Cuando mis padres se separaron (2)

La continuación del relato en la que madre e hija se enteran que al mellizo de la hija le gustan los senos de su hermana y el trasero de su mamá.

Mamá y yo, hemos conversado mucho lo que ha estado pasando a partir de la vez que pillamos a mi hermano masturbándose frente a la pc y contándole a una mujer extraña su atracción hacia mis senos y hacia el trasero de mamá. Luego de haber comprobado, en el plan en el que mamá se hizo la dormida en el sofá de la sala, que mi hermano tiene una atracción mayor que la que imaginábamos por el culito de mamá, ella me decía que tal vez sería bueno intentar algún otro plan que nos lleve a saber hasta qué punto mi hermano estaba dispuesto a seguir avanzando. Yo notaba que a mamá le excitaba la idea. Y a mí también. Las dos hablábamos como si fuera un deseo de mi hermano que queríamos descubrir, pero también sabíamos, en el fondo, que nosotras también vivíamos los sucesos deseando saber qué llegaría a pasar. Y he vivido en muchos de sus consejos, amigos lectores, la emoción de imaginar cómo continuaría ésta historia. Pude imaginarme muchas cosas, pero aquí sólo me limitaré a contar lo que pasó. Al final, no sé si los sucesos reales aplaquen las fantasías. No lo sé. Pero contar la realidad es la única promesa que hago, y tal vez, también la de no continuar luego ésta historia que llegaría sólo a recrear cosas previsibles. Ya pasó lo que debió pasar, lo demás sería sólo alimentar el apetito voraz de las mentes imaginativas y yo no entraré en eso. Aquí, en ésta segunda entrega, quedará ésta historia, en honor a las decenas de promesas que hice.

Hubo, la semana pasada, una segunda vez en la que mamá se hizo la dormida otra vez. Fue el consejo de una amiga que me escribió cuando le dije que hasta el momento no se nos había ocurrido nada. Yo manejaba la complicidad silenciosa en cada charla con mamá y recordaba que hacía algunos años, había tenido una complicidad mayor con mi hermano y noches en las que descubrimos nuestros cuerpos cual exploradores inocentes. Muchas cartas insisten con la pregunta que si mi hermano llegó a penetrarme y la respuesta es la misma: no. Tal vez era la respuesta que no quería escuchar, pero siempre preferiré la verdad real a la verdad imaginaria.

No entraré en mayor detalle de esa segunda vez que mamá se hizo la dormida. Pasó casi lo mismo que la primera vez. Claro, esta vez, mamá se había puesto un calzoncito más suelto que desde que mi hermanó llegó ya estaba un poco bajado y descubría la mitad del trasero un una visión que Rafa la disfrutó más de diez minutos. Luego terminó de bajarlo hasta los muslos. Luego los dedos juguetones... y luego lo mismo, aunque ahora el dedo lo introdujo en el ano más que la vez anterior... mamá me contó que estuvo a punto de "despertar", pero al parecer, ya se estaba consolidando una nueva complicidad, porque es muy difícil creer que mi hermano haya pensando a esas alturas que mamá seguía dormida.

Eso hizo que mamá me diera carta blanca para improvisar algún plan cuando yo lo crea conveniente. Y así lo hice el sábado. Esa tarde, mamá hablaba con una vecina desde un balcón de la lavandería de nuestro piso, que está en un tercer nivel, hacia el balcón de la vecina al frente y en un segundo nivel. El balcón, permitía que la vecina pudiera ver a mamá de la cabeza hasta un poquitín más abajo de los senos. Yo estaba al lado de ella, apoyada también en aquél balcón de cemento. A la espalda de nosotras, estaba mi hermano, sentado y mirando la tv. Cuando yo volteaba a verlo, lo pillaba mirándonos. Mamá estaba con una faldita suelta sujetada a la cintura solamente por una cremallera en la parte de atrás. Cuando mi hermano notó que yo volteaba a cada rato, me comenzó a sonreir. No se me ocurrió mejor idea que levantarle la faldita a mamá para que mi hermano vea su trasero cubierto sólo por un calzoncito, claro sólo por unos tres segundos. Mi hermano se sorprendió pero no dejó de sonreirme. Mamá seguía en su charla con la vecina, en la que mamá la escuchaba hablar a la señora de los dos presidentes que habían en México y que como buena mexicana la señora lo contaba como una telenovela... que cada uno tiene sus ministros, que el otro lo derrocará y en fin... mamá se había dado cuenta de lo que hice con su faldita... sólo volteó a sonreirme pero le siguió prestando atención a la charla sobre política mexicana... quién lo diría.

Mi hermano me hizo una seña para volver a levantarle la faldita a mamá. Y comencé a jugar con él... le levantaba la faldita y luego le tapaba otra vez el trasero... él se estaba emocionando. Hasta que se me ocurrió bajar la cremallera y zas¡ la faldita cayó al suelo. Ahora mamá estaba mostrando su trasero sólo con calzoncito y yo ya no podía taparte... Mi hermano esperó un momento me imagino para ver la reacción de mamá. Y ella seguía atenta a las lecciones que hablaban de los sucesores de Fox. Mi hermano se acercó caminando de rodillas para que la vecina no lo viera... y al llegar comenzó a besar las nalgas de mamá. Luego le bajó el calzoncito... mamá se sobresaltaba de rato en rato pero sin voltear. El le habría las nalgas y hundía su cara... así, como pudo, se comenzó a bajar los pantalones y descubrió su pene muy crecido y se comenzó a masturbar. La vecina terminó su charla y se metió a su casa. Mi hermano se sobresaltó y regresó a su lugar inicial tratando de subirse los pantalones. Mamá ya no pudo más, hizo un comentario irónico y dirigiéndose a los dos dijo: qué habrá dicho la vecina... me han hecho poner rojísima. Mi hermano estaba callado. Mamá le dijo: "no nos vamos a quedar así" se acercó y le volvió a bajar los pantalones... el pene seguía duro y grande. Mamá le dijo que se quede echado en el sofá y ella quitándose totalmente el calzoncito se subió encima de él para hacer un 69. Yo estuve de espectadora privilegiada. Los dos terminaron delante de mí.

Al día siguiente, domingo, después del almuerzo, que aunque no lo crean, hasta ese momento no se había vuelto a hablar ni comentar del tema, les dije que juguemos a "verdad o reto", un juego en el que si tiran los dados y quien saca el valor mayor pregunta al que saca el menor: "verdad o reto?" si responde "verdad" entonces se le hace una pregunta y la otra persona tiene que responder con la verdad. Y si responde "reto" se le da un castigo que en ese momento tiene que cumplir.

Se hizo muchas preguntas, que no vienen al caso comentarlas... muchas de connotación sexual, y mi hermano por fin confesó delante de nosotras lo mismo que le dijo a aquella señora. Yo confesé lo que había pasado cuando mi hermano y yo teníamos 15 años, ante la sorpresa, pero a la vez comprensión de mamá.

La noche se coronó con un reto, en el que yo le dije a mamá, que se agachara dándole la espalda a mi hermano y apoyándose en el brazo del sofá. Antes, ya habíamos perdido prendas como parte del juego. Mamá y mi hermano ya estaban desnudos. Yo me quedé con calzoncito y me imagino que mi hermano habrá tenido un premio más aunque menor, mirando mis senos y dándoles un beso a cada uno. Mi hermano se puso detrás de mamá, con el pene en la entrada del ano... yo le dije que se moviera hasta que eyacule, sin intentar penetrarla. Pero mamá dijo que mejor se ponía ella en la alfombra, en cuatro para estar más cómoda... cuando lo hizo, apoyó su cara en la alfombra con lo que levantó su trasero y se lo ofreció a mi hermano. Esta vez si ví cómo el pene estaba en la entrada del ano. Se siguió moviendo... y en un momento el pene se metió. Lo demás, está demás decirlo. La historia llega hasta aquí.