Cuando me cojí a mi prima

Con mi enexperiencia en el relato, paso a contarle el deseo imparable que sentía por mi prima. Una situación real al 100 por ciento.

Bueno, quiero contarles que después de seguirlos atentamente durante mucho tiempo, me decidí a contarles mis experiencias, después de mucho meditar.

Pero debo confesarles que para que eso sucediera, hicieron falta un buen par de copas de Vino Montonero, bien riojano para que decidiera a largarme.

Les debo confiar además que estos relatos son completamente reales, quizás no tengan la "espectacularidad" de otros, pero forman parte, total y absolutamente de experiencias verdaderas en mi vida.

Por este motivo, voy a cambiar algunos datos ya que no quiero implicar a demasiadas personas en estos acontecimientos.

Paso a contarles...

Me llamo Fernando y desde que tengo uso de razón, al lado de mi casa vivió una prima que se llama Sonia. Ella en la actualidad está casada y tiene una hermosa familia de tres hijos.

Siempre a Sonia la aprecié un motón y nunca me fijé en ella como una mujer, es más, era casi una hermana por la gran relación que tenían ambas familias.

Cuando entramos a la escuela secundaria, Sonia que había repetido un año (ya para esa edad, ella tenía 13 y yo 14) comenzó a ser mi mejor compañera.

Con ella, pasaba tardes enteras aprendiendo cosas del colegio y estudiando para la lección.

Mientras yo todavía era un niño, mi prima comenzó a tener sus primeras experiencias sexuales, que en base a la confianza que ambos nos teníamos, me dedicaba con lujos de detalles.

Esto, comenzó a despertar en mi, una gran fuente de deseos, que con el correr del tiempo se fueron acrecentando.

Sonia, me contaba por ejemplo, como su novio, le había quitado su virginidad, como le dolió la primera ves y algunas cosas más.

Yo, mientras tanto, esperaba expectante cada encuentro con mi prima, esperando sacar alguna información extra, que colaborara a desarrollar mis propias vivencias.

Hoy recuerdo una tarde en la cual Sonia, que para ese entonces estaba de novia con un tal Omar, me relató minuciosamente como este guacho, la hacía sufrir pasándole la punta de su pene sobre su clítoris, hasta que ella le pedía por favor que se la metiera.

Ustedes pueden imaginar, como yo, que en ese momento tenía unos 14 años, levantaba una erección desesperada cada vez que mi prima me confesaba sus cogidas.

Y así fue pasando el tiempo, los días, los meses y los años. Durante todo ese tiempo, me habré hecho cientos de pajas por la fuente de mis deseos.

Me la imaginaba en bolas, desnuda para mi, en cuatro patas, con las patitas al cuello y en cuantas posiciones mas...

Soñé durante ese transcurso de tiempo que me la ensartaba por todos lados, pero a pesar de eso, nunca me animé a confesar mi calentura por la hembra de mis más profundos sueños.

Como deseaba tocar esa piel morena, como deseaba acariciarla, como anhelaba chuparle esa concha rosada, en medio de una mata de pelos que en más de una oportunidad pude divisar bajo su pantalón corto.

Para colmo de males, era tal la confianza que e unía a mi prima, que en más de una oportunidad, salía del baño y se cambiaba frente a mi, que me relamía de deseo.

Pero era tal la confianza que ella tenía con su primo favorito, que me imagino, en aquel entonces nunca habrá pensado que lo único que quería su primo era garchársela toda la noche.

Y así el tiempo fue pasando...

Transcurrieron cuatro años, hasta que un 15 de diciembre de 1990, mis bajos instintos no pudieron aguantar más.

Ese día fue la noche de nuestra graduación. Ese día, nos despedíamos de la escuela secundaria para emprender nuestros caminos en la universidad.

Eran aproximadamente las 18,30 hs. cuando decidimos con mi prima, iniciar el camino hacia la escuela, que quedaba a unas cuantas cuadras.

Quizás por nuestra ansiedad, ahora con el paso del tiempo no recuerdo bien, llegamos muy temprano a la fiesta.

Todavía no pasaba absolutamente nada y como no había nada decidimos ubicarnos en un rincón del colegio en el cual solíamos reunirnos a diario, un sitio un poco alejado del patio principal.

Estabamos charlando con Sonia, cuando de repente me dijo.

Sabés que tenía todas las bombachas sucias, por eso me puse una tanguita que está un poquito rota.

Aunque ustedes no lo crean, era tal la confianza que me unía a ella, que sin pensarlo respondí.

A ver donde la tenés rota?

En ese momento ella se levantó la pollerita de jeans y con vuelitos que en aquel entonces se usaban y pude ver en su plenitud, primero su concha, en donde pude divisar una pequeña raja de la prenda y luego su hermoso culo en total plenitud.

Juro que en ese momento se me atragantó la saliva, hasta tal punto que no pude emitir una palabra.

Mi prima rápidamente bajó su pollera y no se habló más de tema.

Luego de la graduación, junto a mi tía, la mamá de Sonia y su nuevo novio, concurrimos a una confitería que quedaba solamente a una cuadra de nuestros hogares.

Allí decidimos reunirnos y luego de la licencia de mi tía, que nos permitió saborear unas cuantas cervezas, escuché en mi oído la voz de Sonia que me proponía:

Acompáñame a casa que ya me orino y no me animo a hacerlo en el baño de este lugar.

Mi tía que estaba muy entusiasmada con su nuevo novio, dio la licencia para que nos dirigiéramos a su domicilio.

De repente y cuando íbamos caminando se fueron despertando en mi los más bajos instintos.

Luego de que llegáramos a su casa, la esperé en el patio, que estaba completamente a oscuras. Llegaron a mi en ese instante, las más bajas pasiones y en ese momento decidí demostrarle a mi prima, cuanto la deseaba sin tener miedo a las consecuencias.

Ella estaba vestida, según yo había podido observar, con una remera blanca sin breteles que me dejaban a mil y en la cual, podía apreciar sus pechos adolescentes y una minifalda de jeans con vuelos, muy fáciles de vulnerar.

Apenas salió del baño según recuero, me le tiré encima y casi sin palabras para confesarle me atreví a decirle.

Sonia, vos no sabés cuanto te deseo? Mientras una mano cómplice de a poquita se acercaba a su seno izquierdo.

Tengo que confesar que en ese momento me volví violento y pensé que no tenía nada que perder. Mis manos buscaron desenfrenadamente los senos de mi prima mientras mi boca se dirigió a sus labios tratando de tapar cualquier reclamo.

Mientras la besaba y franeleaba con locura y pasión, escuchaba muy despacito...

Ferh, no podemos, somos primos...

Mi amor, no podemos hacerlo....

Al escuchar esas palabras, me sentía invadido por una locura sin igual y mientras ella hablaba, yo ya estaba chupando una de sus tetas.

Con el franeleo y la locura que me envolvía irracionalmente habíamos avanzado unos cuantos pasos. Y ella que no cedía ante mi locura incontenible.

Cuando pude la apoyé contra el capot del auto de un vecino y a la fuerza le metí la mano entre las piernas.

En ese momento preciso, cuando sentí que su humedad se desparramaba entre mis dedos y su calentura ante la situación quedaba evidenciada, me convencí que finalmente mi prima quedaba dispuesta a los embates de mi deseo.

Torpemente con mis manos corrí su bombachita y metí mis dedos entre sus labios vaginales que se abrieron de par en par. Pude sentir la humedad de su concha que pedía por favor ser penetrada hasta más no poder

Juro que nunca en mi vida, pude sentir una concha tan mojada. Mientras sus fluidos vaginales se desparramaban en mis dedos, agarré la cabeza de mi pija que salía del pantalón y cuando ella menos se lo imaginó pude insertársela sin ningún pudor.

Así estuve, aproximadamente 5 minutos mientras ella me pedía más y más. Llegamos juntos al orgasmo, mientras yo le devoraba su boca llena de pasión.

Mi acabada fue infernal.

Dí un grito que se escuchó en la mitad del vecindario. Chorros de mi leche fueron a parar en su cueva que pedía más y más.

Después no recuerdo que paso, hasta que apareció mi tía, preocupada porque no regresábamos, pero ya estaba con los pantalones arriba.

Juro que fue el mejor polvo de mi vida, el más caliente, el más apasionado.

Luego, con mi prima nunca se volvió a repetir, un poco porque yo no me animaba y otro poco porque ella no me permitió hablar nunca más del tema.

Bueno, espero que los administradores no me censuren el relato, a pesar de que no siguió todas las reglas exigidas por el foro, pero es un relato real, que a mi me toco vivir.

Si lo publican, luego les contaré como casi me comí a mi cuñadita o como acaricié a mi hermana una noche de copas.

Relatos cien por ciento reales.

Quien quiera opinar sobre el relato, dirigirse a Corajechepes@ubbi.com