Cuando el amor supera barreras

Bueno este es mi primer relato y trata sobre el amor lésbico y la religión. Espero que les guste y lo continúo sólo si me lo piden...

Johan era una chica como cualquier otra. Tenía una familia normal, muy religiosa, entregada completamente al catolicismo. Ella vivía con sus padres y sus dos hermanos.

Su familia era encargada de una organización católica, en donde ayudaban a las personas pobres que no tenía hogar.

En esa organización, Johan conoció a Isaac, su novio. Isaac era un chico muy guapo, tenia 18 años, era morocho, alto, delgado y con ojos color miel. Muy apuesto en verdad. Y las chicas solían alagar mucho la bonita sonrisa que tenía.

Pero él solo estaba enamorado de Johan, que por cierto, también era muy guapa. Era una niña delgada, con el cabello castaño claro, ojos color verde y una muy bonita figura. Despedía un aire angelical de sí, y eso le daba un aspecto muy dulce.

Era un viernes cuando Johan salió de la escuela y se dirigió a la organización, como lo hacía todos los viernes.

Al llegar su madre le dio la indicación de que llevara un pedido de comida no perecedera a otra organización que quedaba cerca de allí. Ella desganada, cansada porque recién salía de la escuela, se quejó, pero la llevó igual.

Antes de emprender el viaje, se puso los auriculares. Y así fue, escuchando música. En su propio mundo.

Ella tenía todo lo que quería: una familia que le daba todo, amigas fieles, un novio que la amaba; pero mientras viajaba al compás de sus canciones preferidas, se replanteó el hecho de si en verdad era feliz. Pero sabía que algo le faltaba, que esa sensación de felicidad aún no la podía concretar.

Lo que no sabía era qué era lo que le faltaba

Después de 20 minutos caminando llegó a aquella organización. Tocó la puerta del lugar y atendió una chica. Johan se quedó tildada observándola. Era una chica algo más bajita que ella, con cabello hasta los hombros color castaño oscuro, ojos color miel, y una figura preciosa.

-          Hola, ¿te puedo ayudar en algo?- dijo la chica.

-          Ehhh ehhh (balbuceando), sí, vengo de la organización “Bella Vida” a traer el pedido de los alimentos. (Aún no podía creer lo bella que era aquella muchacha)

-          Ahh sí claro. Ven, pasa.

Y le dedicó una pequeña sonrisa a Johan que la dejó con la boca abierta.

-          Puedes dejar las cosas aquí- dijo la chica- Por cierto, mi nombre es Geraldine. Tu como te llamas?

Johan se quedó pensando en lo hermoso de su nombre y no lograba entender por qué su corazón latía tan fuerte y rápido. Nunca había sentido una sensación similar.

-          Mi nombre es Johan (sonriéndole)

-          Un gusto Johan. Gracias por traer estos alimentos, nosotros nos vamos a encargar de distribuirlos.

-          El gusto es mío. Y no fue nada el traerlos.

-          Disculpa el atrevimiento, pero tengo una caja muy pesada por aquí y debo subirla a la camioneta. Por desgracia me han dejado sola y no puedo arreglármelas para subirla. ¿Serías tan amable de ayudarme?- dijo Geraldine.

-          Sí claro, no hay ningún problema. ¿Dónde se encuentra la caja?

Buscaron la caja y Johan la ayudó a Geraldine a levantar la caja. Al hacerlo sus manos se rozaron, lo que provocó que Johan se estremeciera. Se sintió muy rara al sentir eso. Ya que nunca le había pasado eso con tan solo rozar las manos. No entendía bien que era lo que pasaba con ella.

-    Muchas gracias por ayudarme Johan, en verdad te lo agradezco ya que tengo      que entregar estos pedidos y me han dejado sola. Así que también se me complicará para repartirlos.

-    Pierde cuidado, sólo te ayudé con una caja, jaja… Si quieres puedo ayudarte también a llevar el pedido. Digo, así terminas más rápido

Algo en verdad hacía que Johan quisiera conocer más a esa chica

-          Oh eso sería genial, pero no quiero molestarte, quizás tienes otras cosas que

hacer

-          Descuida, no tengo nada que hacer, además sería un placer ayudarte.

-          De acuerdo, si no es molestia para ti

-          Claro que no, vamos.- Dijo Johan sonriéndole y llevándola hacia la camioneta.

En ese momento se subieron al auto. Johan tenía la necesidad de conocerla más

-          ¿Y qué edad tienes?- Preguntó Johan con timidez.

-          Tengo 19 años, ¿Y tu?

-          18.

-          Ohh eres más pequeña de lo que pareces.- Le dijo sonriéndole.

-          Sí lo sé, me lo dicen seguido jaja

Johan no podía creer la perfección de la sonrisa de Geraldine. Le observó detenidamente los labios bien delineados que poseía y esa mirada de concentración que tenía al manejar, y no pudo evitar pensar que se veía muy sexy manejando. Lo cuál la dejó algo extrañada, porque nunca había observado tanto a una mujer, ni mucho menos pensar algo parecido.

-          Y dime… ¿A qué te dedicas?- Preguntó Johan.

-          Estudio Arquitectura y además tomo clases de piano… ¿Y tu?

-          ¡Wow, en verdad sabes emplear el tiempo!- dijo sonriendo- Yo aún estoy en el secundario.

-          Pues que bueno. Es una linda edad la que vives.

-          Sí, lo es, pero aún soy menor para entrar a las discotecas. Y eso en verdad me fastidia.

-          Jaja, tranquila, todo a su debido tiempo Johan.

-          Jaja, sí, tienes razón. ¿ Y tu sales a bailar?

-          Sí, algún que otro fin de semana salgo. Últimamente he estado saliendo bastante seguido.

-          Ohh ¿Y a qué lugares sales?

Johan no puedo evitar darse cuenta que Geraldine se sintió muy incomoda por un momento y no paraba de balbucear

-          Ehhh, tú sabes- dijo Geraldine algo inquieta.- A algunos lugares de la ciudad.

-          Sí, claro. De todos modos mañana saldré con mis amigas a alguna discoteca de por aquí. Una de ellas conoce al dueño del lugar así que no tiene problemas en que vallamos.

-          ¡Qué bueno entonces!... Y dime, ¿tu tienes novio?- Preguntó Geraldine.

-          Sí, tengo.- Dijo Johan con cara desanimada.

-          ¿Por qué esa cara niña?

-          Porque no me estoy sintiendo muy a gusto con mi novio Isaac en estos momentos.

-          Pero… ¿El te ha hecho algo malo?

-          ¡No, claro que no! Todo lo contrario, el es muy bueno conmigo, me da todo lo que deseo y aún mas. Además se lleva muy bien con mi familia y mis padres lo aprecian mucho.

-          Y entonces ¿Qué es lo que te tiene así?

-          No lo sé. Últimamente siento que me falta algo. Que no puedo ser feliz por completo… He rezado mucho por esto, pero aún no logro entender qué es lo que me falta.

-          Entiendo, me he sentido así antes, hasta que descubrí ese algo que me faltaba

-          ¿Y qué era ese algo?

-          Enamorarme