Cualquier viernes
Imagino que cualquier viernes por la noche vendrás a mi casa. ¿Qué importa lo que podría hacer? Porque voy a hacerlo todo y tu no vas a resistirte.
Imagino que cualquier viernes por la noche vendrás a mi casa. Solamente entrar por la puerta te empujaré contra la pared y mis manos masajearan tus pechos mientras mi lengua explorará tu boca. Después comenzaré a morderte el cuello sin dejar de sobarte las tetas por encima de la ropa. Después te arrastraré hasta el comedor y te lanzaré contra el suelo, es parqué, no estará frío, pero caerás como un peso muerto, puede incluso que te lastimes. Eso me da igual. Después te quitaré toda la ropa, no dejaré ni un rastro de tela que oculte tu desnudez y entonces comenzare a comerte de arriba a abajo, cada centímetro. Cuando te hayas corrido, no antes, te llevare a la cama, te estiraré en ella y, sin esperar ni un segundo más, agarraré mi pene con una mano y lo encaminare hacia tu boca. Tu sonreirás tímidamente y abrirás la boca, meteré mi polla, solo la punta, prefiero que seas tu quien decida como y cuanto comer. Claro que me encantaría follarte salvajemente la boca, pero no lo haré, a menos que me lo pidas ahora mismo. Porque después voy a follarte la boca hasta que tu lenguaje sea solo una continua arcada. En la vida no siempre hacemos lo que deseamos, la mayoría de las veces solo hacemos lo que creemos que los demás desean. O a veces ni eso. Yo no voy a ser así: voy a hacer cuanto me apetezca contigo porque eso es lo que realmente deseas. Estarás de lado y tus pechos, grandes, aunque menos de lo que había imaginado, caerán de costado, alargaré la mano y cogeré uno que comenzare a magrear sin fuerza, pero tampoco sin educación. Me apetece que te des cuenta de que quiero meterte mano. De que te deseo. Quiero que te des cuenta que tu confortabilidad ha pasado a ser algo secundario. Quiero que te des cuenta que me perteneces, que eres de mi propiedad y puedo hacer contigo cuanto desee, aunque no lo haga. No hace falta que me llames amo para que entiendas que eres mi sumisa.
Ahora mismo no sé si vamos a hacer el amor o a follar pero como tampoco se si esta situación se repetirá así que he decidido que haré lo que me apetezca. Puede que protestes, puede que me digas que no debería hacer eso. Pero lo haré de todas formas. Es eso ¿no Sandra? Tú seguirás metiéndote mi polla en tu boca, cada vez más adentro. Cogeré una de tus manos y la encaminaré a mis testículos, me gusta que los masajeen suavemente mientras me están haciendo comiendo la polla, incluso cuando te estoy ahogando con violencia, metiendo casi esos mismos testículos en tu boca. Todo son babas que caen sobre la cama. Las recojo y vuelto a metértelas dentro de la boca. Ahora me vienen a la cabeza muchas de las cosas que hemos hablado, por ejemplo que no te importaba que eyaculasen en tu boca. Me alegro porque lo iba a hacer de todas formas. No se si avisarte, tampoco importa demasiado. Cogeré tu cabeza y apretare un poco para hundir aun mas mi polla en tus labios, tú no te resistirás. Te cogeré del pelo y comenzare a follarte la boca con esa violencia de la que he hablando antes. Tú me mirarás mientras lo hago. Me gusta, me encanta. No sabes las veces que he soñado con esto, las veces que me he masturbado pensando en que te ahogo con mi pene. Dejaré de tocarte un pecho y bajaré esa mano hasta tu sexo, estará húmedo, comenzare a masajearlo. Con un dedo, lentamente, explorando tus reacciones. Me gustará tu sexo, de eso estoy seguro, también me gustará tu vello púbico y me gustarán tus pechos, tus piernas y tu cara. Me gustará todo. Comenzaré a hacer círculos alrededor de tu clítoris y tú ronronearas y moverás tus caderas sin dejar escapar mi polla de tu boca. ¿Cómo podrías dejar escaparla si estoy follándote la boca hasta el fondo? Yo me doblaré y pondré mi boca en tu sexo sorbiéndolo y comiéndolo, degustando cada momento. Abriéndote las piernas con las dos manos mientras mi polla seguirá presa de tu boca. Mientras mis dedos comienzan a abrirse paso en tu culo.
Puede que me corra en tu garganta, puede que lo haga en tu precioso rostro, encima de tu vello púbico o dentro de tu culo, puede que me corra en tu poderoso estomago o puede que manche tus oscuros pezones con mi blanco semen.
¿Qué importa lo que podría hacer? Porque voy a hacerlo todo y tu… no vas a resistirte.