Cuando acaba el placer (1)
Nadie debe tener el don de hacerte subir al cielo con una mirada y desterrarte al infierno con solo una palabra.
Cuando acaba el placer
Oí unos pasos que se encaminaban a mi cama, Daniela se sentó, me acarició el rostro y me beso en los labios, no supe bien que hacer, si abrir los ojos o seguir fingiendo que dormía, volvió a besarme, susurro mi nombre en mi oído, abrí los ojos despacio y la rodee con mis brazos me transporte al cielo de golpe, hacia tanto tiempo que no hacia algo así
- Quiero estar con vos esta noche
- ¿estás segura? (¿Cómo preguntas eso taruga?)
Pero ya no obtuve respuesta solo un beso profundo y apasionado que me corto el aire por un segundo, hacia un par de meses que Dani no se comportaba así, desde que paso lo de aquel tipo me tenía miedo, pero aquella noche todo iba a cambiar
- No me voy a arrepentir amor quiero
Y ya no dije nada más consciente de que en cualquier momento podría salir huyendo de allí como en tantas otras veces en estos últimos dos meses. La bese como si en aquello se nos fuese a ir la vida, se aferro a mí como si nunca más fuésemos a vernos como la amaba a pesar de todo, y aquella noche la ame, me sentí como si fuese la primera vez que estaba con una mujer, al tenerla desnuda y apretarla contra mi cuerpo sentí esa descarga eléctrica que te paraliza cuando te encuentras piel con piel, yo ya estaba en el cielo, la apretaba contra mí, bese su cuello, chupe su oreja, descendí en un caminito al hueso de su clavícula, le mordí tierno, recorrí con mis manos toda su anatomía, suave, despacio como temiendo que se rompiera, coloque una pierna entre las suyas, bese su abdomen, suspiraba y en cada suspiro suyo yo me elevaba diez metros sobre mi cama, metí mi lengua en su ombligo, primer gemido, todos mis sentidos se agudizaron solo para captar cada una de sus reacciones, solo para guardar cada segundo de esa noche en mi mente. Enredo sus piernas en las mías, sentía su calor en mi muslo, cuanto había deseado tenerla así, por cuanto tiempo espere para este momento arqueo un poco la espalda, hecho la cabeza hacia atrás, sentí sus uñas en mi espalda, mi boca ansiosa encontró su pezón, volvió a gemir dude si bajar mi mano a su sexo pero entonces poso su mano en mi muslo y comenzó a moverse con más urgencia estaba por acabar, lo sentía, escondí mi cabeza en su pelo, en su cuello "te amo" acerté a decir en su oído, y en ese momento la sentí sucumbir al placer debajo de mi, con la espalda arqueada y la respiración agitada, poco pude aguantar yo, que solo necesite escucharla acabar para ir tras ella en busca del placer nunca me había sentido tan cerca de nadie, nunca antes me habían invadido sentimientos así, no era por lo que estaba pasando, ni por lo que iba a pasar, era porque sencillamente la amaba y entonces comprendí tantas cosas, que no pude más que dejarme caer a su lado y abrazarla pidiendo interiormente que aquello nunca acabara.
- ¿todo bien amor?
- Obvio que bien, ¿sabes ¿ he sido tan tonta, todo este tiempo que vos y yo hemos perdido por los quilombos de mi cabeza dura como lo lamento amor tantas veces que vos me decías que todo estaba solo en mi mente
- Ya da igual, lo importante es que tu y yo estamos aquí juntas por fin otra vez y ya nada va a pasar
- flaca yo quiero hablar con vos viste porque
Pero era demasiado tarde yo ya había vuelto a la carga y me estaba deleitando con sus pechos, con su vientre plano, con su ombligo perfecto con sus nalgas prietas de repente algo paso y ahora estaba yo abajo, no recordaba que aquella mujer tan delgadita pudiese tener tremenda fuerza, pero ahora me besaba en los labios y me mordía la barbilla y yo ya no podía pensar en nada que no fuese todo aquello que sentía en cada milésima de mi piel mi dulce angelito se convirtió en una diablesa tan rápido que ni cuenta me día, todo era como siempre fue, simplemente perfecto; cogió mi mano y la puso arriba de la suya, como queriendo que la acompañara en las caricias que me daba uhmmmmmmmm me gustaba mucho todo aquel juego
- Amor - susurraba cada palabra a mi oído en un tono de voz ronca y sensual que yo ya no recordaba - enseñame
Y ahí ya me termine de volver loca y la enseñe, la enseñe aunque ella no lo necesitaba con paciencia, con amor, suave, a tocar a ejercer la presión justa, a subir y bajar por todo mi cuerpo, hasta terminar sintiéndola adentro mía, primero suave, lento, recreándose en cada envestida, tan sumamente lento que me hizo suplicar por mas, elevar mis caderas en cada envestida, arquear la espalda, entrelazar mi mano libre con la suya, desear sentirla más fuerte, más rápido, más adentro para acabar aquella batalla con final anunciado sucumbiendo a ella y viajando a un mundo en el que jamás recordaba haber estado.
Quede exhausta, sin palabras, solo tenía un pensamiento, ella, besarla, abrazarla, sentirla conmigo, ser con ella no simplemente estar Daniela se acostó de lado yo me pegue a su espalda, pase mi brazo izquierdo por debajo de su cuello y deje mi mano derecha posada en su abdomen, se veía tan bella en la penumbra de mi habitación, su pelo olía a frutos del bosque.
Sentí la mano de Dani posarse sobre la mía y llevarla a acariciar su abdomen, sus senos llevo mis dedos a su boca y beso mis llenas, volvió a bajar por su cuello sus senos, su abdomen guio mi mano hasta su entrepierna
- ¿Qué pasa con vos? ¿necesitás un mapa?
- Eh? No, es solo que, ¿de verdad quieres?
- Te necesito adentro mío amor
En verdad la que tenía miedo era yo, no quería hacerle daño, no sabía si aquello le traería malos recuerdos, desde que ya no quería pensar más, se que antes de todo este rollo de los últimos meses, aquello le encantaba
Poco a poco se puso boca arriba, su mano seguía sobre la mía, me hacia hacer círculos la besaba, le cogí la mano, estaba nerviosa, presiono mis dedos hacia adentro los deje ahí por un minuto la sentí tensa, espere
- Ei, amor, ei, mírame - agarre su barbilla y la hice mirarme- mírame, soy yo, me ves, soy yo, tranquila ¿quieres que paremos?
No obtuve respuesta verbal, pero si un beso apasionado como respuesta mis dedos cobraron vida con sus caderas y despacio y con sumo cuidado acabaron con su cometido, y aquel ciclón de pasión que nos envolvió un rato antes, se volvió ternura y cansancio de repente, acomodé mi cabeza en su hombro puse mi mano en su cadera
- Te amo
Pero no halle respuesta, solo su mano en mi pelo, acariciándolo, enredando sus dedos
- Prométeme que pase lo que pase vos no vas a olvidar esta noche jamás,
- ¿Cómo crees que me voy a olvidar? Además me lo puedes recordar cuando quieras
- En serio, prométeme que a pesar de todo recordaras esto siempre, recordaras como te sentiste esta noche
- Te lo prometo argentina, pero no te enfades ¿si?
Y así nos agarro el sueño, dos cuerpos entrelazados tomados de la mano. ¿Cómo pudo cambiar tanto todo en tan solo unas horas?...
( )
Al día siguiente desperté feliz, pero sola, me preocupe un poco, pero al instante escuche correr el agua de la ducha, me levante para ir por café y al salir a la sala se me callo el alma a los pies, allí frete a mi puerta, las tres maletas de Daniela
Espere paciente hasta que salió de la ducha con uno de mis pantalones de pijama y una camiseta blanca
- ¿las viste flaca?
- Me lo puedes explicar
- Mi vuelo sale esta noche a las once viajo a caracas
Me morí en aquel momento, no entendía nada ¿se iba? ; Intento explicarme muchas cosas que yo no alcance a entender entonces y que sigo sin entender ahora, cosas que debía resolver ella sola, con su familia, a miles de kilómetros de mi, en caracas, que se yo, le llore, le suplique, le dije cosas de las que aun hoy me arrepiento, ella aguanto todo de pie frete a mi mirando el suelo, descargue mi rabia contra todas las cosas que había sobre mi cómoda. Su vuelo salía a las 11 de la noche, me pregunto si iría al aeropuerto con ella, a lo que conteste que no y me asesto la puntilla en aquella muerte agónica por fascículos que me había tocado vivir
- Tomá, vos me lo regalaste, me gustaría que vos lo conservaras
(Me tendió el anillo que le había regalado cuando empecemos a salir, cuando le prometí que todo pasaría y que estaríamos bien, cuando ella me prometió que siempre estaría conmigo)
- No lo quiero Daniela
- Cógelo por favor cógelo
- No me castigues mas Daniela por favor ¿quieres matarme?
- No, solo quiero que lo tengas vos, para que...
- Dilo, dilo Daniela, no es tan difícil, engáñame de nuevo igual que anoche cuando te metiste a mi cama como una
- No lo digas amor, vos sabes que no es cierto
- perdóname
- Quiero que hagas tu vida, no quiero que me esperes
- Entiendo hay cosas que tiene sentidos diferentes en personas diferentes
Y así estuvimos largo rato, diciendo palabras que solo nos hirieron mas, que solo hicieron que nos hiciéramos más daño, que se rompieran más cosas dentro de mí, dentro de ella, y me fui, la abracé por última vez y me marche sin tiempo de escuchar sus suplicas, ni sus lloros, me fui, acabe en el gimnasio golpeando el saco de boxeo sin guantes hasta que me sangraron los nudillos, preguntándome, como, porque, cuando, la amaba ¿Qué podía hacer? La amaba y me sentía tan mal que me quería morir en aquel mismo instante, lo único que se me ocurría para hacer terminar todo aquello era pegarme un tiro entre ceja y ceja, porque solo estando muerta podría dejar de dolerme aquello, podría dejar de pensar en ella, de sentirla tan mía a pesar de todo, de mi de ella de su marcha.
Emprendí camino sin rumbo, eran las diez y media de la noche, mis pasos me guiaron a aquel portal, mis pasos me guiaron a aquella puerta en la que había estado mil y una vez antes, y me lance a los labios de la persona que me abrió la puerta sabía que no me rechazaría, es más, sabía que llevaba mucho tiempo deseándolo, y me correspondió sin preguntarme nada, y quise borrar las caricias que Daniela había grabado a fuego en mi piel, con otras que no apagaban mi rabia, con besos que no me quitaban aquella sed, quise cerrar los ojos y dejarme llevar, pero cuando todo paso y los volví a abrir yo ni siquiera estaba allí, entonces vino a mi mente la letra de aquella canción que Daniela escuchaba una y otra vez "se mide el amor cuando acaba el placer ", me vestí en silencio y volví a salir a la calle, y aquella noche mientras mi alma y mi corazón viajaban rumbo a la argentina, mi cuerpo comenzó una vida que no podía llamarse vida, sino agonía y seguí buscando en otros brazos unos brazos que nunca me abrazaban, unos labios que ya no me besaban, y busque en mil y un cuerpo las caricias de unas manos que ya nunca me tocaban y sigo descubriendo cada noche que es que se mide el amor cuando acaba el placer