Cuando cae la noche

Todo paso tan rápido, estaba perdida entre tanto placer, entregada totalmente a él, que perdí la noción del tiempo.

Al igual que todos los días me dispuse a darme una ducha, cené y me fui a la cama, unos minutos después llego él, me beso tiernamente el hombro y deslizo su mano por mi cintura, toco mi abdomen, volvió a subir lentamente y con la punta de sus dedos acaricio mis caderas; en ese momento me doy vuelta lentamente y lo miro a los ojos, lo beso tiernamente en los labios y dejo que mi mano recorra todo el dorso de su cara, hasta llegar a su mentón, él me mira directamente a los ojos tratando de no perderse ninguna de las expresiones que hacia al observar sus ojos, sus labios y su piel, estaba fascinada.

Rápidamente me toma por las caderas y me sienta en el medio de la cama, él se incorpora y se sienta en frente de mí, y solo me observa, me sentía embriagada por su perfume, me resultaba sumamente familiar, pero no podía recordar donde lo había percibido con anterioridad; el seguía mirándome atentamente pero no se movía, no lograba entender que pasaba.

Por que no me tocaba? no era deseable para él?

Comencé a ponerme nerviosa, pensé para mi interior que debía hacer algo, deseaba a ese hombre como jamás lo había hecho antes en mi vida; sonreí lentamente con la mirada baja y comencé a subirla hasta encontrarme con sus labios, el seguía sin moverse, y yo seguía sin saber que hacer, por lo que comencé a seducirlo sutilmente, primero lo mire, volví a sonreír, retire mi cabello hacia mi espalda, dejando al descubierto mis hombros y mi cuello, deslice mi mano suavemente por el relieve de mi clavícula y lentamente conoce a deslizar el tirador de mi camisón, primero del lado derecho para luego hacerlo del lado izquierdo, el seguía atentamente cada uno de mis suaves movimientos, pero nada más.

El camisón cayo hasta mis caderas dejando al descubierto mis pechos; en ese momento mire su rostro, y ya no era el mismo rostro sereno que me observaba hace cinco minutos atrás, se había transformado, su mirada se había vuelto oscura y cargada de lujuria; estaba consiguiendo perturbar su calma, tan solo de imaginarlo toda mi piel se erizo, mis pezones comenzaron a endurecerse y comencé a sentir como mi entrepierna se iba humedeciendo lentamente.

Me aburrí de esperar por él, ágilmente le desprendí los botones de la camisa, y le acaricie su pecho, lo empuje lentamente para que se recostara; pase mi pierna sobre su pecho y me senté sobre él, haciendo que sintiera lo húmeda que estaba, preparada para que él me haga suya; en ese momento toda la calma se transformo en tempestad, levanto su cuerpo y me beso suavemente para terminar mordiéndome el labio, rápidamente me tomó por la cintura y me giro, quedando bajo su cuerpo, a merced de él y sus deseos.

Retiró de mi cuerpo el camisón que había quedado sobre mis caderas y deslizo sus dedos por mi vagina, cuando percibió lo húmeda que estaba cerro lentamente los ojos y su boca se abrió formando una o perfecta, lo estaba disfrutando, y yo disfrutaba al verlo disfrutar a él.

Comenzó a sacarse los pantalones, quedando en ropa interior. Suavemente acerco sus caderas a mi pubis y apoyo su dura erección, deseoso por sentir placer; me miraba mientras seguía apretando su pene contra mi, se sentía caliente, pero no lo sacaba de su ropa interior, parecía que me estaba provocando de una manera muy sutil, y su mirada divertida me dejaba ver que estaba disfrutando la tortura que me estaba aplicando.

Era hora de que yo me hiciera la difícil, de que no demostrara que me estaba muriendo en mi interior por se suya, así que trate de sofocar los gemidos a raíz de que presionaba su erección contra mi clítoris, y lo miré con la mirada mas relajada que podía hacer; ahora el que sonreía era él, oh sí, el se había dado cuenta de que no le iba a ser una tarea tan fácil, por lo que se acerco a mí y me roso los labios con los suyos, pero no me besó, sino que comenzó a bajar lentamente por mi pecho, podía sentir su respiración sobre mi piel, haciendo que me erice a su paso, se me estaba volviendo imposible disimular como estaba disfrutando.

No lo pensó dos veces y se prendió con los dientes de mi pezón y lo apretó suavemente, yo sentí como una electricidad recorría mi cuerpo desde la punta de mis dedos, subía por mis piernas para concentrarse en mi clítoris. Fue imposible no retorcerme bajo él; pero el no paro ahí, sino que ahora con una mano tenia todo mi seno izquierdo, con la mano izquierda estaba prendido de mi nalga derecha, y con su boca tenia atrapado el pezón de mi seno derecho.

Que bien se sentía, su lengua jugueteaba rápido y lento con mi pezón, haciendo que yo pegara pequeños saltos de sorpresa, realmente estaba disfrutando de su tortura, como él quería.

Pero repentinamente me soltó de todos los lugares por los cuales me estaba sosteniendo, y yo ya sabia que iba a hacer, pude leer su mirada, lo que más deseaba estaba a punto de suceder.

Toco su erección por encima de la ropa interior y me miro, provocándome y observando como estaba deseosa de él; entonces comenzó a sacarse la ropa interior dejando todo su miembro expuesto, pronto para hacerme suya.

Comenzó lentamente a acercarse hacia mi, refregando todo el glande por mi vagina húmeda y disfrutando del calor que desprendía, ejercía un poco de presión como si fuera a entrar en mí, pero instantáneamente retrocedía, obviamente a propósito, para continuar con su dulce tortura que me estaba volviendo loca.

Segundos después, comenzó nuevamente a ejercer presión para penetrarme, entonces mi corazón comenzó a acelerarse, podía percibir perfectamente mis latidos, y entonces..

Desperté.

Todo había sido un sueño, quería volver con desespero a recobrar el sueño pero ya era imposible, mire a mi derecha y me esposo seguía durmiendo, ni se había percatado de que había despertado .

Y así había terminado mi loco sueño de pasión, que todos los días vuelve, cuando cae la noche.