Cruzando guantes - Capítulo 16
El combate decisivo parece mantener la paridad
Los cuerpos se sacudían entre espasmos y gemidos, abrazadas muy fuertemente, jadeando en el oído de la rival mientras las dos ardientes luchadoras disfrutaban de un volcánico orgasmo que las hacía sentir que todo giraba.
Se habían corrido casi al mismo tiempo pero, ambas sabían que una había vencido. Durante el siguiente minuto permanecieron abrazadas fuertemente mientras rodaban por el ring alternando la posición superior, con los vientres fundidos mientras sus matas se enredaban y sus jugos se mezclaban.
Ambas se sentían humilladas. No sólo se habían corrido con otra mujer... sino que había sido con la peor rival de sus vidas!
Ninguna osaba apartar el rostro del cuello rival, temerosa por encontrar la burla en su némesis, por lo que, entre escalofríos y jadeos, retomaron los insultos.
-Espero que estés contenta, negra tortillera -espetó Analía con una oleada de asco, aún excitada.
-No tanto como vos, que acabaste primero, torta. -respondió la campeona, intentando omitir su propio orgasmo.
-Tuviste suerte, yegua... -La Pantera rodó y recuperó la posición superior para tironearle del cabello.
-¿Suerte? Si no paraste de frotarte, hija de puta! -Mercedes recuperó el dominio y le devolvió el tirón.
Analía volvió a imponerse y le dio un golpe con la pelvis, que La Leona devolvió y el lento intercambio volvió a encender las antorchas de guerra.
-¿Te gusta frotarte con otras minas, Mercedes? -la desafió, incapaz de ocultar la excitación.
-No tanto como a vos, Analesbiana...-recogió el guante, desbordada por el ardor y el morbo.
-Hija de puta....¡Te odio! -La Pantera logró colocarse encima y presionó su vientre contra el de su oponente, para gemir y escupirle en los labios.
-¡Yo te odio más, mal parida! -Mercedes le devolvió el esputo y el roce entre sus montes las hizo estremecer.
La campana sonó y marcó el fin del asalto. Ambas se escupieron con las bocas muy juntas y se miraron a los ojos, con apasionado odio.