Cuando mi marido está fuera

Un marido ausente mucho tiempo, un hijo que cree que su mamá está buena...

CUANDO MI MARIDO ESTÁ FUERA

Hola a todos. Quiero contarles como un juego se convirtió en algo más debido a las largas ausencias de mi marido.

Para empezar quiero presentarme. Me llamo Miriam, tengo 40 años soy profesora de primaria, especializada en educación física, por lo que, aparte de que me gusta el deporte, me mantiene en forma. Mido 1,74 y peso 58 kilos, creo que está bien. Mi pelo es castaño claro y lo suelo llevar corto. Mi talla de sujetador es la 95, firme, con una areola de unos 5 cm. y un pezón de casi 3, que cuando me excito se nota muchísimo. Me gusta vestir de forma casual, con vaqueros y camisetas, pero he de reconocer que cuando me arreglo el cambio es espectacular para bien. Mi marido, Juan, es abogado de una gran empresa, por lo que además de trabajar muchas horas al día, está fuera de casa muchos días, por cuestiones de trabajo. El era muy apuesto, pero con el paso del tiempo y lo poco que se cuida…pues vamos a decir que se ha deteriorado un poco. Por otro lado esta mi hijo, Carlos, de 18 años, que es muy parecido a lo que fue su padre en la juventud, pero como se dice en los libros, corregido y aumentado, es decir, es más guapo y además se cuida mucho, ya que le gusta, como a su madre el deporte, sobre todo el baloncesto y la natación, que a veces vamos a practicar juntos. Si bien yo quería más, debido a una enfermedad que tuve al final de embarazo me aconsejaron no tener más gestaciones.

Pues como he comentado mi marido pasa fuera de casa mucho tiempo. A casa viene una señora dos días por semana para ayudarme a limpiar y sobre todo a encargarse de la plancha, que es una cosa que detesto, y claro, Juan tiene que llevarse las camisas bien planchadas a sus viajes. Con mi hijo la relación es buena. Es bueno en los estudios y sale con sus amigos, pero sin exagerar, al cine y poco más. Pasamos mucho tiempo en casa o en la piscina. Quiero decir que mi hijo iba al mismo colegio en el que yo daba clases, por dos motivos, es un buen colegio, lo primero, y por comodidad, lo segundo. Así, además conocía a casi todos los amigos de mi hijo, ya que iban al mismo colegio.

La cosa empezó ahora hace un año, en el puente de la Constitución. Mi marido tenía que irse de viaje a Londres durante 8 días, entre ellos los del puente, y la mayoría de los amigos de mi hijo se iban de puente con sus familias. A mi me daba pena por Carlos, ya que no iba a hacer nada. Le propuse ir a nadar un rato, salir a comer, dar una vuelta e ir al cine o algo así. Le pareció estupendo, y así nos arreglamos. Como era de esperar en la piscina no había casi nadie, apenas un par de señoras mayores nadando, o intentándolo. Después de casi una hora de largos nos fuimos a duchar y salimos a comer, ya que casi eran las dos y media de la tarde. Fuimos a un Centro comercial, donde hay de todo, incluyendo locales de comida, cines, etc. Como es lógico en un chico de su edad pidió ir a un local de comida rápida, a una pizzería (sabe que las hamburguesas no las soporto) y tras comer fuimos a dar un paseo por el centro. Vimos un local de juegos, y sabiendo lo que le gustan le pregunté si quería entrar, ya que todavía quedaba más de una hora para la película que íbamos a ver. Los ojos casi se le salen de las órbitas.

  • ¿Quieres jugar una partida mientras hacemos tiempo para la peli?- le pregunté a Carlos.

  • ¿De verdad? Siempre dices que esto te aburre.-me contestó.

  • Ya, pero un día es un día- le respondí.

Entramos y se fue a jugar a uno de coches. Tras verlo, ya que podían jugar dos personas al mismo tiempo le dije si podía jugar contra él

  • Me dejas que te eche una partida- le pregunté a mi hijo.

  • Bueno, pero luego no te quejes- me dijo en una arrancada de bravuconería.

  • Ya veremos, ya veremos…- fue mi respuesta

No se si fue la suerte del principiante o que, pero en la primera partida e gané bien a mi hijo. La segunda fue un poco más apretada, pero volví a ganar

  • Conque no te quejes, eh…que dices ahora, "campeón"- hice rabiar a Carlos

  • Ha sido suerte…y lo sabes

  • ¿Las dos veces?- le respondí

  • Bueno, la primera me salí y la segunda…mucha suerte.

  • Venga, hombre, no te enfades.

  • Si no me enfado

  • Ya veo. Te invito a palomitas y refresco grande en el cine, ¿quieres?- le hice un pequeño guiño, para que no se enfadase.

  • Vale- dijo, con gesto serio de niño contrariado.

  • Anda, dime, ¿Cuántos de tus amigos juegan con su madre a los videojuegos?- le dije para animarlo.

  • Supongo que ninguno, pero ya sabes, como dicen mis amigos eres la madre más enrollada y…de las que conocen- replicó Carlos.

  • La más enrollada y... ¿que más?- quise saber la frase no acabada.

  • Nada, nada- apartó la vista.

  • Venga, hombre, no te de vergüenza. ¿Qué más dicen tus amigos de mí?

  • Pues…pues…que además de enrollada eres la que está más buena de las profes del colegio y de las madres que conocen…eso- dijo mi hijo

  • Vaya…eso no es malo, ¿no?

  • Bueno, no, supongo que no- dijo Carlos.

  • Anda, vamos al cine, que empieza la película.

Vimos la película, que era divertida, nos reímos mucho, pero no podía dejar de pensar en que para los amigos de mi hijo era enrollada y estaba buena…al menos triunfaba entre los adolescentes. Pero me preguntaba que pensaba de todo esto mi hijo. Al llegar a casa preparé la cena, algo ligero después de las pizzas. Tras la cena fuimos a ver la tele un rato.

  • Bueno Carlos, me lo he pasado muy bien hoy. ¿Y tú?- le pregunté a mi hijo

  • genial. Ha sido genial- respondió con entusiasmo.

  • De verdad.

  • Si, claro, que si. Si no hubiésemos salido…en fin, habría sido un tostón de día, con todos mis amigos fuera. Gracias, mamá- dijo Carlos, dándome un beso en la mejilla.

  • De nada, hijo, de nada…por cierto…me gustaría preguntarte una cosa- le dije

  • Dime-

  • Antes que nada si no quieres, no me respondas, pero quiero decirte que no me voy a enfadar ni nada y lo que hablemos quedará entre los dos- le aclaré.

  • Oh, oh…que quieres saber- se puso un poco a la defensiva

  • Tranquilo, es solo curiosidad.

  • ¿De qué?- quiso saber mi hijo.

  • Pues de lo que me hablaste cuando estábamos en el centro…aquello que decían tus amigos-

  • Ah…bueno…espero que no te haya molestado-

  • Claro que no, como me va a molestar que digan de mi que soy enrollada y…eso, pues que estoy buena…eso es un piropo, y los piropos en general no molestan- le quise dejar claro antes de seguir.

  • Es que pensé que igual no te gustaba

  • es normal que a tu edad se hable de chicas…o de mujeres, ¿no? Bueno, ya solo por curiosidad femenina…verás es que me gustaría conocer cual fue el resultado de la votación y cuales eran los miembros del jurado- hice una broma con lo que realmente quería saber.

  • Es que…no se…me da cosa- no estaba seguro

  • No pasa nada…no se lo voy a decir a nadie- lo tranquilicé

  • ¿Me lo prometes?- quiso asegurarse.

  • Te lo prometo.

  • Bueno…en primer lugar el "jurado" éramos Fran, Javier, Tomás, y yo, claro

  • Anda, tú también estabas.

  • Claro…los cuatro- me aclaró.

  • Hicimos dos votaciones, secretas, o casi. En la primera cual era la profe más enrollada

  • ¿Y?- quise saber.

  • Pues ganaste, por cuarenta puntos contra 34 que sacó Julia, la de inglés, que fue la segunda y Rosi, la de lengua, con 29- dijo

  • ¿Y como se votaba?- era una especie de juego

  • Pues de 0 a 10, siendo el 10 la más enrollada…ah! Y no se podía repetir la nota

  • O sea, que tu me diste 10 puntos, ¿no?- estaba sorprendida.

  • ¡Todos te dimos 10 puntos!- exclamó mi hijo.

  • ¡Guau! ¿Y en la segunda?

  • en la segunda…pues queríamos saber cual era la mujer…bueno la mujer que estaba más buena de las que conocíamos, tanto profes, madres, amigas…-mi hijo estana rojo como una amapola.

  • Y que tal la segunda votación- estaba disfrutando con ese juego.

  • Pues…ganaste de nuevo.

  • Vaya, vaya…y con cuantos puntos.

  • No me acuerdo- dijo mi hijo, desviando la vista- solo recuerdo que fuiste primera, luego la madre de Javier, la de Tomás y Elisa, la profesora de dibujo.

  • Venga, hombre, que no pasa nada, dime como quedó la votación- le animaba a contármelo.

  • De verdad…no me acuerdo…bien.

  • Anda…porfa.

  • De verdad me prometes que no te enfadarás…- ya conseguía mi fruto.

  • Te lo prometo, de verdad.

  • Pues volviste a sacar 40 puntos, Teresa 35, Silvia 33 y Elisa 28. ¿Contenta?

  • Mucho, mucho…por cierto, gracias- le di un beso en la mejilla, bien sonoro

  • ¿Por?

  • Primero por contármelo y segundo por darme la máxima nota- le puse las cosas claras.

  • La verdad es que era lo más justo…en las dos votaciones.

Esa noche dormí de forma intranquila. No podía quitarme de la cabeza eso que unos adolescentes con las hormonas por las nubes me viesen como una especie de musa…si mi marido pensara lo mismo. Tuve que acariciarme el coño para tranquilizarme un poco

Al día siguiente decidimos volver a la piscina. Pero a la hora de ponerme el bañador me hice un poco la remolona, dejando tiempo a mi hijo para que se pusiera él su traje de baño y le diese tiempo de pasar por mi dormitorio, con la puerta abierta. Así cuando lo oí salir de su habitación me empecé a quitar la ropa, quedándome completamente desnuda. Quise girarme a ver, pero me daba más morbo el pensar que me observaba Carlos. Fuimos a la piscina y volvimos. Comimos y nos fuimos a la salita a ver la televisión. Estaba excitada y casi no podía controlarlo.

  • Dime una cosa, Carlos. Ayer cuando me hablaste de la "votación"…después de los resultados…que comentasteis.

  • Es que eso…ya son palabras mayores- dije mi hijo, esquivo.

  • Venga, Carlitos, que no se lo cuento a nadie…es que me has subido un poco el ego…que lo tenía bastante bajo…de verdad, de que hablabais.

  • De verdad…es que es un poco fuerte…no es que no quiera decírtelo- insistía mi hijo.

  • No te cortes…supongo que comentaríais a cual os gustaría follaros primero, ¿no?

  • ¡Mamá!- se escandalizó mi hijo.

  • Hombre, Carlos, si habláis de eso, para que va a ser…para proponerle dar una vuelta por el Museo del Prado…- seguí con mi pequeño juego.

  • Ya tienes razón

  • ¿Y?

  • Pues eso, decíamos cuales eran nuestras preferencias a la hora de…hacer el amor.- repuso.

  • Por cierto…tu que decías- ya lo tenía donde quería

  • Pues…pues…la verdad decía que aunque eras mi madre estabas muy buena…y que si no fuera por eso…tú estabas la primera en mi lista. Quiero decir, que te di los 10 puntos…y a Teresa 9, pero claro a la hora de hablar de otros temas…mientras mis amigos me decían que si pudieran se tiraban a mi madre, yo dije que me tiraría a Teresa…aunque he de reconocer que tú estás mucho más buena, estando Teresa muy bien…tu estás mejor

  • Gracias, hijo…y si no fuera tu madre ¿Qué pensarías?

  • ¿No te enfadarás?

  • ¡Ay, hijo! Olvídate de eso. De verdad que no me enfadaré.

  • Pues lo que de verdad pienso es que la votación era lo que valía y…si tuviese que elegir…estarías en primer lugar

  • ¡Vaya!- justo donde quería.

  • Es que hay que reconocer que estás muy buena…espero que no te moleste que te lo diga así

  • Que me va a molestar…que me digan que tengo un polvo…que va

  • ¡Mamá! que dices-

  • Es lo que estás diciendo tu, ¿no?, si dices que sería a la primera que te follarías…es que tengo un polvo, ¿no?

  • Si bueno, visto así.

  • Y ahora ¿tienes novia?- le pregunté, ya que no o sabía. Muchas veces no nos lo cuentan

  • No.

  • Pero la has tenido- quise saber

  • Si, poco tiempo.

  • y ¿follaste con ella?

  • Mamá, claro que no…no quería- se sinceró

  • ¿Entonces?- me intrigaba

  • Nada, besitos, tocarle un poco las tetas…y ya, nada más- parecía que se disculpaba.

  • Otra pregunta…¿Cómo la tienes?

  • Bueno, eso…no se, supongo que normal.

  • ¿Me la enseñas?

  • ¡Mamá! como te voy a enseñar la

  • Polla

  • Eso- dijo Carlos más rojo de lo que lo había visto en mi vida.

  • te propongo una cosa…ya que esto queda entre tu y yo…pues…si tu me enseñas la polla, yo te enseño algo…-le hice una oferta a mi retoño.

  • ¿Que me enseñarás?- pensaba que era una trampa

  • Todo…absolutamente todo

  • Vale- dijo de inmediato.

  • Entonces mejor vamos a mi dormitorio.- le cogí la mano y fuimos a mi habitación.

  • ¿Cómo lo hacemos?

  • Primero las camisetas…una, dos y tres-fuera camisetas- ahora los pantalones…ahora yo me quito el sostén y luego los dos nos quitamos los gayumbos y las bragas, ¿OK?

  • OK.

Ahora estábamos los dos desnudos, uno frente a otro.

  • ¿Qué, era como lo suponías?- quise saber

  • No, es aun mejor, de verdad…vaya cuerpazo

  • Guau, gracias, Carlos…tu tampoco estás nada mal…de normalita, nada…mucho mejor que la de tu padre…ya lo creo- era la verdad, la tenía más grande que su padre- Por cierto…¿Qué es lo que más te gusta de mi cuerpo?

  • ¡Uff! No se…creo que todo

  • ¿Cómo todo?

  • Es que…las tetas son espectaculares, los hombros, el culo, el

  • El que

  • El chichi…todo- decía Carlos devorándome con la mirada.

  • Chichi…yo prefiero llamarlo coño o conejo…no se, me da más morbo oír a alguien decir que le come el coño que el chichi. Por cierto me gusta llevarlo arreglado, con pelo, pero arreglado.

  • Hombre, normalmente también le digo coño…pero

  • Te daba cosa

  • Si

  • Pues te propongo otro trato…te dejo que me toques el coño si me dejas que te toque la polla.

  • ¿De verdad?

  • Si

  • Por supuesto.

Me puse a cuatro patas sobre la cama dejándole a mi hijo una vista perfecta de mi conejito mientras que yo tenía a tiro su verga. El fue el primero en meter un dedo en mi rajita y yo con mi mano derecha le tomé el tronco de su polla y lo empecé a mover, arriba y abajo. Al cabo de un par de sacudidas mi hijo lanzó una gran cantidad de leche, que me llegó a la cara y a las tetas.

  • Lo siento- dijo con cara de susto

  • No pasa nada, amor, es normal- repuse con tranquilidad.

Al cabo de pocos minutos mi hijo estaba más que listo, por lo seguí con el movimiento. En pocos segundos me llevé la pija de mi hijo a la boca, iniciando una mamada genial, mientras que él pasaba su lengua por mi coño a la vez que me acariciaba las tetas. Al cabo de otros pocos minutos mi hijo se vino por segunda vez, en esta ocasión dentro de mi boca. Me lo tragué todo, sin dejar escapar una sola gota, justo en el momento que la lengua de mi hijo hacía que me corriese como una loca. Una de las mayores ventajas de hacértelo con un chaval joven es su asombrosa capacidad de recuperación, ya que en pocos minutos estaba otra vez listo para el combate.

  • Carlos

  • Dime, mami

  • Quiero que me folles…quiero ser la primera, tu profe en el sexo, que me llenes.-le dije a mi hijo mientras abrías las piernas para facilitarle la entrada a mi cueva

  • Siii

Empezamos en la postura clásica del misionero, pero al cabo de unas cuantas embestidas mi hijo me levantó en peso y estando de pie dejó caer mi cuerpo sobre su polla. Supuse que lo habría visto en alguna película porno, pero era genial. Me follaba mientras nuestras lenguas se unían en las bocas, hasta que empecé a gemir

  • ¡Que bueno, Carlos, que bueno…sigue así, amor mío, sigue-estaba consiguiendo un orgasmo de lujo…con mi propio hijo adolescente. Él ahora aguantaba mucho más, con unas embestidas geniales que me llegaban muy adentro.

  • ¡Es genial, mamá, genial!

  • Si, mi vida, siiii, lléname- casi no podía hablar…solo gemía- ¡ah, ah…siiii, así!- yo me había corrido en un par de ocasiones…y creo que mi hijo estaba a punto.

  • Mami…me voy…estoy a punto

  • Córrete mi vida…llénale a mamá el coño con tu leche- mi hijo se volvió a correr como una bestia…mi coño no pudo acoger toda su leche y varias gotas cayeron sobre el parqué- ha sido genial mi amor.

  • ¡Que pasada! Ha sido lo mejor de mi vida

  • Gracias, cielo- le dije mientras le daba un beso, en la boca, con lengua, que respondió como un profesional- ahora en serio, ¿Qué te ha parecido?

  • Genial, una pasada, de verdad, lo mejor.

  • ¿Te gustaría repetirlo alguna vez?

  • ¡Estas de broma, claro que si!!

  • Entonces este será nuestro secretillo ¿te parece bien?

  • ¡Estoy soñando!

Esa noche nos fuimos a la cama los dos juntos. A partir de ahora, durante las ausencias de mi marido no me tendría que masturbar