Cruzando guantes - Capítulo 17

El instinto puede más que la razón

Sin saber quién comenzó pero, obedeciendo a un irrefrenable impulso, sus labios se encontraron con rabia y avidez, intentando abrirse mutuamente, sumándose al ardiente combate que llevaban desde hacía varios rounds.

Tanto Mercedes como Analía se miraban con odio, con los labios presionados fuertemente en algo que distaba mucho de ser un beso, pero que las electrizaba.

La campana volvió a sonar para indicar que un nuevo asalto debía comenzar y las dos ardientes luchadoras separaron sus bocas con asco y humillación.

Mercedes tiró del cabello de su rival mientras rodaba intentando colocarse encima de ella, pero Analía respondió de igual manera y ambas reiniciaron el forcejeo por la posición dominante, gruñéndose con las narices pegadas y los labios casi juntos.

Una y otra se escupían y sentían escalofríos cada vez que sus carnosos y sensuales labios se rozaban.

-Lesbiana de mierda! Soltame y peleemos... -protestó la campeona con un hilo de voz.

-Tortillera calentona... soltame o te dejo pelada. -amenazó la retadora devolviéndole el tirón de pelo y la escupida.

-¿Qué pasa? ¿Te calienta estar con una mujer de verdad?

-¿Me vas a presentar a tu novia, yegua?

La venenosa respuesta de Analía recibió un furibundo tirón de cabellos y una escupida, que la hicieron retorcerse con asco. Pero la respuesta de Mercedes la enardeció.

-¿Qué te pasa? ¿Estás celosa, torta?

-¡Hija de puta! ¡Te voy a romper la boca! -amenazó La Pantera rodando encima de su rival y escupiéndola por enésima vez para luego darle una bofetada.

-¿Con qué me la vas a romper? ¿A besos? ¡Torta! -se mofó La Leona rodando encima y devolviéndole la bofetada.

-Eso te encantaría, ¿querés transar, lesbiana calentona? -Analía acercó sus labios a los de su rival, desafiante, mientras sentía que un hormigueo la recorría por dentro.

-¿Transar con vos? ¡Antes me hago monja! -protestó Mercedes, con asco, pero sin despegar los labios de los de su rival.

Sus alientos se mezclaban y ninguna parecía retroceder ni un ápice.