Cuando los hijos necesitan ayuda: Cuarta parte.

Tras un polvo de despedida, mi prima se dedica a su hijo y yo a mis hijas. La destrucción de su coñito por parte de su hijo me da una oportunidad de oro con mi hija mayor. El hambre me puede y con mi boca llevo su chochito al paraíso provocándole una corrida monumental.

Dos de mis dedos se colaron en el coñito de mi prima arrancándole un poderoso gemido. Acto seguido se arquearon y comenzaron, por separado, a rozar con fuerza la parte superior de su vagina.

Primero un dedo y luego otro, forzando la dilatación de su coñito hasta el límite. Los gemidos de Marta iban en aumento mientras su boca abierta se posaba en mi cuello.

De pronto comenzó a temblar a la par que un largo gemido en forma de chillido comenzaba a salir de su garganta. Sentí como su coñito se contraía en un vaivén maravilloso sobre mis dedos. Se estaba corriendo a base de bien.

  • Amo tus dedos Víctor. Pero esta corrida también se la debes agradecer a mi hijo. Hoy me ha dejado a medias la masturbación. Se ha corrido dos veces casi seguidas y se ha quedado sin fuerzas.

  • Asi que esto no lo tenías planeado. ¿Eh?

Marta asintió mientras sonreía.

  • Anoche mi marido me dijo que nos dejará antes de tiempo. Esta tarde, pese a lo mal que se encuentra, saldrá de camino por exigencias del trabajo. Esta noche he cogido una habitación en un hostal cercano para mi hijo y para mí… no me aguanto las ganas primito, anoche me corrí sin tocarme solo de imaginar esa barra de carne abriendo mi coñito hasta límites insospechados.

  • Y se te ocurrió adelantar nuestra despedida a sabiendas que Elena no vendría hoy a la playa.

  • Exacto, también sospechaba que aún no follarías con tu hija. Te conozco demasiado bien, y por lo que he escuchado ella ha salido a ti en ese tema. Iréis paso a paso. Me lo habéis puesto en bandeja de plata. Solo me fastidia haberle estropeado la diversión

  • Ya la recompensaré yo por ti – dije mientras giraba a mi prima y la colocaba apoyada en la boya.

Marta sonrió y abrió las piernas, cuando me sintió apuntando mi polla hacia su coño recolocó su cadena y con su mano me ayudó a penetrarla.

Un gemido salió de nuestras bocas, y le siguieron otros mientras centímetro a centímetro enterraba mi polla en su coño.

  • Es… espera primo, no te muevas por favor.

Una jadeante Marta me pidió parar, pero conocía demasiado bien a mi prima y sabía bien el porqué. Estaba muy pasada de vueltas. La corrida anterior había sido tan potente que la había colocado en la autopista de salida hacia una sucesión de orgasmos.

Y ella no quería perder el control para dármelo a mí, no en nuestra despedida. Pero era una oportunidad de oro para mí, para poder darle la despedida que se merecía.

  • ¿Sabes? - añadí – solo tendré un arrepentimiento en esta vida, y es no haberte dejado preñada alguna vez, de mutuo acuerdo, y haberlo buscado todos los días. Haberte llenado ese chochito todos los días.

Mis palabras fueron acompañadas de una pequeña presión de mis caderas que terminó de enterrar mi polla en su coño. Un grito ahogado salió de su boca mientras trataba de hablarme.

  • Ca… cabrón… me… me estoy co… corriendo…. Ahhhhhhhhhhh

Sentí su palpitante coño estrangular mi polla. Estaba siendo otra corrida potente. Y no me detuve…

Dejé que disfrutase de su orgasmo, pero cuando parecía estar terminando comencé a bombear con intensidad.

  • No… noooo… ufffff…. Ahhhhh….. joderrr… de… detente… ME CORRO OTRA VEZ!!!!! AHHHHHHHHHHHHHH

Y un chillido me taladró el oído mientras volvía a sentir un terremoto en su coñito. El cuerpo de mi prima temblaba y su generoso pecho no paraba de moverse, amenazando la sujección del bikini.

Continué follándomela duramente. Los gritos, gemidos y temblores de Marta eran poderosos. Mi polla entraba y salía de su coño como un martillo, arrancándole un orgasmo tras otro.

Sentía su coñito hiperlubricado, estaba chorreando. Mi prima ya no hablaba, solo gemía y gritaba. Perdí la cuenta en su octava corrida, porque mi miraba comenzaba a nublarse y sentía que no tardaría mucho en correrme.

Marta sintió mis dudas sobre si aflojar o extender al máximo su placentera agonía, y me gritó.

  • NO! Siento como se pone más grande y más dura dentro de mí…. Ufff… ahhhh…. No te pares!!! Préñame, fóllame como si quisieras preñarme, lléname de leche, préñame aunque no puedas!!! AHHHHHHHHHHHHHHHH!!!

Y justo cuando sentía un nuevo terremoto en su coñito no pude más. Encajé toda mi polla en su chorreante coño y me corrí, me corrí como nunca. Comencé a expulsar toda la leche que había en mis huevos mientras me corría a la vez que mi prima.

Pocas veces habíamos conseguido corrernos a la vez. Y no estaba mal haberlo hecho en el polvazo de despedida.

Marta me miraba sonriendo con los ojos muy abiertos mientras disfrutaba de su orgasmo y del mío. Sorprendida comenzó a mirar hacia abajo, como si pudiese mirar a través del agua.

  • Joder primo, mi chochito no puede más, pero tú te sigues corriendo. Menos mal que tomo la píldora. ¡Si no me preñas seguro.

Yo me sentía anestesiado mientras no dejaba de llenar el coñito de mi prima, me estaba vaciando como nunca. No pude contestarle.

  • Espera, no salgas por favor.

Y me besó. No era un beso de despedida, pero lo pareció. Un hasta luego que nos daba mucha pena a los dos. El beso fue intenso y largo.

  • Cuida de tus hijas y dales mucho placer primito. Espero que te cuiden bien hasta que en unos añitos volvamos a follar como locos.

Cuando me salí de su interior mi prima abrió los ojos con sorpresa.

  • Dios mío, he sentido como salía tu leche casi a presión.

  • ¿Seguro que no quieres otro? - Le sugerí pícaramente.

  • No me tientes, pero necesito recuperarme para esta noche. Necesito que mi chochito esté en las mejores condiciones antes de ser destruído.

  • Está bien – le sonreí – no te diré nada, porque aunque es un hasta luego seguiremos teniendo encuentros sexuales de masturbación y sexo oral.

Marta me abrazó por el cuello melosamente mientras me susurraba un “eso espero, soy adicta a tu leche, y tomar un poco de vez en cuando nos ayudará a mantener el contacto. Además, cuando te folles a mi hermana me harás sentir muy celosa, necesitaré que me hagas sentir que no me quedo atrás.”

Puse los ojos en blanco mientras meneaba la cabeza por sus ocurrencias. Ella comenzó a reir a carcajadas.

  • Volvamos, tus hijas deben de estar preocupadas. Incluso el “alelao” de mi hijo debe de estar comenzando a sospechar de nosotros.

Volvimos nadando hacia la orilla. Y lo hacía con un ánimo renovado y unas ganas aún mayores por mis hijas. Incluso tenía ganas de que mi mujer se recuperase para agradecerle su bestial mamada. Debía de pasar página.

Ya en la orilla mis hijas me cogieron cada una por un brazo y me llevaron al agua. Me obligaron a contarles todo lo que había ocurrido. Beatriz omitió y no quiso contarle a su hermana lo ocurrido entre nosotros.

  • Hermanita, sugieron que lo que hagamos cada una con papá no lo compartamos - sugirió seriamente Beatriz.

  • Mejor, además lo prefiero. - contestó rápidamente una tímida Raquel.

El resto del día transcurrió con normalidad. Al volver al hotel nos encontramos con Elena completamente recuperada. Cenamos con normalidad y pareció sentarle bien.

A la mañana siguiente volvimos a ir a la playa. Mi mujer estaba radiante. En la habitación se puso un bikini negro que ensalzaba su cuerpazo.

  • Víctor. ¿Cómo me sienta este bikini?

  • ¿Te lo puedo quitar con los dientes?

Elena se me abalanzó y me besó. Me susurró al oído un “Siento como mi coñito se va recuperando. Dos días y te dejaré seco.”

Al salir nos encontramos a una pálida Marta en la puerta.

  • Primito. ¿Me acompañarías a la farmacia? Necesito paracetamol.

  • Maldición, ayer gasté el último – dijo una preocupada Elena. - Víctor, ve con ella a la farmacia mientras el resto bajamos a desayunar. Quizá deberías quedarte en cama.

  • Sí, a lo mejor lo hago, creo que mi marido me pegó lo suyo antes de irse.

Me preocupé mucho y nos fuimos rápidamente de allí.

  • Me duele mucho el coñito primo – mientras dejaba de simular y comenzaba a cojear ya en la calle.

  • Cuéntame. ¿Tanto te ha dolido?

  • Bufff, me corrí como una loca un montón de veces, pero es un semental, insaciable. Me abrió en canal Víctor. Aún sangro un poco y mancho el salvaslip. Me destrozó el coño. Se corrió nada más metérmela y fue como si me metieran una manguera a presión. Su corrida salió escupida por los laterales del coño. Ahora sé como se siente tu mujer con lo suyo.

Me relató que tardó muchísimo en correrse por segunda vez, y que las múltiples corridas, un placer brutal y una presión salvaje dieron paso a un dolor casi insoportable. “Sentía que me abría el coño en canal, sentí que me iba a desgarrar como siguiera así, pero por fin se corrió, y fue de nuevo como meter una manguera en el coño. Salió todo a presión, su corrida mezclada con todas las mías.”

  • Deberías quedarte en el hotel y no follar con él unos días.

  • No podría hacerlo aunque quisiese. Estoy destruída. Me va a costar acostumbrarme a esa monstruosidad. En serio, porque ya me ha abierto en canal, pero si lo llego a saber me lo hubiera vuelto a pensar. Mi hijo tiene un gran problema.

Cuando volvimos al hotel subimos a su habitación y allí me enseñó el destrozo. Su coñito, pequeño, bonito y deseable parecía otra cosa. Estaba muy abierto, rojo, inflamado y parecía que lo había penetrado una tuneladora.

  • Acaríciame por favor. Voy a echar mucho de menos tu suavidad en el trato. Mi hijo pierde el control y me folla salvajemente. Intentaba metérmela del todo pero no cabía, chocaba contra mi útero una y otra vez. Es algo muy molesto y acabó doliéndome también.

Comencé a acariciar todo su cuerpo, incluído su coñito, con suavidad. Ella cerró los ojos y parecía quedarse dormida.

Unos golpes en la puerta me sacó del trance mientras veía como Marta finalmente se había quedado profundamente dormida.

  • ¡Papá! ¡Tía Marta! ¿Habéis vuelto?

Era mi hija Beatriz.

Abrí la puerta y la dejé entrar. Se quedó horrorizada al ver a Marta desnuda de cintura para abajo semidormida. Se quedó mirando su destrozado coño y noté como temblaba.

  • ¿Eso se lo ha hecho el primo? ¡Qué dolor!

  • Dejémosla descansar.

Me agarró de la mano y me susurró. “Papá, Mamá y Raquel se han adelantado a la playa con el primo. Llevan tu desayuno. Creo que podemos escaquearnos un cuarto de hora. Vamos a mi habitación.

Y me sacó de allí con rapidez. Me puse a mil con la posibilidad de masturbar a mi hija. Corrimos a su habitación y al entrar nos besamos con fiereza. Pude observar que llevaba puesto otro pantaloncito ajustado y que su camiseta, muy corta, apenas tapaba la parte superior de su bikini.

Olía a vainilla, y me entró un hambre descomunal. La llevé a la cama y la tumbé. Con mis manos deslicé el pantaloncito y también su braguita de bikini. A mi vista quedó un coñito precioso. Completamente depilado, de labios pequeños y cerrados.

  • Pa… papá… por favor, no me folles aún.

  • Descuida cariño – dije mientras miraba atentamente sus bonitos ojos – solo te follaré cuando tú me lo pidas.

Me tumbé sobre ella y puse mi polla, tras el bañador, colocada sobre su rajita. Mientras ella gemía pude ver como con la presión los labios de su coñito se abrían e intentaban abrazar mi polla.

Y la besé. El beso fue largo y apasionado. La manera de besar de mi hija Beatriz era escandalosamente adictiva. Me costó separarme de ella.

Me agaché y puse mi cara directamente frente a su coñito.

  • ¿Qu… qué me vas a hacer papá?

Con dos dedos separé su rajita y un poderoso gemido salió de su boca a la vez que mi lengua se deslizaba por toda la extensión de su coñito.

No sabía a nada, limpia como una patena, sin olor alguno. Mi hija era tan pulcra como su madre y eso me volvió loco. Tenía un hambre feroz y mi lengua comenzó a repetir los lametazos mientras su clítoris comenzaba a asomar furtivamente para recibir su dosis de lengua.

Comencé a sentir el flujo vaginal de mi hija en mi boca. Junto a sus gemidos y temblores, dejaba claro que lo estaba disfrutando como nunca. Mi lengua torturaba su rajita y presionaba su clítoris con fuerza y a la vez con suavidad.

Mi polla estaba durísima y sentí por un momento que no quería que se corriese, deseaba estar comiéndole el coñito largo rato. No me saciaba, pero el placer que le estaba dando iba a impedir algo así.

A juzgar por como gemía sabía que se iba a correr inminentemente. Sus manos se colocaron sobre mi cabeza.

. Papá!! Me matas de placer!!!! Para por favor!!! Siento que voy a correrme como nunca!!! Dioossss, ahhhhh, ahhhhhh, joderrrrrr, ahhhhhhhh

Quise ir más allá y coloqué mi lengua justo en la entrada de su coñito. Con la punta comencé a hacer círculos e incluso intenté follarla con ella.

Sentí como se atragantaba con un gemido y sus manos hacían fuerza sobre mi cabeza. Sabía lo que venía y me proponía a degustarlo. Dejé mi lengua colocada en la entrada de su coñito y sentí como una considerable cantidad de flujo vaginal se derramaba sobre ella.

  • AHHHHHHHHHH!!! ME CORROOOOOOOOOOOOOOO!!!!! OOOOOOHHHHHHHH!!!!!

Levantó sus caderas para hacer más presión sobre mi boca mientras sus manos, instintivamente, apretaban mi cara contra su chochito. Se derramó agustó sobre mi boca mientras temblaba y gemía compulsivamente, y pude extender los resquicios de su corrida mientras saboreaba y limpiaba su chorreante coñito.

Finalmente se dejó caer pesadamente sobre la cama mientras mi boca se separaba, con pena, de su inflamada rajita.

Tras recobrar la respiración un hilo de voz salió de la boca de mi hija.

  • Pa… papá. Gracias. ¿Sa… sabes? Una vez me comieron el coño, y aunque me corrí… aquello fue un insulto comparado con esto. Me has hecho ver las estrellas. ¿He… he echado mucha cantidad? - dijo con apuro.

  • Sí cariño, y me ha encantado. - sonreí – y ahora deberíamos limpiarnos e inos. Se nos hace tarde.

Pero su cuerpo se abalanzó sobre mí tumbándose en la cama. Colocándose encima de mí con cara de viciosa pude ver un deseo inenarrable en sus ojos.

  • Me niego papá. Quiero que seas el primer hombre que se corre en mi boca. Y va a ser ahora.

Pero esta y otras historias las relataré si me lo pedís en los comentarios o a través de mi correo electrónico: relatoslionking@gmail.com