Cruzando Caminos: secretos rebelados, 2° parte.

-¡¡¡¡PERDON!!!!-grite yo con lo último de fuerzas que me quedaban.

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Sebastián

  • Nosotros nos encargaremos de el-fueron las exactas palabras de Alejandro.

Abriendo así lo que sería una de mis peores pesadillas…


Mis ojos se fijaron asía aquella figura parada a lo lejos, mi corazón no quería entender aquella traición, el impactó era demasiado como para poder soportarlo. Quería creer que cuando abriera los ojos nuevamente estaría en mi cama, con él a mi lado diciéndome que solo fue un mal sueño. Pero la verdad no era tan sencilla.

Mis atacantes me llevaron hasta lo más profundo del callejón, tirándome fuertemente contra el muro y rodeándome, me hablaban, sin embargo no sé si por la influencia de la fuerte lluvia u otra cosa no los podía escuchar. Ni siquiera los miraba, mis ojos estaban siempre posados hacia otra parte, donde podía divisar apenas una sombra.

Sentí un fuerte golpe en la cabeza, producido de que me habían tirado demasiado fuerte contra la pared, al parecer enfadados por ignorarlos, mis ojos estaban perdidos y eso iso que ellos se enfadaran aun mas. Me gritaban, pero para mí eran como susurros en un mundo muy distante.

Otra vez una fuerte punzada me hizo regresar a la realidad, mi estomago adolorido al parecer por un rodillazo, yo tosiendo por falta de aire, sosteniéndome fuertemente con mis manos al muro.  Pude escuchar más claramente como me hablaban, gritaban, puteaban, ya francamente me daba lo mismo lo que me estuvieran diciendo. Si me golpean o jugaban conmigo, mi cuerpo y mi mente ya no respondían. Los pensamientos que tenían solo pasaban alrededor de aquella persona.

Los golpes comenzaban a ser más duros, patadas y puñetazos desde todas las direcciones, ya no aguantaba y caí al suelo boca arriba, mirando ese cielo negro, él como caía la lluvia sobre todo mi cuerpo, los truenos sonaban estridentemente y mis oídos estaban deseosos de acallar todos los ruidos.

De un momento a otro sentí como todo se tranquilizo, pensé que había terminado, que después de eso iría a casa, o alguien me encontraría para llevarme a un hospital y estaría internad durante días en terapia intensiva.

Pude ver como esas tres figuran que hasta hace un momento me estaban dando una de las mayores palizas de mi vida, comenzaban a hablar entre ellos, yo apenas podía mantener los ojos abiertos, mi cuerpo dolía demasiado, la lluvia no cesaba y el ruido era insoportable.

Uno de ellos se arrodillo y me susurro al oído: “Esto no se termina aquí” fueron sus palabras, no sé si por el dolor que sentía en todo mi cuerpo o por otra cosa pero en ese momento una lagrima callo por mis mejillas perdiéndose finalmente con las gotas de lluvias, cayendo a piso.

Sentí como alguien comenzaba a sacarme la ropa, comenzando por las zapatillas y los pantalones, continuando con la campera y la remera que levaba puesto. Todo mi cuerpo se erizo al sentir el contacto de sus manos contra mi piel.

Uno de ellos estiro fuertemente de mi cabello hasta dejarme mínimamente arrodillado, teniéndome de esa manera, mientras otro se posicionaba delante de mí  y comenzaba a sacar algo de su pantalón, en un primer momento no reaccione ya que estaba demasiado desorientado, luego sentí como habría mi boca con poco esfuerzo debido a que yo casi no me resistía y empezaba a introducir algo extremadamente grueso y caliente, que lo rechace al instante pero ellos no tardaron en zamarrearme del cabello haciéndome gemir del dolor.

  • Compórtate putita-escuche en mi oído de la persona que estaba detrás de mí, eso me hizo volver a la realidad.

El que estaba delante introdujo nuevamente su fierro dentro de mi boca, esta ves sin escrúpulos, hasta el fondo haciendo que tragara un poco de agua junto con su polla, llegando hasta mi garganta, provocándome arcadas.  Sentía cada parte de ese semblante dentro de mi boca, cada una de las estocadas se hacía más profunda, su falo era grueso, caliente y extremadamente largo.

  • Para esto naciste puta -escuche que me gritaba la persona delante de mí, agarrándome esta vez el del cabello y marcando su propio ritmo en cada estocada- apuesto que ningún macho te había follado tan bien en tu vida -seguía diciéndome con una vos que denotaba excitación, lujuria, deseo y cierta furia.

  • Se delicado con ella - decía otro detrás mío, quien no tardo en comenzar a acariciarme cada parte de mi cuerpo, desnudo y frio por el constante contacto de la lluvia- recuerda que tiene que aguantar tres turnos- eso ultimo me puso en alerta máxima , estaba ido pero esas palabra hicieron que mi mente comenzara a trabajar a una velocidad indescriptible.

Temblaba, ya no más de frio, sino de miedo, al fin había vuelto un poco a la realidad y comenzaba a darme cuenta de lo que estaba sucediendo a mi alrededor.

Pude ver como el agua que caía de mi cuerpo era de un tenue color rojizo, intuí que por la sangre que provenía de las heridas de mi rostro, sentí como mi boca dolía a más no poder, el cómo las arcadas eran cada vez más frecuentes y él como quería vomitar en ese mismo instante al ver el asqueroso pene de Carlos entrar y salir de mi boca.

Las manos de Alejandro recorrían todo mi cuerpo, amenazando por pronto llegar a mis partes más intimas. Martin solo observaba a lo lejos haciéndose una paja mirando como sus dos compañeros se apoderaban de todo mí ser.

Yo lloraba, podía verlos apenas, pero reconocía sus voces y sus figuras, quería no estar consciente de todos aquellos, volver a aquel mundo alejado de todo, pero me era imposible. La realidad era demasiado dura como para podre ignorarla.

  • sigue zorra-escuche a Carlos- lo estas asiendo muy bien, ya casi, sigue así- me decía agarrándome fuertemente del cabello, haciendo que mi boca comiera cada vez más su polla y llegando hasta un extremo que lo podía sentir claramente dentro de mí.

  • Mierda me vengo-escuche gritar a Martin quien se mantenía alejado hasta el momento

Alejandro masajeaba todo mi cuerpo, dando besos  en mi espalda, jugando con mi oreja y simulando pasar su mono por mi trasero. Cuando él se acercaba a esa parte mi piel no tardaba en tensarse, el lo sentía y se divertía con mi reacción.

  • Mierda esta guarra lo hace demasiado bien-continuaba con sus palabras Carlos- de seguro no es la primera vez que come polla.

  • No sé si será la primera, pero esta va a será más dura- dijo Martín quien se iba acercando lentamente hacia donde estábamos.

De un momento a otro me tiraron contra el piso nuevamente acostándome boca arriba, Carlos se posiciono mejor y continúo con sus estocadas a mayor velocidad, sentí como se producían contracciones en su polla que avisaban el inminente orgasmo. Alejandro se había parado, teniendo una perfecta vista de cómo su amigo me follaba la boca. Martin por su parte al parecer se canso de ser solo un espectador y comenzó a agarrarme mi pene, sacando mi calzoncillo, masajeándome de arriba a abajo, agarrando mi glande con brutalidad, produciéndome por momentos dolor.

  • Me corro……mierda-escuche decir a Carlos sobre mí en total éxtasis-traga leche yegua-me dijo explotando dentro de mi boca en 5 abundantes trallazos que fueron a parar directo en mi garganta.

Al sentir todo aquello casi me ahogo, no solo por su corrida sino que también porque la lluvia caía sobre mi y producía que no pudiera respirar con total normalidad. Alejandro notando mi dificultad para respirar, me levanto mínimamente para que lograra respirar un poco, y cuando vio que me normalice, giro mi rostro un poco haciendo que me encontrara con el suyo, y dándome un beso, recorriendo su lengua, dándome suaves mordiscos en mis labios y  no tardando en sacarme nuevamente la respiración.

  • Te gusto- susurro suavemente a mi oído.

  • Muérete- le dije yo con un poco de dificultad.

  • Y mira que yo tratando de ser gentil-me dijo Alejandro tirándome fuertemente devuelta contra el piso, golpeado mi cabeza- ahora vas a ver- termino de decir mirándome de una manera desquiciada y cerca de mi rostro.

Alejando saco súbitamente a Martin quien había comenzado a mamarme y me dio vuelta, Carlos solo reía.

Sentí los dedos de Alejandro entrando en mi agujero y un inminente grito salió de mi garganta.

  • No-grite yo- para no lo hagas….por favor… para-dije sintiendo tres de sus dedos dentro de mí.

Moviéndose libremente en mi interior, explorando lo inexplorado, haciendo que yo me sintiera la mayor mierda del mundo entero. Llorando de impotencia al no poder hacer absolutamente nada.

  • Ahora vas a aprender-me dijo Carlos quien sonreía ante mi dolor.

  • Levántate puta-me dijo Alejandro levantándome de mi cintura con sus brazos y poniéndome en cuatro-ahora vas a ver.

Sentí como algo grueso y caliente nuevamente entraba en mi interior, pero esta vez era aun más doloroso  que la anterior, esta vez mi agujero se resistía con todo, las paredes de mi ano no estaban preparados para semejante intruso, y yo no podía siquiera tranquilizarme un poco, al menos para minimizar el sufrimiento.

  • Para…para-decía yo casi ahogado.

  • Calla perra-me decía Alejandro haciendo que su pedazo de carne entrara más profundamente en mi interior.

Lo sentía entrar y salir de mí, yo me ahogaba en dolor, mi llanto caía a más no poder, creí estar partido en dos, quería desmayarme, perder la conciencia pero no podía hacerlo.

Mi llanto y mis gritos comenzaron a resonar, al parecer para acallarlos Martin tomo fuertemente mi boca e introdujo su amigo. Este no era tan grande como el de Carlos pero de igual manera me producía dolor. Teniendo dos intrusos en mi interior, partiéndome en dos y con un imbécil riéndose de mi dolor, era demasiado.

Ni Alejandro ni Martin parecían tener la intensión de parar aunque me vieran a mi totalmente desecho, continuaron, entrando y saliendo, sincronizándose, creándome el mayor dolor de todos. Mis ojos se mantenían cerrados, no quería ver la realidad, no quería sentirla.

Al momento se empezar a palpitar en mi interior, pude sentir como los dos se acercaban al orgasmo, quería parar ya con todo eso, ellos me agarraron brutalmente. Alejandro tomo mi cintura y Martin movía su pubis de tal manera que fuera en conjunto con el movimiento de Alejandro quien después de 5 estocadas se derramo en mi interior sin ninguna contemplación. Mientras Martin no tardo en darme dos estocadas más y hacerme tragar sus fluidos que caían por la comisura de mis labios.

  • Delicioso-dijo Alejandro a mis oídos- en verdad nada vale más que una perra virgen- mis ojos se inundaron de lágrimas.

  • Esta boquita me dio el mejor servicio de mi vida- dijo Martin dándome un pequeño pico en mi boca.

Yo caí, al instante en que ellos me soltaron, al suelo. Mis energías eran nulas, mi vos era ronca de tanto gritar y llorar, mi cuerpo estaba desgarrado por donde lo vieran.

Quise cerrar los ojos pero veo como Carlos se acerca a mí y me dice

  • Aun no nos pides perdón por lo de esta mañana ¿verdad?

  • Ahora que lo dices, es verdad-dijo Martin riendo por lo bajo.

  • Ahora pequeña-tomo mi rostro Alejandro- con esa hermosa boca que tienes quiero que nos pidas perdón a mí y a mis amigos-dijo pasando sus dedos por mis labios- te espero o tengo que enseñarte más modales-termino de decir con una sonrisa maléfica en su rostro.

  • Perdón-dije yo en casi un susurro.

  • No te escuche, habla más fuerte-me dijo Carlos tomándome de mi cabello y estirándomelo.

  • ¡¡¡¡PERDON!!!!-grite yo con lo último de fuerzas que me quedaban.

Luego de eso escuche como ellos reían sonoramente, yo caía en el suelo, adormecido ya sin fuerzas, cerrando mis ojos y girándome a mirar nuevamente hacia aquella sombra que no se había movido de su lugar.

Vi sus pies alejándose, pisando los charcos de agua que se habían formado por la constante lluvia, y cerciorándome de que ya no regresarían caí ya sin fuerzas, cerrando mis ojos, sin importarme que estuviera desnudo o el lugar en el que estaba. Solo quería dormir para ya nunca despertar.

Mi cuerpo dolía, pero alguna razón aun seguía sintiendo todo a mi alrededor, incluso esos brazos que me levantaron, cargándome tal cual se carga a un bebe recién nacido, tapándome con no se qué y caminando hacía no sé dónde. Intente abrir los ojos para ver quién era pero de nada servían mis intentos.

Sentí el agua caliente, tan distinto al de la lluvia, cayendo sobre todo mi cuerpo, como me recostaba en algo suave y cómodo tan destiento a ese frio suelo sobre el cual había estado momentos antes. Comprobé ese frio tacto sobre mi cuerpo, el cual me provoco escalofríos y como después me comenzaba a tapar con algo liso, descanse, deje que cada parte de mi cuerpo reposara y se dejara estar.


Tiempo después desperté, abrí mis ojos y me di cuenta que estaba acostado, aun desnudo, sobre mi cama, con una fina manta tapándome, bañado al parecer. Pude identificar mi habitación casi al instante, intente levantarme, pero mi cuerpo no respondía.

Mire hacia mi costado, y lo vi, sentado sobre una silla, con los brazos cruzados sobre sus pechos, mirándome fríamente como si nada hubiese pasado.

  • ¿Por qué?-fue lo primero que le dije mirándolo a los ojos, cayendo las primeras lagrimas de los míos.

El se me fue acercando, por un instante me sobresalte, el se dio cuenta y paró en seco. Cerró sus ojos y se dio vuelta de espalda.

  • Esto solo fue culpa tuya-lo escuche decir, encaminándose hacia la salida de mi habitación.

Mis lagrimas no paraban, era como la lluvia de ese día aunque tratara no disminuía, lo raro fue que en el momento que lo vi salir creí ver una lagrima rosando su rostro. Vi su espalda alejándose de mi lado, esa vez fue la última que lo vi.

Mis padres no se encontraban en casa por un viaje de negocios, esa semana no me fui a clases.

Constantemente miraba mi cuerpo en el espejo, los moretones en la zona abdominal, las heridas sobre mi ojo derecho, mi labio partido, mi parte trasera desgarrada y por último las múltiples heridas en mi cabeza.

Una semana después de todo lo  ocurrido mis padres regresaron nuevamente a mi casa, estaban realmente enfadados ya que el supervisor de la facultad los había llamado para informarles sobre mi desinencia a clases. Estaban completamente histéricos, más de lo normal, después de comprobar las heridas en mi cuerpo y de yo contarles la verdad sobre lo ocurrido lo primero que se les ocurrió decir era que “esto tiene que quedar aquí, si los vecinos se llegan a enterar seremos el hazmerreir de todo el barrio”. No debo decir que mi impacto ante sus palabras me desgarraron el corazón, comencé a llorar delante de ellos, pero aun así en ningún momento se les ocurrió darme un abrazo o al menos una palabra de aliento.

Las semanas pasaron, estábamos a mitad de septiembre y yo tuve que asistir al colegio para realizar todos los exámenes hechos hasta entonces para poder recuperar el tiempo perdido y así no perder el año. Cosa que sería demasiado vergonzosa para mis padres.

Por suerte pude salir ileso de todos los exámenes y comencé a realizar los papeles para el cambio de instituto, mis padres estuvieron por completo en desacuerdo con aquello, pero fue ahí cuando Fran llego y los convenció. Estos no estuvieron muy contentos con la idea, pero se justificaron con “Sera mejor que estés alejado por el momento, así lograremos evitar más problemas”.

A finales de Noviembre pudimos realizar todo el cambio de ambiente con Fran a mi lado, quien no tardo en consolarme cuando le conté todo, siendo en esos momentos el primero que me sacaba de esa inmensa soledad en la que estaba inducido desde aquella vez.

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Una lagrima rodaba por mi mejilla cayendo hacia el marcó de mi ventana, perdiéndose.  Las cosas se podían perder de una manera tan fácil, que era muy duro pensarlo.

Mire hacia la mesa de luz de al lado de la cam y pude ver la hora “4 de la mañana-pensé para mi mismo- mierda tengo clases dentro de cuatro horas”

Me dirigí hacia mi cama y me recosté en ella, intentando dormir, sin embargo desde aquella vez el dormir ya no era un descanso para mí. Era algo tortuoso, prefería simplemente cerrar los  ojos y acallar todo y cada uno de los ruidos a mi alrededor yendo a un mundo completamente lejano a la realidad.

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Fran

Desperté con un fuerte ruido de la puerta de entrada, por un momento me sobresalte pero después recordé que las clases de Sebas empezaban temprano.

Me levante del sillón, desperezándome, me dirigí hacia el baño y tome una ducha, el agua estaba tibia asique me mantuve un buen rato en la tina, luego salí y me dirigí hacia la cocina, me prepare unas cuantas tostadas con un poco de café y prendí la tele del comedor.

La mañana pasaba de manera tranquila, las cosas estaba yendo bien a pesar de todo lo ocurrido con Sebas y demás. La parte buena de todo eso fue que conocí a Sam y su novio, en verdad eran dos personas interesantes, fue una fortuna poder conocerlos.

Justo cuando estaba empezando a ordenar todo escucho el sonido del timbre, me sorprendí, con Sebas llevábamos muy poco tiempo en el apartamento y casi no conocíamos a nadie. Me encamine hacia la puerta y abrí. Cuál fue mi sorpresa al encontrar a Erick desde el otro lado, con esa sonrisa picara que lo caracterizaba.

Sebas

Acababa de llegar al campus, mis clases empezaban a las 8am y en verdad estaba un poco dormido y cansado. No tenía ganas de venir, pero si comenzaba faltando apenas el segundo día seria todo un desastre.

A lo lejos, en la entrada, pude ver  a Nati y Cami, parecían impacientes, seguramente estarían esperando por “alguien”.

-De esta no me salvo-pensé para mi mismo, encaminándome hacia donde ellas se encontraban.

  • Hola-las salude, viendo como me miraban, efectivamente estaban enojadas.

Ayer me había ido sin siquiera verlas, seguramente ellas estarían pensando que era para escarpe del interrogatorio, o si no se enteraron de lo que sucedió y ahora tenía que dar doble explicación.

  • Hasta que te dignaste a aparecer-me dijo Cami.

  • Pero mira que eres escurridizo-articulo Nata.

  • Lo siento-dije yo, con cara de apenado.

  • Te disculpamos, si nos cuenta que es lo que sucedió ayer con ese chico-dijo Cami apuntando hacia el estacionamiento, donde pude ver como Sebas venia llegando.

  • Sebas-dije yo en vos baja, pero aun así Nati me llego a escuchar.

  • A si es, Sebastián Fernández, tiene 20 años, va junto contigo y lo más importante se cambio este año- Nati podía llegar a ser tan…..entrometida algunas veces- ¿me equivoco?

  • No-dije con tono serio- pero no deberías investigar de esa manera a la gente, si él se entera podría llegar a enfadarse.

  • Eso es imposible, dese el espectáculo que dieron ayer todo el mundo habla de cómo ustedes dos llegaron a ser tan “cercanos” en tan poco tiempo- comento Cami, mirando hacia donde se encontraba Sebas.

  • Pero eso…-dije yo un poco sorprendido- eso está fuera de lugar, nos conocimos y lo ayude, ¿qué hay de malo con eso?

  • Nada-dijo Nat de repente.

  • Pero sabes, la gente dice que ustedes no se hablaron en ningún momento mientras estaban en clase, y después lo ven que se van juntos en el auto de Erick con otro chico mas, eso daría a pensar mucho-y hay estaba Cami, con sus ideas.

  • Ya dije que eso no tiene nada que ver, acaso ustedes no lo abrían ayudado, además yo sé por lo que está pasando, recuerden que los idiotas esos me quisieron hacer lo mismo el año pasado y si no fuera por Erick habría pasado-dije yo un poco molesto ya por tanta suposición- además con respecto a lo otro, resulto ser que vivimos en el mismo edificio, le ofrecí a ir conmigo porque vi como se encontraba, nada mas tema terminado-finalice la conversación dirigiéndome hacia donde se encontraba Sebas a saludarlo.

El me vio y sonrió, yo le levante la mano y también sonreí. Venia un poco perezoso por lo que pude ver, además traía unas ojeras que se podían ver a lo lejos.

  • Hola Sam-me dijo pasándome la mano en forma de saludo.

  • Hola, ¿Cómo estás?-no tarde nada en preguntar.

  • Bien-me dijo.

  • Eso espero, oye ven que te quiero presentar a unas amigas que te quieran conocer.

  • Ok-me dijo y le agarre de la mano llevándolo hasta donde estaban Cam y Nati.

  • Hola, Sebastián ¿verdad?-no tardo en hablar Nati- yo soy Natalia, un placer conocerte-le dijo mientras le saludaba con dos besos en cada mejilla.

  • Yo soy Camila-dijo esta con una sonrisita.

  • Un gusto yo soy Sebastián-dijo Sebas mientras saludaba a mi amiga de la misma manera que lo había saludado Nati.

  • Bueno ahora que se terminaron las presentación porque no nos dirigimos adentro, nuestras clases están a punto de empezar Sebas-le dije a este.

  • Está bien-me dijo él.

  • Nos vemos en el receso chicas-les dije a mis amigas despidiéndome.

  • Está bien, pero no te desaparezcas-me dijo Nati mientras se despedía.

Por suerte no me había preguntado nada con respecto al otro tema, con demasiada suerte se había olvidado aunque lo dudo.

  • ¿piensas en algo?-me dijo de pronto Sebas mientras me sonreía.

  • Nada en especial-le dije yo copiándole el gesto.

  • Pues eso no parece así-me dijo el descubriéndome.

  • Y tú. ¿Qué hay con esas ojeras?-le dije contrarrestando su pregunta.

  • Está bien, hacemos un trato, yo no pregunto y tú tampoco, ¿te parece?

  • Estoy de acuerdo, pero que quede en claro que yo gane-dije yo riéndome.

  • Estamos empatados-dijo él.

Ambos reímos, en verdad Sebas me encantaba era una persona demasiado transparente pero que al mismo tiempo se escondía en un caparazón, se parecía un poco a mí, tal vez por eso me agradaba tanto.

Sebas

Estábamos caminando con Sam, hablando trivialidades y riéndonos. Era agradable estar con él, por alguna razón me inspiraba confianza.

Llegamos a la clase y al entrar pude ver como todos nos miraban, me sentí realmente incomodo, seguramente era por lo ocurrido ayer. No le di mayor importancia y me senté en mi lugar, mientras Sam era llamado por unos chicos.

Comenzó la clase y la pase sin el mayor inconveniente, dentro de todo me estaba acostumbrando bastante bien al nuevo ambiente y si no fuera por todo lo que sucedió el día anterior las cosas irían de maravilla.

Una chica muy linda se sentaba junto a mí, era alta, cabellos castaños, ojos color miel, cara estilizada y unos hermosos labios rojos.

  • Hola-me dijo de pronto ella- soy Cecilia y ¿tu?

  • Hola, me llamo Sebas, un placer-le dije sonriéndole.

  • Te estás adaptando bien-continuo preguntándome.

  • Si, la verdad es que no es muy distinto a lo que daba con anterioridad-le dije yo, entrando un poco más en confianza.

  • Ya veo, eso es bueno-dijo ella riendo.

  • Srta.  Cáceres, Sr. Fernández, ¿podrían decirme que es lo chistoso en mi clase?-se escucho la vos del profesor desde al frente.

  • A lo siento Sr. Es que estábamos charlando-dijo Ceci excusándose.

  • Pues para conversar tienen el receso de 1 hora, si desean hablar sobre su vidas hágalo cuando no estén en mi clase-dijo el profesor evidentemente molesto.

  • Lo sentimos-dijimos Ceci y yo al unisonó.

Todo la clase se rio por nuestra pequeña interrupción, algo que me alivio ya que la tensión que se había creado desde el momento en que entre al salón había desaparecido.

Fran

  • Hola-me dijo sonriéndome.

  • Hola Erick, ¿Qué haces aquí?-le dije yo corriéndome de la puerta para que pudiera pasar.

  • Estaba en el departamento solo y aburrido, Sam ya había hecho todo antes de irse para la Uní y estaba sin nada que hacer asique vine para acá ¿te molesto?-me dijo pasando.

  • No, para nada, yo estaba a punto de empezar a limpiar, lamento el desorden-le dije yo.

  • No hay problema, tienes que ver cómo está el mío cuando Sam no limpia por unos días, es todo un  desastre-me dijo el divertido.

  • Yo lo hago a veces, pero Sebas siempre me gana, ¿quieres algo de tomar?-le dije dirigiéndome hacia la cocina.

  • Un jugo de naranja estaría más que bien-me dijo él, sentandose en una silla, en eso ya eran como la 9 y 30am.

  • Está bien-le dije yo.

  • Oye y dime, ¿todo bien con Sebastián?-pregunto de pronto.

  • Si, dentro de todo se calmo bastante-dije yo sentándome en el sillón, pasándole el vaso con jugo.

  • Ya veo, y dime ¿Qué aremos con eso?

  • No lo sé-capte al instante lo que me quiso decir- yo planeaba ir un poco antes y hablar con ellos antes de que las clases comenzaran, pero todo depende de lo que tu digas.

  • Por mi no hay problemas, mientras mas pronto te arregles con esos idiotas mejor-me dijo este tomando un poco del jugo.

  • Si, aunque aun estoy preocupado por Sebas, es peligroso si lo encuentran solo-dije yo pensativo con cara de preocupación.

  • No te preocupes, mientras este con Sam no se atreverán a tocarles un pelo, esos idiotas parecerán todo malotes, pero en realidad son unos cagones- me dijo Erick tranquilizándome un poco.

  • Entonces me quedo tranquilo-le dije yo sonriéndole.

Quedamos hablando un buen rato sobre trivialidades, era un chico agradable pero un poco extraño, aunque debo decir que me agradaba. Se retiro después de una 1 hora más o menos, conversando  había perdido por completo  la noción del tiempo.

Ni bien se fue comencé a ordenar todo el departamento y luego me tire en el sofá a descansar nuevamente hasta que llegara la hora de ir al instituto.

Sam

El receso al fin había llegado, quede con las chicas en que iba al comedor, busque a Sebas con la vista hasta que al fin lo vi parado en la puerta junto con una chica a su lado, la conocía, se llamaba Cecilia, a ellos  el profesor les había llamado la atención en la primera hora.

  • Hola Ceci-le dije saludándola a ella- vamos Sebas-le dije mirándolo a él.

  • Si vamos-me dijo- Ceci ¿quieres venir con nosotros?

  • Por supuesto-dijo ella- hola por cierto Sam-termino de decir la chica.

Nos dirigimos hacia el comedor donde se encontraban  en una mesa aparte, Nati y Cami, nos encaminamos hacia ellas.

  • Al fin llegaron-dijo Nati impaciente.

  • Nos retrasamos en el pasillo, había mucha gente-espete yo.

  • Está bien-dijo Cami- hola Ceci-dijo saludando a nuestra nueva integrante.

  • Hola Cami-dijo Ceci.

  • ¿Se conocen?-pregunte yo mirándolas.

  • Vivimos ridículamente cerca-dijo Cami riendo.

  • Al lado de su casa para ser más exactos-dijo Ceci mientras reía.

  • Wau eso sí que es una sorpresa-dijo Sebas de pronto.

  • Verdad que si-dijo Nati sin darle mayor importancia.

  • Y ahora para no desviarnos del tema central-comenzó a decir Cami- Sam querido- ya comenzó, pensé- ¿Por qué no nos dices el motivo de tu distracción el día de ayer?-termino de decir poniendo los codos sobre la mesa con las manos entrecruzadas.

  • De veras, ¿tenemos que hablar de esto aquí y ahora?-dije yo intentando que me lo preguntaran en otro momento cuando estuviéramos solos.

  • Si no, ¿Cuándo?-contraataco Nati.

  • Si quieres nos vamos-dijo Ceci, y por algún motivo creo que vio el juego que llevaban Natalia y Camila.

  • ¿estamos molestando?-pregunto de pronto Sebas asiendo ademan de irse.

  • No, para nada-dije yo deteniéndolo- es solo que es un tema el cual no quisiera recordar.

  • Con más razón tendrías que hablarlo con nosotros, ¿somos tus amigos no?-dijo Cami viéndome victoriosa.

  • Está bien, ustedes ganan-dije yo rindiéndome- básicamente esto tiene su raíz en Estefan-dije yo notando las caras de sorpresa y al mismo tiempo de rencor de Nati y Cami.

  • ¿Qué te hizo esta vez ese idiota?-pregunto de pronto Camila levantándose precipitadamente.

  • Ya  cálmate que estamos aun en el comedor-dije yo tranquilizándola- no me hizo absolutamente nada.

  • Entonces ¿Qué?-pregunto nerviosa Nati.

  • Es solo que este año entra a estudiar aquí y pues mi tía me pidió que lo ayudara en lo que pudiera, eso es todo-dije yo.

  • Ok-dijo de pronto Ceci- nos perdimos una parte de la historia.

  • Basta, el no quiere recordarlo asique no hay problema-dijo Sebas mirando a Ceci- has como si nosotros no estuviéramos ¿de acuerdo?-me dijo mirándome comprensivamente.

  • Esta bien, no hay problema es algo que sucedió hace mucho-dije yo calmándome- lo que pasa es que Estefan es mi primo y hace unos años le dije sobre mi condición sexual y el no se lo tomo muy bien que digamos, y ahora estoy un poco nervioso porque no sé cómo hablarse-le dije con una sonrisa viendo como él me miraba con una cara de dolor.

  • Es un idiota-dijo Sebas por lo bajo.

  • Eso mismo le dijimos nosotras-comento Cami.

  • Pero sigue siendo mi primo-dije yo.

  • Ya veo asique no se tomo nada bien que fueras gay-dijo de pronto Ceci por lo cual todos nos sorprendimos.

  • Bueno no me miran así, el dijo-mirándome a mi- que su primo se molesto sobre su “condición sexual” ni que fuera tan lenta para no saber a lo que se refiere-termino de hablar ella de lo más tranquila.

Francamente que ella se lo tomara así mas que nada me dio gracias, asiendo que explotara en una carcajada, en dos días seguidos le había dicho a dos personas diferentes mi “gran secreto” y ambas se lo tomaron como si nada.

Después de aquello la hora transcurrió de lo más normal, el receso termino y cada uno se dirigió hacia su respectiva clase, me sentía un poco aliviado, el decir lo que tenia atragantado me hizo sentir bien. Y más aun con amigos que me apoyaran.

~~~~~~~~~~~

Íbamos saliendo de clases, Sebas, Cami, Nati, Ceci y yo,  nos volvimos a encontrar y nos encaminamos hacia la salida, hablábamos de cualquier cosa, reíamos, formábamos un grupo de lo más tranquilo, en verdad se sentía como verdaderos amigos.

Llegamos  la puerta de salida cuando a lo lejos diviso a Fran y Erick que vienen llegando juntos.

  • Oye mira, ¿Qué se supone que hacen aquí?-le dije a Sebas mientras en se daba cuenta a quienes me refería.

  • No será por ese tema-me dijo el pensativo.

  • A es verdad, hoy vendrían a hablar, pero no sabía que vendrían a nuestro campus-le dije yo.

  • No crees que deberíamos decirles que lo dejan como esta, al fin y al cabo hoy ni siquiera los vimos-me dijo él.

  • Será mejor que de igual manera lo hagan, después de todo es solo por si acaso, ya nos dijeron que no harían nada mas-dije yo tranquilizándolo.

  • Y otra vez dejándonos fuera del tema-espeto Cami.

  • Fran y Erick iban a venir a hablar con Pablo y su grupito, solo para estar más tranquilos-dije yo antes de que pidieran una explicación.

  • Entonces es mejor que lo dejes hacer lo que quieran-dijo Nati- Sebas tal vez tu no quieras pero es por tu propio bien- le dijo a Sebi mirándolo de manera maternal.

  • Está bien-dijo Sebas rindiéndose.

Erick

Mi día había comenzado de mil maravilla, en la mañana le hice una pequeña visita a mi vecino, Fran, y ambos compartimos un tiempo juntos de caridad. Y ahora estábamos aun más tiempo juntos ya que teníamos que arreglar el asuntito pendiente con Pablo y los idiotas que casi golpean a Sam y Sebas.

Cuando íbamos llegando al campus pudimos ver como a lo lejos Sam y Sebas iban saliendo con un grupo de chicas, en las cuales pude observar a Natalia, amiga de Sami desde hace unos años, y a Camila, amiga desde el jardín de infantes. La tercera chica no sabía quién era pero hablaba muy felizmente con Sebastián.

Pude notar que Sam nos vio y luego habido de nuestra presencia a Sebas quien parecía nervioso.

  • Allí están-le dije a Fran quien dio vuelta la vista hasta que los pudo ver.

  • ¿Quiénes son esas?-pregunto de pronto.

  • La de cabello negro es Camila y la de rubio es Natalia, son amigas de Sam, la de castaño ni idea-dije yo contestándole a  la pregunta.

  • Ya veo, parece que conoce a Sebas.

  • Tal vez sea una amiga-dije yo.

  • Seguramente-me contesto él.

Los chicos se iban acercando y nosotros nos paramos en unos bancos a esperarlos y esperar que salieran los idiotas esos.

  • No sabíamos que vendrían a nuestro campus-dijo Sam levantando la mano en forma de saludo.

  • Nosotros tampoco-le contesto Fran.

  • ¿Están seguros de esto?-dijo Sebas un poco nervioso.

  • De una o de otra es lo mejor-dije yo viendo a las chicas que permanecían unos pasos atrás de ellos.

  • Hola chillonas-les dije a Cami y Nati quienes me miraban entre ceja y ceja.

  • Hola engreído-dijo Cami sacándome la lengua.

  • Ya vasta ustedes tres-dijo Sam

  • Yo no dije nada y ya me estas retando-dijo Nati quien hasta entonces no había hablado.

  • Me aventure a lo que ibas a  decir-contraataco Sam

  • Hola, no se olviden de mi-dijo la chica de cabellos castaño y labios rojos- soy Cecilia compañera de Sami y Sebas-dijo esta saludándonos con una hermosa sonrisa.

  • Soy Erick-dije yo.

  • Un placer, soy Fran-dijo este sonriendo a las tres chicas-amigo de la infancia de Sebas.

  • ¿Ustedes ya van saliendo?-pregunto Fran.

  • Así es-contesto Cecilia-pero si quieres los esperamos.

  • No, nosotros tenemos clases dentro de un rato, solo veníamos a resolver algo-dije yo mirando a Fran, quien no quitaba la vista de la nueva chica.

  • Está bien entonces nosotros nos vamos-comento Cami.

  • Si quedamos en ir a comer algo-dijo Nati.

  • Está bien, vamos entonces-articulo Cecilia.

  • Nos vemos-me dijo Sam mientras me daba un pequeño pico.

  • Ten cuidado, por favor-le dijo Sebas a Fran quien solo lo miro sonriente.

Fran

Sebas y los demás acababan de irse, mientras Erick y yo estábamos esperando a que el tal Pablo apareciera.

  • Oye-me dijo Erick llamando mi atención- allí están, son esos tres-comento apuntando el dedo hacia tres chicos que salían por la puerta principal.

  • Los vi, ¿vamos o esperamos?-le dije yo.

  • Vamos-contesto Erick decidido.

Caminamos hasta donde se encontraban esos tres individuos y al llegar uno de ellos nos miro con una cara que demostraba furia, mientras los otros dos se mantenían expectantes.

  • Ustedes idiotas e verdad no aprenden-dijo Erick haciendo que la tensión que había en el aire se extendiera.

  • ¡Maldito bastardo!-exclamo el que hace un buen rato nos miraba mal.

  • Tranquilízate Ignacio-se escucho decir al que estaba al frente.

  • Pero…-se corto de golpe el otro chico que estaba con ellos.

  • Dije que tranquilos-comento de vuelta devolviéndoles  una mirada  asesina a sus dos compañeros.

  • Será mejor que controles a tus perros Pablo-dijo Erick mirándolo con rabia.

  • Tranquilízate tu también-dije yo- solo vinimos a hablar.

  • Está bien-me dijo ya más tranquilo.

  • Sé que no me conocen-dije yo mirando a esos tres chicos que se mantenían en el mismo lugar desde el momento de nuestra llegada con Erick- soy amigo de Sebas y agradecería que lo dejen de molestar, el no les hizo nada-termine de decir yo.

  • Y ¿Qué si no queremos?-dijo el que al parecer se llamaba Ignacio.

  • Te rompo la cara a puñetazos-dijo enfadado nuevamente Erick.

  • Está bien-se escucho de pronto- ya no los molestaremos-comento el chico de ojos marrones claros, que si no me equivocaba era el famoso Pablo.

  • pero….-protesto nuevamente el chico de atrás.

  • Ignacio- dijo Pablo mirándolo de manera abrumadora- ya cálmate, ya dije lo que teníamos que decir, ahora vámonos, y eso también va para ti Gabriel.

  • Está bien-dijo Gabriel mientras pasaba por nuestro lado junto al otro chico, Pablo.

  • Ni piensen que esto queda así-amenazo Ignacio.

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Nati

  • Sam es mejor que le preguntes como fue todo-le decía  Sebas a mi amigo.

  • Ya tranquilízate, no va a pesar nada-comentaba Sam muy tranquilamente.

  • ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?-le decía Sebas nuevamente un poco enfadado por la tranquilidad de mi amigo.

  • Porque tiene muy bien amarrado a ese cabeza hueca que tiene como novio-decía en joda Cami.

  • Ya basta, no es por eso, solo confió en él y tú-decía mirando a Sebas- deberías confiar en Fran, el es tu amigo después de todo.

  • Por eso mismo me preocupo-decía Sebas mientras caminábamos por la vereda.

  • ¡Llegamos!-dije yo cortando la tensión.

Habíamos quedado en ir a comer unas pizzas, yo estaba muerta de hambre asique fui la primera en entrar y pedir las ordenes, por suerte no tardaron mucho en despacharnos y luego de sentarnos en una mesas esperamos unos 15 minutos hasta que nuestra ordenes estaban listas.

  • Al fin-dije yo contenta al ver la porción de pizza que había en la mesa- soy capaz de comerme la pizza entera.

  • Angurrienta-dijo Sam molestándome.

  • Ni modo yo no tengo nadie quien me cocine comida casera todo los días, como ciertas personas-dije yo mirando a Sam quien solo sonrió.

  • Esta muy rico-dijo Sebas mientras comía.

  • Si es verdad, deberíamos juntarnos más seguido-comento Ceci.

  • Es verdad, y hablando de juntarnos este sábado hay una fiesta en Molino Rojo, ¿Qué les parece si vamos?-dijo Cami.

Molino rojo era un boliche muy transcurrido, por lo general solíamos ir cuando se hacían cumpleaños y demás.

  • Me apunto-dijo Sam

  • Lo mismo-comento Sebas.

  • Por mi está bien-dije yo.

  • Está bien, pero tendríamos  que avisar a los chicos también-dijo Ceci refiriéndose a Fran y Erick.

  • Nosotros les avisamos- dijeron Sam y Sebas.

Durante todo el almuerzo hablábamos de cosas sin importancia, y luego al despedirnos confirmamos la salida, Cami, Ceci y yo nos fuimos por un lado mientras Sebas y Sam por otro.

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Me había separado de las chicas unas cuadras antes, ya que si bien nuestros domicilios eran cercanos no vivíamos exactamente al lado.

Iba caminado por la vereda cuando vi que en la puerta de mi casa se encontraban dos personas, hablando muy tranquilamente, acercándome más y viendo que esos dos chicos se volteaban a verme me sorprendí al reconocer esas dos caras.


PROXIMO CAPITULO: “ ENCUENTROS”…

Hola a todos:

espero les guste este nuevo capítulo, COMENTEN Y VALOREN, me gustaría saber la opinión sobre cómo va yendo la historia. Gracias y saludos.