Cuando Los Grandes Desean 2/3
Las primeras experiencias sexuales de Ciel- mafia y sexo. Milenko quería dominar a su zorra... Ciel se debatía entre luchar o dejarse llevar por el placer.
Mi zorrita se quiso escapar…
Me rechazaste y vas a aprender…
-no me dejare poseer así de fácil- dijo Ciel confiada en sí misma.
Sonreí… sabía que ella estaba equivocada… fue ahí que vi su ligera expresión de miedo
-Gustav, Janos, Mirko- llame a mis hombre fieles de servicio- aquí tienen a la zorrita de Ciel...- la mirada de odio de ella se intensifico… nunca fue más gratificante- háganla gemir de placer.
Gustav, Janos y Mirko son hombres de mi país. Todos entrenados en distintas disciplinas. Sin ellos muchas cosas no podía haber logrado. Gustav es la fuerza bruta, es corpulento de manos grandes, no hay quien pueda ganarle en peso pesado. Janos es el ágil, pequeño muy flexible, de rapidez extrema…es un depravado, el mejor de todos. Mirko es la inteligencia y la estrategia, no hay detalle que se le escape.
Ciel empezó a gritar
No … No! No! – a medida que ellos se acercaban a ella. Trato se aferró a su ropa a medida que se acercaban.
Gustav la levanto del piso sin esfuerzo alguno y sujetándola de la cadera la elevo y tiro sobre la cama. Janos se dispuso a despojarle de su camisa con una brutalidad dejando descubierto los pechos de Ciel. Ella trato de taparse con sus manos, entonces escucho la risa de los tres burlándose de ella.
-Ciel, deja de resistirte que va a ser peor- insistió Mirko un poco angustiado por la situación.
Janos se abalanzo sobre Ciel, tomándola por detrás, sujetando sus brazos, dejando al aire libre sus preciosas tetas.
-vamos Mirko! Mámale las tetas a esta putita- dijo agitando a Ciel, haciendo que sus tetas se balanceen-
Mirko trepo la cama hasta donde se encontraba ella y comenzó a lamer las tetas de Ciel y a dar pequeños mordiscos. Sus pezones se endurecieron. Marcaban puntiagudos hacia arriba, perfectos. Gustav tomo el lugar de Janos y sujetando a Ciel. Y Janos se dispuso a desvestir completamente a Ciel. Le quitaba lentamente los pantaloncitos a la chiquilla mientras miraba directamente a sus ojos, entre tanto Mirko seguía mamándole las tetas. Janos seductor siempre supo cómo encender a las mujeres… pero Ciel tan solo le miraba con cara de odio. Yo seguía esperando que cayeran lágrimas … más nada… ODIO era lo único que mostraba… pero ya iba a venir el dolor.
Janos empezó a acariciar sus labios vaginales sobre su ropa interior y se podía ver como la muy zorra estaba mojada.
Janos acerco su cara a su sexo con ademan de olfatearlo, sin despegar la mirada a los ojos de Ciel.
-te voy a lamer chiquilla… y vas a querer más una vez que comience-
Hizo un gesto obsceno con su lengua y se dispuso a sacar la ropa interior de Ciel con su boca. Una vez sin ropa interior todos pudimos apreciar su concha ligeramente peludita, fresca y húmeda… muy húmeda. Beso sus piernas desde la rodilla subiendo lentamente rozando su piel con sus labios escurría su lengua sobre la cara interna de sus muslos. Ella emitió un leve gemido mientras su dedo delineaba el contorno de su sexo. Empapaba su dedo índice y escurria desde su pubis hacia abajo, jugueteando con el vello, apenas tocando los labios y subiendo muy lentamente, exprimiendo con la yema. Janos deslizaba su rostro rodeando su clitoris, apenas rozándolo. Ella suspiró hondamente en el momento en que puso su dedo sobre su clítoris y se preparó a masajearlo, haciendo pequeños círculos sobre él prensando con la yema muy despacito. Deslizo su dedo un poquito más abajo y su lengua ocupo su lugar, bordeando su clítoris, humedeciéndolo, besándolo. Abordó a mover su lengua arriba abajo, como si tomara un helado, dando pausas breves entre lamida y lamida. Con sus manos separo sus labios y empezó a mover rápidamente su lengua. Veía como Ciel se estremecía, pegando pequeños saltitos de tanto en tanto. Estaba colorada. Veía como su cuerpo le traicionaba.
-parece que alguien está disfrutando- comento Gustav, que sujetaba a Ciel.
Gustav se desabrocho los pantalones con una mano empezó a hacerse la paja sobre el hombro de Ciel, a centímetros de su boca. De tanto en tanto, metía sus dedos en la boca de ella y usaba su saliva como lubricante para pajerase. Mirko empezó a pajearse frente a la cara de ella, también jugaba con sus tetas en un intento de paja cubana. Cuando no aguanto más, quiso meter su verga en la boca de Ciel… pero no aguante.
-ALTO- grite a mis subordinados- su boca es mía... el resto, hagan lo que quieran-
Me había obsesionado con la idea de que no podía besarla… y si yo no podía… nadie más podía.
De un momento a otro Ciel empezó a gritar groserías, y rompió su esquema de calladita.
-CERDOS DE MIERDA- dijo empezando a luchar nuevamente, como si hubiera recobrado fuerzas- SUELTENME CARAJO- dijo mientras empezó a agitar sus piernas. Su cuerpo se retorcía de la desesperación.
Janos y Mirko se apartaron, mientras que Gustav seguía sosteniéndola.
-creo que alguien tuvo un orgasmo- dijo burlón Janos-
La mirada asesina de Ciel, no tenía precio.
-está fuera de control esta zorra- dijo Gustav mientras volvía a alzar a Ciel por los aires. Ella empezó a agitarse dándole golpes a él, haciéndole perder la paciencia.
La lanzo al suelo, sin delicadeza, y la tomo por detrás. Y la elevo con una mano sujetándola contra su cuerpo, agarrando una teta. Sus piernas se agitaban en el aire. Parecía una muñeca de trapo. Con su otra mano, decidió masturbarla por los aires. La manoseaba sin delicadeza, con su manos grandes, muy diferente a lo que Janos estaba haciendo. Movía en círculos con mucha rapidez y brutalidad. Veía como sus piernas se retorcían. Luego metió un dedo dentro de su y ella grito de desesperación tratando en vano de sacar su mano.
Janos y Mirko se seguían haciendo la paja frente a ella. Mirko fue el primero en terminar y derramo su leche sobre el cuerpo de Ciel y más tarde Janos apunto a su pubis… le daba morbo ver pelo con semen.
Gustav volvió a tirar a Ciel a la cama. Pero esta vez boca abajo.
-no dejes que se levante- ordeno Gustav.
Janos y Mirko la sujetaron de lado a lado, dejando a Gustav hacer lo suyo.
Gustav se arrodillo y empezó a chuparle el culo. Le dio unas cuantas nalgadas, a los cuales fue muy violento, puesto que ella gritaba cada vez que le pegaba. Chupaba y chupaba humedeciéndola. Luego empezó a introducir su lengua para aflojar tremendo culito
Humedeció su dedo y comenzó a metérselo…Ella empezó a gritar.
-BASTA…- decía gritando ya desesperada- soy virgen! … me duele- decía con la voz quebrada
-te parece que me importa?- dijo Gustav metiendo hasta el fondo su dedo. Ella grito un gemido de dolor nuevamente.
Inmediatamente me puse de pie. Y Gustav y los otros se apartaron de Ciel.
Se acurruco nuevamente en posición fetal… con la mirada perdida.
Le ordene a que se levante y no me hizo caso nuevamente.
La tome del cuello, casi ahorcándola, me colmaba la paciencia, le puse cara a cara, le mire directo a los ojos.
-eres virgen?- pregunte mirándole directo a los ojos.
Sus ojos se aguaron. Victoria. Había conseguido romper su espíritu. Empezó a lagrimear descontroladamente. Ahí tuve mi respuesta. La cochinilla era virgen. Que placer me daba saber que iba a desvirgarla, hacerla mía…
Mande a mis hombres salir de la habitación y quede nuevamente solo con ella.
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CIEL
Los odiaba a todos. Pero sobre todo Milenko. Quería verlo en llamas.
Resistí cuanto pude, pero difícil si mi cuerpo me traicionaba. Jamás había experimentado tanto placer. Eso era lo que mas dolía. Me sentía humillada. Pero no podía dejarme vencer. No iban a quebrarme… al menos eso trate. La vergüenza me supero cuando Milenko me pregunto si era virgen. Me invadió la desesperación. Perdí el control de mis emociones. Me habían violado tres hombres y soy virgen… y ahí estabas Milenko, observando todo.
Mando a sus hombres a salir de la habitación y quedamos a solas.
Me recostó con delicadeza extrema, en comparación a la brutalidad con la que me llego a tratar. Me miraba fijamente a los ojos, a medida que acariciaba mi rostro. No podía controlar mis lágrimas. El cansancio y la humillación tomaron control de mi misma.
Se apartó de mi cuerpo. Tomo una bolsita pequeña de su saco con píldoras blancas.
-te va a ayudar a desinhibirte- dijo con tranquilidad mientras sacaba una de las píldoras- abre la boca- dijo tiernamente.
- No quiero- dije temblorosa. Llevo la píldora a su boca y la tomo sin más nada.
-tu pierdes- dijo rudo.
Se abalanzo nuevamente sobre mí. Yo yacía desnuda inmóvil mientras él iba besando mi cuello. Se saco la remera y pantalones, dejando al descubierto su cuerpo. Sentía el calor de su cuerpo con el mio y empecé a temblar. De nuevo un calor luchaba por ser liberado.
Trate de empujarlo, pero mis manos al tocar su torso todo marcado no tuvo fuerza para apartarlo. Paro de besarle el cuello. Me miro a los ojos y rio ligeramente. Me estaba rindiendo y él lo sabía.
Puso sus piernas entre las mías y se erguido dejando un espacio entre nosotros. Poso su rostro sobre el mio y se acercó tanto a mis labios que sentía su respiración. Me miraba a los ojos a medida rozaba nuestros labios suavemente. El esperaba que yo lo besara. Que yo no aguantara. Que yo lo encontrase tan irresistible que ceda a todos sus encantos.
Eso me puso furiosa. Odiaba su aire de altanero. Recobre el sentido, retorcí mis labios y esta vez si lo empuje.
Debí haberlo hecho enojar, puesto que borro su sonrisa.
-no vas a redirte verdad?- dijo levantándose.
-no me vas a tener por mi propia voluntad- dije furiosa.
Se alejó unos pasos de la cama, tomo su pantalón, sacando su cinturón. El pánico me invadió. Salte de la cama de inmediato poniéndome contra una pared.
No no no no no- dije rápidamente con mucho miedo a lo que podría llegar a hacerme. Comencé a llorar nuevamente.- no me lastimes por favor, ya me porto bien- suplique...
Pero ya fue muy tarde para rogar misericordia.
Me tomo del brazo y me empujo a la cama nuevamente boca para abajo. Trate de escaparme y ligue el peor de los latigazos en mi espalda descargo toda su furia y no pude hacer nada mas que llorar.
-te voy a domar zorra- repetía una y otra vez con furia. Temía por mi vida en ese momento.
Me enrollo el cinturón por el cuello, creando como una correa que cada vez que taraba de alejarme estiraba y me ahorcaba. Estaba desesperada.
Se bajo el bóxer, dejando al descubierto su miembro, atemorizantemente grande. Se paraba con todo su esplendor. Se sentó al borde de la cama y me puso frente a él, arrodillada.
-chúpatela- ordeno estirando mi correa sin dejarme respirar- cuidado con lo que hagas.
Le tome la verga torpemente y comenzó a llorar nuevamente. No podía parar de lagrimear y sollozar.
-tranquilízate perra- me dijo estirando nuevamente la correa
Trate de entrar en mi cabales y me dispuse a lo mio. Comencé agarrando su miembro con mis manos y lo agitaba de arriba abajo. Enseguida acerque mi boca. No sabia como proceder así que lo lamí de abajo hacia la punta lentamente. Puso su mano sobre mi cabeza, y sin más apuro, introdujo su miembro en mi boca. No sabia que hacer, quise sacarlo rápidamente pero el empezó a dirigir los movimientos sujetándome a la fuerza. Metía hasta el fondo su verga haciéndome atragantar. Era mucho peor que estirar la correa. Movía con rapidez mi cabeza y yo rezaba para que acabase pronto. Sin avisarme se corrió. Su semen se deslizaba por mi garganta y yo tenía arcadas.
-trágatelo todo zorra- y no me quedo mas remedio. Limpie mi cara como pude. Me daba asco a mi misma.
Me levanto estirando mi correa y me empujo a la cama. Se tiro sobre mí nuevamente, quedando como al principio cara con cara. Me toco las tetas, bruscamente, perdió toda delicadeza, las apretaba sin importar que chille. Me empezó a mordisquear las tetas . Bajaba besando mi cuerpo hasta mi zona púbica donde se distrajo un rato. Volvió a subir besándome y cerca del ombligo decidió que era buen lugar para dejarme una marca mas… Me mordió con tanta fuerza que instintivamente le empuje la cabeza siendo brusca. Mi error. Estiro mi correa tan fuerte que por poco me mata.
Recobre apenas el aliento.
Se abalanzo nuevamente sobre mí y me saco la correa.
Tenia marcas moradas en el cuello. Me quedaba quieta mientras Milenko con un dedo, paseaba todas mis heridas… viendo las marcas que me dejo en todo el cuerpo.
Se volvió a acercar a mi rostro, tocando mis cachetes aun rojos de los golpes que me propicio… Acerco sus labios y tiernamente me dio un beso en la mejilla.
Una vez mas, se acercó junto sus labios con los míos y me miro fijamente.
Lo bese. Lo bese como nunca bese a nadie. Agarre su rostro y lo tome contra el mio. Me deje llevar… no quería mas sufrir.
Deje que se relaje con mis besos. Y empecé a tomar el control. Lentamente, mientras nos besábamos iba moviendo nuestros cuerpos hasta quedar completamente sobre el.
Deslice el beso por su rostro, recorrí su cuello, mordique el lóbulo de su oreja, haciéndole soltar un gemido de satisfacción mientras acariciaba su cuerpo, bajaba mis besos hacia la zona pélvica. Su miembro estaba erguido nuevamente y empezaba a chorear su lubricante.
Tomo mi rostro con delicadeza, y volvió a besar mis labios mientras se volvía a abalanzar sobre mi. Abrió mis piernas, y decidido a penetrarme, se puso frente a mí.
Sentía el calor de la punta de su pene sobre mi sexo. Jugó un poco con su pene, moviéndolo de arriba abajo por mi clítoris. Yo estaba entregada al placer, daba pequeños gemidos de vez en cuando. Hasta que de sorpresa introdujo su pene sin asco y de una.
Llore. Me dolió.
Y nuevamente comenzó el forcejeo. Quise detenerlo, pero ya era muy tarde. Empezó a moverle lentamente penetrándome, haciéndose camino.
Sentía cada minúsculo movimiento que hacia. Empezó a moverle mas rápido. Sentía como mis extremidades perdían el control, con un hormigueo indescriptiblemente placentero. Perdí el control sobre mi cuerpo. El vaivén de caderas se volvía intenso. No podía dejar de gemir. Tuve un orgasmo como nunca antes. Bajo el ritmo y terminó dentro mio. Al sacar su miembro corría un hilo de sangre y semen. Me había desvirgado.
Se acurruco alado mio sujetando mi cuerpo. Había sido suficiente para una noche. Solo me limite a cerrar los ojos, tratando de despertar de esta pesadilla.
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Janos
El jefe despertó junto a ella. No salió de su habitación hasta la mediodía del día siguiente. La frustración de tener un cuerpecito tan lindo y no poseerla nos frustro a todos.
Traje unas putas conmigo, para saciarnos las ganas. En un momento tenia a dos chupándome la verga, pero yo quería a la única que no podía tener. Estas estaban todas usadas. Odiaba que Milenko se quede con las mejores.
Tremendas tetitas tenía aquella niña, su expresión de odio y temor no podían salir de mi mente. Quería hacerle el amor violentamente y que ella me desee.
El jefe no iba a estar allí todo el día… en algún momento tendría que tomarla.
Empuje a las dos putas de mi camino, ya que no era lo que yo quería. Las mande con Gustav y Mirko. A lo mejor ellos si disfrutaban. Me dispuse a tomar whisky y a imaginármela en las miles de posiciones que la quería. Me había encaprichado.
-A los grandes no se les dice No…. Pfff- dije para mi mismo- Yo también soy un grande. Y quiero violar a Ciel.
Sin darme cuenta Gustav me escucho, y por detrás se acercó… exponiéndome a mi traición.
-No es tuya a tomar.- dijo Gustav-tienes mil putas y quieres lo que no puedes-.
-Esa es la cuestión ¿quien dice que no puedo?
-Milenko te va a asesinar. No va a tener compasión. Él no la va a compartir, ella es distinta.
-Yo te conozco Gustav. Tú también la quieres. Tú quieres ese culito-.
Gustav guardo silencio.
-Nadie se puede enterar- dijo Gustav.
-Nadie se va a enterar-.
-Y Mirko?- pregunto.
-A Mirko hay que sacarlo del mapa, o hacerle participar-.
-Yo le hare cooperar, o participa o se calla. – pensó Gustav- tengo secretos suyos que no creo que quiera que Milenko se entere-.
-Me intriga.-le mire seriamente a Gustav- fue el quien nos traiciono ¿no? El revelo donde estaba el jefe a la policía-.
Gustav no respondió. Se limito a mirarme y dar un gran sorbo de whisky.
Mas tarde, el jefe salió de la habitación de la niña. Tenía apariencia que acababa de salir de la ducha, cabello mojado, recién afeitado y con el torso desnudo. A medida que cerraba la puerta, divise a la niña en toalla paseándose por la habitación.
-te has divertido parece- dije burlón.
-Calla- ordeno, cerrando la puerta. Tomo un vaso y se sirvió vodka y lo tomo de una, así puro- Que nadie la moleste. Llévenle comida nuevamente mas tarde. Tengo unos asuntos pendientes. Aun no he puesto las cosas en orden desde mi arresto. Van a rodar cabezas-.
-Con quien vas? Llevas a Gustav?-sugeri.
-No. Me llevo a otros hombres. Ustedes tres son mis hombres de más confianza. Les dejo a cargo a Ciel. Que no se escape. Aun no confió en ella.- se vistió y se dirigió nuevamente a mi- No me esperen, volveré en unos días-.
-Si Señor- dije. Extasiado de felicidad por mi suerte.
Se lo comunique a Gustav apenas pude y él se encargo de convencer a Mirko. Todo el plan estaba en marcha. Ciel iba a ser nuestra, uno a uno.
Esa noche, me escabulli en su habitación. Me sintió apenas entre.
-que haces aquí?- pregunto tapándose con sus sabanas.
-Milenko me mando preciosa- dije mientras la miraba mordiéndome los labios.
-No te creo, déjame en paz.- dijo asustada.-me dijo que lo esperara.
-shhh… No va a pasar nada- dije a medida que me acercaba
-DEJAME- empezó a gritar a medida que subía a la cama.
Trataba de patearme y que salga de la cama.
-gatita, gatita, se buena, si?- trate de tranquilizarla tomando sus sabanas y deslizándola suavemente.
Estaba vestida con tan solo una remera masculina y unas medias…podía ver su ropa interior apretando su sexo delineando su contorno ahora depilado. Imagine que Milenko le había depilado en la ducha. Quería ver su conchita gloriosa depilada, tierna, desnuda. Inmediatamente tenía la verga dura de la excitación.
Tome una de sus piernas con delicadeza y vi como se resistía, pero ya no luchaba. Milenko debió haberla domado muy bien. Le saque las medias y comencé a besar desde sus pies, de a poco subí por los muslos y nuevamente me encontraba frente a su conchita. Estire su ropa interior haciéndole entrar por sus labios vaginales descubriendo parte de su concha. Emprendí a lamer su clítoris a medida que hacia presión con su ropa interior.. Sentía como se resistía y eso me encantaba. De un momento a otro, trato de cerrar sus piernas y alejarse. La luchadora volvía a nacer.
-VETE- volvió a gritar.
En cambio yo saque mi verga de mis pantalones y estire su ropa interior ella comenzó a forcejear y como resultado quede con su ropa interior en mis manos y ella en un extremo de la habitación, fuera de la cama. Eso me encendió. Corrí hasta alcanzarla. La sujete contra la pared y la bese a la fuerza. Ella me mordio el labio y chorro de sangre corrió de él. Lejos de hacerme parar, eso me motivo mas aun. Metí mi mano en su conchita desnuda y me dispuse a preparar para penetrarla. La eleve del piso y le encaje en el aire mi verga. Ella gimió de la impotencia e intenté moverme dentro de ella, cogiéndola. Luego de un rato, envolvió sus piernas en mi espalda, dándome más alcance y mejor penetración. La muy zorra le estaba gustando. Me movía con mas rapidez entonces y ella empezó a gemir y gemir mas fuerte.
Antes de terminar, la tire a la cama, eleve sus piernas y la volví a penetrar. Gemía como loca. Entonces retrocedí, saque mi verga y termine en sus pechos…me encantaba sus pechos.
Me incorpore feliz y satisfecho.
La mire de reojo y dije –perfecto, espero que no estés cansada, ahorita ya vienen Gustav y Mirko-.
Su mirada de horror volvió a surgir y eso me encato.
Ay chiquita. NI sabes lo que te espera.