Cuando la calentura aprieta (13)
Sigo con mis andadas
Ni que decir tiene, que tras la mañana de placer que pase con Sandra, todos mis remordimientos se borraron de mi cabeza.
Decidí no rayarme más y disfrutar de mi furor sexual. Volví a mi rutina. Raro era el día que no tenía que masturbarme.
Aunque ahora estaba más caliente que nunca, no pude quedar con Migue, ya que los estudios lo tenían retenido. Tampoco me atrevía de decirle a Sandra de repetir la mañana que habíamos tenido, ya que no me gusta forzar las cosa. Creo es más placentero el que surjan solas.
Paso el tiempo y nuevamente entremos en otro año. Ya contaba con 44 años y cada vez me sentía mas joven. Seria seguramente por mi calor sexual.
El tiempo pasaba y yo seguía sin tener relaciones solo con mi marido. El no sentir el morbo de la infidelidad, me estaba matando, a la vez que cada día estaba más cachonda.
Hasta que paso algo que ni en mi mente mas perturbada, creía que ocurriría.
Mi hermana mayor tenía un perro mastín en su casa. Su suegra enfermo y tuvo que ser hospitalizada, su marido al ser hijo único no podía acompañarla por su trabajo, así que mi hermana decidió quedarse ella en el hospital. Para que su hija no se quedara sola, ya que mi sobrino ya estaba destinado en la policía y no vivía con ellos, se vino a mi casa unos días, yo me encargaría de llevarla al colegio y recogerla. Además me dejo a su perro para que lo cuidáramos.
Una mañana mientras limpiaba la cocina, abrí la puerta del patio y Danko, que era como se llamaba, entro. Paseaba tranquilamente por toda la casa. La verdad es que para ser un perro tan grande, era muy bueno. Pero de repente se subió encima mía y empezó a embestir contra mi pierna, yo le cogí las patas, ya que arañaba bastante, le regañe y trate de ver que era lo que le pasara. Le hablaba como si él me entendiera. Al apartarlo de mi me di cuenta que su polla la tenia fuera. Era una polla considerable. Aquello me hizo gracia y yo sola me partía de risa.
Lo deje como una anécdota. Pero aquella noche, tuve un sueño erótico, donde Danko se corría encima de mí. Me levante totalmente mojada, pero a la vez recriminándome el tener esos pensamientos tan sucios, que yo misma rehuía.
Pero no se me iba de la cabeza. Esa mañana decidí indagar por internet. Estuve viendo videos y foros de zoofilia. Pero en vez de repudiarme, al final lo que hice fue ponerme más cachonda.
Aunque no terminaba de dar el paso, aquello me parecía una cosa muy sucia. Los días pasaban y yo seguía debatiendo sobre qué hacer. Una tarde mi hermana me llamo y me dijo que al día siguiente daban de alta a su suegra, por lo cual por la tarde vendría a recoger a su hija y el perro. Aquello hizo que me atreviera, quería probar a ver como salía.
A la mañana siguiente, prepare una manta en el suelo del salón, llame a Danko y le puse unos calcetines de cuando mis hijos eran pequeños en las patas delanteras, para evitar arañazos.
Me desnude completamente y me tumbe bien abierta de piernas. Danko sentando frente a mí solo me miraba, comencé a tocar mi coño, mientras el solo miraba, yo no sabía qué hacer para que él quisiera arrancar. De pronto el empezó a dar vueltas cerca de mí, olisqueando. Pude ver que estaba empalmado. Se ve que estaba en época de celo. Empezó a saltar sobre mi jugando, yo lo apartaba e intentaba llevar su hocico hacia mi coño, me costó trabajo pero al final lo conseguí, tras olisquearlo un buen rato, de repente empezó a lamerlo. Aquello era increíble, el sentir ese gran lengua, a esa velocidad me volvía loca. Lo que pasa es que cada vez que iba llegar al clímax, el se apartaba en intentaba de nuevo jugar. No había manera de que me hiciera correr. Me di la vuelta y me puse a cuatro patas, insistiendo lo volví a dirigir donde quería y en esa postura él se centro en lamer y siguió hasta que conseguí correrme. Sin ayudarle, el solo intento subirse encima de mí, le costaba trabajo, al llevar los calcetines se resbalaba y se caía. En una de esas consiguió, encaramarse bien y de un estocazo me penetro fuertemente. Me dolió la dureza de su embestida, empezó a follarme con un ritmo frenético, sus jadeos acompañaban a los míos. De repente empecé a sentir como su polla se apretaba en mi coño, una especie de bola crecía dentro de mí, me asuste en intente sacarla de mi, algo que me resulto imposible, aquella bola no paraba de crecer y yo sentía una mezcla de dolor y placer. No sabía que estaba pasando, si en ese momento alguien hubiera llegado a mi casa o hubiera llamado me hubiera resultado imposible abrir, al no poder desengancharme del perro de mi hermana. Decidí apartar los pensamientos de mi cabeza y dejarme llevar por lo que estaba sucediendo dentro de mí. Me sentí muy sucia y puta, a la vez que Danko no paraba de follarme. De pronto sentí una explosión dentro de mí, Danko se estaba corriendo, note una gran cantidad de leche en el fondo de mi coño, ya que su polla había llegado a un tamaño increíble, al sentir los chorros disparándose dentro de mí, me corrí como una loca. Tras la corrida Danko, se quedo tumbado encima de mi espalda, paso bastante rato hasta que sentí como la bola disminuía su tamaño, poco a poco la fui sacando de dentro de mí. Al levantarme pude ver como su leche salía de mi coño, había tenido una corrida bestial. El se dirigió hacia el patio y se tumbo, supongo que para relajarse después del polvo que había echado. Yo me subí al baño y me duche, dirigiendo la alcachofa de la ducha a mi coño, intentando limpiar todo lo que pudiera de la corrida del perro. Me sentía sucia por dentro y por fuera. Pero dentro de mi me aplaudía por haber experimentado algo que pocas mujeres habrían tenido oportunidad de hacerlo. Era otra muesca mas en mi culata.