Cruzando guantes - Capítulo 15

El paso del combate comienza a sentirse en La Pantera y La Leona

Furiosas y desesperadas, ninguna de las luchadoras cejaba en sus forcejeos. La Campeona llevaba la posición superior y no demostraba intenciones de aflojar su presa. La Pantera, por su parte, se arqueaba y se retorcía en febriles intentos por liberarse pero, lo único que lograba, era que sus vientres aumentaran el contacto y ambas se estremecieran.

Tanto una como otra estaban humedeciéndose, más allá de la transpiración, y sentían un hormigueo interno que las recorría.

-Sonó la campana, yegua... soltame...-protestó Analía sin demasiada convicción.

-Dejá de frotarte conmigo, hija de puta... y soltame el cuello... -ordenó Mercedes.

La retadora se revolvió y logró alternar la posición para, liberando una mano sacudirle una bofetada antes de volver a trabarse con la de su rival. Ahora fue el turno de Mercedes, quien se retorcía bajo el cuerpo de su némesis y ambas vieron las estrellas cuando sus húmedas y palpitantes rajas se tocaron bajo las matas.

La campana del nuevo round sonó cuando ellas aún estaban en pleno forcejeo. El íntimo contacto las estaba debilitando y haciendo perder la razón.

Frustrada por la irrompible paridad, el cansancio y las sensaciones desconocidas que estaba comenzando a sentir, Analía escupió en el rostro de Mercedes, quien no dudó en devolvérselo sin interrumpir el contacto entre sus vientres en fricción a lo que añadieron algunos arañazos en sus pechos y rostros, que las hicieron chillar a diestra y siniestra.

Cada movimiento de una era respondido por un jadeo de la otra y ambas, temblorosas, se sintieron asqueadas, sucias y... de alguna manera... excitadas.

La campana volvió a sonar y se separaron, ambas tendidas mirando el techo, con las respiraciones agitadas y los hombros pegados, sin poder levantarse para regresar a sus rincones.

Ninguna podía hablar y solo se limitaron a jadear y tratar de recuperar el aliento, mirándose con odio y un irreconocible destello maligno.