Cuando no me vés (2)
Aprovecho mi invisibilidad para asistir a una velada entre Lorena y Sara, llena de sorpresar
Lorena y Sara, juntas, en la misma habitación, y yo iba a estar allí para verlo, no me lo podía creer.
Es cierto que a priori solo debía ser una noche tranquila, en la que iban a charlar, y quizás ver alguna comedia romántica. Pero el solo hecho de estar con ellas, sin que ellas lo supiesen me ponía a cien.
A eso de las 7 de la noche, me tomé el filtro, y me fui acercando a casa de Lorena, que vivía a solo unos bloques de mí, a las afueras de la ciudad.
Entré discretamente por la ventana que estaba abierta y que daba al que parecía ser el cuarto de sus padres. Bajé intentando no hacer ruido, y allí las encontré. Sara había debido de venir más pronto. Las dos estaban vestidas con unos pijamas que apenas dejaban adivinar sus tetas, pero cuya parte de abajo, como una maya, ajustaban los dos culos hasta volverlos divinos, cada uno en su estilo.
Los padres no parecían estar en casa, lo que Lorena confirmó cuando advirtió de que habían salido esta noche, al cine y que volverían tarde. ¡Qué suerte!
Después de que cenasen y mientras veían una peli, me acerqué a ellas, y me senté en la butaca cercana al sillón. Vieron la peli, riéndose y cuchicheando entre ellas. Cuando acabó la peli, hablaron un rato de David, mi tocayo, y de lo discreto que era, tan misterioso. “Pues no me parece a mí, más bien parece un musculitos cabeza de chorlito”- pensé
Según avanzaba la noche, empezaba yo a preguntarme para qué había venido, cuando ocurrió algo interesante.
Lorena, que estaba hablando de unos videos que había visto en Youtube, le comentó a Sara que había una cadena que hablaba de cosas un poco “subidas de tono”:
“¿Cómo que subidas de tono?” preguntó Sara
“Sí, bueno, no enseñan nada, pero son dos chicas que hablan de cosas de… bueno, de sexo” le contestó Lorena que se estaba poniendo roja
“Y de qué cosas hablan?” volvió a preguntar Sara, que parecía divertida, pero con una punta de picardía
“Ya sabes, la primera vez, el punto G, la masturbación…”
Mhh, interesante, pues no conocía yo esa cadena, apuntado. Aunque la cosa se había puesto algo calentita tras esta conversación, por lo menos por mi parte, no pareció ocurrir nada, siguieron charlando, hasta que tras un momento de silencio, Lorena le preguntó a Sara:
“Esto, me da un poco vergüenza preguntarte esto, pero, tú te tocas? Quiero decir, te masturbas?”
“ Que si me hago dedos? Pues claro, desde hace años, tú no?”
Lorena parecía algo avergonzada cuando contestó:
“Pues no, pensarás que soy un poco mojigata, pero nadie me había hablado de ello hasta que caí sobre aquel video. Y la verdad, que no sabría cómo hacerlo. Quiero decir, sé que hay videos, pero no sé, no me atrevo.” Lorena parecía cada vez mas azorada, mientras que Sara, le sonreía y la miraba con atrevimiento:
“Y querrías que yo te enseñase?”- dijo entonces Sara
No me lo podía creer, nunca hubiese imaginado que Sara, la chica que más me ponía de mi clase, y de cuanta chica conociese, estuviese proponiendo a Lorena, enseñarle a hacerse un dedo. Pese a mi incredulidad, otra sensación más fuerte me invadió, el morbo. Pues sí que había venido para algo a esta casa.
“- Bueno, no sé, me da un poco vergüenza, pero si quieres…” le contestó Lorena
- “Sí, hombre, no te preocupes, es de lo mas natural.”
Desde luego, qué situación: a menos de un metro de mí, ví como Sara se bajaba la parte inferior del pijama, y le decía a Lorena de hacer lo mismo, tras lo cual le ordenó que se quitase el tanga que llevaba puesto.
Lorena, que yo hubiese creído la más atrevida de las dos, no opuso resistencia, aunque estaba cada vez mas roja.
Se pusieron pues las dos con las piernas abiertas, mientras yo observaba de cerca la escena, con la polla mas dura aún que en los vestuarios.
Sara tenía un coño moreno con algo de pelo pero bien recordadito. El de Lorena era algo más “salvaje” aunque también parecía cuidado.
“Bien, tienes que empezar por acariciarte los labios de abajo. Y cuando sientas que empiezas a estar un poco caliente, metes dos dedos” dijo Sara acompañándolo de dicho gesto. “Para adentro, sí, así, mhhh, venga Lore”. Lorena, que no estaba acostumbrada, metió suavemente dos dedos en su vagina.
Sara aceleró el ritmo, y le dijo a Lorena de hacer lo mismo.
“No te olvides de acariciarte el botoncito, el clítoris, ya sabes” le aconsejó Sara
Mientras las dos se tocaban, yo empecé a hacer lo mismo.
Y entonces se me ocurrió una idea: tenía ganas de probar el coñito moreno de mi deseada Sara. Me acerqué pues, si soltar mi polla, y acerqué mi lengua de su entrada. Intentando no cruzarme con sus dedos que entraban y salían sin descanso de su apetitoso coño, empecé a chupar su fruto.
Por lo que pude ver, Sara pareció algo sorprendida, pero enseguida, su calentón tomó el control, y se dejó hacer, incluso parando casi de masturbarse:
“- Mhh, Lorena, dale bien y córrete conmigo, ya no aguanto más” dijo Sara
Y entonces llegó, el delicioso coño de Sara se humedeció, y tras mi último lengüetazo, gritó de placer, justo antes de que Lorena hiciese lo mismo.
Había sido una gozada, y yo también me había corrido, intentando no ensuciar el suelo, poco después de que lo hiciesen las chicas.
Pensé que ya estaba que se irían a dormir, pero aún no sabía las sorpresas que la noche me deparaba.