Cuando mi novio se emborracha
¿Saben esa noche en la que quieren disfrutar de todas las maneras posibles pero su pareja acaba bebiendo más de la cuenta? ...
Suena alto una canción de Pitbull, noto como me retumba dentro de la cabeza y eso me hace menear el cuerpo siguiendo el ritmo de la música. Miro a mi amiga Lucía, ella va igual o incluso más borracha que yo, está bailando junto a dos chicos realmente atractivos. Ambos morenos, con camisa parcialmente desabotonada mostrando lo justo de sus cuidados pectorales, altos, con cuerpo muy atlético y medio elegantes.
Envuelven a mi amiga, uno por delante y otro por detrás. Comienzan a frotarse las caderas mientras doblan las rodillas para intentar llegar hasta abajo, parece que se divierten mucho. Estamos en una conocida discoteca de la ciudad, celebrando que se han acabado los exámenes parciales de la universidad.
Mucho estrés se está liberando esta noche, y por la pinta que está cogiendo la fiesta, no parece que sea lo único que se libere. Había pasado mucho estrés, y esta noche pensaba soltarlo todo de una. En la discoteca estaba la universidad entera. Pero a esos dos chicos no los había visto jamás, me acordaría, porque son mi prototipo.
- ¡Miriam voy hasta arriba!
Me grita Jorge, el compañero de piso de novio, y me agarra para intentar bailar sin perder demasiado el equilibrio, la dignidad parece haberla perdido ya. Si, leíste bien, por esa época llevaba viéndome un tiempo con Matías, quien dice viéndome dice un mes de relación bastante formal. La verdad todo iba de maravilla, y en las últimas semanas con los exámenes habíamos hecho más vida de pareja que nunca.
Sigo bailando con Jorge, aunque de reojo no pierdo detalle de Lucía. Esa cabrona se lo está pasando genial tonteando con esos dos pipiolos. ¿Dónde está mi novio? Pienso.
- Oye ¿Dónde está Matías?
- Está arriba, en el reservado, va borrachísimo.
Jorge ríe mientras contesta. Mi novio también es mi prototipo, pero estar casi un mes sin beber para estudiar mejor le puede estar pasando factura, también ayuda que se está bebiendo hasta el agua de los floreros. Convenzo a Jorge y subimos hasta el reservado que teníamos entre nuestro grupo de amigo, que estaba lleno de botellas vacias y solo quedaban Tomás y Matías sentados y riendo en uno de los sofás.
El reservado estaba en la parte de arriba, con un balcón a la pista de baile desde lo alto y sin posibilidad que nadie te vea a no ser que te asomes. Jorge se tira encima de los dos, yo voy directa a asomarme para buscar cómo iba el guarreo de mi amiga Lucía. Y ahí estaba, frotándose de espaldas contra el más bajito de los dos, que debía medir uno ochenta y pico. Tiene el brazo levantado y su mano está agarrando la nuca del chico, mientras frota su trasero contra el pantalón, está haciendo un giro perfecto de cuello para comerle la boca. Lo hace con mucha lengua y muy fogosa.
Lo veo todo desde arriba, joder, que envidia me da. Esta noche quería desfogarme y acabar follando como una autentica zorra hasta caer rendida. Y más envidia me da al comprobar el estado de Matías, está muy borracho, no puede tenerse casi en pie. Jorge y Tomás hablan de cómo hacer para sacarlo fuera o llevarlo a echarse algo de agua por la cabeza. El propio Matías interfiere, alegando que no está tan mal, que un poco de agua en la cabeza y a bailar.
Y ese es el plan, mientras mi amiga zorrea yo estoy intentando ayudar a que sujeten a mi novio para llevarlo al aseo, no sin antes, echar un vistazo por el balcón para observar el espectáculo de Lucía. No la veo. No la encuentro tras revisar casi toda la sala. De tanta envidia siento un poco de enfado. Seguro que ya está desnuda, siendo penetrada y gozando entre gemidos. O mejor, puede que esté en baño, de rodillas tragando una voluminosa polla, espero que con los dos. Buuff de pensarlo ya me imagino junto a ellos, en una orgía en mismo aseo de la discoteca.
Llevo un vestido con la falda algo corta, con unos tirantes dejando mis hombros al descubierto y un escote de infarto. No soy muy alta, pero ese vestido negro me queda de miedo. Con unas medías casi imperceptibles, llevaba la indumentaria perfecta para ser follada en el baño. Con solo doblar las rodillas e inclinarme, el vestido me subía dejando mi pompita a la vista, ese culo tan deseado por todos. Y un sujetador adhesivo que realzaba mis preciosos pechos, de esos sujetadores que no aguantan mucho, y ya sabéis que me encanta hacer botar mis tetas, es algo que me pone mucho, enseñarlas y ver cómo reaccionan al verlas, son preciosas.
Fue solo un segundo el que fantaseé que estaba sentada sobre el más alto de los dos chicos, con el escote bajado y las tetas fueras, diciendo si me rompes la media tienes puta para toda la noche. Qué envidia me da la cabrona de mi amiga. Casi la odio. Quiero follar, no, quiero que me follen también, quiero ser la guarra de alguien esta noche.
Mis amigos consiguen poner en pie a mi novio, y salimos por la puerta dirección al baño, cuando nos encontramos de frente con Lucía y los dos chicos guapos que vienen directos hacia nosotros.
- ¿Qué hacéis? ¿Dónde estabais?
- Tía Matías está fatal, vamos a llevarlo al baño a echarle algo de agua.
- Uhhh al baño de caballeros… paso, eeh tu conmigo.
Dijo Lucía mientras intentaba caminar hacia delante sin que se notara mucho su estado de embriaguez. Intentaba entrar en el reservado, y me agarró del brazo para ir con ella.
- Lucía, tengo que ayudar a mi novio.
- Al baño de tíos solo pueden ir tíos, os esperamos aquí chicos.
Volvió a repetir Lucía. Matías, sin ser consciente de lo que pasaba, decía que sí, que en cinco minutos estaban de vuelta, que le llevaran al baño rápido que igual devolvía. Jorge y Tomás asintieron y se lo llevaron casi a rastras mientras Lucía me empujó dentro de la habitación, metió a los dos guaperas y cerró la puerta.
- Cinco minutos, toma este el tuyo.
Dijo Lucía mientras me empujaba hacia el más alto de ellos y comenzaba a besar fogosamente al otro que ya tenía bien colocadas las manos en el trasero de mi amiga. Yo no podía creer lo que estaba pasando, no sé si era una prueba o una oportunidad. No dude, mire al chico, le rodee el cuello con mis brazos, y el hizo lo propio por la cintura. Que respetuoso, le dije, y se lanzó a comerme la boca con besos húmedos usando mucha lengua.
Yo me dejo besar, respondiendo con la misma cantidad de lengua y saliva. Ya noto como sus manos soban mi culo levantándome levemente el vestido, dejándolo al aire. No llevaba tanga, ni braguitas, solamente las medias casi imperceptibles. Él se da cuenta al estirar de las medias.
- Deben quedar dos minutos Miri.
Me dice Lucía, que se encuentra de rodilla, a punto de liberar una polla bastante grande, como a mí me gustan, y comienza a mamarla entera, dentro y fuera, dentro y fuera. El chico le agarra la cabeza, de ver a mi amiga me excito aún más de lo que estoy. Empujo al chico al sofá, sentado, para mirarle de frente, levantarme el vestido mostrando mi coño detrás de las medías.
- ¿2 minutos?
Le pregunto mientras le muestro mi vagina, a lo que no responde y comienza a sacarse el rabo. Al igual que su amigo calza un buen arma, bien gordota y sobretodo bien dura, lo que necesito ahora mismo. Me rompo la media quedándome con el culo y el coño al aire, me siento encima suya y juego con su polla rozando mi clítoris. Mmmm que puto gusto joder. Quien me iba a decir a mí que encontraría un rabo tan rápido, tan fácil.
- ¿Y tu novio?
Me pregunta mientras me devora el cuello. Esa pregunta me pone más cachonda, que se joda mi novio por no saber beber, pienso. Estoy muy cachonda, y si me tengo que ir con novio a casa, me voy follada. Me excita ser infiel ya lo sabéis. Lo miro con ojitos como de tristeza, como si en ese momento me hubiese dado cuenta de que mi novio acaba de salir de esa habitación tan solo hace tres minutos, y que iba a volver en otros tantos.
- Es que soy muy guarra.
Le digo casi excusándome, como pidiendo disculpas, mientras dejaba caer mi cuerpo, introduciéndome esa polla y gimiendo de placer para acto seguido, comenzar a subir y bajar. Abrazo al chico, mientras él me agarra bien el culo y le ayuda a realizar los movimientos. Yo no necesito mucho más, entre lo cachonda que ya estaba, el tiempo de estrés, y la situación, estoy empapada como una perra.
Me separo un poco de él, a la vez que comienzo con movimientos circulares, y aumento la intensidad de los gemidos. Miro a mi amiga, que estaba con la cara aplastada contra otro sillón, en pompa recibiendo embestidas del otro chico. Que cachonda estoy. Me saco las tetas y tiro el sujetador adhesivo.
- Buuufff que guarra.
Me dice al verme las tetas, votando mientras me follo a este gigoló.
- Follame soy tu guarra.
Le susurro al oído mientras lame mis pezones. Se levanta conmigo encima, soy pequeñita, y el muy grande, y me va a follar. Me tira contra el sofá y se coloca mis piernas en sus hombros. Comienza a embestirme, consiguiendo que meterme bien profundo esa polla, una, otra y otra y yo gritando tan alto como la música. Me follaba fuerte mientras yo me corría de gusto, notaba como se me estiraban los pies del placer que me estaba dando ese hombre.
Coloca su cara sobre mis tetas, sus manos bajo mi culo, y me folla, me folla fuerte. Yo sigo gritando y pidiéndole que me folle por favor. Hasta que se incorpora, y me dice mientras sigue golpeándome fuerte con su pelvis.
- Me corro.
- No me manches por favor.
Es lo que le dije, siendo un poco cabal, no quiero salir de la discoteca toda manchada de semen. Él es bueno, la saca para correrse en el sofá, sin mancharme, bueno, solo me manché la mano que estiré para agarrarla y menearla, es instinto.
Mientras me subo el vestido para guardarme las tetas, veo como mi amiga Lucía termina de ser follada. Se le corre dentro, mientras la sigue follando a perrito, y ella gime y ríe a partes iguales mientras me mira, somos igual de zorras.
Ella sin vestirse, agarra a los chicos y los saca fuera del reservado para volver a cerrar la puerta. Nos abrazamos riéndonos. Comenzamos a vestirnos. Yo me coloco rápido el vestido, termino de romper la medía para que no se vea nada roto. No encuentro mi sujetador adhesivo, bueno, es igual, este vestido me aguanta bien las tetas. Salimos con la cabeza bien alta del reservado, y de camino al baño de chicos nos encontramos con mi novio y Jorge.
Lucía ni siquiera se para, sigue de largo y veo cómo se marcha en dirección a los dos chavales que acaban de follarnos. Que cabrona, seguro que ella continúa la fiesta. Yo me paro. Abrazo a Matías mientras digo.
- ¿Qué tal estás cariño?
Él no contesta. Jorge me dice que ha vomitado, él está algo manchado del vomito de su amigo. Acordamos ir para su casa los tres juntos en un taxi. Nos sentamos detrás, yo me sitúo en medio. Estamos a punto de llegar cuando Jorge me susurra al oído.
- No te preocupes, él no se va a enterar.
Me quedo blanca y nerviosa, ¿Qué está diciendo Jorge?
Puede que continúe la historia, depende si les gustó o no.
Si les gustó por favor comentenme y diganme su opinión, me anima mucho ese feddback a la hora de sentarme a escribir mis relatos.
Muchas gracias!