Cuando Eva encontró a Juan
Cuando todo se mezcla...
CUANDO EVA ENCONTRÓ A JUAN
Como todos los sábados mi mujer Eva y yo aprovechamos para dormir un poco más y desayunar más tranquilos, luego comienza la rutina de esos días de medio fiesta que todos creamos, recoger un poco la casa, marchar a hacer un poco de compra, etc. Pues en eso estábamos ese sábado de febrero cuando alrededor del mediodía nuestros amigos nos llamaron para ver que hacíamos esa noche.
Se trata de Sara y Juan, una pareja de treinta y pocos años, con la que quedamos regularmente para salir a cenar o pasar algún día fuera de nuestra ciudad.
Eva cogió el teléfono y quedó con ellos que vendrían a casa a cenar y eso significaba trabajo, que si es necesario recoger mejor la casa, que qué preparamos para cenar y un largo etc, incluido por parte de mi mujer Eva: "¿tienes vino preparado?". En fin que desde el mediodía hasta las seis y media no paramos de hacer cosas, así a eso de las nueve llamaban a nuestra puerta nuestros amigos.
Pusimos la mesa juntos y entorno a las diez nos sentábamos a cenar con un buen vino blanco, después el segundo lo regamos con un tinto reserva. La cena iba normal, hablando del coñazo de nuestros trabajos, los problemas de nuestras familias, de lo bien o mal que lo está haciendo el gobierno y la oposición, de lo lejos que están las vacaciones, y cómo no de lo poco que practicamos sexo y lo mucho que nos apetece a nosotros (a Juan y a mi), en fin lo de siempre. Llegado el postre lo acompañamos con un dulce buenísimo, así cuando terminamos de cenar y nos levantamos para recoger la mesa el mareo que teníamos era considerable.
Nos sentamos en el salón y saque el hielo y la botella de ron añejo que a los cuatro nos gusta, en una butaca mi amiga Sara, a su lado pero en el sofá Eva y Juan y yo en la otra butaca. Así estábamos cuando la música del CD terminó, entonces me levanté para poner en la tele otro pero me equivoqué y puse sin darme cuenta (tenía un buen mareo) una película porno que la noche de antes me había bajado de internet. La película era porno bisex, ninguno de los tres conocía esta tendencia mía, incluida Eva, mi mujer.
En la televisión comenzó una película fuerte, imaginaros la situación y el corte que me dio y la cara y comentarios de mala leche de mi mujer. Pero cuando me levantaba a toda prisa para cortarla, Juan dijo algo que cambió toda la noche: "Déjala y así nos reímos o nos animamos, que esta noche es sábado y haber si cae algo, verdad Sara".
Me quedé de pie en medio del salón sin saber qué hacer y de nuevo Juan dijo: "venga siéntate, no pasa nada". Yo le hice caso y me senté, así la película comenzaba con una pareja hetero con las consabidas mamadas y dedos. A todos nos dio un ataque de risa, pero la película se fue volviendo cada vez más "interesante" y nuestras risas pasaron a ser un silencio tenso y muy excitante.
Todos completamente callados vimos la película entera (escenas de lesbianismo y homo, trenecitos entre las dos parejas de amigos, y unos pollones que desaparecían en las bocas, coños y culos de escándalo) y todo esto sin saber cómo ponernos, yo tenía la polla a punto de reventar y notaba que Eva estaba muy nerviosa, por no decir cachonda.
Al terminar la película nos miramos todos y ninguno dijo nada sólo nos estiramos un poco y Juan se encendió un cigarro diciendo: "Lo siento pero necesito fumar un cigarro". Yo entonces hice una locura, me levante y cambie la película por otra porno, al mismo tiempo que sacaba más hielo y otra botella de ron. Me volví a sentar y le di de nuevo al play. Ninguno había dicho nada y todos se quedaron mirando la tele de nuevo.
Entonces todo se precipito, fui notando como Sara no paraba de moverse en su butaca, con las piernas cruzadas y su brazo y mano entre medias, como no queriendo frotarse pero sin poder dejar de hacerlo. Eva había abierto un poco sus piernas y no se tocaba pero le veía con ganas de que se fueran para abalanzarse sobre mí; Juan sí que había abierto más sus piernas por razones obvias (si tenía el mismo problema que yo le tendría que estar doliendo la polla). Yo tenía dolor porque mi pene me tiraba de algún bello y necesitaba colocármela mejor. Todo esto mientras veíamos en la tele como dos amigos le hacían un bocadillo a la mujer de uno de ellos.
Juan volvió a servir ron y esta vez sin hielo, bebiéndoselo de golpe, y se encendió otro cigarro sin decir nada, mi mujer también cogió un cigarro aunque no fumaba, yo ya no soportaba más, entre la película y entre que veía a todos no mover la vista de la pantalla por si acaso
Juan se abrió más y con su pierna izquierda ya tocaba la pierna derecha de Eva. En esto, Eva hizo un movimiento raro pero creo que necesitaba coger aire y estiró sus piernas quedando su derecha encima de la de Juan, fue el acelerón pausado
Sin levantar la vista Juan comenzó a acariciarse su miembro con su mano derecha y por encima del pantalón. Eva se desabrochó dos o tres botones de su vaquero y se metió la mano dentro de sus braguitas, el suspiró que dio fue como el pistoletazo de salida, Sara hizo los mismo. Y yo que ya no podía más no me corté y desabrochándome el pantalón me saque la polla, muy asustado por lo que me dirían pero muy cachondo, me saque mi polla dura y fuerte, la notaba más grande que nunca y empecé a acariciarme. Ninguno me miraba pero todos me veían y el silencio solo se rompía con los sonidos de la película, entonces Juan hizo lo mismo, se sacó su polla.
Una polla enorme, dura, fuerte, tiesa, muy gorda, era la polla perfecta y sin decir nada puso su mano derecha encima del muslo de Eva que decidió abrirse más el pantalón y dejar que Juan le cogiese su coñito con su mano izquierda, dio un gemido que sonó a gloria, con su mano derecha cogió la polla de Juan. Sara se desabrochó entero el pantalón y se tuvo que meter un dedo por como exclamó de gusto.
Cuando vi aquello casi me muero, Dios, por un lado surgió en mi unos celos inmensos y por otro lado una envidia que me derretía.
Eva ya no se cortó, empezó a pajear a Juan muy despacio y acto seguido se bebió su vaso de ron que estaba a medias de un trago y se inclinó. Se metió la polla de Juan en la boca.
Joder, como se la comió la muy puta, despacio, saboreando, no le cabía en la boca y aun así se la metía hasta la garganta, estaba fuera de sí. Nunca la había visto tan cachonda, nunca habíamos hecho algo así y nunca habíamos comentado lo de hacerlo con otros, y menos que fueran ellos.
Juan se dejaba hacer; en ese momento Sara ya sí, les miraba descaradamente y con cara de "¿joder, qué estás haciendo?" "no me hagas esto y menos con esta puta" pero sin poder dejar de follarse con su dedo. Yo no dejaba de mirarlos también, veía como Juan ya había metido sus dedos dentro de mi mujer y sé que en el fondo me daba envidia de cómo se comía esa polla.
Eva se bajo los pantalones hasta los tobillos y cuando iba a montarse encima de Juan directamente, éste dijo: "no, aquí no, delante de estos no, vámonos a tu habitación" se levantó y tiró de ella para que le siguiese, ella no dijo nada pero su mujer, Sara, si: "No por favor, no me hagas esto, no lo hagas. Para por favor, no lo hagas".
Juan no la miró sólo iba hasta la habitación y detrás sin mirarme, sin decir nada, con la cabeza baja, Eva. Se notaba que no podía parar, sabía que no quería dejar pasar la oportunidad de follarse esa polla, de que la reventase bien. La muy puta.
Salieron del salón y allí nos quedamos Sara y yo, ella pajeándose como una loca y yo sin saber que hacer oímos unos jadeos flojos y luego: "¿me vas a follar de una puta vez o no?, méteme ese pollón, cabrón". "Quiero follarte en tu cama, te voy a penetrar, hacerte mía, no te vas a olvidar nunca". "Si clávamela aquí para que cada vez que me acueste me acuerde", "reviéntame, si, si entra no ves como estoy, si,si,sisiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, cabrón, que gusto".
A partir de entonces sólo oíamos gemidos y tacos, Sara me miró entonces y me dijo: "Joder fóllame, métemela" "no ves que lo están haciendo".
Me levante y quise comerle el coño pero me dijo: "no, fóllame, que se jodan". Se la clave, con fuerza y hasta dentro, sin miramientos, de una vez. Tenía el coño muy dilatado, se notaba que la polla a la que estaba acostumbrada era más gorda y larga que la mía, mi polla bailaba dentro literalmente.
No aguantamos mucho , ella tuvo en todo momento los ojos cerrados y solo gemía mientras se acariciaba el clítoris, se corrió pronto, muy pronto y no lo hizo muy fuerte. Después se dejó hacer sin moverse y todavía con los ojos cerrados hasta que me corrí, no le pregunté si lo hacía dentro o fuera, me vacíe entero en su interior. Me corrí con rabia y pendiente, pendiente no de Eva sino de él, mejor dicho de su POLLA. Bufé como un toro que está en celo, al terminar me dejé caer encima de ella que estaba todavía medio sentada, me retiró con cierto asco y se fue al baño. Fue un polvo de cornudos, de traicionados que se saben inferiores porque están con otro/a que necesitan más. Más polla en mi caso, más brío en el de Sara.
Volví a oír entonces a Eva y Juan como follaban, me senté en el sofá desnudo y encendí un cigarro, no fumaba desde hacía diez años. Me sentía celoso pero con mucha envidia de Eva.
Ellos también terminaron entre gritos de "toma mi lefa, puta" y "si, si córrete dentro, lléname". Después se hizo el silencio, al rato oí como Juan venía para el salón. Sara no había salido del baño todavía.
Juan se sentó en el sofá a mi lado, se encendió otro cigarro se tomó otro vaso de ron seco. No nos dijimos nada, cuando terminó de fumar me miró y me dijo: "¿No te ha gustado follar con Sara? ¿Tampoco te gusta hacérselo a Eva que es tu mujer? Debes darles más caña".
Iba a decir que se callase, pero me paró y me soltó: "vamos lo estas deseando, (y señalándose) cómetela" "límpiamela y prepárame de nuevo" "así sabes a lo que sabe una mujer después de ser empalada, y la tuya sabe un huevo".
No sé lo que me pasó, me puse de rodillas y por primera vez en mi vida me metía en la boca una polla, sabía a Eva y a semen, sabía a hombre recién corrido. Me encantó, se la puse tiesa, notaba como le crecía en mi boca y eso hacía que yo también me pusiese como una moto, notaba como se hinchaba y como no me dejaba espacio en la boca, saboreaba su lefa y el flujo de Eva y me lo tragaba, me la metí hasta la garganta. Él en un momento me frenó, me retiró diciendo: "para, para que me corres otra vez cabrón, para joder, que hambre pasáis en esta casa".
Me subió, me tumbó en la mesa del salón, boca abajo, y sin miramientos se ensalivó la mano y me tocó el culo. Acercó su enorme polla y me la clavó, hasta entonces era virgen. Me dolió pero cuando hubo metido su glande paró y esperó, diciéndome al oído: "esta noche es el segundo culo que me follo, y tengo que reconocer que éste es más apretadito".
Yo empecé a moverme despacio notaba como iba entrando, como me abría despacio, como iba ensanchándome y llenándome, me notaba lleno y muy muy caliente, me la terminó de meter entera, noté como se me hinchaba la polla, como con cada embestida me salía el alma por la garganta. Y me sentía lleno como nunca lo he estado, estaba dejando de ser virgen, y con una polla de verdad, estaba en la gloria. Con los brazos en la mesa, encorvado y notando como me hacían ¿hombre?... ¿mujer?... Estaba satisfecho y me daba un gusto no conocido hasta entonces, rozaba un punto que me llevaba al orgasmo sin correrme.
Moví la cabeza hacía la puerta y allí estaba Eva, de pie, apoyada en el marco, fumando, lo dejó, se acercó y me dijo al oído: "Maricón, por la car que pones esto te gusta más que yo, verte así me pone, ¿me lo quieres limpiar a mí?", cuando se estaba subiendo a la mesa, apareció Sara.
Fue cuando Eva dijo: "verdad Sarita que te ha dejado a medias esta maricona" "ven y prueba tu también mi coño, que no muerde y está lleno de la leche de tu marido". La cogió ella se tumbó en la mesa y cogiendo la cabeza de Sara se la puso en su entrepierna. Me quedé helado, Sara se lo comió entero. Mientras Eva y Juan decían: "joder os gusta limpiarnos después de corrernos, eh?" "A que sabe bien tu marido, trágatelo, esta noche te lo he robado"
Fue, cuando Sara se puso enfrente a mí y me dijo: "fóllame otra vez, que se jodan y nos vean". Me cogió mi polla y se la metió, pero no me la follaba, quien lo hacía era Juan que me estaba ensartando, que me movía como un tiovivo. Quien hizo que me corriese soltando esperma como una fuente fue Juan, enseguida se corrieron ellas, Eva apretando la cabeza de Sara en su coño y gritando: "méteme la lengua más" y Sara tocándose otra vez su clítoris.
Y llegó, me cogió de las caderas soltando mis hombros y me apretó de lleno, note toda su lefa saliendo a ráfagas dentro de mí, notaba cada embestida, cada tensión y sus empujones, gimió y cayó encima de mí
Nos separamos, Sara se vistió enseguida y se marchó sin despedirse, Juan se quedó, se acercó a Eva y le metió un morreo de escándalo, se sentaron a fumar y yo me fui a mi cama. Estaba llena de sudor, y olía a Eva cuando folla y a otro que no era yo, me tumbé.
Al rato oí la puerta, Juan se iba. A Sara nunca más la he vuelto a ver. Eva llegó a la habitación, se tumbó y me dijo: "Juan folla de puta madre, no te enfades tu sólo sirves para comerme el coño, lo haces muy bien" "Quieres que volvamos a quedar con Juan para que solo folle con él".
Entonces muy serio le dije: "No, vamos a quedar con él para que nos folle a los dos, tu tampoco me follas bien, a demás, no puedes follarme y él sí"
Nos echamos a reír y quedamos en eso, él sería nuestro montador y yo les limpiaría después a los dos. La quise besar pero no se dejó, sólo me aseguró: "hoy lo he conseguido, me he corrido cinco o seis veces con Juan, creo que ya soy multiorgásmica", "cariño, si quieres (y me cogió la mano dirigiéndola a su coño) que me corra operate". No os exagero le entraron cuatro dedos, estaba super dilatada, entendí que en el mejor de los casos a partir de ese momento sólo sería su mamporrero. Pero, también Juan me llenaría a mí
Todo lo que ocurrió entre ellos dos y en mi propia cama me lo fue contando esa misma noche, mientras yo me mataba a pajas al lado de ella. Así me contó cómo la tumbó en la cama y penetró de un golpe, salvajemente. Cómo con cada embestida conseguía que le llegará hasta la pared de su vagina, cómo fue sólo sexo de desfogue, cómo la llenaba con esa polla voluminosa que hacía que su clítoris rozase con la pelvis de Juan por la dilatación que le producía semejante instrumento y cómo cuando estaba a punto de correrse como una cerda, se la sacó sin aviso y se puso a jugar con su lengua mientras le daba su polla para hacer un 69 pleno de compases y que cuando estaban otra vez a punto se la volvió a meter. Pero esta vez despacio, recreándose en cada milímetro de su interior y llevándola a una sucesión de orgasmos que le hacían casi llorar y reír al mismo tiempo, hasta que él la avisó de que se iba a correr y entonces me confesó que no le dejó salir. Que le cogió de los glúteos y le apretó contra sí, que recordaba llegarle a clavar las uñas en su culo para que no se saliese y que la inundó y que notó tal cantidad de semen dentro que se sintió como una esponja, me contó que le soltó cuatro torrentes de lefa, y pronunció (ella tan fina) la palabra lefa con avaricia y que entonces se volvió a correr perdiendo la cabeza
A los quince días Juan volvió a casa y no para cenar sino para encontrarse con Eva, mientras yo les contemplaba les limpiaba y me follaban
Correo: casadaexcitada@hotmail.com