Crystal y Daniela, una historia de amor 3
De como una llamada y revivir el pasado pueden desestabilizar el presente que quieres construir al lado de la mujer que amas.
Crystal y Daniela, una historia de amor 3
Su rostro habia cambiado por completo. Un asomo de tristeza y decepción se vislumbraba en su mirada. De nuevo el teléfono volvió a sonar y al contestar solo dijo:
Te llamo en un rato. Y colgó.
Se levantó de la mesa sin decir nada, ni siquiera nos miro, y salió a la azotea. Will y yo nos quedamos callados, al mirarnos me hizo un gesto como para que la siguiera y fue lo que hice. La encontré recostada al muro, con la mirada perdida más allá del horizonte y los pensamientos quien sabe donde.
Que sucede amor? Le pregunté al llegar a su lado. Volteó a verme y estaba llorando, me abrazó y me dijo:
Mi pasado me persigue.
Me puedes contar?
Entonces fui testigo de una historia que jamás me había imaginado. Me dijo sentándose a mi lado en el piso.
Hace algunos años descubrí mi verdadera sexualidad con una amiga. Era algo que sospechaba pero no habia confirmado hasta que en una fiesta ya pasadas de alcohol tuvimos un ligue rápido, pero no pasó de par de calentones, sin embargo sirvió para demostrarme que con una mujer podía sentir diferente. Después obtuve una beca y me fui a estudiar a la universidad. Ahí conocí a una chica preciosa, su nombre es Yara. Estábamos en la misma clase, enseguida me uní a su grupo, eran como 12 muchachos, entre chicas y chicos, pero muy diversos. Había de varias orientaciones sexuales, roqueros, hippies, rastafaris, hasta un musulmán. Lo único que tenían en común, entre otras cosas, era su posición social, todos eran de clase alta. Sin embargo me trataban bien.
Comencé a salir con esta chica, me llevaba mucho a su casa, vivía sola con su madre, una señora bastante mayor y viuda. Al tiempo empezamos una relación, ella estaba saliendo antes con un chico pero lo dejó por mi. Ella era bisexual pero me decía que le apasionaban las mujeres para relación y los hombres para sexo, pero que conmigo era diferente, que lo dejaría todo por mi. Su mamá lo supo desde el principio y nos apoyó, la señora siempre me ha tenido mucho cariño y me trata como una hija más.
Para tener más privacidad nos mudamos a un apartamento que su mama nos compró, quedaba cerca de la universidad y nos era más fácil. Los fines de semana lo pasábamos con mi suegra o salíamos de camping.
Cuando comencé a salir mas con estos chicos y con mi novia pude darme cuenta de muchas cosas, y una de ellas es que tener dinero no te hace feliz. Había veces que algunos se perdían en las discos en que estábamos y después aparecían al rato, pero muy diferentes, la mirada extraviada, mas eufóricos. Al principio pensaba que estaban ebrios pero después comprobé mis sospechas al seguir a uno de ellos y ver lo que hacían. Se drogaban. A Yara nunca la había visto así, hasta un día en que discutimos. Se fue con la excusa de ir al baño, y regreso drogada.
Tuvimos una discusión peor pero finalmente nos entendimos. Sabía que en una situación así lo que debería es ayudarla y no reclamarle. Ella me prometió que no lo haría mas. Que desde que estaba conmigo era la primera vez que lo hacía, y que la ayudara a dejarlo. Pasamos varios meses bien, nos alejamos un poco del grupo y de las salidas para que ella no recayera en sus andanzas. Cada vez me enamoraba mas de ella, era una chica muy detallista y romántica, vivimos una relación perfecta durante unos años. Pero el idilio un día acabó.
Por el estrés de los exámenes estatales, más algunos problemas familiares, ella comenzó de nuevo a salir con sus amigos, y otras veces lo hacía sola si yo no la acompañaba. Un fin de semana fui a mi pueblo y al volver la encontré en el apartamento, estaba con una chica y otro chico, montando un trío horrible en nuestra cama. Mientras el la penetraba salvajemente por detrás la chica le comía los pezones, después se montó encima de ella y coloco su sexo a la altura de su boca y Yara se lo chupaba con deleite, se le escapaban palabras obscenas de excitación que no le había oído decir jamás. A leguas se veía que estaban drogados todos, y yo miraba repugnada aquella escena. Hasta que un ruido en la puerta provocado por mi los hizo voltearse. Yara se quedó desconcertada, intentó aclarar su voz para decir algo pero no le salía. El chico me miró cabreado y me dijo:
Te nos unes? O te vas a quedar ahí mirándonos gozar?
De mis ojos brotaban lágrimas de rabia y de dolor. Yo solo miraba fijo a Yara, hasta que reaccioné y me fui. En la uní fui objeto de burla por algún tiempo, al día siguiente todos comentaban lo sucedido, de cómo la niña rica le había partido el corazón a la pobrecita del grupo. Yo se que ella no habría sido capaz de regar aquello, sino los idiotas que estaban con ella esa noche. Me buscó varias veces para que habláramos, pero aún cargaba demasiada rabia, hasta que una tarde ya no pude evadirla más, me espero a la salida de clases y me dijo:
Se que la cagué, pero déjame hablar por favor. No hay justificación para lo que me viste hacer, las drogas son así, me hacen pasar el límite de mis acciones. No me justifico se que no quieres saber de mi y estás en todo tu derecho, pero no me niegues tu amistad. Mamá esta preguntando por ti, ya no se que excusa darle por favor, ven a casa de mi madre, pasa un rato con nosotras, no quiero que ella siquiera sospeche lo que ha pasado.
No pude negarme así que acepte y esa tarde cené con ellas. Yara aprovechó para tratarme como a una reina, como siempre hacía, y lamentablemente pasó lo que yo evitaba, caí de nuevo en sus brazos. Subimos a su cuarto y una vez mas me entregué a ella. Pero sentía demasiadas cosas en mi interior, mucha decepción de ella y de mi, y por mas que lo intentamos no funcionó. Ella trató de retenerme lo mas que pudo a su lado, pero ya ni siquiera disfrutaba hacerle el amor, me venía a la mente las escenas que presencié en el apartamento, y aunque de verdad intentó cambiar, creo que en el fondo yo no la había perdonado.
De eso que te cuento hace solo unos meses, terminamos la carrera y cada quien siguió su vida. Seguimos siendo amigas aunque ella no superaba nuestra separación. Visitaba a su madre cada rato, hasta que vine para acá, a conseguir trabajo y rehacer mi vida, y bueno de aquí sabes todo de mí. Te conocí y ha sido lo mejor que me ha pasado, eres alguien con quién valdría la pena construir un futuro.
Su historia me pareció terrible, pero había algo que no me quedaba claro aún, que tenía que ver todo lo que me contaba con la llamada que recibió y con que hubiese cambiado tanto de ánimo.
Le pregunté y me contestó:
Si tienes razón. No te lo he dicho todo, pero necesitaba que supieras lo que te conté primero. Quién me llamó fue Yara. El chico con el que estuvo aquella noche tuvo un accidente y lo operaron de urgencia. Al realizarle exámenes le descubrieron que tiene SIDA. A ella la citaron hace unos días, también se hizo los estudios, y está contagiada.
Continuará no se desesperen, no es fácil relatar estos acontecimientos.