Cruzando guantes - Capítulo 8
Las dos furiosas boxeadoras intentan romper la paridad en el duelo decisivo.
Mercedes aspiró una gran bocanada de aire y refrescó un poco sus pulmones. Sentía un hormigueo interno y apretó los dientes decidida a liquidar el pleito en cuanto sonó la campana y se giró para retomar el duelo.
Analía había hecho lo propio y las dos volvieron a intercambiar golpes que sacudieron sus lastimados rostros. No pasó mucho tiempo para que volvieran a trabarse en un férreo abrazo y retomaran el vaivén fundidas y resbalosas yendo hacia uno y otro lado mientras se gruñían e insultaban al oído.
Cuando una podía liberar sus manos golpeaba, pero era trabada casi en el acto y retomaban el forcejeo. Una y otra se mofaban y trataban de hacer mella en el ánimo rival a medida que el cansancio iba agarrotando sus músculos. Los puñetazos se fueron espaciando y cuando Analía apretó sus brazos en la cintura de la campeona le arrancó un doloroso gruñido que fue recibido con una sonrisa socarrona.
Mercedes sintió que sus pechos estallaban y devolvió el estrujón. La Pantera fue la que se quejó y tambaleó levemente.
-Soltame y peleá, negra hija de puta. -siseó con veneno en el oído de la anfitriona.
-Soltame vos, mal parida.-espetó la campeona y apretó con más fuerza.
Ambas se sometieron duramente y los quejidos escaparon de entre sus dientes apretados. Las cabezas se inclinaban hacia atrás mientras las lágrimas parecían querer brotar de los ojos.
-Soltame y peleemos, puta.
-Soltame vos..
-Ya te solté Analía.... la concha de tu madre.. Dejá de abrazarme. Vinimos a pelear, no a bailar...-la provocó Mercedes con un dejo de frustración.
-Sos vos la que me abraza. Soltame y peleemos. -rugió Analía dejando los brazos a un costado del cuerpo, pero manteniendo los pechos contra los de su rival, ambas con los corpiños puestos.
Mercedes gruñó y sintió bronca por haber perdido la iniciativa y un poco de asco por estar apoyándose pechos contra pechos y nariz contra nariz, mirándose a los ojos con odio.