Cuando salgo muy caliente y súper salido
Me estaban destrozando, sintiendo sus embestidas brutales, mientras devoraba a ese otro desconocido su verga, sorprendiéndome cuando ambos acaban al mismo tiempo y tras sacarlas de mis respectivos orificios, acabando por correrse sobre mi cuerpo. Todo esto, mientras uno orinaba cerca y me salpicaba.
Cuando salgo muy caliente y súper salido
Antes de comenzar, os debo confesar que soy persona de mente muy abierta, manteniendo relaciones con ambos sexos, aunque no me considero bisexual, aunque si me ubico como ‘bi curioso’. Muchos sois los escépticos por el número de mis experiencias, cosa que respeto, pero para nada acepto, pues no veo porque es extraño poder disfrutar del sexo siempre que haya seguridad, discreción y aceptación entre ambos. Pero si me paro a pensar que me inicie con trece años, no es para nada extraño el número de relaciones que tengo a día de hoy, menos cuando a veces en una misma tarde he mantenido relaciones hasta con cuatro personas diferentes.
Soy de esos que han aprendido de mis experiencias, porque cada una de ellas me han dado algo diferente, e incluso me han demostrado que no puedo ir por la vida siendo tan a lo mío (cabrón). Pienso que no hay que ser tan desconfiado, pero es algo que da igual, pues el sexo es como una partida de ‘parchís’, juegas recorriendo un camino, te comes a una y continuas, o te comes y te retiras, pero te sales para salir con más ganas... más deseos. Pero bueno, dejaré de enrollarme tanto, y vamos a lo que vamos, vale...
Hace años de esta experiencia, pero realmente parece que fue ayer, ese día podría ser cualquiera de cualquier mes, pues llevaba un tiempo súper caliente y aunque me riñáis por repetirme, pero también como es lógico estaba súper salido. Era de esos... como tantos que deseaba salir del trabajo e ir a buscar algo, debo deciros que aún no estaba casado, pero si comprometido, teniendo mi piso de ‘soltero’ y el futuro de casado.
Yo era de esos que buscaba mi prototipo, o sea no importándome el físico o incluso el tamaño de su miembro, pero eso sí, tiene que cumplir con la edad, o al menos debiendo parecer que es un hombre mayor, o siempre que estuviera dentro del margen de la edad. Sabiendo perfectamente que cualquiera de ellos se sentirá atraído por mi persona, no considerándome un adonis ni mucho menos, pero sí que cuando caminas por estos lugares, no solo se te quedan mirando, sino como si fuera una chica me sueltan insinuaciones. Soy un chico normal, cuyos cabellos castaños no esconden mi rostro, alto... pero no demasiado, delgado a pesar de mis horas de gimnasio, y cuyo cuerpo en su momento estaba falto de vello corporal, a y eso sí, dicen que tengo un buen culo. Dicho esto, continuó...
Ese día como tanto, cuando salí de la oficina, llamé a mi novia para informarle que un día más debía de echar horas, novia que estaba hasta los ‘ovarios’, pero sabiendo bien que debo de cumplir. Pues tras hacérselo saber, me dirigí directamente iba a los aseos, no siendo para otra cosa qué para prepararme, limpiándome bien a fondo y de paso, ponerme algo de vaselina. Cosa que, de todas formas, luego llegado el momento debo de volver a untarme...
Pues fue salir de mi trabajo, dirigirme hacia mi coche, coger por la Avenida del Manchón hasta incorporarme a la SE-30 en dirección a la Autovía, tome la salida 17A hacia Sevilla Centro ciudad/I. La Cartuja, conduciendo por la Avenida Expo'92/A-49 hasta la Avenida de Carlos III (Ctra. Cádiz-Huelva), tomando la segunda salida de la rotonda situada junto al edificio ESIC. Y tras acceder en la siguiente rotonda, sales por la primera salida y ya te encuentras en la zona denominada hoy día, aparcamientos de la ‘Cartuja’.
Tras acceder, continuas por esa explanada en mal estado con cautela, pues debes de tener cuidado por tus ruedas como por la tracción, continuas hasta atravesar un paso preparado para ello. Paso que das a una carretera de servicio que va paralela al río, continuas por este recto, pasando una serie de salidas que te conducen a diferentes sitios, todos y cada uno de ellos, destinados al ‘cruising’. Pero a mí, me interesa continuar, y tras pasar la estación de tren Cartuja, me adentré unos metros hasta llegar al puente (paso elevado) que hay frente al Estadio Olímpico, puente que tiene un paso peatonal hasta este lugar. Pues dejé mi coche aparcado por esta zona a un lado, salí del interior de mi vehículo y comencé a caminar unos metros, cuando un vehículo se me puso a mi derecha, preguntándome conductor...
- “¿Tienes plan?”.
Obviamente no tenía plan, y fue hacérselo saber, cuando este detiene el coche y me invita a entrar, tras acceder y montarme, me llevo por la carretera paralela al rio en dirección hacia la ‘La Raya’. Deteniéndose en el medio rotonda que hay antes de acceder, echar su asiento hacia atrás y bajarse la cremallera, desabotonar el botón de su pantalón, y sacarse su miembro fuera. Fue sacárselo y no hizo falta petición alguna, me incline al tiempo que con mi mano izquierda la aferre con mis dedos, llevándomela hacia la boca y comenzar a chupársela, lamiendo su glande y darle bocaditos, mientras este desconocido me acariciaba mis cabellos mientras con su otra mano me tenía sujeto por mi cuello.
En minutos comencé a acelerar la mamada, tragándome todo lo que podía, lamiendo su capullo, recogiendo con la punta de la lengua su precum, e ir descendiendo por su tronco hasta sus genitales. Testículos que chupe con sumo cuidado, babee y recogí mis babas, introduciéndomelos uno tras otro e ir alternándolos, mientras este gemía y suspiraba. Suplicándome...
- “No te detengas maricón... ooohhh!!”.
El cabrón tenía una muy buena polla, no os lo voy a negar, me detuvo y me invito a continuar en el asiento trasero, cosa que hicimos, y fue meterme e inclinarme, cuando este me pidió que me quitara el suéter, y obedecí. Comenzando a alabar mi cuerpo sin vello alguno, acariciando mi cuello y espalda, mientras yo continuaba chupando e engullendo su pollón, levantando la vista para ver su rostro. Acabando por hacerme levantar al menos en diez minutos, preguntándome...
- “¿Quieres que te folle?”.
Moviendo mi cabeza afirmativamente, y tras hacerlo, este me volvió a pedir que me bajara el pantalón y calzoncillos, y que me girara, cosa que volví a obedecer. Tras bajarme tales prendas hasta por encima de las rodillas, acabe por girarme y quedar de espalda. Sintiendo sus grandes manos en mi cintura y atraerme hacia él, acto seguido estas manos descendieron hasta mis nalgas, comenzando a magreármelas, y sin esperarlo, sentí su rostro hundirse entre mis glúteos, cuya lengua comenzó a lamer mi orificio, ayudándose con sus dedos en hurgar (Dios, me hizo ver las estrellas).
Minutos fue lo que tardé en correrme y ni tan siquiera tocarme, acabando este por incorporarse y colocarse detrás de mí, sintiendo como deslizaba su glande por mis nalgas. Capullo que recorría mis glúteos hasta descender entre la unión de estos, notando como sus manos separan estos y su glande, recorre estos hacia mi orificio. Sintiendo la presión de su cuerpo en su polla, fuerza cuyo glande me entro con cierta dificultad, y claro está dolor por mi parte, dolor inicial que se pasó a ser placer finalmente.
Sintiendo como su polla me penetraba, dando por hecho que era a pelo, embistiéndome con fuerza una vez tras otra, llegándome incluso a sujetar con mis manos en la puerta, obviamente más por precaución. Mientras este me aseguraba que me iba a destrozar, pero dejándome claro que no se correría, no sin antes haber disfrutado totalmente de mí.
A pesar de que no tenía suéter, yo estaba empapado de sudor, ya no solo por mi parte sino también de su cuerpo. Este me acariciaba todo mi cuerpo, dedicándose sobre todo por mi pecho y miembro, pene que ante la penetración estaba flácido, cosa quiste poco le importaba, pues intentaba levantármela. Desconocido que intentaba también besarme, cosa que mi boca rehuía, pero que ante mi rechazo, se dedicaba a chupar y morder mi oreja, besar, lamer y mordisquear mi cuello, axilas y pezones... ooohhh!!.
Sacándomela y hacerme tumbar, arrancarme mis prendas aun colocadas, levantar mis piernas, finalizando por penetrarme furiosamente, sintiendo una vez tras otra su pelvis chocar contra mis nalgas. Follándome como alma lleva el diablo, entre alaridos, gemidos y suspiros, y sentir como se corría, llenándome por completo, finalizando por tenderse sobre mí, mientras sentía su miembro erecto ir perdiendo su dureza. Fueron minutos que sobra, tiempo que no sabes que decir, ni hubo presentación, simplemente cuando retomas el aire, comienzas a vestirte, finalizando por llevarme donde me recogió, y luego un adiós. Ese día me marché satisfecho, deseando llegar a casa y darme una buena ducha, quizás remunerándome con lo sucedido.
El resto de la semana seguí acudiendo, pero sin suerte de volver a encontrarme con semejante mastodonte, pasado la semana y ya sin esperanza de verlo, y aun así continúe con lo mío. Hasta creo recordar, me lo volví a encontrar de casualidad (debo decir que esos parajes, no es extraño encontrarte a uno más de una vez, raro sería lo contrario). Pero antes, os diré que me encontraba con otra persona, no siendo este que un hombre mayor, maduro que, tras entrarme comenzó a darme conversación, breve, pero lo justo para hacerme saber sus intenciones. Acabando por indicarme dónde ir, siguiéndole detrás, acabamos por bajar loma abajo hacia la frondosa vegetación, quedando paralelo a la dársena del río. Lugar muy sucio de preservativos usados, toallitas sucias, y demás, pero este como si conociera el lugar, me llevo a otro lugar bastante limpio, donde incluso estaba repleto de cartones.
Persona de la edad de entre mi padre y abuelo, hombre en torno a los sesenta y cinco o quizás más años. Persona que, entre magreo y babeo, deje que me desvistiera, e incluso bruscamente, pues al quitarme la camisa con prisa acabo por romperla y dejarla para harapos, continuando por bajarme los pantalones más tranquilo y pausado, y una vez que me descalce, me saque yo finalmente los calzoncillos, dejándome como me parió mi madre.
Me pidió que le devorara también, cosa que hice, comencé a besar cuello, pecho, pezones que a este mismo me pidió que le mordiera con fuerza, y fui descendiendo hasta quedar de rodillas, acabando por sacarle su pollón. Pedazo de polla para un hombre de su edad, pues tendría unos diecinueve centímetros y bastante gruesa, cuyo color era negruzco y marcado por venas, y con un capullo rojizo y de forma de champiñón. Me introduje su glande y poco más, acabando este por preguntarme...
- “¿Tienes condones?”.
Respondiéndole...
- “Tengo, condones, lubricante y popper”.
Diciéndome que, de las tres cosas, seguramente le serviría el lubricante, pues me aseguro que los condones no serían de su talla, pidiéndome que tomara ya el popper y que le diera el lubricante. Fue dárselo, y ver como este me embadurnaba mi orificio, ¡sintiendo como esos dedos gruesos me los introducía... aaahhh!!. Solté sin pensármelo dos gemidos, dándome por mirar hacia atrás, descubriendo una silueta, contorno que, tras fijarme bien, pude ver que era el tío del otro día. Siendo este viejo que, tras verlo, me pregunto...
- “Lo conoces”.
Teniéndole que responder que solo de un encuentro, y ver atónito como esté incitaba a ese a unirse, quedándose inicialmente en un segundo plano, mientras yo se la estaba mamando a este viejo. Bueno mamando, bueno es un decir, pues su grande me costó y más bien gracias al popper, acabando por tragar y muy a mi pesar al menos la mitad, mientras el viejo acariciaba mis cabellos, cuello y espalda. Haciéndome entender que me colocara a cuatro patas, cosa que obedecí, colocándome sobre los cartones y viendo como ese viejo se me colocaba detrás de mí, arrodillándose y apoyando una de sus manos en mis nalgas como punto de apoyo.
Fue darme un par de cachetadas en mis nalgas para enrojecerla, volver a untar un poco más de vaselina en mi orificio, introduciéndome su dedo corazón sin piedad alguna, sintiéndolo muy al fondo y casi me hace pegar un grito de dolor. Sustituyendo ese dedo por su glande, varios minutos y fuerza fue lo que tardo en metérmelo, sintiendo bastante dolor que este me hizo adaptarme. Tiempo que el otro aprovecho para acercarse, sacarse su miembro del interior de su pantalón, e introducírmela en mi boca, comenzando a chupársela mientras ese viejo pollón me destrozaba. No tardando mucho en venirse, y este mismo hacérmelo saber, soltándome el viejo...
- “¡Oh Dios!, me voy a venir”.
Y acelero sus embestidas, mientras comenzaba a venirse, llegando a tener la sensación que llevaba mucho tiempo sin correrse, por la abundante corrida, y entre risas soltarme...
- “Ostias, menuda corrida, ¡oye no te quedes embarazado... eeehhh!!”.
Sentí, como lleno mi interior, incluso fue sacarla y sentir como salía de mi orificio, sintiendo como se diluía por mis muslos hasta las rodillas, polla que me metió en la polla y qué ese otro le dejo. Sabia diferente, era un sabor insípido, no sabía a nada, chupe y me obligue a engullírmela entera, llegando a sentir sus pelotas en mi barbilla, finalizando este por sujetarme mi sien. Estaba en pleno apogeo, cuando siento como me la meten, no pudiendo ver quien era, pero sí que imagine que era ese tío, comenzó a darme fuertes embestidas. Sacándomela de mi culo y empujarme, cayendo sobre los cartones, teniéndome boca arriba, tomando mis piernas y elevarlas hasta sus hombros. Dirigir nuevamente su glande hacia mi orificio, aprovechándose de lo dilatado que esta para volvérmela a insertar, pegué un grito y comencé a gemir, como así me pidió.
Ignoro el tiempo que estuvimos, tiempo que se nos hace eterno, pero tras finalizar y ver la hora, te das cuenta muchas veces que no es para tanto, este no dejaba de follarme, no dejaba de aprovechar para chuparme los pezones o mordérmelos. Ver como desaparece el viejo, y en descubrir hasta cuatro mirones, curiosos que de los cuatros dos solo se acercan. Ver como uno de estos se agacha, quedándose de rodilla sobre mi rostro, cuya polla me la mete en la boca sin preguntar, mientras el otro se masturba.
Estaba empapado en sudor, excitado, sintiendo los latidos de mi corazón a mil por hora, presintiendo que algo iba a ocurrir, pero sin saber a ciencia cierta si era bueno o malo. Ese maduro me estaba destrozando, sintiendo sus embestidas brutales, mientras devoraba esa verga de ese otro, verga cuyo dueño era un cuarentón. Sintiendo el sonido de alguien orinar cerca de nosotros, sonido que se acentuaba e incluso como me salpicaban, no pudiendo hacer nada por evitarlo.
Sentí, como lleno mi interior, incluso fue sacarla y sentir como salía de mi orificio, sintiendo como se diluía por mis muslos hasta las rodillas, polla que me metió en la polla y qué ese otro le dejo. Sabia diferente, era un sabor insípido, no sabía a nada, chupe y me obligue a engullírmela entera, llegando a sentir sus pelotas en mi barbilla, finalizando este por sujetarme mi sien. Estaba en pleno apogeo, cuando siento como me la meten, no pudiendo ver quien era, pero sí que imagine que era ese tío, comenzó a darme fuertes embestidas. Sacándomela de mi culo y empujarme, cayendo sobre los cartones, teniéndome boca arriba, tomar mis piernas y elevarlas hasta colocarlas sobre sus hombros. Dirigir nuevamente su glande hacia mi orificio, aprovechándose de lo dilatado que esta para volvérmela a insertar, pegué un grito y comencé a gemir, como así me pidió.
Ignoro el tiempo que estuvimos, tiempo que se nos hace eterno, pero tras finalizar y ver la hora, te das cuenta muchas veces que no es para tanto, este no dejaba de follarme, no dejaba de aprovechar para chuparme los pezones o mordérmelos. Ver como desaparece el viejo, y en descubrir hasta cuatro mirones, curiosos que de los cuatro dos solo se acercan. Ver como uno de estos se agacha, quedándose de rodilla sobre mi rostro, cuya polla me la mete en la boca sin preguntar, mientras el otro se masturba.
Estaba empapado en sudor, excitado, sintiendo los latidos de mi corazón a mil por hora, presintiendo que algo iba a ocurrir, pero sin saber a ciencia cierta si era bueno o malo. Ese maduro me estaba destrozando, sintiendo sus embestidas brutales, mientras devoraba esa verga de ese otro, verga cuyo dueño era un cuarentón. Sintiendo el sonido de alguien orinar cerca de nosotros, sonido que se acentuaba e incluso como me salpicaban, no pudiendo hacer nada por evitarlo.
Estaba cada vez más excitado, quizás un poco más cuando tras correrme hasta por dos ocasiones, este maduro me hizo saber que se venía, sacando su polla de mi interior y vertiéndola sobre mi pecho. Y ese cuarentón, tras sacarla emulo al maduro, dejándome entre estos empapados en semen, y cuando pensé que todo había finalizado, veo como esos dos mirones del fondo se une a estos, corriéndose sobre mí al tiempo que el tercero se orina. Esto último casi me hace vomitar, pues sentí náuseas, no porque no me lo hubieran hecho, sino porque no me lo esperaba, no siendo el momento creo.
Me levanté y me sentía asqueroso, estaba impregnado de semen y orina, ayudándome uno a limpiarme, aprovechando para meterme mano, y de paso poder concretar un encuentro. Y bien recuerdo que cuando me negué, este me echo en cara que se había ofrecido a quedarse y ayudarme, no quedándome otra que agradecérselo. Marchándome finalmente ese día satisfecho como tantos, pero con el morbo añadido de esa orina encima, llegue a casa y mientras conducía, me dio por llamar a mi novia y quedar. Dándome tiempo para llegar a casa, ducharme, asearme y vestirme, volviendo a coger el coche y recoger a mi novia, demostrándole las ganas que tenía de verla. Viéndome a mí mismo, como soy toda una putita con los machos, aunque a veces no se me levanta, y en compañía de mujeres demuestro que soy todo un macho varonil. Pero bueno...
Antes de marcharme, debo deciros que esto es una muestra más de mis experiencias, no todos los días encuentras algo que llevarte a la boca (es una expresión, vosotros me comprendéis), pero eso sí, esos días que no encuentras nada por estos lugares, tiras de la agenda con algún que otro conocido. Contactos que difícilmente, no hayas uno que no desee, aunque sea una mamada exprés o un polvo rápido, pues muchos comienzan de esta manera y finalmente acabamos pasando algo más. Aunque eso me recuerda, aquellos que comienzan por dejarme claro que no les va, ni los afeminados, ni maricas, ni que les guste ponerse ropas femeninas. Esos que, en el primer encuentro, ven a veces que debajo de mis pantalones llevo tangas, unas veces son de tipo normal y otras de hilo, y aunque te dejan claro que eso no les va, cuando terminan y piden un nuevo encuentro, dejan la coletilla que vuelva a aparecer con esa tanguita.
Bueno, ahora sí que toca hora de despedirse, antes os debo de agradecer a todos aquellos que me leéis y os haya gustado, comprendo que no a todos os haya gustado, no obligo a nadie a leerme. También deciros, y no es para justificarme, que antes de publicar mis confesiones han sido pasada por una serie de correctores ortográficos a petición de algunos lectores, como el mismo corrector ortográfico de Word. Continuando también por correctores Online, como ‘ www.spellboy.com ’, ‘ www.corrector.co/es/ ’, ‘ www.corrector-castellano.com ’, y ‘ www.mystilus.com ’. Dicho esto, os dejo, espero que os haya gustado. Mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto como… jhosua1974@gmail.com ).