Cuando me follé al profesor de Educ. Física III
"Sentir la polla de José muy apretada con la mía en el culo de Edu pudo conmigo y acabé corriéndome dentro de él"
Partes I y II:
https://www.todorelatos.com/relato/164951/
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Pasaron unas semanas desde lo ocurrido en la segunda parte. No había vuelto a follar con Edu desde la vez en la tienda de campaña, y ya estaba ávido de volver a hacerlo con él.
Pasé por el pabellón donde se dan las clases de Educación Física para ver si estaba. Y, efectivamente, me lo encontré. Estaba en una pequeña habitación situada al lado de las puertas de los vestuarios que usamos los alumnos. Está reservada para los tres profesores que imparten Educación Física, y constaba de una mesa, una silla, una ducha, y un váter dentro de un habitáculo. También guardaban allí una bola de estas de hacer yoga.
Edu vestía unos shorts de deporte como de costumbre, una camiseta de tirantes estrecha que hacía que se le marcasen los pezones, y un silbato colgando del cuello. Estaba comprobando unos papeles en la mesa, de pie apoyando los antebrazos sobre ella, con el rostro pensativo. La pose en la que estaba le hacía un culo tremendo. Toqué pícaramente la puerta, que estaba entreabierta
-¿Puedo pasar? –dije sonriéndole.
-¿Cómo está mi alumno favorito? –me respondió él, feliz de verme.
-Pues deseando hacer “tracatrá” contigo, la verdad.
-¿Te parece aquí y ahora? -dijo con tono decidido.
-Por qué no.
Acto seguido cerré la puerta y Edu echó la llave desde dentro. Comencé a comerle la boca contra la pared mientras le quitaba la camiseta. Nuestros calentones eran siempre muy guarros, duros, y salvajes. Bajé con mis labios por sus pectorales, por sus abdominales, hasta que llegué al tesoro. La tenía ya algo dura. Se la mamé como solo yo sé y el pobrecito mío ponía unas caras. Los ojos se le iban.
Me la saqué de la boca antes de que se corriera y me la empezó a chupar él a mí. Edu era un experto en mamadas. Tenía una maestría exquisita. A mí personalmente me gusta el “deep throat”: le empujaba la cabeza con las manos para que le entrase hasta el fondo y tuviese arcadas. La cara se le ponía roja y se le saltaban las lágrimas de la follada de cara que le estaba haciendo allí mismo.
Luego lo cogí y lo puse encima de la mesa. Le baje los shorts y los calzoncillos y le empecé a mamar el culo. Se lo dilaté con hasta tres dedos. Edu jadeaba sin tener en cuenta de que lo podían escuchar fuera. Cuando su ano estaba ya preparado, me escupí un poco en el rabo y procedí a metérsela.
El culo de mi profesor era un regalo del cielo. Apretadito y muy trabajado. Podría haberme pasado horas dándole. A continuación nos pasamos al suelo, para hacerlo más salvaje. Se puso en pompa con la cabeza y los brazos en el suelo, y yo me agaché para seguir follándomelo a lo bestia.
De pronto alguien intentó abrir la puerta. Al ver que no se abría, introdujo una llave en la cerradura y la abrió finalmente. Era José, el otro profesor.
-¡Pero bueno! Vosotros no perdéis el tiempo por lo que veo –exclamó seguido de una carcajada mientras volvía a cerrar la puerta con llave.
-¿Te unes a la fiesta? –dijo Edu gimiendo por la follada que le estaba dando.
-¿Eso es una pregunta? –respondió José.
Pues al final acabamos follando los tres como en el camping. Le limpié el sable a José para lubricarlo mientras que le seguía dando a Edu por el culo. Luego le cedí aquel ano a José. Edu no sabía qué rabo le gustaba más. El cabrón los gozaba pero bien. Yo me puse en el suelo boca arriba y Edu me la mamaba haciendo flexiones mientras el otro lo penetraba. ¡Para algo es profesor de Educación física! Estaba fuerte el cabrón.
A continuación puse a José encima de la bola de yoga y me lo follé mientras que le chupaba el rabo a Edu. He de decir que el culo de José me gusta más por ser más estrecho y virgen. El vaivén de la bola lo hacía todo mucho más rico. La espalda morena de José sudaba del ejercicio que estábamos haciendo a lo tonto.
Luego entramos los tres en la ducha para hacerlo bajo el agua. José y yo nos desnudamos completamente, ya que hasta ese momento el único completamente en pelotas era Edu. Estar en la ducha con esos buenorros era lo mejor del mundo. Simplemente por refregarme con sus cuerpos tan trabajados.
Hicimos lo que se llama el trenecito, en el que José le daba a Edu, y yo le daba a José. Era él el que más disfrutaba, por supuesto. José ya se había cuestionado su sexualidad y había pensado en divorciarse de su mujer.
De pronto alguien más intentó abrir la puerta.
-Debe ser Mercedes –dijo Edu muy bajito.
-No puede entrar –añadió José-. Tú tienes una llave y yo tengo la otra. Solo hay dos.
-¡Me estoy duchando, Mercedes! –gritó Edu a su compañera.
-Tengo que coger unos papeles de la mesa –dijo Mercedes desde fuera-. Espero aquí a que salgas.
-Me cago en su puta madre –susurró Edu-. Tiene que venir la gilipollas esta a aguarnos la fiesta.
-Que le den por el culo –dijo José comenzando a moverse de nuevo.
Yo no iba a durar mucho más sin correrme. Les propuse hacer doble penetración como la otra vez. Me tumbé en la ducha boca arriba y Edu me empezó a cabalgar. Sentir el peso del cuerpo de ese hombre te lleva al éxtasis. Luego José procedió a metérsela también. Costó bastante como la primera vez, pero lo acabamos consiguiendo.
Sentir la polla de José muy apretada con la mía en el culo de Edu pudo conmigo y acabé corriéndome dentro de él. Al ver que me corría, José no pudo aguantarlo y explotó él también soltando unos jadeos que Mercedes escuchó.
-¿Edu? ¿Todo bien? –preguntó la tonta del culo.
-Sí –dijo Edu a duras penas mientras experimentaba un orgasmo anal-. Ya salgo.
Al final Edu tuvo que hacer el paripé y salir. Se secó con una toalla y se vistió con la misma ropa, pues no tenía prevista la ducha que nos dimos los tres. Mercedes entró mientras yo le daba por el culo a José tras la cortina de ducha. El morbo de la situación hizo que me corriera por segunda vez en el tremendo culo del señor. Mercedes cogió por fin los putos papeles que buscaba y salió de la habitación. Entonces ya pudimos salir nosotros de la ducha, vestirnos y despedirnos con beso con lengua muy intenso antes de irnos.
Aquí termina la trilogía de “Cuando me follé al profesor de Educación Física”. La acabo ya porque los personajes no dan para más jajaja, ¿o quizá sí? Hacedme saber en los comentarios si queréis historias de lo que pasó con Edu y con José en verano, cuando ya no nos unía ninguna relación profesores-alumno. Ah, y queda pendiente también la historia en los vestuarios, que no se me ha olvidado.
Hasta pronto.