Cuando por fin pude mostrar a Lucrecia

Tarde pero no podia dejar que el tiempo me hiciera fracasar en mostrarme como me siento: esta mujer que encerre demasiado y quizo soltar su placer.

Desde muy pequeño sentí la necesidad que el placer provenía desde mi cola. Así que probé con distintos objetos para estimularlo. Desde ya el placer que sentía era incomparable, lógico que la sensación de pasividad la reconocería tiempo después, durante la niñez y adolescencia provocar una masturbación solo era motivada si en mi ano había un objeto que desde ya insistía en complacerme.

Tiempo después comprendí lo que era una situación de placer de en estado totalmente pasivo, y fue precisamente cuando uno emprendí una etapa hetero, totalmente innecesaria,. Desafortunadamente fue mi propia experiencia con las mujeres en donde entendí "que rol tonto" hacia al provocar un placer no reciproco, entendiendo a la vez que esa pasividad resultaba casi insultante.

Después de ese momento comencé a ver que el rol de mujer "normal" no era la única alternativa para que la pasividad se convirtiera no solo en un objeto de deseo sino de placer compartido.

Siempre he tenido un cuerpo pequeño, un talle de zapatos increíblemente chica para un varón, cola redondeada de la cual siempre me sentí bien, lindas piernas casi femeninas, en fin no tarde en darme cuenta el placer que significaría verme vestida como ellas.

El proceso siempre fue complejo, el espacio estaba plagado de incomprensión así que era inútil una exposición familiar destinada al fracaso, de manera que opte por ser el personaje oculto en esa casa, mi libertad eran las cuatro paredes de mi habitación, donde era yo sintiéndome la mujer que surgía natural y espontánea, en una prolongada soledad donde ella y yo compartíamos todo, hasta finalmente fuimos una.

Fue una parte de mi vida donde la locura externa, con la insania a cuesta solo hablaba como tratar al "loco" de adentro, enfrentar ese cuadro era prioritaria, por cuanto no podía permitirles que arruinaran mi vida, pero cortaron la continuidad de yo mujer.

Continué en experiencias en hoteles a veces con travestis, como un método de aprendizaje, en donde yo me producía y la pasamos dos o tres días encerados en la habitación, esto fue hace años, así que era muy problemático salir ya que la aceptación publica no era común y la persecución era lo habitual.

Paso largo tiempo para que volvería a insistir en mis deseos de convertirme en mujer, los años pasaban, tuve una familia, en donde el nacimiento de mi hija ilumino mi vida, pero no así, mi pasión por sentir mi sexualidad como mujer. Fue así que a pesar de poder llamarla una pareja estable, no hacíamos el amor desde hacia años.

Ya en ese tiempo empecé en mi casa a usar la ropas de la ahora mi exmujer, y resultaba encontenible en placer vuelto a sentir, sin ninguna muestra de haber disminuido y tampoco de llegar el dia en que me pudiera mostrar así todo el tiempo.

Viví de crisis en crisis, la angustia provocada por las distintas trabas a aletargar mi decisión de ser mujer resultaba intolerable y ya afectaba mi comportamiento psicológico, intente en vano un viaje a Brasil para no volver, y el afecto de mi hija me desmorono, y regrese solo por ella.

Todo fue así durante un tiempo, hasta no hace mucho y viviendo solo estoy tratando que a la brevedad posible ya no tenga conflicto en ser esa señorita presuntuosa de sus curvas y vanidosa de feminidad. La estoy pasando muy bien, porque aceleradamente produje mi transformación como nunca hubiese imaginado, rápidamente salí a la calle

como Lucrecia , el nombre que desde hacia tiempo había elegido para mi. Fui principalmente a boliches gay en busca de encontrar mi forma ante otras chicas como yo y de conocer las opiniones de aquellas personas que conocí ahí e inmediatamente me brindaron su afecto, entre sin nervios como si toda mi vida hubiese estado preparada para aquel momento, me encanto las miradas de algunos heteros que había en el lugar que no despegaban sus ojos de mi.

Fui lo mas provocativa posible quería sentir mis piernas libres y exhibirlas sin pudor dándole a ellas la oportunidad de su encanto, mi cola fresca bajo mi minifalda negra con pequeños detalles de encaje blanco insistía en desbordar su redondes y firmeza, en una apretada tanga que apenas tenia algo de tela mis nalgas recibían el aire de los suspiros que recibía, me alegría era incontenible que mantenía dentro para seguir percibiendo lo que esta mujer recién nacida al mundo estaba provocando.

No era mi intención salir con alguien, claro que no hubiese despreciado alguna propuesta tentadora, ya que el momento me puso absolutamente cachonda.

Tengo muchas cosas que mejorar, de todos modos viví el momento que soñé, para que al final ya dejara de ser un fantasía y ser Lucrecia de aquí en mas.

continuara