Cruzando guantes - Capítulo 24

El combate y sus secuelas

El cálido abrazo se prolongó por un largo minuto y tanto una como la otra comenzaron a sentir un hormigueo que las recorría por dentro y la tensión de los asaltos previos pareció aflojarse. Sus cuerpos fundidos comenzaron a mostrar suaves espasmos y ninguna pudo contener las lágrimas, llorando a grito pelado mientras se estrujaban con la cabeza en el hombro de la rival.

El silencio y las frías paredes del vestuario devolvieron el eco de sus sollozos y fueron mudos testigos del momento de calma, después de un visceral y tremendo combate.

Sus mejillas se tocaron y parecieron acariciarse, mientras ninguna intentaba contener las lágrimas. Analía le dio un beso, que Mercedes devolvió y ambas sintieron un escalofrío.

La Pantera volvió a posar sus carnosos labios sobre la mejilla de La Leona, quien se lo devolvió y con este suave intercambio sus bocas se fueron acercando para, primero, acariciarse con un fugaz beso de pico, al que siguió otro, y otro y finalmente, jadeando en susurros pero, sin pronunciar palabra alguna, fundirse y entregarse a un intercambio mutuo de caricias con sus labios, sin prisas por usar las lenguas, disfrutando del contacto y el roce. Las respiraciones se mezclaron y sus alientos humedecieron la boca rival.

Las dos amargas rivales cerraron los ojos e inclinaron las cabezas hacia un lado para concentrarse en el beso mientras sus manos recorrían sus espaldas. Como por instinto, juntaron sus vientres y sus matas parecieron enredarse al igual que sus gemidos.

El agua caía cálidamente sobre sus cuerpos y ellas separaron sus bocas, tras dedicarse a un eterno reconocimiento, donde cada una pudo saborear la saliva y sangre de su oponente y sentir cómo sus heridas eran lamidas, en una suerte de felinas tras la guerra.

Analía le tomó el rostro entre sus manos y lamió una de sus lágrimas. Mercedes se estremeció y le devolvió la atención. Sus narices se tocaron y ambas suspiraron para volver a rozar sus labios mientras intercambiaban salutaciones y mordiscos.

-Puta.

-Cerda.

-Tortillera.

-Lesbiana.

Ninguna lo reconocería pero, el roce entre sus labios y los insultos las excitaba.