Cruzando guantes - Capítulo 18

El combate cuerpo a cuerpo en su máxima expresión

Excitadas y furiosas como estaban, ninguna disminuía el vaivén pélvico que las mojaba y les arrancaba gemidos. Analía tomó la iniciativa y lamió la mejilla de su rival, provocándola. Mercedes se retorció con asco y le tiró del cabello para escupir en su boca abierta. La Pantera sintió lo mismo y devolvió el tirón sin que se detuviera el intercambio de posiciones.

-¿Qué pasa, Mercedes? ¿Te gusto tanto que no parás de mirarme la boca? -jadeó La Pantera con sus labios rozando los de su rival al tiempo que sus vientres parecían fundidos, golpeándose al unísono con oleadas de escalofríos para ambas.

-So vos la que me quiere comer la boca, torta...-escupió La Leona y recibió un beso de pico como respuesta, a modo de despiadada burla.

Por supuesto, que la campeona no se iba a quedar atrás y se lo devolvió y ambas forcejearon con las manos en el cabello rival y las uñas de la mano libre clavándose en la nalga enemiga mientras sus coños libraban su propio duelo.

La retadora amagó un nuevo ósculo y lamió el labio superior de su enemiga, sonriendo triunfal ante su expresión de asco, pero le duró poco, porque la campeona presionó sus labios con fuerza y luego le mordió suavemente el labio inferior, arrancándole un gemido.

Tanto La Pantera como La Leona sentían oleadas de sucio placer que las recorrían con cada movimiento de sus vientres, a los que se sumaba el sensual roce entre sus bocas.

-¿Tenés miedo de transar, trola? -rugió Analía y la escupió mientras le daba un golpe de vientre.

-Chupame la concha, tortillera. Ya te cogí y ahora te voy a transar porque soy más hembra que vos... -replicó Mercedes cuando recuperó la posición superior y devolvió el golpe de coño.

-¿La que tenés en la cara o la que frotás contra mi conchita, puta? -susurró La Pantera sacudiéndose mientras ambas trababan las pantorrillas y aumentaban la velocidad de la fricción entre sus cuerpos.

-La que quieras, lesbiana calentona... -siseó Mercedes y le lamió el labio superior, robándole un gemido mientras ambas entrelazaban los dedos en ambas manos y luchaban por la posición superior.