducha, y nos despedimos de las dos travestis. Ámbos teníamos ganas de llegar a casa y descansar. Habíamos trasnochado mucho, y también esnifado mucho más de lo que estábamos acostumbrados, y la resaca era considerable.

Por la tarde, a eso de las ocho, estábamos los dos en el sofá del despacho. Karlo tuvo la idea de poner el video del portal, en la tele.

Me impresionó mucho, verme con dos chicos a la vez. Aunque no se me veía la cara, el video era de un alto contenido porno. Me gustó verme disfrutar de aquellos dos chicos, y ver sus caras, de gusto y de alucine. Y el momento en el que Karlo, me penetró el ano, y ver como su semen se derramaba por el mismo, ya fue lo más.

-el mundo se ha perdido una gran actriz porno Anna-me dijo Karlo.

-tu crees? aun estoy a tiempo-le dije entre risas.

-un dia de estos te grabo una escena con unos cuantos tios a la vez, pero bien grabada, que se te vea la cara y todo.

-unos cuantos?

-si, dos o tres o cuatro, no se, los que encontremos.

Ni le contesté, pero me bajé los shorts y me quité la camiseta. Me senté encima suyo e hicímos el amor.

Pasados unos dias, tuve un shooting con un chico, bailarin, lo que ahora llamámos “tickTocker”. Estaba empezando en Instagram, y decidímos hacer unas cuantas fotos.

El chico estaba cañon, para que os voy a engañar.

Durante las fotos, observé que su paquete era muy abultado, y se notaba mucho en las fotos.

-oye, con confianza, estás empalmado? en muchas fotos lo parece.

-si, un poco. No puedo evitarlo.

-no?

-cada vez que levantas la cámara te veo las tetas, y se me va la cabeza.

Me puse roja como un tomate, pués no me había dado cuenta.

-nada, me pondré un burka, asi no ves nada-le dije.

-intentaré pensar en elefantes rosas.

-con que pienses en tu trabajo, será suficiente.

Cuando acabámos, su bulto seguía siendo evidente.

-desnudate del todo, te hare una sesión para ti solo.

Al chico le parecío bien, y se desnudó. Se puso en distintas posturas, todas muy sexys. Continuaba ligeramente empalmado.

-tócate un poco, la quiero bien dura ahora.

El chico empezó a mastrubarse, sentado en el taburete. Vergüenza lo que es vergüenza no tenía mucha, desdeluego.

-mira si quieres ver bien, y no tengas que mirar por debajo de la camiseta.

Me la quité y continué disparando fotos. El chico continuó masturbándose para mi. Que morbazo me estaba dando.

Se levantó del taburete y vino directo hacía mi. Me cogió la cámara, y la dejo en la mesa con mucho cuidado. Se arrimó a mi, y me besó en la boca. Con un solo boton desabrochado mis shorts se fueron al suelo. Me apoyé en el taburete y me penetró rapidamente. Agarrándome fuerte por las caderas, me estuvo follando durante un buen rato, hasta que se corrió.

Con discreción se quitó el preservativo, y me lo enseñó, lleno de leche, preguntando donde lo tiraba. Me senté en el taburete, y le pedí que lo tirara por mis pechos.

El chico me hizo caso, flipando por un tubo, vacío el condón en mi pecho, y repartió su semen por mis tetas.

Aquel día tenía lio, y me gustaba sentirme sexualmente muy activa. Yo notaba el olor a sexo que desprendía mi cuerpo, asi que me puse la camiseta y los shorts, y me despedí de él, hasta la siguiente reunión.

Tuve una reunión en el despacho de Karlo, que estaba en Valéncia todo el dia, con unos posibles proveedores. Después había quedado para comer con Tete, ya que necesitaba un experto en retoque fotográfico, y el domina muchísimo del tema.

Fuimos a comer, nada más verme me dió dos besos y me dijo:

-has tenido una mañana movidita verdad?

-ni que lo digas.

-pero movidita en todos los sentidos?

-si si…en todos los sentidos.

Hablámos de trabajo durante el almuerzo, y después nos fuimos al despacho.

Nada más entrar, yo ya no podía más del calentón que sentía mi cuerpo, aunque seguramente, los treinta grados de temperatura tuvieron algo que ver.

Cuando Tete cerró la puerta del despacho, dejé caer mis shorts al suelo, y me acerqué a él. Nos quitamos las camisetas mutuamente, y nos quedamos completamente desnudos.

Tete se sentó en el pequeño sofá, y me arrodillé delante suyo. Como se que le chiflan mis pechos, puse su pene en medio, y lo masturbe lentamente. Estaba sudada y con olor a semen. Aquella “mamba negra” como le llama Karlo estaba dura como una estaca. La aprisioné con mis labios e intenté metérmela hasta la garganta. Todo y con eso no tenía más de la mitad dentro, asi que mientras lamía lo masturbaba. Me senté encima suyo y empecé a cabalgarlo, suavemente. Me echaba hacía atrás, y el me sobaba los pechos y el cuerpo. Fui capaz de estar moviéndome despacito durante un buen rato, hasta que tuve un orgasmo, un orgasmo increible. Me levanté y él hizo lo mismo. Entonces me senté en el sofá, con las piernas bien abiertas y Tete volvió a penetrarme. Lo hizo duro y rapido, hasta que se corrió en mi interior. Me quedé quieta unos instantes, notando como su semen rebosaba por mi vagina. Me llevé los dedos a la boca para saborearlo, y tuve otro orgasmo.

Tete, que de dar placer sabe un rato, metió su cabeza entre mis piernas y me lamió la vagina durante un buen rato, y no paró hasta que tuve un tercer orgasmo.

Justo cuando recobraba la respiración llamaron al interfono. Subían unos muebles para los dos pisos que tenemos en alquiler. Me puse los shorts y la camiseta. Cuando llegaron, me miré al espejo, tenía más pinta de mis camiseta mojada que ninguna otra cosa.

-hace calor verdad? -me dijo uno de los chicos.

-es horrible, me pasaría el dia desnuda-le contesté sin pensar que lo que acababa de decir. Los chicos sonrieron y se dedicaron a lo suyo.

-cuando acabemos la avisamos señora-me dijo otro. “Señora?” gilipollas, pensé para mi misma.

Cogí el teléfono y llamé a Judith que no contestaba. Le envié un whatsapp:

“tia, te necesito, estoy muy caliente hoy, no se que me pasa, y ya me he enrollado con un cliente y con Tete, y Karlo no viene hasta mañana”

No me hizo ni puñetero caso. Como Tete seguía en mi estudio, decidí apostar con el.

Cuanto entré aún estaba desnudo, mirando su teléfono, pero justo al querer desabrochar mis pantalones de nuevo, se levantó y me dijo que se tenía que ir.

Entré en mi piso, y me fui a nuestra habitación. Cogí un vibrador y me masturbé durante un buen rato. Eran las cuatro y media de la tarde.

Por suerte, me quedé dormida. Desnuda, con el aire puesto, encima de la cama. Me desperté a las seis pasadas, porqué los carpinteros llamaron al timbre. Me puse rapidamente los shorts y la camiseta y salí para ver lo que habían hecho.

El contraste del calor del piso, con el fresco del despacho, hizo que me pusiera a sudar rapidamente. Disfruté poniendo caliente al personal, aunque no tenía ningúna intención de ir más allá.

Justo cuando entraba en el despacho, para coger el vibrador otra vez, me llamó el chico de la mañana, diciendo que cuando podríamos vernos de nuevo, para revisar las fotos.

-mira, si quieres puedes venir ahora, ya que mañana tengo lio, y pasado también-le dije mintiendo como una bellaca. Aunque tenía claro que su intención no era revisar nada.

-vale, pero ahora estoy con un amigo, precisamente cerca de tu estudio. Te importa que vengamos los dos?

-no no, para nada, en veinte minutos estaré lista.

Me fui disparada a la ducha, ya que yo aún notaba el olor a semen del polvo mañanero. Me puse una faldita corta, un tanga y un top palabra de honor.

El bailarin esta cañon, pero su amigo todavía más.

Entramos en el estudio, encendí el ordenador y los dos monitores.

Cuando llevábamos un rato, el chaval se lanzó, todo y estar su amigo delante.

-oye, lo he pasado muy bien esta mañana.

-yo también, esas cosas vienen como vienen, verdad?

-desdeluego.

-repetimos?-le dije lanzada completamente. Estaba caliente, y no podía hacer nada por remediarlo. Al fin y al cabo tenía dos modelos delante.

-en serio? -dijo el chico nuevo-os espero abajo?

Me levanté y me senté en mi mesa, delante de los dos.

-os atrevéis o no?

El primero se levantó, y me bajo el top, dejándo mis pechos al aire. Me besó mientras los manoseaba con ganas. El otro chico, viendo que iba en sério, se levantó también y puso a mi lado, besándome el cuello, y sobándome todo el cuerpo, incluso metió su mano bajo mi faldita.

-no llevas braguitas?

-no, hace mucho calor. Te molesta?

Me puse en pie, y los llevé al centro del estudio. Me arrodillé mientras ellos se desabrochaban los pantalones. Dos pollas para mi sola. Empecé chupando una y masturbándo otra. Las pegué una contra otra y les pasaba la lengua.

-el nuevo primero? -pregunté con cara de pillina.

Me puse a cuatro patas, encima de una alfrombra (que tuve que cambiar pasados unos dias). Me levantó la falda, con sutileza, y mientras se ponía un preservativo, me metió dos dedos en mi entrepierna. Mientras, le lamía la polla a mi cliente, el otro empezó a follarme con fuerza. Sin soltar lo que tenia entre los labios, gemia como una poseida.

Se cambiaron la posición sin consultarme, cuando me di cuenta, estaba chupándo un pene de plástico que sabía a mi. Le quité el preservativo, y entonces si pude notar un gustoso pene de verdad, a punto de estallar. El chico soltó su esperma en mi boca, y yo continué chupándola sin dejar de saborearlo.

Le estaba cogiendo el gusto a eso de derramar semen en mis pechos, asi que lo hice de nuevo.

El otro chico acabó entre mis nalgas, cosa que también me dió mucho morbo.

Los volví a juntar, y continué lamiendo. No podía parar.

-no tienes bastante guapa?-me dijo uno de ellos.

-no teneis más?-les pregunté con voz de viciosa.

-si sigues así tendrás más-me dijo uno de ellos riéndose.

Sus penes se estában poniendo duros por momentos, pero lo dejé estar, ya que parecía que se ponían en marcha otra vez.

Cuando se iban, dejándome desnuda en el estudio, se paró uno de ellos bajo la puerta y me dijo:

-te quieres venir a cenar con nostros Anna?

-genial, no me apetece cenar sola.

Les pedí que me esperaran en el estudio, mientras cogí mi ropa y me fui al piso a ducharme. Menos mal que todo el rellano es nuestro, pues me costó un montón abrir el despacho e iba desnuda del todo. Se escuchaba el ascensor.

Fue abrir la puerta y pararse en nuestro piso, que es el último.

Cerré la puerta y llamaron al segundo.

Miré por la mirilla, era Tete, menos mal.

Al abrirle la puerta desnuda, se puso cachondo.

-he venido para invitarte a cenar-me dijo mirando mi cuerpo. -continuas oliendo a sexo, asi que seguro que no quieres cenar sola.

Le expliqué la situación, y le dije que viniera conmigo. A ellos no les hizo mucha grácia al principio, pero cuando les dije en voz bajita, completamente desnuda, que “mejor dos que tres” sonrieron automáticamente. Y más cuando vieran que era mulato.

Fuimos a cenar cerca de casa, caminando. Escogí para la ocasión un vestido ancho de veranito, con escote importante, y con unos zapatos altos de tela y esparto.

Cenamos al aire libre, y al dedicarnos los cuatro a un gremio muy parecido (Tete era diseñador gráfico, pero por aquellas fechas empezó a trabajar conmigo, haciendo retoques y montajes) estuvímos muy a gusto.

A media cena me llamó Karlo, le expliqué la situación y me dijo que disfrutara. Llevábamos poco juntos pero me tenía ya muy calada.

Nos ventilamos un par de botellas de vino blanco, y pedímos un gintonic para rematar la fena. Cuando nos trajeron la cuenta, quise invitar, y uno de ellos no me dejo de ningúna manera, incluso me “amenazó” con dejar de trabajar conmigo.

Saliendo del restaurante, cogí a Tete de la mano, me sentía más segura. Paseando por Passeo de Grácia a la una de la madrugada, con un poco de fresco, llegamos hasta mi piso. Me preguntaron si vivía en el estudio, y en cuatro frases les expliqué mi situación. Flilparon al saber que tengo pareja, pero creo que entendieron que era consentido, y no le dieron muchas vueltas.

-porqué no subis, y acabámos lo de esta tarde?-les pregunté sabiendo que lo estaban deseando.

Subímos los cuatro en el ascensor, super apretados. Uno de ellos me había levantado la falda.

-vas sin braguitas!-exclamó sorprendido.

-asi no te podrás quejar de que no te lo pongo fácil….

Nos reimos, entre los tres me abrieron el vestido, y Tete se lo puso en el hombro. Se turnaban mi boca, buscando mi lengua todo el rato.

El ascensor es lento, antiguo y muy estrecho. En lo que tardó en llegar consiguieron que tuviera un orgasmo.

Tete me metió dos dedos en mi vagina, que chorreaba.

Me acuerdo que los dos chicos se vinieron arriba con comentarios como “tienes ganas de pollas” “te vamos a follar por todos lados” y cosas así. La verdad es que lejos de ofenderme me puse más caliente.

Al llegar al despacho, nos fuimos directamente al sofá, o mejor dicho delante del sofá.

-pedazo de polla amigo-dijo uno de ellos la ver la de Tete dura como una estaca.

Nos estuvímos riendo un rato, y continué con la que tenía entre los labios.

Tete puso unas toallas en el suelo, y se tumbó. Puse su pene entre mis piernas y lo fui recorriendo lentamente con mi vagina. Le hice una señal a uno de ellos.

-en serio?-me dijo, creo que flipando.

Le señalé con la mirada el botecito de lubricante que hay justo en la mesita de al lado del sofá. Sin dejar de cabalgar a Tete, jugó un poco con sus dedos y mi culo, hasta que probó a penetrarme. Como había preparado muy bien el tema entró bien, y enseguida noté un gusto enorme que recorría mi cuerpo.

El chico que quedaba libre me acercó su pene a la boca, que abrí con gusto. Le rozaba la cara a Tete con sus testículos pero no parecía importarle. El mulato sacó su lengua para lamerla también, y el chico no puso reparos, asi que la cogí y la apunté a la boca de Tete. Me puso muy caliente, y tuve otro orgasmo. El chico de detrás se corrió en mis nalgas, y el mismo, sabiendo que me gustaba repartió su semen por mi culo y mi espalda.

Tete continuaba haciéndome enloquecer follándome entera. El otro chico dijo que se iba a correr, y lo hizo en mi cara. Flipo cuando Tete buscaba los restos de semen y me besaba para compartirlos.

-Tete, me lo haces por detrás??

-estas segura?

-se lo haces a Karlo verdad?-le dije sin pensar.

-si si…se lo hago y te lo hare a ti….

Me levanté, saqué el móvil del bolso y se lo di a uno de los chicos.

-lo grabas? se lo quiero pasar a mi novio.

Ellos flipaban pero creo que tampoco le daban muchas vueltas al tema.

Tete permanecía sentado, con su pene mirando al techo. Se lo untó mucho en lubricante, y cuando tuvo mi culo a mano, me puse un buen pegote. Me puse de pié en el sofá, y como quien hace una sentadilla, fui bajando. La presión de aquel trozo de roca en las paredes de mi culo era muy béstia, aunque el lubricante hacía su función. Cuando la tuve dentro, me quedé quieta, y mirándo a la cámara, e intentando que no se notara el dolor guiñe un ojo. Fue el propio Tete quien empezó a moverse, y justo en ese momento el dolor se convirtió en un placer indescriptible.

Antes de conocer a Karlo entendía el sexo anal como algo sucio y degenerado. Pues a todos los que leais estas lineas, os diré una cosa: os lo recomiendo al mil por cien. Tanto mujeres como hombres. El placer que dá cuando entra y salé es tremendo, creédme, teneis que probarlo.

Como estoy en forma pero no como para hacer sentadillas durante mucho rato, me puse a cuatro patas en el sofá, y Tete continuó con su trabajo, agarrándome por los hombros y empujándome duro.

-donde te lo hago Anna?

-donde quieras-le contesté entre gemidos.

La sacó, me tiró un poco de salíba en mi dilatado ano, y la volvió a meter. Es una pasada lo dilatada que estaba (lo vi en el video después). Su polla entraba y salía con facilidad.

-correte en su boca, es una viciosa del semen-dijo uno de los chicos.

Me dí la vuelta, y los dos chicos se sentaron a mi lado. Tete sin dejar de masturbarse me metió la punta entre los labios, y se corrió. Aproveche para chupársela un poco más y esta vez si, me lo tragué todo.

Uno de ellos se estaba masturbando, desde hacía rato, viendo como Tete me lo hacía.

-si me ayudas te doy más-me dijo entre jadeos.

Ni corta ni perezosa, le dejé que me la introdujera hasta la garganta, y continuara masturbándose. Le costó un poco, pero la espera mereció la pena, y me lo hizo en la cara y la boca.

Nos quedamos los cuatro en el sofá, completamente desnudos. Mi cuerpo desprendía olor a sexo y a semen por todos los costados.

Justo en ese momento recibí un comentario de Karlo por whatsapp, diciéndome que estaba loca. Me gusto el final del mensaje: “si quieres saber lo que es bueno, en el tercer cajón de mi mesa del despacho, hay viagra”

Me fui disparada, lo abrí, y las vi enseguida. Dos pastillas azules en un blister sin caja.

Volví al sofá, con una sonrisa de oreja a oreja.

-chicos, os atreveis? media cada uno….

Los dos chicos asintieron con la cabeza, mientras Tete se reía a carcajadas.

-no sabes donde te estas metiendo mi amor-me dijo el cubano cariñosamente.

Fui a la habitación, y cogí un puñado considerable de preservativos, una botella llena de lubricante, y dos antifaces negros que no te dejan ver absolutamente nada. En la cocina, tres basos de agua.

Se tomaron la pastilla en un abrir y cerrar de ojos.

Me tumbé boca arriba en el sofá, con la cabeza apoyada en las piernas de Tete.

-por turnos porfavor-les dije, subiendo una de mis piernas al respaldo del sofá.

Me lo hicieron primero los dos chicos, y después Tete.

Mientras me lo hacían los otros se masturbaban.

Asi estuvimos durante un buen rato, de orgasmo en orgasmo, de corrida en corrida.

A altas horas de la madrugada, y muerta de gusto y cansanció a partes iguales, los dos chicos me penetraron a la vez, uno por delante y el otro por detrás. Sus corridas cada vez eran mas pequeñas, pero yo me deleitaba jugando con cada una de ellas.

Debían ser las cinco de la madrugada, bien pasadas, cuando dimos la sesión por terminada. Se vistieron y los acompañé a la puerta para despedirlos.

-siento que me correría de nuevo-dijo uno de ellos.

-seguro? no quiero que te vayas con sensación de no acabar el trabajo ricura-le contesté yo.

Arrimé mi cuerpo al de los dos chicos, que se sacaron al polla de la bragueta. Los masturbé a cada uno, mientras me llenaban de besos el cuello y los pechos.

-sabes de maravilla Anna-me dijo uno de ellos, sin caer en la cuenta que estaba embadurnada en sus fluidos, y los de sus amigos.

-joder, me voy a correr otra vez.

Me arrodillé, y sin dejar de masturbarlos, abrí la boca para que esta vez me lo hicieran en ella. A penas unas gotas de semen que me supieron a glória.

Sin saberlo, aquel día me gane uno de los mejores clientes que tengo, aún cuatro años después. No hay nada como fidelizar a los clientes.

-muy majos tus amigos -me dijo Tete sentado en el sofá, y con el pene casi mirando al techo.

Me puse delante suyo, subiéndo una pierna al sofá. Paso una de sus manos y se la llevó a la boca.

-sabes de maravilla Anna, a sexo puro.

Me tumbé en el sofá, apoyando mi cabeza en su pierna derecha.

Tete puso, cariñosamente su mano encima de mi cuerpo.

-me estoy convirtiendo en una ninfómana Tete, esto no puede ser bueno.

-es normal Anna, todo esto es nuevo para ti. Cuanto llevas con Karlo, un mes largo?-con el tiempo lo normalizaras.

-eso me dice Karlo, pero joder, parezco una ninfómana.

-él era peor te lo aseguro.

-en serio? y yo que pensaba que siendo una chica…

-si, pero el se juntó con una gente que hacían orgías casi a diario, en un club de aqui.

-y lo dejo?

-nos echaron. Karlo calentó a un camarero que se quiso pasar con Mireia.

-en serio?

-joder, y tan en serio. Luego Karlo con un amigo, que creo que es Roger, pero no podría demostrarlo fundaron un grupo cerrado que ya conoces.

-tu tambien estas verdad?

-si, claro que si. No pude venir a tu presentación.

-no se tio, me siento rara.

-mira, cierra los ojos, y escucha y agudiza un poco tus sentidos.

Cerré los ojos. Tete deslizó su mano, por mi vientre, hasta mi vagina. La estrujo un poco y pasando sus gruesos dedos por mis labios, empezó a masturbarme. Este tio sabe latin.

-que te pide el cuerpo Anna?

-sexo.

-y que obtienes cuando tienes sexo Anna?

-orgasmos, placer.

-y eso es malo? te causa dolor?

-nada de dolor, placer y solo placer. Y da igual quien te lo dé. Además igual que recibes placer, puedes darlo. Eso te parece malo?

-no

-cuando disfrutas “exibiéndote”delante de un portero o un camarero, o cualquier extraño, crees que sufre?

-no, le gusta, por eso mira. Se imagina cosas conmigo.

-no te sientes poderosa y agraciada?

-si

-donde esta lo malo?

-se quedan con las ganas, pero supongo que en ocasiones después se mastruban, y eso es bueno.

-exacto.

-escucha tu cuerpo Anna-dijo cambiando el tono de voz por completo.

Yo creo que quiso decir “date la vuelta y chúpamela bonita”, pero fue más diplomático.

Sin dejar de masturbarme me di la vuelta y empecé a chupársela. Con un diálogo para niños de cuatro años, me había convencido para repetir. Y cualquiera le dice que no. Chupar ese enorme pene, es como escalar una montaña, o te dosificas, o como empieces fuertes acabas con dolor de mandíbula e incluso de cervicales.

Tuve un orgasmo grácias a la mano prodigiosa de Tete, y aun sin rendirme, se puso encima mio y me penetró con ganas. Con ganas los dos. Impresiona un mulato enorme encima tuyo, sudando y gimiendo como se fuese un toro. Me sentía pequeñita, llena, no se como explicar ese sentimiento.

Me lo hizo durante un buen rato, no recuerdo los orgasmos, que fueron varios, recuerdo que aguanto como un jabato, y yo parecía estar flotando.

Quise que me lo diera en la boca, y lo recogí. Lo deje caer entre mis pechos, y lo repartí por ellos. Entonces froté mi cuerpo con el de Tete.

-ahora tu también hueles a sexo Tete.

Me quedé encima suyo, desnuda, como flotando. Un buen rato.

De repente noté algo entre mis piernas. Me vino a la cabeza el mensaje de Karlo: ¿una viagra a Tete?: no sabes donde te metes.

Tete la tenía dura otra vez. Frotó su punta contra mis labios, que irritados me hicieron un poco de daño.

-lo tengo hecho polvo Tete.

-quieres repetir lo de antes?

-puedes hacer conmigo lo que quieras Tete, pero dame placer, no dolor.

Me tumbé en el sofá bocabajo. Tete separó mis nalgas, y con su potente lengua la paso una y otra vez por mi ano, que se contraía cuando la notaba.

Cogió el lubricante y embadurno mi culo. Por suerte estaba bastante dilatada aún, y sus dedos entraron con facilidad. Yo con eso ya tenía más que suficiente.

Me puso un par de cojines bajo la barriga, para que mi culo estuviese más en pompa. Durante unos instantes pasó su polla entre mis nalgas, y al final la fue metiendo despacito. Se aseguro de metérmela entera. Yo me limitaba a cerrar los ojos y dejarme llevar.

Estuvo follándome durante un buen rato, yo estaba medio flotando, muerta de gusto y de cansáncio a partes iguales. Sus gemidos, fuertes y profundos se mezclaban con los mios, más tenues. Se corrió dentro de mi, y aún tuvo ganas de lamer mi ano y mi vagina durante unos instantes. Por un momento temí de que me lo hiciera otra vez.

-no puedo más-le dije en voz baja. Estaba muerta de cansáncio y de gusto.

Me cogió como si fuese una muñeca, y en sus brazos me llevó a la cama. Creo que no tardé cinco segundos en quedarme dormida.

Al dia siguiente, o mejor dicho al cabo de unas horas, me desperté sobresaltada pues tenía una reunión, y creia que me había dormido. Realmente la noche anterior había sido dura. Tal y como me había avisado Karlo, me había venido arriba.

Necesitaba un baño, asi que me levanté, deshice la cama para cambiar las sábanas, ya que la chica venía a limpiar esa mañana. Me puse los cascos, me enrollé una toalla, y como en mi piso no hay bañera, pero en los que estábamos arreglando si, me fui al que estaba casi acabado a darme un baño.

Estuve como media hora en el agua, escuchando música electrónica, para que me enchufara fuerzas. Salí con una pequeña toalla enrollada en el cuerpo y otra más pequeña en la cabeza.

Me encontré de frente con los montadores de muebles que me sonrieron abiertamente. No era para menos, creo que les alegré el dia.

Justo en el rellano estaba Albert (el aparejador) y la decoradora.

-perdona Anna, tienes un momento?

-salta a la vista que no-le contesté de forma bastante seca.

Me metí en el despacho, y me solté la toalla antes de cerrar la puerta. Me encanta hacer que ese hombre se sonroje.

Me vestí bien mona, como siempre, y me fui a la reunión que tenía programada, con la empresa que se supone me tenía que pasar clientes.

La verad es que la reunión no fue nada bien: lo que en prinicpio tenía que ser un buen negocio, ahora pretendían quedarse más de la mitad de lo que yo generara de cada cliente, y la verdad, me pareció un abuso.

El hombre, incluso me insinuó que si le hacía algún tipo de favor sexual, podría renegociar ese porcentaje.

-ya se que eres socia de Karlo o su amiguita -me dijo en tono vacilón- pero precisamente porque empezámos con él, no podemos rebajar nuestros porcentajes. Siempre hemos sido muy estrictos con las comisiones, por eso estamos donde estamos. Pero por otro lado, si me muestras tus ganas de colaborar conmigo…te puedo ayudar mucho.

Justo en ese momento, se movió hacía atrás con su silla, y separó sus piernas.

-ahora te entiendo -le dije llena de rábia.

Me levanté, y abrí un poco el vestido que llevava, para que me viera las braguitas y los pechos.

-te refieres a esto verdad? -le pregunté en tono provocador.

-veo que si nos entenderemos, ya me pareciste una chica muy lista el otro dia.

-si soy una chica lista, bastante diría yo. A mi el otro dia, con tu mujer delante, ya me pareciste un gilipollas, y ahora me has dado la razón.

Karlo, no es mi socio, ni soy su amiguita. Soy su mujer, y vivo con él. Estará encantado de saber que una persona a la que el ayudó a crecer, a intentado joderlo. Lo he visto pocas veces enfadado, pero estoy segura que su reacción no te dejará indiferente.

-mira bonita, no se quien te crees que eres, pero te aseguro que no le tengo ningún miedo a Karlo ni a ti.

-mejor, mayor será la sorpresa que te llevaras. Sobretodo hoy cuando llegues a tu casa y tu mujer haya recibido la grabación de esta conversación.

Estaba avisada por Karlo de tener mucho cuidado con ese tio, y tuve mi Iphone grabando un video todo el rato. No se le podía ver bien, pero se le escuchaba perfectamente.

-y que sepas -continué- que me pararé en la comisaria de los Mossos a ponerte una denúncia por acoso, pedazo de mierda.

Sin apagar el video, metí el móvil en el bolso, y me fui. Justo en la puerta, me cogió del brazo y me arrimó contra la puerta. Se pegó a mi, y empezó a amenazarme.

Me arrimó el paquete, el muy hijo de puta estaba empalmado. Me subió un poco la falda y me lo arrimó a mi culo.

-está bien, está bien -le dije con voz temblorosa- hagámoslo, pero no me hagas daño.

Se apartó un poco, lo justo para que me diese la vuelta.

Me desabroché el vestido, intentándo que no me tocara.

-sácatela anda-le dije inentando poner voz sexy.

Se dejo caer los pantalones, y los calzoncillos. Pase un dedo por su pene, erecto, con sutileza. El bajó la guárdia. Justo en ese momento lo cogí por los testículos y apreté con todas mis fuerzas. Apreté mucho, tanto que soltó un grito que escucharon en toda su oficina. Sin soltárselos, abrí la puerta, justo en ese momento me soltó un guantazo que me reventó la nariz.

Salí de su despacho gritando, pidiendo ayuda, con el vestido abierto, medio desnuda. Aquel hijo de puta me había intentado violar.

En su oficina, se quedaron de piedra. Había tres chicas esperando reunirse con él, que se fueron disparadas. Lo más que me ayudó su secretaria fue para acercarme un pañuelo, pués me salía sangre de la nariz.

En el rellano, me entró un ataque de pánico, y llamé a Karlo, llorando.

-tranquilízate, acabo de llegar al despacho, aún no he metido el coche en el párquing. En dos minutos estoy ahí.

Hay una cosa de Karlo, que creo que no sabéis. Creció en una família humilde que se fue a Fráncia a principios de los sesenta. Allí creció como un imigrante, en un barrio bastante conflictivo. A pesar de ser un niño muy inteligente, que sacaba unas notas impresionantes, siempre se tuvo que buscar la vida desde bien pequeño, tanto en el colegio, como en el instituto, incluso en la universidad. Después, por las notas, sacó una beca espectacular para estudiar en Columbia, pero el es un superviviente.

Y sobretodo no es de los que deja las cosas así.

El rugido del Porsche se escuchaba por las calles de Barcelona, aun sin verlo. Dejó el coche mal aparcado en la puerta, y entró en el edificio. Yo lo esperaba al lado de la puerta. Me dió un beso, y me preguntó que había pasado. Se lo expliqué entre llantos y sollozos.

-ahora bajo-me dijo después de escuchar el video.

-voy contigo.

-igual no te gusta el Karlo que ves.

-no creo que a estas alturas me sorprendas.

La secretaria le abrió la puerta, sin dudar.

-un momento, el señor esta ocupado, ahora lo aviso.

Karlo no le hizo ni puñetero caso, y le pegó una patada a la puerta que rompió el pomo.

Entró disparado.

-espera Karlo espera, se ha insinuado-decía el tio medio lloriqueando. Que asco de tio.

Se levantó y Karlo lo sentó de un puñetazo en la cara. Y empezó a pegarle, y continuó pegándolo. Entraron dos trabajadores a pararlo y no fueron capaces. En ese momento pase miedo, pues pensé que lo mataba.

Pero le destrozo la cara.

La secretaria entró diciendo que había llamado a la policía.

Karlo se acercó otra vez a él, y volvió a pegarle. Cogió su portatil de encima de la mesa, y se lo estampo en la cabeza.

-te voy a hundir hijo de puta, me entiendes? a hundir! no sabes con quien te has metido, no tienes ni puta idea.

Justo en ese momento llegaron cuatro mossos. Esposaron a Karlo, al cerdo y a mi.

Al ver restos de sangre en mi cara, me preguntaron a mi primera. Les expliqué lo sucedido, y les dije que lo tenía en el móvil.

Nos leyeron los derechos, y nos fuimos los tres detenidos.

Desde comisaria Karlo llamó un abogado antes de hablar con ningún poli. En veinte minutos teníamos cuatro abogados del mejor bufete de la ciudad. Dos para él y dos para mi.

Nos soltaron en una hora. Al hijo de puta lo tuvieron un buen rato más. Y lo sabemos, porque Karlo aún quiso esperarlo en la puerta, para pegarle más.

Al final, nos calmamos, y fuimos a nuestro piso en taxi. Nos pegamos una ducha, Karlo me puso un poco de hielo en la cara, y me mimó un montón.

-me ha gustado conocer tu lado macarra cariño-le dije, desecha y completamente enoamorada de él.

-no me gusta que me veas asi.

-oye, no permites que toquen lo que quieres. Ahora entiendo el Tatoo del lobo que llevas-le dije-eres silencioso y solitario, pero cuidas de tu manada.

No me contestó y me besó.

-vámonos-me dijo levantándose de golpe del sofá-esto no acaba aqui.

-se lo contaras a su mujer?

-ahora mismo.

-la conoces mucho?

-si, bastante. Me he acostado con ella muchas veces. Esta en el grupo de las máscaras.

En ese momento aluciné.

Fuimos al depósito municipal a por el coche, y después a casa del hp.

Karlo se lo contó todo, y le enseñó el video.

-menudo trozo de mierda que tengo de marido -dijo la mujer entre llantos-pero es poderoso, que haré yo ahora? me dejara en la calle.

-confias en mi Sónia?-le dijo Karlo, cogiéndola de la mano y mirándola a los ojos.

-si, sin duda.

Resumiendo, el tema, con el tiempo, acabó bien. Muy bien. Karlo le pago los abogados a Sónia (somos grandes amigas, y si, nos acostamos). Ella se quedó con la parte de la  empresa de su marido, y los pisos y propiedades, repartieron ochenta por ciento para ella resto para él.

El tema de la agresión, tras un trato entre los abogados quedo con una multa para Karlo y una señora multa para el Hp.

Una muy mala experiéncia, con final feliz por suerte, aunque no sé si valió la pena. Lo bueno, haber conocido a Sónia, una señora de pies a cabeza.

Lejos de relajarme, aquella mierda de experiéncia enfrió mis ganas de subirme las faldas ante el primero que se me ponía delante, durante un tiempo. Me “conformé” con enrollarme con Tete y Judith de vez en cuando….y con Karlo a todas horas….

Un dia, hablándo con Karlo del tema de mi actividad sexual, decidímos irnos unos dias a la casa de la playa. Es un sitio tranquilo, lleno de gente mayor extranjera muy rica.

Allí, el ritmo de vida es casa-playa-restaurante-piscina-restaurante-cama.

Recuerdo que la noche de los atentados de Barcelona y Cambrils, nos pilló cenando con unos conocidos en Salou. Tardamos tres horas en llegar a casa por los controles, y la verdad, es que pasé bastante miedo.

Íbamos a una playa, el “Torn”. Nudista y un pelín apartada, se estaba muy bien, sobretodo por las tardes.

Karlo me contó que por el camino, hay una caseta abandonada, dónde se hace Cruising. Incluso confesó que se lo había montado con chicos en más de una ocasión.

Me daba mucho morbo, y siempre que pasábamos cerca, me fijaba a ver si había algo de movimiento, tanto al ir, como al volver.

Ese verano, conseguí que Karlo tomara el sol desnudo, pués nunca le había gustado demasiado. Si íba a aquella playa era por la tranquilidad.

Un día, de vuelta, Karlo me advirtió que había movimento en la caseta.

Nos acercamos intentado ser discretos.

Una caseta abandonada, medio derrumbada. Había tres chicos. Uno de rodillas en el suelo, con una toalla tendida, se la chupaba a otro, que llevaba una gorra y gafas de sol. Lo curioso es que el tercer, también desnudo, solo grababa.

Se quedaron parados los tres al vernos.

-perdón, no queríamos molestar-dijo Karlo en voz baja-sabemos lo que hay por aquí y  nos hemos acercado por morbo.

-tranquilos, podéis mirar si quereis-nos dijo el de la cámara-grabo escenas amateurs para subir a una web de pago.

Karlo y yo, nos hicimos a un lado, para no estorbar y sobretodo no salir en ningúna película.

La escena, totalmente natural, sin cortes ni nada, era de lo más típico: chico chupa, chico chupado le dá por detrás. A mi no me hacía especial grácia, pero cuando me fije en Karlo, estaba completamente empalmado.

-cariño, quieres que lo solucionemos?

Evidentemente no me tuvo que contestar. Nos pusimos más apartados de la caseta. Puse la toalla que llevaba enrollada en la cintura en el suelo, me arrodillé y se la chupé.

No duro mucho, sin duda Karlo estaba caliente.

Cuando me incorporé los tres chicos de la caseta nos estaban mirando, con sus respectivos penes en la mano.

Karlo se acercó al chico que gravaba, y habló con él un par de minutos. Vi como intercambiában numeros de teléfono.

-lo conoces?-le pregunté a Karlo cuando se acercaba.

-no, pero le he pedido que venga a casa a grabarnos un video.

-en serio? que morbazo. Nos cobrara mucho?

-no lo creo.

-genial. Cuando?

-esta noche. Pero le he puntualizado que no lo colgaremos en ningún sitio.

Nos preparamos durante la tarde. Tampoco teníamos nada planeado, se trataba simplemente de grabarnos, bien grabados. Hacerlo con un tio mirando también tenia su grácia

Karlo preparo su zona trasera para la fiesta, y yo me probé algun conjuntito improvisado entre un pareo de playa y algo de lenceria.

Eric llegó a las ocho de la tarde, puntual. No imaginamos que traería incluso focos, una cámara con trípode, y otra manual.

Nos dió cuatro instrucciones de hacía dónde mirar etc, y poca cosa más.

El video fue muy sencillo: entré por la puerta, con un pareo blanco de redecilla y un tanga negro. El se levanta, lo desnudo, se lo hago yo primera por detrás, después el a mi delante un poquito y por detrás después (nunca al revés), hasta que se corre en mi culito.

Al acabar, nos quedamos sentados al pié de la cama. Eric delante nuestro felicitándonos. Lo habíamos echo bien, seguro. El cámara tenia una empalmada más que evidente.

-estoy seguro que alguno de los dos podrá hacer algo por ti Eric.-le dijo Karlo.

Dejó caer sus bermudas y se dirigió hacía él. Mi decepción fue considerable. Pero este chico es gay y por más ganas que le pusiera yo, no le desperté el más mínimo interés.

Me ofrecí a cojer la cámara y grabarlos. Karlo le hizo una feliación de las que el sabe hacer, y después se puso de espaldas en la cama para que Eric lo penetrara.

La verdad es que me excite un montón ya que pocas veces he visto a Karlo ponerle tanta pasión a un polvo con otro hombre. Con ellos es rudo, a veces bruto. En cambio con las mujeres es dulce y más delicado.

Acabaron tumbados Eric encima de Karlo, cuerpo con cuerpo, los dos gimiendo como béstias.

Estuvieron un buen rato, y quedó un video muy caliente.

-quiero grabarte una escenita con tios-le dijo Eric cuando intentaba despegarse de Karlo-que vicio tio, que vicio.

Karlo por su parte estaba exhausto, y pasados unos segundos mirándome a mi, le contestó un discreto “vale”.

Vistas las cosas, creo que es mejor que os lo cuente él, ya que yo solo pude mirar……