Cuando comprendí lo puta que soy. Parte 5

Final de historia Cuando comprendí lo puta que soy.

Esta es la quinta parte del relato Cuando comprendí lo puta que soy.

Joel entra. Y yo solamente le miro inmóvil, me paso la lengua por los labios. Era un gesto universal, quería mamar esa polla. El la traía fuera, menudo cabrón, me ponía cachonda. Parece que él tenía otros planes, sin hablar, se colocó con movimientos lentos detrás de mí, y comenzó a restregar su capullo contra mi coño.

No podía estar más excitada. Pocos segundos después me estaba moviendo ligeramente con movimientos circular hacia atrás, consiguiendo que me penetrase, aun solo con parte de su rabo. Cada movimiento hacia que sonara un poco la cama, y cada movimiento producía un gemido de placer, que aun intentaba que no sonara muy fuerte, algo sonaba.

-          Shhhh. Te pone que te puedan pillar.

Me susurro al oído lascivamente. Cosa que me hizo recordar que mis supuestos padres están en la habitación de al lado. Eso me excitaba, no quería descubrir la mentira. Pero estaba tan caliente, que solamente podía contestar con aquello que me pasaba por la cabella.

-          Follame.

Le susurré entre gemido y gemido, que comenzaban a ser más fuertes, ya que cuando Joel escuchó eso comenzó a darme con fuerza. Sonaba como chocaba contra mi culo, me estaba reventando el coño. Que placer, que polla, que follada me estaba dando. Aunque solo fueron unos breves segundos, cuando me penetró profundamente para volver a susúrrame al oído.

-          Shhhhh.

Me recordaba. Y eso me ponía más.

-          Follame.

Le volví a contestar, y volvía a pasar lo mismo. Se incorporó para agarrarme bien con una mano el muslo de la pierna que tenía doblada, y con la otra me agarró fuerte del pelo. Y me folló. Me folló fuerte. Volvió a empotrarme con fuerza y volvía a sonar la cama, no mucho, pero si se me escaparon gritos de puro placer. Cada embestida era mejor, y quería más y más, nunca había estado tan caliente en mi vida.

Note que Joel se dejaba caer, volvía a coger la misma postura para susurrarme que guardara silencio al oído. Pero me adelante, y le dije mientras me movía fuertemente hacia atrás haciendo que me penetrara en cada uno de los movimientos.

-          Follame el culo.

No lo había hecho nunca con Luis. Y el primer intento salió fallido. Pero ya había probado con otras cosas, me gustaba, pero tenía que estar muy cachonda, y era el momento. Jamás había estado tan excitada en mi vida, y quería por el culo. Seguramente entraría como el cuchillo en la mantequilla de lo guarra que estaba.

Él se detuvo, y me miró, volviendo a girar negativamente la cabeza con mirada lasciva.

-          Pero gritaré.

Le dije girando la cabeza para mirarle a los ojos.

-          No serás tan puta.

Contestó mientras me acercaba un peluche a la boca, a modo de que lo usara para cubrírmela. Y me puso más mojada si aún se podía. Me introdujo lentamente su polla por el culo. Me mordía los labios para no gritar. Y entró una vez, entró otra... y perdí la cuenta. Me lo estaba follando, y me estaba flipando de gusto. Ni aplastando la cara contra el peluche se podían disimular esos gemidos.

La cama sonaba, me estaba dando bien. Yo gemía, y no quería que parase.

-          Follame el culo.

Le volví a intentar susurrar bajito. Y comencé a notar como se endurecía, estaba ya al límite, y yo ya me había corrido otra vez más cuando me la metió en el culo.

-          Me corro.

Me susurro.

-          Donde quieras guarro.

Contesté entre gemidos. Me hubiera dado igual que se corriera dentro, hubiera podido disfrutar unos segundos más de ese rabo dentro de mi culo. Me había puesto muy guarra, y parece que Joel se había dado cuenta.

-          Ven aquí guarra.

Y comenzó a masturbarse fuerte mientras rozaba su capullo contra mis labios.

-          Mámala guarra.

Me dijo cuándo me empujo desde la parte trasera de la cabeza, y comenzó a follarme la boca metiéndomela toda. Llegaba hasta al fondo, hasta que tuve una arcada. El la sacó, y yo rápidamente me volví a acercar para mamarla y no cortar la situación por la arcada. Estaba muy cerda.

-          Que guarra soy.

Le dije. No lo susurre, se lo dije bien alto mientras le miraba a los ojos para acto seguido devorar su rabo. Comenzó a respirar más fuerte, notaba como esa polla se preparaba para correrse.

-          Guarra no. Puta.

Me dijo en voz alta. Y comenzó a soltar leche en mi boca, para sacarla y echarme más sobre la cara de perra que debía tener. Aun me palpitaba, había sido el mejor polvo de mi vida. Aunque lo consideré como si hubiese sido un polvo anunciado desde que nos vimos en el baño, pasando por el coche, el portal, el rellano, el ascensor, la entrada…. Mmmm que guarra.

No diré que no lo necesitara, me sentía bien relajada, y quería estarlo más.

-          Vete corre, eres un cabrón.

Le dije mientras le golpeaba con el peluche e intentaba retirarme parte de su corrida de la cara.

-          Voy, esto nunca pasó. Será nuestro secreto.

Y abandonó la habitación despacio y desapareció. Me tumbo y respiro profundo. Sonrió, he sido guarra, si, y me ha gustado. No pienses en que nadie se enterará, porque es imposible. Y no creo que Joel sea tan imbécil como para contralo. Sobre todo, porque nunca se sabe si podría repetir, seguro que quiere, yo quiero.

Me levanto para ir al aseo a darme un agua antes de dormir y descansar como nunca. Atravieso el pasillo a oscuras y cuando empujo la puerta del baño, está cerrada con pestillo desde dentro. Me cago en la puta que cojones está pasando. No sé quién está dentro de mi casa. ¿Será Joel? Espero que sea Joel.

-          ¿Joel? ¿Eres tú?

Dije en alto mientras golpeaba la puerta, que no tardó en abrirse. Del aseo salió mi padre, en silencio. Que tras cruzar la mirada conmigo, la desvía para ir despacio sin decir palabra hacia su habitación.

Este es el final de la historia.

Espero que les haya gustado.

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