Cuando mi ex me notició sobre su casamiento
Una íntima confesión sobre mis emociones más primitivas.
Cuando mi ex me notició sobre su casamiento:
No sé por qué tenemos esta costumbre con mi ex: la de hablar mientras cojemos. Si hay algo que haya quedado de bueno entre él y yo es el maravilloso sexo que nos proporcionamos "vainilla", pero sexo al fin.
Desde que habíamos cortado, él se quedó viviendo temporalmente en mi departamento hasta que encontrase su propio lugar. La temporada se hizo cada día más martirizadora cuando él se encontró una "novia" con la que se suponía que NO se acostaba en mi departamento, y lo peor: con la que también se suponía tenía mal sexo
En fin, quién entiende a los hombres?! No podía estarme engañando ya que nuestros encuentros sexuales eran muy seguidos e intensos, y como lo conozco, sabía que no podía estar manteniendo dos relaciones tan apasionadas al mismo tiempo.
Ese día en particular, me encontré con él en ese bendito departamento para proporcionarnos ese placer al que ya nos habíamos vuelto adictos. Ya pasadas las dos horas de revolcada, justo cuando se la estaba chupando de lo más rico, comenzó a hablarme sobre su proyecto de casamiento para fines de éste año.
Me senti morir, quería morir en ese preciso instante. Las sábanas eran un bouquet del olor a Estela (ella). Comenzó a dolerme un poquito por todos lados y un calor extraño aparecía en forma de puntadas en mi pecho. Sentí una extraña sensación de querer reirme, levantarme derepente para cagarlo a trompadas y patadas. Sus ojos me estaban matando, sus oidos me escuchaban atentamente tooodo el tiempo. Era agotador.
Pensé en darle un balazo en cada rodilla y dejarlo inválido. Convertirme en su cuidadora. Ir transfigurando ése amor hasta hacerlo desidia, pereza, desprecio... y entonces abandonarlo de una vez y para siempre.
Se puso encima mío y me penetró con fuerza como queriendo quitarme el dolor con su penetración. Me sentí como expresa la canción de Pink Floyd "Confortably Numb", y dejé de respirar durante varios minutos como cuando hago free-diving.
Estremecida y desnuda me sumergí en el mar de la noche. Insensible, mirando el cuadro del beso de Klimt sobre la cabecera de la cama al compás de sus embestidas, mis latidos bajaban más y más. Atravesé el techo con la mirada transparente y vi reflejados todos esos días en más de diez años de vida juntos.
Las lágrimas resbalaron y se rompieron en mis mejillas. Parecían trocitos de estrellas o afilados cristalitos que se clavaban en mi piel. El me me gritó que respirase, yo ya casi no lo podía escuchar. Cuando quise respirar, estaba tan llena de angustia que la glotis me lo impidió. Hacía apenas dos orgasmos atrás, en un gemido, su voz se desató con un "te amo" que de alguna forma resultaba incomprensible para mi ahora. Sus manos de cera, araban el recuerdo de mis ruinas desnudas. Carne de mujer que luchó, cayó, pecó y ahora murió. - "Tengo que ser dulce, siempre dulce y no temer, no pensar... dar para volver a dar, para nunca terminarme.", pensé. Aunque las lágrimas me estuvieran quemando, martirizando, corroyendo y pudriendo por dentro.
Me puse sobre él en esa posición en que la cama camina por todo el departamento, hasta llegar a la otra pared. Quería hastiarme de cojerlo. Quería que me abriese todos mis agujeros y si hubiera sido posible, que me crease algunos nuevos. Que tuviera el impulso de arrancarme todas mis entrañas y que me abandonase como un cuerpo exhausto, carroña para hienas. Nuestras pieles estaban frías y húmedas como estómagos de lagartijas. Guié su largo brazo izquierdo entre mis nalgas y sus gruesos dedos comenzaron a sodomizarme. Con la voz endurecida y los dientes apretados le grité: - "Más fuerte, mucho más fuerte!!". Lo convertí en esclavo de mi capricho masoquista mientras las venas del cogote le temblaban. La cama parecía un skate-board ya lejos, lejos de Klimt.... Su otra garra me apretaba con furia mi pecho como si fuera un timón. - "Yegua!!! yeguaaa!!!", me gritó orgasmeando por tercera vez. Yo estaba tan lejana y con las manos llenas... Todo ese amor y esa eperanza que antes vacié en su vida como una ánfora plena, ahora estaban condenados a morir en mis manos. - "De ahora en más, estaré lejos o será tarde.", le dije mientras entraba al baño.
Las cadencias siguieron sonando. Las mismas cadencias de las viejas canciones. ¿Cómo echarte? ¿Cuándo te irías desgarrándome por última vez? ¿Cuándo me matarías por última vez?
Y después de todo, quedé observando los forros que flotaban dando vueltas en el agua del water y una voz en mi interior me dijo: - "Be carefull... you might do something destructive. Hunger is more basic than love. Florence Nightingale was a cannibal." (Tené cuidado podrías hacer algo destructivo. El hambre es más primitivo que el amor. Florece Nightingale era canibal.)