Cuando por fin le rompí el culo a María (1)

María me deja cumplir mi fantasía de metersela por detrás.

CUANDO POR FIN LE ROMPO EL CULO A MARIA (parte uno)

Un mes mas tarde de volver a acostarme con María, volví otra vez a la capital para verla y poder disfrutar de su cuerpo. Esta vez mi tío no se había ido de vacaciones así que en casa era imposible que hiciéramos algo. Como mi viaje era única y exclusivamente para poder disfrutar del sexo con ella decidí alquilar una habitación de hotel para pasar el fin de semana. El problema es que se lo tenia que decir a mi tío porque tenia en aquella época 18 años recién cumplidos y mis padres seguro que intentaban localizarme.

Esta vez fue mi tío el que vino a buscarme a la estación y nada mas llegar le dije que tenia una habitación reservada por todo el fin de semana, así que no iba a aparecer por su casa pero que por favor no les dijese nada a mis padres. Él me miró y me dijo que si era idiota que se lo podía haber dicho a él, que no le habría importado nada irse a casa de su novia a pasar el fin de semana y dejarme su casa como picadero.

Como la habitación ya estaba pagada decidimos que este fin de semana lo pasaba en el hotel y que la próxima vez iríamos a su casa. Llame a María y quedamos en la puerta del hotel. Y sorpresa para nosotros que había habido un problema eléctrico y estaba todo el edificio sin luz asi que mientras nos subían las maletas decidimos ir a comer algo para no tener que bajar después.

Desgraciadamente el restaurante también estaba sin electricidad. Nos dijeron que nos podían hacer comida siempre que no fuera nada que hubiese que meter al horno. Estuvimos de acuerdo y nos sentaron en una mesa apartada, nos trajeron unas velas y una botella de vino, regalo de la casa, por las molestias causadas por la luz. Al final lo que parecía que iba a ser una mala cena se convirtió en una de lo más romántica.

Cuando terminamos de cenar volvió la luz asi que decidimos subir a la habitación. Un botones nos acompañó hasta la puerta. Subiendo por el ascensor María no hacia mas que sobarme el culo y meterme mano disimuladamente.

Entramos en la habitación y despedimos al botones. Cerré la puerta y puse el pestillo, cuando me giré me encontré a apanas dos palmos a María ya con la camisa medio abierta, dejándome ver la mayor parte de sus apetitosos pechos. La agarré por la cintura y la besé. Nuestras lenguas se fundieron en un beso eterno. Ella bajó su mano y empezó a acariciarme la entrepierna. La separé un poco y le dije que quería que se desnudase para mí. Me sonrió pícaramente y me hizo sentarme en la cama mientras ella ponía una emisora de radio con una música decente para la ocasión.

Empezó a bailar para mí quitándose la ropa muy despacio, sus manos iban acariciando su cuerpo como se fuesen las mías. Tenia los ojos cerrados mientras se contoneaba para mí, cuando los volvió a abrir se fijó en que me había sacado el rabo y me lo estaba acariciando mientras la miraba. Ella me brindó una sonrisa pícara y siguió quitándose la ropa. Cuando terminó se hacerlo a mí gateando por la cama y agarrándome el rabo me dijo:

  • déjame a mí que yo sé bien lo que quiere este-

Dicho esto empezó a darme tiernos besos en la punta y a acariciarme la base con las manos. Poco a poco se lo fue metiendo mas en la boca hasta que desapareció dentro de ella. Primero despacio y luego más rápido su cabeza empezó a subir y a bajar dándome unas chupadas que me estaban dejando sin respiración. Yo mientras acabé de quitarme la camisa. Seguía mirando como su cabeza subía y bajaba. De ven en cuando se la sacaba de la boca y me lamía los huevos para luego pasar su lengua por toda la longitud de mi rabo. Lo hacia tan bien que no tardé en venirme dentro de su boca. Ella lo tragó todo ávidamente.

La tumbé en la cama y empecé a acariciar todo su cuerpo con mi lengua. Tenia el conejito la mar de sabroso. Mi lengua se perdía entre sus labios vaginales buscando ansiosamente su clítoris, mientras mis dedos se habrían paso a través de su vagina.

Su cuerpo empezaba a moverse de placer mientras sus manos agarraban mi cabeza acariciándome el cabello. Asi tubo su primer orgasmo de la noche. Subí para poder besarla en la boca, ella bajo su mano y me puso la punta en la entrada de su cueva. Se la metí de un solo golpe con lo que la arranque un suspiro de placer. Empecé a moverme al ritmo de la música que aun sonaba mientras nuestras bocas seguían unidas. Note como enroscaba sus piernas a mi espalda haciendo fuerza a cada envite para penetrarla al máximo. Notaba como sus uñas se iban clavando en mi espalda produciéndome un dolor delicioso. La volteé para ponerla a cuatro patas y seguí penetrándola con fuerza. La separe las nalgas para poder verla el ojete. Tenia que ser mío esa noche y no podía esperar. Coloqué un dedo en ese preciado agujero.

Quiero hacerlo mío- la susurré mientras la metía la punta del dedo

Hazme lo que quieras, es tuyo- me respondió mientras empezaba a culear de placer

Seguimos asi un rato mas con mi rabo en su coñito y mi dedo en su culo hasta que tubo su segundo orgasmo. Solo entonces me dediqué por entero a su culo. Empecé a lamerlo y a meterle la puntita de la lengua para lubricarlo. Alterné mi lengua con los dedos para ir habriéndoselo más y asi que me entrasen dos dedos. Hacia círculos con ellos para dilatárselo al máximo. Cuando creí que estaba el agujero lo suficientemente dilatado coloque la punta del rabo en la entrada, ella me paró y me pidió que lo hiciera con delicadeza. Le dije que no se preocupase que si la dolía la sacaba, que no había ningún problema. A lo que ella me respondió que se la metiese. Empecé ha hacer un poco de presión hasta que fue entrando muy despacio, me paraba a menudo para que su culo se fuese acostumbrando a su nuevo intruso. Cuando se la metía hasta el fondo me quede ahí un ratito parado para que se terminara de acostumbrar. Empecé a moverme muy despacio por miedo a lastimarla.

puedes hacerlo más rápido no te preocupes-

Dicho y hecho, empecé a moverme cada vez más rápido hasta que ella empezó a gemir con fuerza, yo por mi parte ya no pude controlar los míos y empecé a gemir a la vez que ella. Mi rabo salía y entraba de su culo dándome un placer que hasta ahora no conocía. Su culo no era tan tierno como su conejito, pero si mucho mas apretadito. La habitación empezó a desaparecer de mi campo de visión solo veía sus nalgas moviéndose adelante y atrás con cada envite que la daba.

Al poco rato me dijo que se la sacase que la estaba empezando a doler, la dije que aguantase dos minutos que enseguida acababa. Ella asintió y colocó la cabeza apretada contra la almohada, para que no se la escuchase tanto. Yo seguí penetrándola intentando acabar rápido para lastimarla lo mínimo posible. Ella volvió a levantar la cabeza y me volvió a pedir que acabase rápido o la sacase de una vez que la dolía mucho. Le dije que aguantase un poquito más, esta vez no volvió a colocar la cabeza en la almohada asi que escuchaba sus gemidos de dolor perfectamente, el escucharla me puso aun mas caliente y cogiéndola por el pelo la seguí montando hasta que noté como me iba. La llene el culo de leche y me tumbé encima de ella con mi rabo aun dentro de su palpitante agujero. Se la saque muy despacio viendo como ella hacia gestos de dolor a cada centímetro.

Cuando termine de sacarla la di las gracias por haber aguantado el dolor por mí y le dije que como recompensa le iba a comer el conejo como nadie se lo había comido nunca. La recosté boca arriba y me sumergí entre sus piernas. Empecé a chuparla con ansias, ella volvió a agarrarme la cabeza y empezó a estrujarme contra su sexo. A los pocos minuto se estaba retorciendo con su último orgasmo.

Nos volvimos a quedar tumbados disfrutando del calor de nuestros cuerpos. Esa misma noche lo hicimos bastantes más veces pero eso lo contaré en otro relato

Saludos y espero que os haya gustado. Para cualquier cosa no dudéis en mandarme un e-mail.