Cuando llega el final (2: un nuevo comienzo)
Como de esa primera noche de dudas acabamos sabiendo que aunque del mismo sexo, estamos hecho el uno para el otro.
Cuando llega el final - Un nuevo comienzo
Habían pasado dos semanas, y todo parecía volver a la normalidad. No había vuelto a Hablar con nadie del grupo, pues todavía no había contactado con los que se habían ido, y los de aquí bueno, eso era otra historia.
Con Alberto no había vuelto a hablar, ni yo le llame ni él me llamo, me imagino que por la misma razón, vergüenza de que quizá se lo contara a todo el mundo, y no porque me importe que sepan que soy bisexual, sino por las relaciones que teníamos con los demás. Con su novia, Alba si había vuelto a hablar, casi todos los días por Messenger.
Habíamos comentado de ir a visitar a los demás a Londres, y así, a parte de tomarnos unas vacaciones, rememorar un poco el viaje de fin de curso. Pero no lo habíamos vuelto a hablar. Hasta el ayer. La llamé y le comente sobre el viaje, que pensaban ella y Alberto hacer, y entonces fue cuando los nervios volvieron a mi. Como yo no había hablado con Alberto, no sabía nada desde hace dos semanas, pero estaba claro que le iba a tener que llamar después de lo que me dijo Alba.
-No se si iremos o no. Creo que Alberto me va a dejar hoy-Dijo ella, y fue como si me tiraran un cubo de agua helada encima.
-¿qué?, pero ¿Porqué? ¿ha pasado algo?-Dije yo muy inocente.
-No se, llevaba dos semanas un poco raro, y ayer quedamos un poco vamos, que no se, hoy dijo que me llamaba y que hablaríamos Pero creo que hay alguien más.
-No, ¿tú crees? Alberto no te haría eso-Dije yo, pensando a la vez que sí había otra persona, y que encima era yo.
¿Pero que se le había pasado por la cabeza? Solo habíamos hecho algo una vez, y ya le había dicho que había demasiadas complicaciones. Pero, espera, a lo mejor no era yo, a lo mejor había alguien más. Una de sus amigas, las que me presento aquel día.
En cuanto deje de hablar con Alba llame a Alberto.
-¿Diga? -Pregunto aún sabiendo quien era (milagros de la tecnología).
-¿qué coño ha pasado?¿porqué vas a romper con Alba?¿en qué coño estabas pensando?¿Qué le vas a decir?¿Le has contado a alguien lo que pasó?-Tenía mil preguntas que se amontonaban en mi cabeza, pero ya no podía seguir preguntando, me quede mudo.
Los dos nos quedamos callados, yo solo quería escuchar respuestas, y él no parecía querer dar ninguna. Seguimos así un rato, hasta que finalmente me dijo:
-Voy a ir allí dentro de dos días, cuando llegue te veo. Y colgó
Vale, ¿qué había pasado? Ahora tenía incluso más dudas, ¿Porqué narices iba a venir?¿Porqué no me había acarado nada?. No tenía ni idea de que estaba pasando, todo eran líos. Estaba claro, no iba a poder estudiar.
Llegaría en una hora a la estación, me dijo si podía ir a buscarle, yo, por supuesto no tenía ningún inconveniente. Mi familia se había ido de vacaciones ese mismo día, así que aunque sabían que venía un amigo mío no sabían que iba a dormir conmigo.
Fue extraño, verle, y querer besarle. Todo quedo en un efusivo abrazo, solo me faltaba besar a un chico delante de la gente cerrada que habita mi ciudad para que tuvieran algo más por lo que criticarme.
Fuimos al coche, y no pude esperar más:
-¿Qué coño a pasado?
Estuvo un rato callado, pero yo no pensaba arrancar el coche hasta que empezara a darme respuestas. Me imagino que se dio cuenta, pues al rato dijo algo.
-No ha pasado nada. Mira, ya se que nos hemos enrollado solo una vez, pero en fin, que yo siento algo más por ti, y no le he dicho nada a Alba que lo fuésemos a dejar, es solo que me noto que algo pasaba
-Mira, no te voy a mentir -dije yo cortándole antes de que siguiera- yo también siento algo por ti, pero
Los dos sabíamos cual era ese pero. Estaban Alba y Lucía, y el resto del grupo, que pensarían. Y si destruíamos el grupo. Era jodido, por una vez que hago un grupo de amigos con los que encajo perfectamente, y ahora a lo mejor era el causante de su disolución.
El día paso de lo más normal, estuvimos hablando un poco de todo, pero en realidad solo pensábamos en que íbamos a hacer, después de todo él había venido para eso.
Por la noche decidimos salir de fiesta, el alcohol siempre ayuda a descubrir los verdaderos sentimientos.
No había mucha gente, en verano la ciudad se vacía un poco, y los turistas no son capaces de llenar el vacío de los estudiantes.
Estábamos tomándonos una copa cuando de repente nos encontramos con unos amigos míos.
-Eh ¿Qué tal? Cuanto tiempo sin verte -Dijo Rosa. Venía con su novio, Sergio.
-¡Ostias, ya te digo!-Dije yo, alegrándome de verles. Eran dos personas que siempre me han caído muy bien, pero con problemas de otras amistades nos habíamos separado.
Hice las correspondientes presentaciones, y después decidimos ir juntos de fiesta.
Recorrimos los sitios a los que solíamos ir cuando salíamos juntos de fiesta, recordando viejos tiempos.
Fui al servicio y ahí empezó la noche a volverse un poco extraña. Alberto siempre me estaba haciendo la broma de cogerme del cinturón, que siempre me sobresalía, y empezó a hacerlo otra vez. Pero a Sergio le pareció divertido, y también lo hizo, por lo que al finalmente enfade (de mentira, claro) y dije que me cambiaran el cinturón, y ya verían lo que era que te lo estuvieran agarrando constantemente. Se lo cambié a Alberto, pero ya que estábamos el se lo dio a Sergio, y Sergio a mi. Claro esta que ninguno se quitó su propio cinturón, ni se lo puso. Cuando Sergio acabo de ponerme el cinturón, me miró y me dio un pico. Entonces Alberto le miro a el con mala cara, me agarró y me dio un muerdo. Sergio nos miró, y se empezó a reír. Me cogió me dio un muerdo y luego le dio otro a él. Nos seguimos riendo y salimos del servicio. Creo que Sergio no se dio cuenta, y se rió porque pensó que era una especie de juego, pero hizo que tanto yo como Alberto nos excitásemos, sobre todo porque el también me había gustado desde el primer momento.
La noche continuo normal, hasta que volvimos a casa. Compartimos un taxi, pues todos vivíamos en la misma zona.
Al llegar a casa Alberto y yo nos dimos un muerdo. Me desnude por completo, y hice que me siguiera hasta la piscina, donde nos metimos completamente desnudos.
Fue increíble, parecía que estábamos jugando al ratón y al gato, aunque el ratón quisiera ser cogido.
Nadábamos en círculos, escapando el uno del otro, nos tocábamos. Finalmente me alcanzó, y nos empezamos a besar, lento al principio, y luego con toda la fiereza que teníamos. Queríamos fundirnos el uno con el otro poco a poco, mientras nos besábamos le fui llevando hasta la pared de la piscina, donde le subí y le empecé a dar la mamada de su vida. Empezó a gemir de placer, todo era bastante excitante, incluso la posibilidad de que algún vecino nos viera, pero no nos importaba. Seguía mamándole la polla, cada vez más rápido. Me la metía todo lo que podía, después le pasaba mi lengua por todo el capullo, haciéndole gritar de placer.
-Para, espera, que me voy a correr, no sigas -Dijo el, pues no quería correrse tan pronto.
Me volvió a abrazar y a besar, girándome bruscamente entre sus brazos, y de repente se sumergió en el agua, para darme el mismo trato que yo antes.
Estaba en la gloria, no me lo podía creer. Estaba en una piscina, con un tío cachondisimo, y teniendo el mejor sexo de mi vida. Ahora si quedaba claro que la primera vez no hicimos todo de lo que éramos capaces
Salió del agua, y nos volvimos a besar, esta vez cada uno con el rabo del otro en la mano, masturbándonos, hasta que nos corrimos en la mano del otro.
Pero no acabo aquí, salimos del agua, le tumbe en una hamaca y seguimos con lo nuestro. Volví a mamarle, pero esta vez era solo como medio de lubricación, pues enseguida me puse encima suyo, y me clave su polla en mi trasero. No dolió tanto como la primera vez, aún así molesto un poco, pero esta vez pasó mucho más rápido, y enseguida empecé a disfrutar. Llevaba cabalgando un buen rato cuando me dijo que se corría. Me lo dijo para que me quitara, pero quería sentir su leche dentro de mi, por lo que espere, hasta que oleadas de liquido me inundaron por dentro. Fue increíble. Luego el me abrazo y me dijo: -Ahora te toca a ti. Me cogió de la mano y nos fuimos a mi habitación. Se puso a cuatro patas en mi cama, cosa que yo entendí como - No tardes, que quiero tu polla ya. Y prosupuesto no tenía intención de defraudarle. Primero, eso si, le lubrique el ano. Metí mi lengua como nunca, chupándole todo lo que tenía a la vista, y cuando creí que ya estaba me puse detrás suyo, y se la empecé a meter. El dijo que se la metiese de un golpe, y sin que me diera tiempo a decir nada me agarró y me hincó dentro de él. Me quede así un momento hasta que empezó a moverse como pidiendo guerra. Entonces yo empecé a bombear. Le agarraba del pecho, recorría con mi lengua su espalda, hasta besarle desde atrás, también haciéndole una paja. El no paraba de decirme cosas al oído, sobre todo pidiéndome que le llenara el culo de leche. Yo seguía con mi tarea, hasta que sentí como el se corría. Al instante también me empecé yo a correr, terminando finalmente los dos a la vez. Nos tiramos en la cama, exhaustos mirándonos y besándonos, sabiendo por fin que esto ya no era tontear, y que habíamos encontrado a alguien con quien compartir el resto de nuestra vida. Los problemas habían desaparecido, ya no nos importaba nada ni nadie. Todo salió bien.