Cruzando Guantes - Capítulo 2
Continúa el enfrentamiento decisivo entre las dos acérrimas rivales.
Apenas sonó la campana, las dos boxeadoras salieron como disparadas de sus respectivos rincones y dispararon violentos ataques que eran esquivados, repelidos o contraatacados.
El estado físico de ambas no permitía entrever algún atisbo de ventaja. El primer round fue de La Leona, al igual que el segundo, donde conectó los mejores golpes y la cabeza de la retadora se ladeó hacia uno y otro lado mientras tambaleaba y era salvada por la campana. Pero, al comenzar el tercer round, La Pantera pareció dominar y llevarse por delante a la campeona, como para no dejar lugar a dudas y demostrar que estaba más viva que nunca.
Pasada la mitad del combate, los movimientos se hicieron un poco más lentos, los golpes espaciados y las respiraciones más largas. Los rostros de ambas mostraban magullones, llevando la retadora una leve desventaja. Otra cosa que se hizo más frecuente fueron los abrazos, tanto de una como de la otra, donde buscaban detener los ataques enemigos y tomar aire para contraatacar.
De hecho, en el penúltimo asalto, la morena estrujó en un abrazo de oso a su rival y le arrancó un doloroso quejido, pero la réplica no se hizo esperar y fue ella la que gruñó y sintió el ardor en sus pechos. Las separaron, pero tras un rápido intercambio de golpes, volvieron a trabarse y se golpearon a los costados, intentando quitarse aire mutuamente. La Pantera le hizo un tackle y ambas cayeron al suelo, enmarañadas. El árbitro hizo una advertencia y le descontó un punto ante la lacerante mirada de la retadora.
El último round llegó, con ambas mujeres fatigadas y sudorosas e intercambiaron rápidas combinaciones para terminar fundidas en el enésimo abrazo de la noche. Se insultaron en susurros y recordaron a sus madres, mientras se golpeaban como podían.
Finalmente... la campana sonó y ambas se separaron como con asco. Durante lo que pareció una eternidad esperaron el veredicto de los jueces. Cada una caminó por el ring pavoneándose, segura de su victoria, pero para el tribunal no estaba tan claro.
En controvertido fallo dividido, los tres jueces las habían visto empatar y La Leona conservó el título para exagerar el festejo saludando a diestra y siniestra ante la mirada llena de odio de su rival.