Cuando los deseos se cumplen 3 (Al fin, un trío)

Mi esposa ha adquirido más experiencia.

Cuando los deseo se cumplen III (Al fin, un trío)

Para alguien que me pidió un relato; con todo cariño.

Después de conocer a su padre y de haber incrementado los conocimientos sexuales de Rosi, fue una relación muy buena hasta que Ernesto tuvo que viajar lejos y por lo tanto pasaría mucho tiempo antes de que regresara nuevamente.

La ventaja de ello, era que Rosalía de había abierto a la experiencia de los tríos; lo cual era un adelanto, así que lo comentamos.

  • Oye amor; ahora que ya no está tu padre; ¿No has pensado en realizar un trío con otra gente?

  • No lo sé, cariño, pero me da la impresión que tu eres el que desea realizar el trío, pero... ¿con quieres hacerlo; con un hombre o con una mujer? – contestó Rosalía; y como siempre, me dejo pensando en la posibilidad de un trío con una mujer.

En realidad, me excitaba más la posibilidad de hacerlo con otro hombre, porque quería ver su reacción con alguien a quien no conociera, y le propuse:

  • ¿Sabes?, Porque no buscamos por nuestro lado a alguien que nos convenza, lo comentamos y ya veremos, ¿te parece? –

  • Me parece muy buena idea, yo busco a quien me apetezca y tú haces lo mismo –

Y así sellamos el pacto.

Pasaron los días y al llegar el sábado, Rosi me preguntó

  • ¿Qué paso cariño, ya conquistaste a tu victima? –

  • No, muñeca, aun no lo hago, pero ya encontrare a alguien, y tu ¿cómo vas?- pregunte a mi vez

  • Pues ya tengo un prospecto, pero después te digo quien es, ya que lo tenga seguro, ¿te parece?-

Acepte y el miércoles siguiente me dijo:

  • Papacito, te invito a comer, para que conozcas a la victima, ¿ok?-

Ok. Muñeca, nos vemos a las dos de la tarde en el comedor, ¿de acuerdo? –

Si papacito, ahí nos veremos –

Llegue al café a las dos de la tarde, pero Rosi no había llegado aun; así que entre y espere. A los pocos minutos llego Rosi y un acompañante, un hombre, como de 40 años, de buen porte, agradable. Llegaron a la mesa y me lo presento.

Amor, perdona el retraso; te presento a Javier, es un buen cliente y el mejor amigo –

Mucho gusto Javier- extendí la mano y lo salude

El gusto es mío, Ricardo; Rosi me ha hablado mucho de ti – me dijo

Nos sentamos y pedimos la comida y en los postres dijo Rosi:

Mi amor, ¿te parece que invitemos a cenar a Javier, el sábado a la casa? –

Si corazón, por supuesto; sabes que no te puedo negar nada – acepte con cierta malicia

¿Nada, amor? – me preguntó mordaz mi esposa y le confirme

¡Absolutamente nada, muñeca! –

Nos despedimos y quedamos citados para el sábado, la semana pasó rápido y llego el sábado; Rosi se fue a su trabajo y yo me fui al mercado para comprar lo necesario para la cena.

Caminaba por los pasillos del supermercado, buscando pasta, cuando una muchachita joven se me acerco y me ofreció una marca de salsa para pastas, que traía en las manos y la movía frente a mis ojos; le detuve la mano y le dije con ironía:

  • No la muevas mucho, que se puede derramar – y sonreí; ella se sonrió de forma picara y me contesto con malicia:

Se derrama más rápido si la agito con más fuerza –

  • No lo dudo; con ese ritmo, cualquiera se derrama – y con ese brillo especial en sus ojos, preguntó.

Tu... ¿no la agitas? –

Si, pero no solo, siempre tengo en quien derramarla toda – respondí

Mira, eso suena interesante – y aprovechando el momento le dije:

Si quieres confirmarlo, te invito a cenar algún día, ¿te gustaría? –

Me parece muy bien, pasa por mi, ¿verdad? –

Claro, yo vengo por ti –

Me despedí, realice mis compras y después recordé que no había preguntado su nombre; bueno, ya veríamos.

Llegue a casa, prepare mi cocina y me puse a esperar a Rosi y a Javier

Serian las ocho de la noche, cuando llegaron, nos saludamos y nos sentamos a tomar una copa antes de la cena.

Rosi vestía una minifalda de mezclilla y una camiseta ajustada; sin sostén y una chamarra corta de mezclilla, también.

Se veía muy bien, cuando se sentó, sus piernas dieron una muestra de su morena belleza.

Javier, no perdía detalle; cada vez que las movía se podía apreciar su tanga, negra de encajes.

Se podía ver que Javier estaba entrando en calor.

Nos sentamos a cenar y les ofrecí una ensalada y una pasta, aderezada con vino tinto, café y licor para cerrar, después volvimos a sentarnos en la sala, con nuestras copas, para ablandar la situación.

Rosi se acurruco en mi pecho, subió las piernas al sillón y Javier se sentó enfrente; en cada movimiento de Rosi, le daba una panorámica a Javier de sus piernas y su tanga.

Javier acusaba los estragos del alcohol; Rosi se levanto, puso música suave, e invito a Javier a bailar; Javier se levanto y se unió a Rosi; al principio bailaba con delicadeza, repartiendo sus miradas entre Rosi y yo; luego mi esposa lo empezó a apretar, recostándose en su pecho, baje la intensidad de las luces y me recosté en el sillón.

No tengo que decir, que el espectáculo se había puesto cachondo.

Rosi le dijo algo al oído; Javier me miro y yo asentí, entonces apretó a mi esposa y la beso en el oído, algo le murmuro y mi esposa asintió, Rosi fue hasta mi, me tomo de la mano y me dijo:

Ven amor, bailemos los tres, por favor –

Por su puesto que no me negué. Javier la abrazo de frente y yo por detrás, mientras "bailábamos"empezamos a desnudarnos uno a otro; mi esposa le quito la camisa a Javier y le mordía las tetillas, yo le quite la blusa y luego el sostén, al mismo tiempo le acariciaba las tetas, apretando los pezones, ya rígidos de la excitación, me separe un poco, para desnudarme y me dijo mi esposa:

  • Espera, ahora te ayudo – aun así, me quite la camisa, pero al llegar al pantalón, me senté el sofá y me quede observándolos, mi esposa se me acerco y se agacho, tomándome por los huevos, apretándomelos con suavidad, mientras buscaba la verga, Javier se había desnudado y se acerco por detrás de mi esposa, con la verga dura, gruesa y larga, sin exageración, pero era grande; le tomo las tetas, acariciándolas con ambas manos.

Rosi me acariciaba la verga y los huevos; Coloco a Javier junto a mí y empezó a mamarme la verga mientras acariciaba la verga de Javier; Luego cambio, mientras me acariciaba, le mamaba la verga a Javier, quien reaccionó como si le hubieran dado una descarga eléctrica.

  • Que sabrosa esta tu mujer – me dijo Javier a manera de cumplido y continuo - ¡y que rico mama! –

Rosi se saco la verga de la boca y dijo.

¿Te gusta como te la mamo, Javiercito? –

Si muñeca, eres una mamadora experta, lo haces muy rico –

Rosi se volvió a meter la verga de Javier y le dije:

Sigue tu, amor, mientras los veo, eso me pone muy cachondo –

Rosi me besó en los labios, con una mezcla de jugos de Javier y míos, nada desagradable.

Sentó a Javier y se hinco frente a su verga, que estaba como roca; le empezó a chupar los huevos, dejando escurrir su saliva entre sus piernas y luego de metió la estaca completa en la boca

Javier se echo hacia atrás y empezó a gemir

  • Ooohh,... ¡Que sabroso lo chupas, muñeca!... la tengo bien parada,... y toda es para ti,.... hmmmm,.... sigue mamando.... hmmmm.... siiiii... asiiiii.... –

Mi esposa jugaba con sus huevos, acariciando el canalillo que iba de sus huevos a su culo, lubricando con su saliva y luego empezó a acariciar su culito, empujando la punta de su dedo; Javier pego un brinco, abrió los ojos muy grandes y se quedo quieto, cuando mi esposa le dejo ir el dedo completo en el ano.

Oohhhh... ¡me acabas de romper el culo! – exclamo y se dejo hacer

Siii putita,... cogeme,... que rico me lo metes,... si, si,... más,.... métemelo más... méteme otro dedo.... aaaahhhh... que rico siento,... me gusta mucho... ya... ya.... me vengo.... ¡me la estas sacando putita!...

Y soltó un chorro de leche en la boca de mi esposa, Rosi se saco la verga de la boca y siguió puñeteandola, sacándole toda la crema, otros chorros cayeron en su cara y en su pelo, después volvió a mamarle la verga hasta que ya no quedo nada.

Javier quedo falleciente sobre el sillón

Rosi se levanto y ordeno:

Bueno amores, vamonos a la camita – y se dirigió a la recamara seguida de una verga flácida y una tiesa, como nunca ( que era la mía); mi esposa se acostó con las pierna abierta y me dijo:

Mi rey, mi puchita te necesita –

Le bese la conchita y con la lengua le recorría los labios morenos y depilados, metiéndole la lengua hasta el fondo, para sacarle los jugos

Mmmmm... si papi... como me hacia falta una buena mamada... mmmm.... asi papi... ¡siiii!... ¡maaassss!... dame mas lengua.... que rico me la chupas, papacito... si amor.. siiii –

Y de pronto se quedo callada; Javier no se quiso quedar atrás y la besaba, como si en eso se le fuera la vida, mientras le acariciaba las tetas, luego se hinco y le ofreci la verga , para que se la chupara; mi esposa se la volvio a poner dura.

Javier, creo que esta puchita necesita algo como eso – y le señale la verga, - pero tengo una idea –

Le indique que se acostara, luego le dije a mi esposa:

Mi amor, ¿me harías el favor de cogertelo? –

Rosi entendió lo que quería y me dijo:

Si amor, con mucho gusto –

Se acomodo sobre la verga de Javier y la guió a su chocho, metiéndosela despacio, pero sin detenerse hasta que estuvo toda adentro; empezó a cabalgarlo, convirtiéndose en un concierto de gemidos, Rosi decía:

  • ¡Que rica verga tienes, Javier!... fóllame... métemela toda... que gorda la tienes... aaaaahhhh... ¡que buen pedazo de verga!... la siento hasta la garganta... asiiii... ¡cogeme, cabrón!... – y Javier correspondía.-

  • Si... estas bien calientita... me encanta tu pucha... que jugosa esta... aaahhh, como te escurres... puta sabrosa... que rico coges... me la vas a sacar... mmmm.... ¡sabrosa! –

Me acerque por detrás de mi esposa, me ensalive un dedo y se lo clave en el culo, acariciándola, jugando con su culito, luego le meti otro dedo, y con la otra mano, le apretaba las tetas, pellizcándole los pezones...Rosi me pidio en ese momento:

Ya mi amor, metemela en el culo... por favor... mira que estoy muy caliente... - le acerque la pinga al culito, aplique lubricante y empuje, despues de varios intentos, senti que se hundia la cabeza de la verga y espere, mientras Javier seguia cogiendosela.

Ohhh,... despacio papito,... duele, mi amor... hmmm... empuja otro poco... ¡aaaahhh, como duele!... pero eso querías, ¿verdad?... cogerme el culo... ¡pues cogeme!... ¡métemela toda!... ¡que grande la tienes, amor!... aaaaahhhh.... - y seguí metiéndole la verga, hasta que entro toda, y empezamos un vaivén los tres.

Entre gemidos y palabrotas; y como Javier ya se había venido antes, aguantaba más; pero yo no, por eso sentí que me llegaba la venida mas rica de mucho tiempo.

Ya cosita hermosa... me vengo... te lleno de leche, mi putita... ¡me corro!...

Si papi,... dame tu leche,... ya... yaaaa... yo tambien me vengo... aaaahhhh.... me llenas de leche,.... ¡que caliente!... ¡mi rey!.... aaaahhhhhhggggg.... ¡yyaaaa!...

Y mi esposa tuvo un orgasmo al mismo tiempo que yo, le saque la verga chorreando semen y ella se acostó sobre el pecho de Javier, mientras se reponía, pero Javier la tenia ensartada. Me levante y me senté en un sillón, para verlos coger a gusto.

Mi esposa empezó a besar a Javier y este reacciono acariciándole las tetas y las nalgas, luego continuo metiéndole la verga; Empezó con un ritmo rapidísimo y mi mujer le hacia la segunda, cogiendo rápido.

  • ¡Que rico coges, Javiercito!... mmmm.... me gusta tu verga,.... me entra toda,.... sigue asi, cabrón,.... métemela toda,... ¡cogeme!... yyaaa... ¡yyaaaa!....

  • Si zorrita,.... aaahhhh.... me voy a correr... que caliente chocho,.... te voy a llenar de leche caliente.... ¡me vennggooo!... ¡aaaahhhhhh!....

Y continuo dando de caderazos, hasta que termino de correrse en mi mujer. Quedaron extenuados sobre la cama, descansando, mientras los contemplaba, llenos de semen y sudor; un delicioso cuadro... Continuara.