Cruzando guantes - Capítulo 22
Momento decisivo entre las dos enemigas
Derrotada y humillada, Analía quedó abatida mirando hacia el techo, jadeante y con los ojos vidriosos por las lágrimas que asomaban. Mercedes estaba eufórica y se recostó encima suya, para abrirle las piernas con las propias y trabar las pantorrillas mientras le frotaba el coño, empapado y palpitante, buscando su propia descarga.
Para ello, comenzó a mover sus caderas rítmica y circularmente y no tardó mucho en correrse, con incontenibles oleadas de placer, chorreando a mares y largando un concierto de jadeos, mientras todo su cuerpo se estremecía.
Pasado un largo minuto, donde la campana volvió a marcar el final de un asalto, la tomó del cabello y le dio un tirón firme.
-¿Aprendiste... quién es la mejor? Cerda!
Analía susurró con un hilo de voz, mientras sacudía la cabeza con gesto negador.
La campeona le sacudió el rostro con una sonora bofetada.
-¡No te escucho, puta! ¿Quién es la mejor?
-Vos, hija de puta... vos... Soltame y dejame en paz...-protestó débilmente mientras intentaba liberarse.
La Leona no estaba dispuesta a aflojar, excitada por la victoria y el morboso combate que habían tenido. Le volvió a dar una cachetada.
-¡Decilo más fuerte! ¡O te dejo pelada, te lo juro, hija de puta! -espetó con un vehemente tirón para enfatizar sus palabras, mientras aumentaba la velocidad en el vaivén de su entrepierna contra la de su rival.
-Vos, hija de puta! Vos... VOS SOS LA MEJOR; MERCEDES!!!! -aulló con la voz entrecortada por el llanto mientras las lágrimas regaban sus mejillas.
Enfervorizada, la triunfadora se inclinó hacia su rival y le escupió en la boca, para luego tomarle el rostro con ambas manos y fundirse en un volcánico beso de tornillo, donde le metió la lengua tanto como pudo.
Analía intentó responder pero recibió una bofetada. Mercedes, exultante, frotó su húmedo y victorioso sexo contra el de su rival y se sentó sobre ella, como si fuera a montarla, para luego, restregar sus jugos en los pechos de La Pantera, regodeándose para terminar poniéndose de pie y adoptando una pose triunfal con los brazos en alto y un pie sobre el cuerpo de su rival.