Cuando los hijos necesitan ayuda: Sexta Parte

Después del primer contacto serio con mi hija Raquel y de la sorpresa que tuve con mi sobrina Alba (relato spin-off "Cuando las sobrinas necesitan ayuda"... me veré envuelto en una fiesta con un final feliz.

Había pasado un mes desde que mi hija Raquel tuvo su primer contacto sexual medianamente serio conmigo. También habían pasado apenas solo unos días desde que mi sobrina Alba me confesó su gran problema y habíamos tenido una "sesión de ayuda" inesperada y sorprendente (de esta parte solo he publicado el primer relato, el segundo cerrará ese primer contacto).

Entre medias mi mujer había dado buena cuenta de mí siempre que tenía ocasión, pero cada tres o cuatro días... resultaba todo un poco soso. Mi hija Beatriz comenzó a realizarme mamadas con final feliz a traición pero sin dejar que yo le tocase, lo cual me frustraba mucho. "Papá, no te preocupes, todo esto que me debes me lo voy a cobrar muy pronto de una manera especial, tú deja que tome mi leche cuando me apetezca y que yo solita calme el incendio que me dejas solo con verte.  Hazme caso, merecerá la pena." me decía siempre Beatriz mientras se relamía y se daba la vuelta para irse.

Mi hija Raquel estaba inmersa en sus exámenes y no pudimos repetir nuestro encuentro, pero un día desayunando me hizo una confesión que me hice muy feliz. "Papá, ahora que estamos solos, en cuanto termine los exámenes tenemos que repetir lo del otro día. ¿Sabes? Desde aquel día he conseguido correrme unas cuantas veces mientras me masturbo. Casi siempre cuando te oigo follar con mamá." Me encantaba que mi hija se pusiese roja cuando me confesaba algo.

Una vez actualizada la situación con mis hijas, me encontraba vistiéndome con un traje para una fiesta anual que realizaba siempre la empresa en la que trabaja mi mujer. La multinacional siempre invitaba a la familia de los trabajadores que se encontraban en puestos de responsabilidad (supervisores, encargados, directivos, responsables de proyectos... etc). Al otro lado de la habitación Elena se maquillaba cuando me pilló observándola.

  • ¿Te gusta cómo voy? - me preguntó con una sonrisa pícara.

  • Bueno... teniendo en cuenta que el rojo siempre te ha sentado de maravilla y que ese vestido ajustado hace justicia con ese culo y esas curvas que me vuelven loco... se podría decir que sí, me gusta como vas - contesté haciéndome el interesante.

Una larga carcajada salió de la boca de mi mujer mientras me ponía un puchero.

  • No te preocupes, sé que tanto brindis y tanta copa te acaba dejando KO con una borrachera brutal. Yo te subiré a la habitación del hotel y te acostaré como siempre.

  • No sé que haría sin ti Víctor, al final te vas a ganar que te vuelva a hacer una buena garganta profunda... - dijo Elena mordiéndose el labio.

La fiesta siempre se realizaba en el mismo hotel, un cinco estrellas en el cual se reservaban todas las habitaciones para todos los asistentes. Era lo suficientemente grande como para que mis hijas, que siempre asistían debido a que habían hecho amistades desde hace años, tuviesen su propia habitación individual.

  • Oh, por cierto, me encontré con tu hermana, me ha dicho que Alba ha dado un cambio radical desde que fuiste a ver el ordenador. Se pregunta qué le hiciste, ya que lleva toda la semana sonriendo.

  • Oh - fingí sorpresa - tan solo escuché sus problemas con los estudios y con sus "amistades". Es una chica dedicada a sus estudios con poca vida social y solo necesitaba que alguien la escuchase - la trola que le metí a mi mujer fue de órdago.

  • Si es que eres un encanto, vayamos a ver como están las niñas - y deteniéndose en mí - el traje te queda espectacular. Si no hubiésemos follado anoche y tuviese el coño echando fuego... te follaba ahora mismo.

Tras provocarme, mi mujer me agarró de la corbata y me dirigió hacia la puerta. Una vez que salimos nos encontramos con mi hija Beatriz en el pasillo... y se me cayó la baba.

Vestía un largo vestido de color negro muy ceñido. Un pequeño encaje trataba de realzar su pequeño pecho con cierto éxito, pero la cintura y el culo, con la tela tan ajustada, resultaban mareantes. Iba levemente maquillada, con los labios pintados de negro, el pelo recogido hacia un lado y caído por un hombro. Los ojos iban pintados de tal forma que el color verdoso de sus iris parecía refulgente.

  • Joder hija, vas increíble, de hecho has dejado a tu padre petrificado, si no fueses su hija temería por un divorcio inmediato para empotrarte aquí mismo delante de mí. Mírale, se le cae la baba, y no es para menos. Vas increíble. - bromeó Elena al ver que se me abría la boca y al comprobar que nuestra hija iba espectacular.

Beatriz no pudo evitar ponerse roja mientras le sacaba la lengua a su madre.

  • ¿Y a ti te gusta como voy papá? - preguntó pícaramente Beatriz.

  • Espera hija, que no solo estoy buscando los papeles del divorcio para tu madre, también para divorciarme de ti como padre y poder hacer todo lo que ha dicho tu madre. Estás increíble, eres una digna hija de tu madre - contesté bromeando.

Beatriz se rió a carcajadas mientras Elena me miraba de reojo fingiendo enfado.

  • Hoy vas a ser el foco de atención de la fiesta - dijo mi mujer cambiando de tema mientras sonreía.

Para nuestra sorpresa Beatriz negó con la cabeza.

  • Me temo que este año va a haber alguien que me va a quitar el puesto.

  • ¿Ah sí? - pregunté por curiosidad.

  • Este año Raquel se va a llevar todas las miradas. La he tenido que ayudar un poquito, pero el resultado ha sido brutal, venid que os lo enseñe.

Elena y yo nos miramos con cierto interés. Raquel solía vestirse elegante pero informal, con vestidos o conjuntos que no cuadraban en demasía con su cuerpo. Mientras Beatriz sabía perfectamente como potenciar sus mejores atributos y ocultar sus carencias... Raquel no ponía interés en esas cosas.

Caminamos hacia la habitación de Raquel y mi hija Beatriz tocó la puerta.

  • ¿Estás lista? Papá y mamá están aquí.

  • Sí, podéis pasar - sonó una voz titubeante en el interior de la habitación.

Cuando entramos no fui el único que se quedó boquiabierto. Elena también alucinaba.

Ante nosotros se encontraba nuestra hija Raquel con un vestido blanco muy ajustado. Le hacía un bonito culo y unas bonitas curvas, ya que si bien no eran atributos al nivel de su hermana... eran lo suficientemente buenos como para que cualquier hombre los admirase. Pero el vestido tenía un escote pecular que casaba a la perfección con el enorme pecho de mi hija Raquel.

El vestido no tenía tirantes y contaba con un escote cerrado-abierto, es decir, subía hasta el cuello y lo rodeaba, pero en la zona del pecho tenía una zona abierta que dejaba a la vista la parte superior de los enormes pechos de mi hija.

Además iba muy bien maquillada y tenía el pelo recogido en un bonito moño. A su lado mi hija Bestriz sonreía satisfecha, mientras Elena y yo apenas podíamos articular palabra.

  • Y bien... ¿Qué os parece? - Raquel me miró fijamente a los ojos y pude determinar cierto brillo en ellos.

  • Hija - contestó mi mujer - es el vestido perfecto para ti. ¿Por qué no pude yo haber nacido con una delantera como la tuya? ¡Estás espectacular! Por fin realzas todas tus curvas de forma merecida.

  • Yo no tengo palabras. De matricula de honor - dije embobado.

  • ¿Ves hermanita? - intervino Beatriz - vas a ser el alma de la fiesta. Ya era hora de que lucieras esas dos bellezas.

  • Las luciría mejor si tuviese tu culo, tu cara y tus curvas, pero la verdad es que estoy contenta, me gusta como voy - contestó sonriente Raquel - muchas gracias por ayudarme hermana.

  • No hay de qué, y no te quejes tanto, que a mí me falta lo que a ti te sobra. Esa delantera es descomunal - y dirigiéndose a nosotros dos - y tendríais que ver como desafían a la gravedad a pesar de lo enormes que son.

  • ¡Oye! - gritó Raquel mientras golpeaba en el hombro a su hermana y se echaban a reír.

Bajamos a la fiesta y fue tal y como se esperaba. Esta vez no solo mi hija Beatriz acaparó la atención. Raquel causó sensación y se vio un poco abrumada por tanto piropo y por tantas personas deseando hablar con ella, especialmente los chicos más jóvenes claro.

Elena comenzó a beber con los directivos y no tardó mucho en empezar a mostrar ciertos síntomas de embriaguez. Me encontraba absorto en mis pensamientos mientras me tomaba una copa en el enorme salón cuando una dulce voz me sorprendió por detrás.

  • ¡Víctor! ¡Qué sorpresa!

  • Hola Natalia. ¿Cómo te va?

Natalia era la hija del máximo dirigente de la multinacional. No llegaba a los 30 años y se rumoreaba que estaba soltera, pero también que sus conquistas eran insondables y... que le gustaban los retos. Mi mujer y mis hijas siempre causaban sensación, y a Natalia le gustó el reto de intentar flirtrear con el "eslabón débil", es decir... yo. Solo para su ego.

Y aunque nunca la rechazaba como tal, siempre se veía acorralada ante la incapacidad de tenerme a solas más que un rato en la fiesta. Era una mujer rubia, con ojos azules, unas curvas proporcionadas a su enorme pecho (caderas anchas y culo sugerente) y sobre todo un morbo inusual. Era de ese tipo de mujeres que "desprenden follabilidad a raudales".

  • Bien, no me puedo quejar. ¿Será este año cuando por fin podamos quedar aunque sea a tomar un café?

  • ¿Un café? ¿Por qué no?

  • Bueno querido, quien dice un café dice a otra cosa... A pesar de que tienes una mujer increíble... estoy seguro de que nunca habrás catado unas curvas como las mías.

Sin duda Natalia estaba poniendo toda la carne en el asador, pero pronto se vio interrumpida.

  • Hola Natalia - dijo una sonriente Beatriz apareciendo de la nada - ¿Cómo te va?

Natalia cambió de tema rápidamente y tras cruzar unas cuantas palabras cordiales con mi hija se retiró, no sin antes decirme un "espero que podamos quedar a tomar ese café muy pronto".

  • Papá, esa loba no sabe como echarte el guante. Si alguna vez sientes ganas de follártela no seas tonto, vienes, me lo dices y te dejo seco. Verás que pronto se te quitan las ganas - dijo picaramente Beatriz - aunque entiendo que esa mujer puede ser brutal en la cama, al menos es lo que desprende.

  • Nah, me ha gustado más eso de avisarte a ti.

Beatriz me sonrió y acercándose a mí me susurró algo que me causó una erección inmediata.

  • ¿Sabes papá? Hoy no llevo bragas, y como se que te gusta tanto el vestido que llevo puesto... hoy te voy a follar con él puesto.

Mi corazón se saltó un latido, y antes de que pudiese reaccionar volvió a susurrarme.

  • Mientras mamá duerme la mona serás mío. No aguanto ni un día más sin que esa preciosa polla llene mi chochito, asi que prepárate - y elevanto la voz mientras me guiñaba un ojo - mira a quien tenemos aquí, al alma de la fiesta.

Raquel se acercó a nosotros con una copa en la mano.

  • ¿En serio has tenido que aguantar esto todos estos años? - preguntó con cierta sorna a Beatriz - A ver, mola que los chicos te presten atención, hay algunos muy guapos y mola sentirse deseada, pero la cantidad de babosos que no dejan de mirarme los pechos mientras hablamos es demasiado. Llega un punto en el que parece repugnante. Apuesto a que si he hablado con veinte chicos, diecinueve y medio solo me querían follar. Hasta los quinceañeros me comen desde lejos. Es agotador, pero se agradece sentirlo por una vez.

  • Bienvenida a la realidad hermana. ¿Ves como eres un puñetero pivón?

Raquel mostró un rostro avergonzado mientras asentía dándole la razón a su hermana.

Al final charlamos y bebimos durante largo rato mientras veíamos a lo lejos como Elena hacía de relaciones públicas y comenzaba a mostrar serios síntomas de borrachera. Finalmente ella comenzó a despedirse y llegó hacia a nosotros haciendo eses.

  • Creo que... ya debería parar - su voz denotaba una borrachera escandalosa - Llevadme a la habitación. Jo, y esta noche no puedo follarme a vuestro padre.

Raquel y Beatriz se aguantaban la risa mientras yo sujetaba del brazo a mi mujer.

  • Venga, acompañemos a vuestra madre a la cama - dije sonriente mientras Elena se avergonzaba.

  • Lo... lo siento... bebo cuatro copas y siempre me pasa lo mismo...

Miré hacia mi hija Beatriz quien, descojonada, me susurraba un "he contado nueve copas..."

Nada más entrar en la habitación, mis hijas me ayudaron a desvestir a mi mujer, y fue Raquel quien no pudo evitar alabar el cuerpo de Elena. "Joder con mamá, menudo cuerpazo que tiene, me conformaría con estar la mitad que ella cuando tenga su edad."

Raquel me miró y luego miró a Beatriz, sonrió y miró a Elena, que había apoyado la cabeza en la almohada y se había quedado directamente dormida.

  • Bueno, mamá duerme la mona y yo me voy a mi habitación, sed buenos - y nos guiñó un ojo.

Beatriz me agarró la mano y, mientras Raquel salía al pasillo, me la metio por debajo de la falda del vestido. Mis dedos palparon la suavidad de su coñito, completamente depilado y al desnudo.

  • ¿Has visto como decía la verdad? Ven, vayamos a mi habitación - me dijo en un susurro.

Salimos fuera y corrimos literalmente a su habitación. Cuando entramos quise darle una sorpresa a mi hija, ya que ella tenía planes para mí... decidí ser juguetón.

  • Bien papá, vamos a la cama, no veo el momen... uy

Sujeté a mi hija de las muñecas y la apoyé contra la pared con suavidad. Mi lengua buscó su boca y nos besamos. El ansia que teníamos los dos quedó rápidamente patente. La forma de besar de mi hija era demencial y me puso a mil en un momento. Sentir esa suave lengua juguetear con la mía con una gran habilidad mientras sus suaves labios rozaban los míos era algo indescriptible.

Arranqué un gemido de mi hija a traición apoyando mi dureza directamente en la entrepierna.

  • Papá, te necesito dentro ya, es... espera... OOOOOHHHHHHHHHHHHHHHHH

Mientras arrancaba su frase mis manos levantaron su vestido a la par que me agachaba. Tras suplicarme que esperara mi lengua dio un feroz lengüetazo en su rajita.

Mi hija instintivamente abrió sus piernas y se dejó hacer. Mi lengua torturaba su inflamado clítoris y arrasaba con el flujo vaginal que se acumulaba en su rajita con un tremendo lengüetazo cada vez que sentía que ese coñito demencial comenzaba a babear.

Los gemidos de Beatriz salían sin control de su boca, y pude sentir que su climax se acercaba con mucha rapidez debido a los gemidos cada vez más rápidos, a los temblores de su cuerpo y a que su flujo vaginal comenzaba a escuchirrse por mi barbilla.

  • OOOOHHHH, AHHHHH JODERRRR!!! PA... PAPAAAA!!! LO... LO SIENTOOOOO!!! AHHHHGGGGGGGGGGG

Sus manos presionaron mi cabeza contra su chochito mientras sentía como mi boca se inundaba con su corrida. Degusté con tranquilidad todo lo que me hija me ofrecía mientras ella dejaba de temblar, pero cuando sentí que se recuperaba... volví a la carga.

  • OOOOHHHHH PAPA!!! ESPERA!!! AAAAHHHHHH!!!! AAAAHHHHHHH!!!!

Mi lengua torturaba de nuevo su clitoris mientras un dedo penetró su chorreante coñito. Le di poco tiempo para acostumbrarse cuando un segundo empezó a tensar sus paredes vaginales. Si mi hija quería follar quería que estuviese preparada y que no sufriera ninguna molestia.

Ella me había confesado que llevaba un año sin follar y pude comprobar con mis dedos que era bastante estrecha. "Lo cierto papá es que tu polla es mucho más grande que cualquiera que haya entrado en mi coñito. Tendrás que tener cuidado..." me decía siempre de forma juguetona.

De vez en cuando me separaba para vislumbrar ese precioso coñito, ahora taladrado por dos de mis dedos mientras éstos entraban y salían con suavidad. Pretendía alargar el segundo orgasmo, pero mi hija estaba muy pasada de vueltas. En el momento en el que hice el gancho con mis dos dedos ocurrió lo inevitable.

  • AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!! ME CORRO JODERRRRR!!!! ME CORROOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!

Varios hilos de flujo vaginal bajaron con rapidez por mi mano como fruto de su corrida. Cuando saqué los dedos un par de hilos se descolgaron directamente hacia el suelo. Un lengüetazo limpió su chochito y lo dejó brillante y reluciente... pese a estar inflamado y rojo.

  • ¿Quiéres matarme de placer papá? Ahora te toca a ti.

Mi hija estaba fuera de si, me empujó literalmente a la cama y me bajó el pantalón con fuerza dejando a la vista mi erecta polla.

  • Qué preciosidad de polla, ardo en deseos de enterrarla en mi chochito.

Comenzó a frotar su rajita contra mi polla embadurnándola de sus propios flujos. Rápidamente la recogió con su mano y la colocó apuntando al techo. Se encaramó sobre mí y apoyó el glande justo en la entrada de su vagina.

Se quedó quieta y me miró a los ojos.

  • Papá, no sabes durante cuánto tiempo he deseado esto, ufffffffffffff

Se dejó caer con suavidad y comencé a sentir como mi polla comenzaba a abrirse paso lentamente en su coñito. Cuando mi glande ya había desaparecido en su interior se detuvo mientras jadeaba con ansiedad.

  • ¿Estás bien cielo? - pregunté preocupado

  • ¿Bien? Estoy en la puta gloria papá!! Si he parado es porque casi me corro!! Y si me corro no podré evitar dejarme caer y clavármela entera. Quiero degustarlo OOOOHHHHHHHH

Comenzó a dejarse caer y pude sentir como su estrecho chochito abrazaba con suavidad y firmeza toda mi polla. Tras unos segundos que parecieron horas sentí como mis huevos hacían contacto en su culo y como sus labios vaginales abrazaban por completo el final de mi miembro.

Sentí como sus paredes vaginales apretaban y soltaban con fuerza mi polla y como una buena cantidad de flujo vaginal se escurría por mis huevos. Su boca abierta y sus temblores indicaban que se estaba corriendo.

Dejé que se tomase su tiempo para disfrutar el inevitable orgasmo mientras vislumbraba su escultural cara completamente compungida por el placer.

  • Qué... qué maravilla papá... siento tu polla en sitios que no sabía que existían en mi coño. Me siento avergonzada por haberme corrido con solo metérmela... ¿A mamá le ocurrió alguna vez?

  • Las primeras veces que follamos le pasó lo mismo. No aguantaba el placer de ser penetrada y se corría.

  • ¿Y sentía como me siento yo? Porque siento que me estás abriendo en canal. Uffff menuda polla... esto es otro nivel. Si trato de metérmela más siento que hace tope y me toca el útero, y es un poco molesto. ¿Puedes incorporarte papá?

Me incorporé y, sentados los dos, ella encima de mí, nos besamos con ansiedad.

Sentí de pronto como el culo de mi hija retrocedía con un movimiento de cadera y como mi polla abandonaba centímetro a centímetro su coño. Cuando apenas quedaba dentro tan solo el glande su cadera comenzaba el camino de vuelta penetrándose ella de nuevo.

  • OOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Mi hija comenzó a aumentar el ritmo con suavidad y era delicioso. Sentía como su lubricado chochito abrazaba mi polla en cada embestida de su cadera. Comenzaba a sentir como mis huevos iban preparando el material para un terrorífico orgasmo que aún tardaría en salir.

Poco a poco mi hija fue haciendo gala de una agilidad espectacular, ya que su cadera avanzaba y retrocedía con velocidad mientras mi polla aparecía y desaparecía del interior de su coñito.

  • ME VUELVO LOCAAAA!!! AHHHHHHHH!!!! QUE PLACER DIOS!!!!! TENIA QUE HABERTE FOLLADO DIRECTAMENTE EN LA BOYA!!!! AHHHHHHH AHHHHHHH ME CORRO PAPÁ ME CORRO OTRA VEZ ME CORROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!

Un brutal golpe de cadera se enterró mi polla hasta el fondo y pude sentir como su chochito se convertía en un terremoto salvaje. Mis huevos sintieron la inundación de su corrida mientras ella temblaba y ponía los ojos en blanco.

  • Jo... joder.... - dijo mientras volvía en sí - esta corrida ha sido como cien veces todas las demás... siento que mi chochito no podrá soportar otro igual, no estoy habituado a tu polla papá.... ne... necesito tu leche dentro de mí - mi hija inició de nuevo el vaivén de sus caderas, pero esta vez con dureza.

Jadeos por parte de los dos alternados por gemidos brutales.

  • AAAAAAAAAAHHHHHH, PAPAAAA!!! SIENTO TU POLLA MÁS GRANDE Y DURA!!!!! ESO ES OOOOOOOOOHHHHHHHHH AHHHHGGGGGGGGGG DIOSSSSSSSSSSSS PAPÁAAAA!!!

Mi hija me follaba violentamente sacando y metiendo mi polla casi por completo en su castigado coñito. Sentía mi orgasmo cada vez más cerca, sentía que iba a inundar su coñito de leche, pero también sentía que si ella se corría antes podía quedar KO. Hasta que en susurros volvió a jugar con mi mente...

  • Necesio tu leche papá, necesito que me inundes el chochito, necesito que me hagas tu puta, que me hagas tu perra, que me hagas tu mujer, tu amante, tu hija y la madre de tus hijos. Préñame papá, dame tu simiente, inunda mi coñito para hacerme tu puta...

Esos susurros fueron demasiado para mí. Sentí como mis huevos se contraían y sujeté su precioso culo con mis manos mientras enterraba mi polla por completo en su coño...

... y me corrí....

... me corrí como pocas veces...

Chorros de leche comenzaron a llenar su estrecho coñito mientras mi cerebro se freía de placer.

Y me salió del alma un "Me corro cariño!!!! Uffffffffff!!! Te voy a preñar!!!"

  • SIIIIIIIIIII JODERRRRRRRR COMO TE SIENTO!!!!! LECHE CALIENTE!!! JODERRRRRRRRRRRRRRRRRRRR COMO PUEDES TENER UNA POLLA TAN PULSÁTIL!!!

Y convirtiendo sus gemidos en un chillido que taladró mis oidos...

  • ME VUELVO LOCA PAPA!!! ME CORROOOOOOOOOO!!!!

Y se sacó mi polla de golpe para expulsar un chorro de corrida mezclada con mi leche que se unió al charquito de flujo que había previamente en la cama.

Se tumbó temblando y con los ojos en blanco mientras de mi polla brotaba el último chorro de leche directamente sobre el charco enorme que se había formado en la cama. La mezcla de nuestros fluídos daba fe del tremendo polvazo que acabábamos de echar.

Me incorporé y me puse sobre ella, introduciendo de nuevo mi polla en su coñito para que se fuese desinfñando dentro de ella. En ese rato no dijimos nada, tan solo nos besamos con pasión.

  • Te amo papá

  • Y yo a ti hija

  • Guau! cómo te he sentido cuando te has corrido dentro de mí. ¡Cómo me lo voy a pasar cada vez que folle contigo papá! No veo el momento de que llegue la próxima.

  • Bueno, si quieres nos podemos recuperar y...

  • ¡No! No puede ser... verás, Raquel y yo hemos planeado tu noche, y solo te has corrido una vez, que era lo ideal. Mi chochito no puede más, no se si me he corrido cuatro o cinco veces, pero la última corrida ha sido terrorífica, si  volvemos a follar temo hacerme daño, debo acostumbrarme a tu polla... y...

  • ¿Y?

  • Raquel te está esperando en su habitación. Tiene una sorpresa para ti, pero antes dúchate y limpiate mis corridas. Cuando llegues entenderás por qué. No hagas preguntas - mientras me ponía un dedo en los labios - correa  la ducha y estate tranquilo, que a Raquel aún no te la vas a follar. Es pronto para ella, pero tiene una sorpresa para ti.

Extrañado y con curiosidad volé hacia a ducha. Por una parte con pena por no volver a follarme ese apetitoso chochito... pero por otra parte con ganas de ver lo que me depararía con mi hija Raquel.

Peeeero, esa será otra historia que os contaré si me lo pedís en los comentarios o por correo electrónico a relatoslionking@gmail.com donde espero también vuestras opiniones, sugerencias y cualquier cosa que queráis comentar.