Cuando la vida nos alcanza

Historia de incesto entre padre e hija.

Cuando la vida nos alcanza

Como todos los días salía de mi negocio ese sábado de mayo del 99. Para ese fin de semana no tenia plan pues quería descansar. A mis 44 años y dos divorcios ya estaba cansándome de mi ajetreada vida y aunque me conservaba en muy buena forma ya comenzaba a pintar canas. Llegué a mi casa en la mejor colonia de Guadalajara y me dispuse a descansar. Revise el refrigerador donde doña Juanita me dejaba la comida preparada y saque unas enchiladas con frijoles y me las comí. Subí a darme un baño y con mi periódico deportivo me senté a fumarme un cigarro.

¡Riiinnng, rinnng!

-¡uta madre! Maldito teléfono no me deja descansar- Lo levanto y pego un grito por la bocina.

-¡Bueno quien habla!

-¡Papá, soy yo, Fernanda!

(¡Fernanda…Fernanda….cuantos años hace que no te veo, la última vez fue cuando cumpliste 15 años y ahora tienes……24!)

-¡Fernanda, hija mía, no sabes el gusto que me da oír tu vos!, ¿Qué cuentas de nuevo?

-Nada padre, solo quería saber si puedo ir a verte un día de estos.

-Cuando quieras hija, tú siempre serás bienvenida en esta casa.

-Bueno, entonces el jueves estoy ahí, ¿te parece?

-Claro que si mi vida, aquí te espero.

Colgué el teléfono y me quede pensando la edad que tenía ahora mi hija, ¿Cómo seria, se parecería a mi o a su madre? Lo mejor era que no se pareciera a ninguno de los dos.

Recordé mi relación con Mariela, la madre de Fernanda. Fue pura calentura que tuvo sus consecuencias y al cumplir los 20 años ya era padre, sin desearlo ni quererlo, pero padre al fin: ¿me guardaría rencor por mi abandono, me perdonaría no haber ido a su graduación? Bueno, en fin. Ya veríamos.

La semana continuo como todas en mi empresa, una fabrica de hilados que herede de mi padre y que yo había hecho crecer con los años. No podía quejarme, pues me hacia un hombre rico, en la percepción que en México tenemos de la riqueza. Casa con jardines y alberca en la mejor colonia, varios carros ultimo modelo de lujo (me gustan los deportivos) un pequeño avión propio para desplazarme en el país y una buena cuenta en los mejores bancos de México y uno de USA.

Casi sin darme cuenta se me fueron los días hasta que llego el jueves y a media tarde fui por mi hija al aeropuerto a esperarla de su viaje desde Los Ángeles, Cal. Donde vivía desde hacia cinco años. Me senté a esperar y así transcurrió un buen rato sin que viera aparecer a mi hija cuando de pronto escuche una voz junto a mí.

-¿Papá, eres tu?

Volteo y ahí esta ella. Una deliciosa mujercita de veinticuatro años que parecía tener diez y ocho, su cuerpo era delgado pero bien puesta de caderas y tetas, sus piernas largas como su madre y ojos verdes como los míos, en realidad era un cromo de mujer.

-¡Hija, que bueno que llegaste!

-Gracias papá, te agradezco que vinieras por mi.

-No tienes que agradecer nada, así que vamos a la casa.

Nos subimos al carro y nos dirigimos a la casa platicando que cosas sin interés, que como estaba su mamá, si seguía con el mismo marido, si ella tenía novio, en fin, cosas intrascendentes para mí. Llegamos y la instale en una de las cinco recamaras aparte de la mía que había en la casa.

-Papá

-Si hija, dime.

-¿Podría…..hablar contigo?

-Si hija, si te parece bien en la cena platicamos.

-O.K. Papi.

A la hora de la cena ya sin testigos de la servidumbre nos pusimos a platicar.

-¿Y bien Fernanda, querías decirme algo?

-Si papá, quería pedirte tu apoyo para quedarme a vivir un tiempo en tu casa, me ofrecieron trabajo como supervisora de embarques en una empacadora de conservas y mientras encuentro donde vivir quisiera que me permitieras quedarme aquí.

De pronto me sentí el hombre más ruin del mundo. Ahí estaba mi única hija reconocida pidiéndome del modo más humilde que la aceptara unos días en casa. No lo pensé mucho al contestarle.

-Mira Fernanda. Yo se que no he sido un buen padre, es mas; he sido el peor padre que pudieras tener, pero de eso a tener que pedirme permiso para quedarte en casa hay un abismo. Esta es tu casa y aquí puedes vivir todo el tiempo que quieras, es mas, me harías compañía. Si tú decides irte a vivir a otro lado que sea porque quieres tu intimidad u otro motivo, pero porque yo lo desee, jamás.

-Gracias papá, no sabes el peso que me quitas de encima.

-Bueno, no se diga mas y ahora tu eres la dueña de esta casa.

A partir de entonces la vida me cambio por completo. Mi hija era jovial, simpática y muy inteligente, al grado que decidí llevármela a trabajar conmigo en la fabrica con un puesto ejecutivo. Ella no se identifico como hija mía sino como sobrina, pero como era muy eficiente no tuvo problemas con la gente. Así pasaron varios meses en que nuestra vida familiar se volvió un poco rutinaria y llegamos a tener un poco de más intimidad. A veces ella se mostraba en ropa interior ante mí o se asoleaba desnuda en la alberca, a veces se metía a mi recamara y se acostaba a lado mió a ver televisión, a veces nos quedábamos dormidos juntos en mi cama. Hasta ese momento no había pasado nada mas allá que algún que otro tocamiento sin querer, al que ninguno de los dos daba importancia. Hasta que sucedió.

¿Cómo fue? Nunca lo supimos.

Todo comenzó el día en que decidí poner todas mis propiedades a su nombre como única heredera. Era mi única hija reconocida legalmente y de los otros tres hijos que había tenido con mis empleadas ya me había ocupado que nunca les faltara nada, así que al morir yo todo seria para ella. Lo tomo muy normalmente, como si no le emocionara la idea y en cuanto pudo cambio el tema de la plática

-Papá, ¿Te puedo preguntar algo?

-Claro mija, usted pregunte.

-¿Tienes pareja?

-No mija, estoy solterito.

-Entonces ¿Cómo le haces para tener sexo?

-Bueno….me doy mis mañas…. a veces con alguna empleada, pero te aseguro que es porque ellas quieren, nunca he abusado de mi posición para obligar a nadie.

-Algo he oído y hasta me han preguntado si yo no lo he hecho también.

-¿Y que mas has oído?

-Pues….que eres muy potente….que duras toda la noche haciéndolo y

-¿Y……?

-Pues que la tienes muy grande.

-Bueno, esas son habladurías de la gente.

-también me dijeron que te gusta mucho "por detrás"

-Ya vez, puras mentiras.

-Papᅅ.

-¿Si?

-Soy virgen.

-Pues te felicito mija, en estos tiempos encontrar una muchacha virgen a tu edad es como una aguja en un pajar, parodiando a quien ya sabes.

-Papá…..

-¿Siiii?

-Quiero dejar de serlo, ya soy adulta y creo que puedo tomar mis decisiones y he tomado esa, quiero sentir los placeres del sexo.

-Hombre, pues yo no seré quien te diga lo contrario, aunque si pienso que deberías estar enamorada del hombre con quien lo hagas.

-Lo amo con todas mis fuerzas, no puedo estar sin el, lo necesito día y noche.

-Pues mira que te lo tenias bien guardado. ¿Y se puede saber quien es?

-Si….si se puede. ERES TU PAPITO.

-¿Queeeee? Creo que estas un poco mal hijita, eso no es posible.

-¿Por qué no?

-Porque eres mi hija, eso seria incesto y va contra todas las leyes. Las del hombre y las de la naturaleza.

-A ver padre…. ¿acaso los animales no se aparean con sus crías?

-Si….bueno….pero

-Pues entonces no ataca las leyes naturales, ¿Quien y cuando puso las leyes de que no tuvieran sexo los padres con las hijas? La religión. Pero uno muchas veces hace muchas cosas que la religión prohíbe desde robar, mentir, matar y desear la mujer de tu prójimo.

-Pero tú no eres la mujer de mi prójimo, eres mi hija y eso esta mal.

-Papá…..quiero ser tu mujer….dedicarme a ti….darte el amor que nunca haz tenido y será un amor mas puro y sincero porque soy tu hija….te amo como padre y como hombre,¿acaso no lo entiendes?

-Es difícil hija, seria ir contra todas las normas sociales y nunca podríamos hacer publico nuestra relación aparte te llevo veinte años que ahora no te parecen muchos porque soy un hombre conservado pero con el tiempo te pesaran y querrás un hombre joven.

-Aun tienes entre quince y veinte años de mucha pujanza y cuando pase ese tiempo yo estaré madura y el amor que te tengo me hará fiel, aparte pienso tener hijos tuyos que heredaran tu fortuna.

-¿Qué te parece si dejamos esta platica para otro día?

-Como quieras papi, pero que te quede claro que para mi solo eres tu o nadie.

Durante el día no hablamos mas del tema pero a mi la sangre me hervía, reconozco que nunca me imagine que mi hija tuviera esas ideas pero al saberlo ahora no podía sacarla de mi mente y lo peor es que imaginaba su cuerpo delicioso desnudo a mi lado, su suave piel de durazno y sus rojos labios. No pude evitar una erección cuando imagine mi verga entre sus labios derramando semen a borbotones. Así llego la noche y cada cual se fue a su recamara a dormir pero de eso, nada.

Ahí estaba yo semi desnudo mirando al techo y con la verga mas dura que un riel de tren. Nunca la había tenido tan dura, ni siquiera en las varias orgías que con mis empleadas había participado pero esto era diferente, esto era incesto.

De pronto cerca de las 02:00 a.m. se abrió la puerta de la recamara y ahí estaba ella. Con un camisón transparente que dejaba ver su delgado y desnudo cuerpo a través de la tela. Se acerco a mi mirándome a los ojos y después desvió su mirada hacia mi pene. No pudo evitar un gesto de sorpresa al ver el tamaño de mi herramienta y se sentó en mi cama.

-¿tu tampoco puedes dormir?

-No hijita, no puedo.

Se levanto de la cama y dejo caer el camisón quedando totalmente desnuda. ¡Dios! que hermoso cuerpo. A sus veinticuatro años los kilos se le habían ido a las tetas y el culo. Delgada de espaldas, cintura y piernas pero sus tetas y culo eran de campeonato. Mirándome a los ojos se acostó entre mis piernas y llevo su mano a mi verga empezando a acariciarla suavemente sopesando su tamaño.

-Que grande la tienes papito, será un placer ser desvirgada por tan hermosa verga.

Yo cerré los ojos pues el placer era inmenso así que no me di cuenta cuando agacho la cara para llevar su boca a mi pene, pero si lo sentí, lo cual fue como una descarga eléctrica por todo mi cuerpo. Se metió lo mas que pudo en la boca y aunque sentía que con los dientes me rayaba el pene no le dije nada, era mas el placer que el dolor. Empezó a subir y bajar su cabeza dándome la mamada más grande y deliciosa que había disfrutado en mi vida. Ahí estaba mi bebita, mi niña, haciéndome feliz con su boquita, como lo había visualizado durante la tarde.

-Mi vida….me haces gozar mucho….sigue así mi amor….ahora a lo largo….así mi amor….hasta los huevos…..que rico lo haces.

A mi edad era un hombre experto en el sexo que por lo general tardaba bastante tiempo en venirme. En las dos o tres relaciones que tenia por semana a veces me venia dos veces y otras tres, según mi grado de calentura, pero ahora me di cuenta que no aguantaría mucho. Alrededor de los cuatro minutos que mi hija me la estuvo mamando ya no soporte más y estalle en su boca. Como tenia dos semanas sin sexo mi derrame fue tremendo, brutal llenando su boquita de semen que le escurrió por la comisura de los labios a pesar de sus esfuerzos por no desperdiciar nada. Cuando termine de expulsar leche ella se saco la verga de la boca y me dijo.

-Fue delicioso papito, ya mis amigas me decían que les gustaba mucho pero no imagine cuanto.

-Mi vida, esto fue maravilloso. Me hiciste disfrutar como nunca en la vida.

-Pues así será de ahora en adelante papito.

La levante de su posición e hice lo que nunca había hecho. Besar a una mujer después de recibir mi semen en su boca y debo reconocer que no sentí nada de asco, al contrario. Fue una infinita ternura que nos embargo a los dos. La acosté boca abajo en la cama y empecé a besar su cuerpo delicado y suave. Era una delicia el sabor de su piel de durazno, la tersura de su espalda, lo sedoso de sus nalgas. Le abrí los globos de su culito y con mi lengua le acaricie el ano, lo que casi la vuelve loca de placer. La voltee boca arriba para mamarle la rajita y me di cuenta por su olor de que estaba en sus días fértiles.

-¿Estas en tus días de fecundidad?

-Si papito.

-¿Y si te embarazo?

-Seria maravilloso papi.

Al ver esa rajita rosadita bien rasuradita, ese cuerpo tan delicioso, esa expresión de placer en su cara y el saber que era mi hija me hicieron no pensar nada mas. Apunte la cabeza de mi verga a la entrada de su vulva y empuje. En un principio sentí la resistencia de su himen pero otro empuje un poco mas fuerte lo hizo ceder, su vagina se fue abriendo ante el empuje de mi verga y aunque ella temblaba de nervios, con palabras tiernas hice que se relajara hasta entrar por completo. ¡Que delicia Dios mió! Estaba tan apretadita al grado que sentía mas rico que cuando enculaba a mis empleadas. Era una delicia estar dentro de ella y poco a poco empecé el mete y saca dentro de su vaginita. Después de tres o cuatro minutos sentí como se tensaba y tenía su primer orgasmo.

-¡Papito….me estoy viniendo…..es riquísimo….como lo gozo papito….ufffff…….uggggg….no aguanto mas!

-¡Aguante mi reina…..aguante un poco mas y me vengo contigo…..que rica vaginita tienes!

Ella descargo sus jugos y yo contuve mi venida. Quedo desmadejada, satisfecha y deseosa de más. Al retirar mi pene venia manchado de sangre por lo que nos fuimos al baño para asearnos nuestras partes intimas.

-Papito, tu no terminaste.

-Ya había terminado en tu boca mi vida.

-Si, pero yo quiero que termines dentro de mi.

-Ya tendremos muchas ocasiones mi amor.

-Me gusto mucho todo y cuando me lamiste el culo fue fantástico.

-A mi me gusto lamértelo.

-Pues cuento las horas para que me lo rompas.

-Mi amor, estas muy apretadita de tu vaginita, vamos a darle mas tiempo a tu culito para que tu cuerpecito poco a poco se acostumbre a mi verga.

-Te amo papi.

-Yo también mi vida.

Nos quedamos dormidos desnudos y abrazados y así nos descubrió la mañana. Al levantarse Fernanda fue a su cuarto a deshacer la cama y acostarse para que doña Juanita la encontrara en su recamara y no se diera cuenta de nada. Quite las sabanas manchadas de sangre y semen y las escondí poniendo otras limpias en su lugar. Llame a la oficina y les dije que un asunto familiar nos reclamaba y por lo tanto ni Fernanda ni yo iríamos en unos días.

A media mañana nos encerramos en mi estudio y llegamos a una conclusión: A doña Juanita la jubilaría con una pensión igual a lo que cobraba aparte una buena cantidad de prima. Fernanda se haría cargo de la casa hasta que encontráramos alguien acorde y buscaríamos un marido de tapadera para ella.

Pacosuarez