Cruzando Caminos: secretos rebelados

Su recuerdo me hacia mal, lo que me hizo, la manera en que lo hizo y sus últimas palabras antes de dejarme casi muerto y no haber aparecido en mi vista sin explicación alguna, “Esto solo fue culpa tuya”, fueron las exactas palabras de él, las ultimas que escuche.

ESPERO LES GUSTE....

Erick

  • ¿Tú eres?-pronuncio ese chico que ahora se había convertido en el protagonista de mis pensamientos-el chico de esta mañana-termino de decía mientras yo ponía una de mis mejores sonrisas para recibirlo. Mientras los demás miraban sorprendidos por lo dicho con anticipo y esperaban mi respuesta con mucho entusiasmo……………….

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  • Hola-le dije- soy Erick, esta tarde estabas tan apurado que no pudimos presentarnos.

  • Ho…hola-decía el mientras yo lo miraba con una de mis mas grandes sonrisas y el estaba como en un transe de confusión- que casualidad- termino de decir mientras me devolvía el gesto.

  • La verdad que si-dije yo.

  • Te agradezco nuevamente el favor que me hiciste, aunque de igual manera llegue tarde a mi clase.

  • De verdad, que pena y yo que pensé que llegarías a tiempo.

  • Ehhhhhhhhh?-se escucho de pronto- ustedes se conocen- decía el chico que permanecía al lado de mi novio- no nos dejen fuera de juego.

  • Ah, sí, lo siento Seba-le decía Fran mientras sonreía tímidamente- esta mañana nos encontramos en el pasillo y él me indico como llegar a mi clase- seguía explicando mientras yo gire para encontrarme con la cara de sorpresa que tenia Sam

  • ¿Qué pasa?-fue lo primero que se me ocurrió decir cuando vi su rostro.

  • Na…nada-dijo Sam mientras miraba hacia otra parte.

Luego de las presentaciones y demás nos dirigimos hacia mi auto,  en el camino me fueron explicando que vivíamos en el mismo edificio y que por eso ellos irían con nosotros. Debo decía que la noticia me dejo bastante emocionado, digo tener como vecino al chico  que  fue protagonista de mis sueños durante todo una tarde no era como para alegrarse y saltar de la emoción, pero teniendo a Sami a mi lado y sabiendo que en un instante podía saber exactamente lo que pasaba tuve que conformarme.

Al llegar al auto el ambiente gracioso que había permanecido desde mi llegada se había extinguido por uno de seriedad extrema. Cuando puse a andar el auto Sami se encontraba sentado como mi copiloto mientras los otros dos permanecían en el haciendo de atrás.

Podía leer en la cara de los tres que trataban de decirme algo, pero al parecer no sabían cómo abarcar el tema, entonces si ellos no comenzaban lo  haría yo.

  • No sería mejor que me dijeran de una vez lo que me tienen que decir-dije yo-o van a permanecer todo el camino con esa cara de velorio.

  • Es que…..-empezó a hablar Sami.

  • Es algo muy serio-continuo Fran.

  • Si es así con más razón me lo tienen que decir-fundamente yo.

  • Es sobre mi-de pronto hablo ese el chico llamado Sebastián.

Todos estaban tensos, y un poco temerosos de cómo continuar.

  • ¿Qué sucedió?-cuestione yo.

  • Lo que pasa es que…hoy…hoy casi lo atacaron Pablo y  su grupo-cuando escuche hablar de ese bastardo todos mis músculos se tensaron- y pues bueno…..cuando yo me entrometí por segunda vez para protegerlo- dijo Sam y yo lo mire sorprendido- bueno casi me atacan también.

  • ¿queeeee?- fue algo que pronuncie con mucho coraje y rabia a la vez.

  • Samuel y Sebastián quieren que tu vayas a hablar con ellos para que no los molesten mas- dijo Fran al ver mi reacción- obviamente yo te acompañare, nadie se mete con mi amigo y mucho menos con el-termino de decía mientras le cogía la mano a él tal Seba.

  • Ja con que hablar-dije yo con tono sarcástico- lo que voy a hacer es romperles la cara a esos malditos idiotas-estaba completamente enfurecido, pero lo raro era que la mayor parte del enojo venia de ver como Fran le agarraba la mano a su amigo.

  • Piensa un poco antes de actuar- se escucho con vos severa y autoritaria- si haces algo precipitado ellos solo querrán vénganse y quien sabe que estén dispuestos a hacer, lo mejor es que los amenaces y problema resulto, no todo se soluciona con los puños- termino de decir Samuel mientras cruzaba los brazos y se mantenía serio.

  • El tiene razón-dijo de pronto Sebastián- yo no quiero que nadie salga herido solo me asuste un poco, tal vez ya mañana no me molesten mas, no tienen que estar preocupados-dijo esto mirando a Fran y a Sami.

  • Pero…..-quiso contradecir sus palabras mi novio.

  • Está bien-dijo de pronto Fran- mañana hablare con ellos todo estará bien no tienes de que preocuparte- esto lo decía mientras le revolvía el cabello a su amigo.

  • Yo también hablare-dije yo ya mas tranquilo-pero si después de eso no se calman lo aremos a mi manera-justo cuando termine de decir eso llegamos al edificio.

  • Gracias-decía Sebastián el cual parecía un poco cansado.

  • Gracias amor- me dijo Sami mientras volvía a mirarme con esa hermosa carita de niño que tenia.

  • Entonces todo resuelto- concluyo la conversación Fran quien esbozo un sonrisa, que sin exagerar era perfecta.

Todos bajamos del auto, luego de eso nos dirigimos al ascensor, y  fue cuando pude saber que ellos estaban el Segundo Piso mientras nosotros seguíamos hasta el tercero. Después de una corta charla en el ascensor nos despedimos, debo decir que un pequeño  dolor se presento en mi pecho cuando tuve que despedirme de Fran, era raro, pero me consolé pensando que mañana lo volvería a ver o quién sabe si nuestro encuentro no se realizaba mas pronto de lo esperado.

Sami

Ahora permanecía mas tranquilo con respecto al tema de Sebastián sin embargo había algo que comenzaba a preocuparme, la forma de mirar a Fran que tenia Erick era rara, lo miraba con ternura y alegría a la vez, hace tiempo que no veía esa cara en el, después de todo recuerdo que cuando se me confesó puso esa misma cara, también cuando fue nuestra primera vez, y cuando le dije que viviría con él, sin embargo desde ese momento no lo veo poner esa expresión y el hecho de que se la dedicara a un chico que acababa de conocer hace unas pocas horas, me daba una amarga sensación. Sin embargo tal vez mi mente me jugaba en contra y decidí no darle más vuelta al tema.

Entramos al departamento y rápidamente el se me tiro encima, tropecé con la alfombra que había a la entrada y caí inmediatamente al piso, con su cuerpo de luchador griego encima mío, comenzó a besarme y acariciarme el cabello, sin más las posiciones se invirtieron quedando ahora yo encima de el.

  • Hoy estas juguetón-me dijo con ese rostro pícaro que lo caracterizaba.

  • Cállate-le dije en forma de orden.

Comencé a besarlo, y levantando lentamente su remera fue llegando a esa maravillosa tableta, mientras tanto mi lengua jugaba en su boca restringiéndole cada parte de ella,  de un momento a otro pare de besarlo completamente, y él un tanto confundido me miro con esos ojos marrones que hipnotizaban.

  • Hasta aquí por hoy-le dije sin más, levantándome de sobre su cuerpo-este será tu castigo por lo de esta mañana-termine de decir dirigiéndome hacia la habitación no sin antes cerrar correctamente la puerta de entrada con la llave ya que antes habíamos olvidado hacerlo.

  • ¿Qué?-pregunto Erick con una pisca de incredibilidad y enojo.

  • Lo que escuchaste-le dije perdiéndome por la puerta de la habitación.

  • Pero……o vamos Sam-dijo el ahora si claramente enojado o indignado, yo solo lo ignore-no me puedes dejar así-continuaba diciendo sin embargo en ese momento yo ya estaba inmerso en mis pensamientos y no pude escuchar mas ni una de sus criticas.

Estando en la habitación me tire un momento  la cama, y entrecerré los ojos intentando dormir, me levante inmediatamente al darme cuenta que aun no me duchaba. Busque la ropa en el armario, saque una bermuda junto con unos pantalones de vaquero, los Calvin Klein y unas sandalias, me dirigí al baño y abrí la ducha dejando que el agua me despejara de ese disturbio que tenía en mi mente.

En un instante los pensamientos sobre Sebas y Erick se dispersaron, pero dieron lugar a nuevos, me acorde de Estefan y que  con todo lo sucedido no me volví a ver con Nati ni Cami, y que seguro mañana me interrogarían sobre todo lo sucedido. Constantemente también se presentaba la preocupación de cómo enfrentar a mi primo, y del como reaccionarían Pablo y los demás con lo que teníamos pensado hacer.

Eran constantes las ideas que se presentaban, perturbando mi mente y mi corazón, un remolino de emociones daba vuelta en todo mi ser provocando tensión en todo mi cuerpo.

Sin embargo, estando aun con los ojos cerrados bajo la regadera, comienzo a sentir como unos brazos me rodean, acariciando cada parte de mi cuerpo, permaneciendo yo inmóvil y dejándome llevar, siento también unos labios que comienzan a besar mi cuello, bajando por mi columna y subiendo nuevamente a lo largo de todo mi brazo, acciones como esa me provocan estremecimiento y cierto deseo comienza a despertar.

Me doy vuelta y abrazo ese cuerpo que me da caricias y besos, comienzo a acariciar su espalda mientras el baja sus manos hasta mis glúteos, apretándolos y acariciándolos, yo le beso la boca, el se desprende mi y muerde mi oreja. Me agacho sin  pensarlo y comienzo a besar sus huevos, suaves piquitos que apenas despiertan su tan llamativo amigo, agarro con una de mis manos la parte del tronco marcando un límite, y me engullo por completo todo su falo, paso mi lengua suavemente por puntos sensibles, alejo mis dientes y tengo cuidado de no morderlo, la acción es constante, trabajo en la punta provocando que las primeras gotas pre seminales aparezcan, agarra esas gotas con los dedos y las juntos, luego llevo los mismo a mi boca, mientras lo miro fijamente a esos ojos claros,  pude notar la lujuria que lo embargaba, en verdad lo debí de dejar con ganas ya que ese rostro denotaba solamente deseo, no se hace esperar y me toma del cabello metiendo nuevamente su amiguito en mi boca, en un principio lo hizo muy fuerte por lo que me dio cierta arcada, pero con el tiempo siempre me voy acostumbrando. Sin embargo , es una persona muy terca, llegaba unos 7 minutos aproximadamente con la misma acción y lo único que le provocaba era más deseos y que su falo se agrandara aun mas dentro de mi boca.

Yo estaba ya al máximo, mi mano hace ya bastante tiempo le estaba haciendo todo una operación a mis pelotas, comenzó a sentir que ya no aguanto y él lo nota, como en un principio vuelve a tomarme del pelo y mete con todo sin ningún limite su pene a mi boca, aumenta el ritmo, yo estoy en mi limite, el ruge de deseo y yo continuo aguantando, comienza a follarme la boca sin control, en sus últimas tres estocadas, derrama todo su ser y yo lo trago como puedo teniendo cuidado de que ni una gota se derramara, y me doy cuenta de que yo también eh tenido mi parte viendo la corrida de mi mano, abundante y pegajosa. El baño huele a sexo, el esta agitado, yo me doy vuelta nuevamente y comienzo a lavarme las manos. Erick agarra de mis brazos y me da un apasionado beso que me saca el aliento por instantes, recorriendo ahora el cada parte de mi boca y saboreando el recién exprimido semen.

Me suelta y se da la vuelta, agarra una toalla y se envuelve, estando bajo ella totalmente desnudo, abre la puerta del baño y me hace señas de estar esperándome, yo le muestro una sonrisa picara y vuelvo a la acción de antes de que el llegara.

Erick

Cuando Sam me dejo con ese calentón después de tremendo beso me enfade bastante, es más me puse a berrinchar como niño pequeño, pero después de darme cuenta que de una o de otra no me aria caso. Me decidí por ir directamente a la acción.

Cuando entre a la habitación me di cuenta que estaba en la regadera, podía escuchar como el agua caía, me saque toda la ropa y la deje sobre la cama, abrí muy despacio la puerta de baño y me metí. Cuando lo vi desnudo, con esa exquisita piel, y los ojos cerrados (acción que repetía cada vez que se ponía a pensar), mi cuerpo término por actuar solo, mis brazos lo rodearon y mi boca no resistió la tentación. El se dio vuelta y me beso nuevamente, yo agarre sus nalgas, no espero ninguna otra acción de mi parte y comenzó a mamármela, me encantaba como lo hacía  al principio lento pero luego aumentando el ritmo y el muy maldito sabía exactamente donde lamber, en mis puntos mas sensibles.  Luego hizo algo que no me esperaba, con las primeras gotas pre seminales, primero las agarro con los dedos y luego los llevo a la boca, en ese momento mi cabeza estaba que explotaba, mi cabeza ya no estaba presente mi cuerpo dominaba la situación, lo agarre de los pelos y lo empuje con todo, primero fuerte y después dejándome llevar por su ritmo.

Me di cuenta que hace un buen rato se estaba pajeando, decidí aumentar la velocidad aunque quería seguir un poco más, pero deseaba que el llegara junto conmigo. Agarre nuevamente su cabellera y con las últimas tres estocadas logre vaciarme en su interior, 5 trallazos fueron a parar en su garganta y por lo que pude ver el también había llegado en gran abundancia.

Como siempre después de la acción se dio vuelta, sin un beso sin nada, lavándose las manos, en una siempre acción tome de sus brazos y lo atraje hacia mi boca. Explore cada parte de esa tan excitante boquita y lo deje respirar un rato. Mi sonrisa picara no se hizo esperar al ver sus reacción. Tome una toalla y salí del baño haciéndole una seña de que lo estaba esperando. El solo me sonrió y eso de seguro era un acepto en mi invitación.

Me tire en la cama y espere a que el saliera. Sabía que no tardaría mucho más en la ducha ya que de seguro pronto estaríamos sucios nuevamente. El solo pensar en su cuerpo cubierto de sudor bajo el mío me hizo excitarme nuevamente, provocando que mi falo reluciera bajo la toalla.

  • Espero que estés pensando en mi-se oyó su vos con cierto sonido excitante que me hizo saltar de la cama.

  • En quien más-le dije yo caminando hacia él y agarrándolo de los brazos.

  • ¿Quién sabe?-dijo él con cierta vocecita ingenua que me saco cierta sonrisa que el pudo notar.

  • Porque mejor no comenzamos con lo importante-le dije tirándolo a la cama y sacándole la bata que llevaba puesta.

  • ¿quién te lo impide?-termino de decir el  yo no me hice de rogar.

Probando nuevamente esos finos labios rojos y mirando esos profundos ojos verdes como dos grandes  esmeraldas. Acaricie su rostro, ese rostro angelical que tenia, tome su cabellera castaña y la entrecruce con mis dedos.  Era tan hermoso, tan angelical y tan serio a la vez, parecía una combinación equivoca pero así era Sami, mi Sami.

Me beso tiernamente, y sonrió. Yo lo acaricie y termine por sacarle la bata, dejándolo como vino al mundo, el tímidamente me saco la toalla y se dejo ver ya mi gran excitación.  El tomo cuidadosamente con sus manos mi falo y lo comenzó a acariciar, iba a hacer que el también gozara de una buena mamada pero mi amigo me pedía más, y yo ya estaba al límite entre el deseo y el pensamiento.

Lo mire y cuidadosamente fue introduciendo el primer dedo en su interior, estaba algo apretado y sabia que si continuaba de esa manera lo lastimaría. Agarre una crema que había en la mesa de luz puse una gran cantidad en mi mano y comencé mi trabajo mientras lambia y besaba cada parte de su cuerpo.

El se encontraba en éxtasis extremo, después del tercer dedo movía sus caderas intentando que entraran más hondos, rasguñaba mi espalda y me abrazaba fuertemente.

  • hazlo- susurraba a mi oído-hazlo  ahora, ya no me tortures-me decía tiernamente excitado.

  • No es esa mi intensión-dije yo dibujando una sonrisa maléfica en mi rostro.

Lo di vuelta y puse más crema en su hoyito que ahora palpitaba por más carne, mi falo tampoco estaba con ganas de esperar, es mas ya estaba en su máximo potencial. Abrí con mis manos sus nalgas viendo el interior rosado y cachondo de su orificio, apunte la punta de mi pene a la entrada y fue entrando muy, muy lentamente.

  • Ahhhhhhhh-gemía él, no de dolor sino de excitación, al igual que yo había perdido por completo la cabeza y solo del quedaba el deseo-mas-continuaba sin embargo yo lo quería hacer sufrir un poquito por querer dejarme con el calentón ese- mas sigue-decía el y yo en acto reflejo sacaba la parte que ya tenía metido dentro de su orificio nuevamente al exterior-no pares-gemía el.

  • No deseo hacerte daño-mentí, con cierto tono malicioso en mi vos.

  • No…no lo harás…por favor-decía el captando a la perfección mi tono de vos.

  • Pero es que no quiero enfadarte-le seguía diciendo yo, quería que me rogara hacerlo aunque yo también deseara estar dentro de ese precioso culito.

  • Ya vasta….no me tortures así…….hazlo por favor-decía el tomando con una de sus manos su pene.

  • Está bien-dije yo ya estando en mi limite-pero recuerda que tú me lo pediste-le dije sabiendo el lo que venía.

Y de una sola estocada hice entrar todo mi miembro dentro de el provocando gran placer en todo su cuerpo y el mío. Un gemido muy fuerte salió de su boca y la mía.

  • Ahhhhhhhh….mggggggggg-gemimos los dos al sentir el mi caliente pedazo de carne y yo su orificio apretado y cálido por dentro.

  • Masssss…….sigue no……pares-suplicaba mi amado.

  • Lo que tú digas-le dije yo susurrando en su oído y mordiéndolo.

Agarre fuertemente sus caderas con mis manos, y comencé el típico ritual mete-saca, mientras lambia su espalda, mordía su cuello, besaba su nuca. Yo gemía y el también, parecíamos dos fieras, completamente consumidos por el deseo y la excitación.

Yo me hacía más grande dentro de el y el al sentirlo se estremecía, pude notar sus orejas completamente rojas y me dieron ganas de ver su rostro. Sin más lo di vuelta y pude ver como estaba, deseoso y consumido por el sexo. Su rostro rojo, y su piel cubierta de sudor bajo mi cuerpo.

Tome ambas piernas y las subí dejándose ver nuevamente su orificio, pidiendo por su ocupante, palpitando porque aquel intruso vuelva a entrar. Mi pene estaba al máximo  quería disfrutar del suyo por un rato. Volví a introducirme dentro de el provocando que su rostro se contrajera y viendo esa tan hermosa expresión que casi nunca se dejaba ver.

Con mis manos ocupadas en sus piernas no podía agarrar ese hermosa cara, asique entrando aun más profundamente con la inclinación pude alcanzar sus labios y explorar cada parte de ellos, sintiendo su pene como empujaba en mi tableta y palpitaba por venirse. Aumente el ritmo cada vez más, y cada vez que podía lo besaba, mordía sus pezones, lambia su cuello, besaba su frente. Y el más y más excitado se ponía aun más rojo.

Daba vuelta su cara ya que al parecer tenia vergüenza de su expresión, mi sonrisa maliciosa aparecía cada vez que el hacia eso. Mi amigo palpitante me aviso que iba a llegar a su fin, y el suyo amenazaba con ya no aguantar más. Sin más tome fuertemente sus caderas y lo embestí con toda unas 5 beses mas, provocando que entrara hasta sus entrañas y depositara mi néctar en su interior y que él se viniera salpicándose por su cara y su pecho.

Agitados como estábamos caímos rendidos los dos, yo sobre el y el abrazando mi amplia espalda. Después de unos segundos comencé a buscar nuevamente su cuello y su oreja pero pude notar lo cansado que se sentía.

Me levante apenas sobre él y comenzó a limpiar con mi boca todo su cuerpo, lambiendo cada una de sus partes, desde su cara hasta su pecho y pene. El solo gemía tímidamente, obviamente no estaba para otra vuelta aunque yo ya tenía ganas de nuevo. Aun así decidí dar por terminado la sesión.

Lo agarre en mis brazos y al igual que en la mañana lo lleve hasta la regadera, podía ver como entrecerraba los ojos y me sonreía por momentos. Amaba cuando se olvidaba de ese muro que se creó y mostraba quien en verdad era, ese ingenuo y tímido niño que yo había conocido hace tres años atrás. De igual manera comprendía por qué había puesto un muro a su alrededor, sabía que no quería salir lastimado, pero también sabía que si no hablaba de las cosas que ocultaba en lo más profundo de su corazón algún di explotaría.

Llegue a la ducha y comencé a lavarlo, pude ver como mi semen se escurría por su orificio, y lentamente fui sacando todo rastro de él en su interior. El me abrazaba y se mantenía cerca de mí. En silencio e inerte como tratando de dormir y de no pensar en nada. Termine de lavar cada parte de su cuerpo y me dispuse a liarlo con una toalla. Luego lo lleve en mis brazos nuevamente y lo deposite en el sillón ya que el cuarto se encontraba hecho un desastre. El ya hace un buen tiempo se había dormido y yo me dispuse a limpiar y limpiarme.

Al terminar de hacerlo, me dirigí nuevamente hacia al sillón y vi como él no se había movido ni un centímetro, seguía en la misma posición que minutos antes lo había dejado. Lo tome y lo lleve a la cama, poniéndole la ropa únicamente los calzoncillos y tapándolo con las sabanas.

Me deposite a su lado y prendí la tv, mientras el dormía pude ver pequeñas muecas en su rostro que denotaba preocupación. Como dije si él se guardaba lo más importante para sí solo llegaría un día en que explotaría.

Lleve mis brazos hacia su cintura y me acosté a su lado en forma de cucharita enredando sus piernas con las mías, y no dejando escapar su cuerpo. Luego lentamente fui cayendo en un sueño, profundo y constante…

MIENTRAS TANTO………en el departamento de Fran y Sebas…

Francisco

Habíamos acabado de llegar al departamento, fue un día extremo, con lo sucedido en el salón, luego lo de Sebas y por ultimo esos dos: Samuel y el chico llamado Erick que casualmente me lo había encontrado también en la tarde.

Estaba cansado, y Sebastián aunque no lo demostrara abiertamente se encontraba demacrado. Lo veía a los ojos, de un color café precioso, pequeños destellos en ellos indicaban la inminente lluvia de lágrimas que helaría su corazón. Quise hablar con el pero haciéndome un gesto con la mano solo se alejo hacia la habitación  dejándome a mi pensativo y preocupado. Quería devolverle la esperanza a su corazón pero ya hace mucho tiempo en su interior no paraba de llover, y hasta que no encontrara a alguien que parara esa lluvia no estaría por completo recuperado. Sin embargo, estaba seguro de que ya nunca iba a querer estar al lado de una persona como pareja ya que “ esa” experiencia no lo dejaba continuar.

Capte que lo mejor sería dejarlo solo por unos mementos, solo el sabia como calmar su propio cuerpo, corazón y alma. Porque solo el entendía el disturbio que le resonaba en lo más profundo de su ser.

La llamada ocurrida horas antes  cuando aun me encontraba en el colegio me dejo descolocado, era Cris, me llamo diciéndome que me esperaba a las 10 en su departamento, no sabía si ir o no. Al fin y al cabo ni siquiera sabía cómo hablarle, era mi hermano mayor pero también era una persona de la cual decidí alejarme desde el momento que lo conocí.

Además lo máximo de lo que podríamos hablar seria de la prepa y yo odiaba hablar sobre ello. En un momento vacile y pensé en ignorar  lo que me había dicho, pero luego pensé que si ese no era el mejor momento para hablar ¿Cuál sería? Me cuestione a mí mismo.

Iría a verlo y solo hablaríamos, nada más, el no debía enterarse de ninguno de mis sentimientos o si no terminaría por destruir la familia que mi madre tanto se esmero en formar. Lo mejor era mantenerme alejado, no decir nada y tapar con cemento todo lo que sentía por aquella persona.

Llegamos a eso de las 7 de la tarde al departamento asique tenía tres horas más para pensar que decirle. Estaba en duda y no sabía qué hacer. Tendría que pensar en algo rápidamente.

Sebastián

Me encontraba en mi habitación, estaba acostado completamente inmerso en mis pensamientos.

Los fantasmas del pasado se presentaban constantemente en mi mente, haciendo que los recuerdos de aquel año volvieran a mí. Creando tormentas de sentimientos y arrepentimiento en mi ser, haciéndome desistir de la esperanza de una vida nueva, alejado de todo aquello que me hacia mal y me recordaban el amargo sabor de la TRAICION .

Las memorias de aquel día se repetían una y otra vez en mi cabeza como una cinta que no para, dándome mil pinchazos en el corazón haciendo que largara lagrimas de sangre y sufriera más y más, hasta el punto de desquiciarme.

En mi cabeza siempre se repetía la misma pregunta, una y otra ves, ¿Por qué tu? ,  era la única pregunta a la que no le encontraba respuesta, razón o algo que me indicara lo que había hecho mal.

Si él me protegía, me cuidaba, era amable conmigo, entonces ¿Por qué? Lloraba de impotencia al no poder encontrar razones. Mis sollozos se hacían sonoros y las voces en mi mente paraban un instante. Mis lagrimas podían callar todo rastro de pensamiento, esa era la única forma de encontrar paz, pero nada dura para siempre, y al cesar mis lagrimas esos pensamientos volvían a mí, como espinas, no dejándome respirar y dándome y larga y dolorosa muerte. Porque así me sentía, muerto en vida, mi corazón latía apenas, se encontraba demasiado lastimado como para poder aguantar otra traición, mi alma lloraba y suplicaba clemencia, mi cuerpo estaba exhausto, y yo me encontraba fuera de control queriendo olvidar aquello de una vez por todas.

Su recuerdo me hacia mal, lo que me hizo, la manera en que lo hizo y sus últimas palabras antes de dejarme casi muerto y no haber aparecido en mi vista sin explicación alguna, “Esto solo fue culpa tuya”, fueron las exactas palabras de él, las ultimas que escuche.

Esa frase, esa simple oración impactaba tanto mi mente  que no podía olvidarme del pasado y provocaba que mi vida se hundiera en un inmenso poso de oscuridad. Del cual no podía escapar, y me hundía cada vez más.

  • Esto solo fue culpa tuya-repetí en vos alta como queriendo encontrar la respuesta a aquel acertijo- ¿Por qué?- no encontraba una respuesta y esa última pregunta siempre volvía a mí.

De pronto se escucho un fuerte ruido que me saco por completo de mis pensamientos.

  • Si te lo sigues preguntando a ti mismo nunca lo sabrás-dijo aquella persona parada en la puerta- ¿no sería mejor preguntarle directamente a el?-termino de decir Fran entrando por completo a la habitación.

  • Si claro, como si pudiera-dije yo sarcástico sentándome en la cama.

  • No es como si hubiera desaparecido por completo, yo puedo acompañarte y así cerciorarme de que no te suceda nada-trataba de convencerme con sus palabras.

  • ¿para qué?-dije yo agachando mi cabeza mientras musitaba la misma pregunta una y otra vez.

  • Acaso no quieres saber el porqué-me dijo él mientras se dirigía a sentarse a mi lado en la cama.

  • Me odia, esa es su razón.

  • No lo puedes saber  por completo sino hasta que se lo pregunt…

  • ¡ME ODIA!-grite yo intentando callar las voces en mi cabeza- esa es su razón, siempre me odio pero nunca lo demostró, porque eso me hizo aquello, por eso….-comencé a llorar no podía más de la angustia.

Fran me tomo de la cabeza y me hizo recostar en su pecho, yo lloraba silenciosamente mientras escuchaba los latidos de su corazón, y sentía como me acariciaba mi cabello. En ese instante una sensación de tranquilidad vino a mí, callando todo esas voces que escuchaba en mi mente, dejando de lado la duda y trayendo un viejo recuerdo a mí, que en cierta forma me hizo sentir paz.

Recordé como sus fuertes brazos me envolvían llevándome contra sus pechos y haciéndome escucha la dulce canción de los latidos de su corazón, esos que eran calmantes para mi, esos que me traían paz y tranquilidad, esos que eran mi canción de cuna preferida.  Provocando que dejara de llorar mientras caía dulcemente en un sueño tan lleno de luz que mi alma se sentía libre y sin ninguna atadura, sin ningún temor, totalmente protegido por esos brazos que me daban todo su calor y su fuerza. Protegiéndome de todos aquellos que me hacían mal y prometiendo siempre estar a mi lado.

Él lo era todo para mí, no solo un amigo, no los mi salvador sino la persona en la que yo creía, en la que yo confiaba y por la cual yo daría mi vida, aun hoy después de su traición sigo creyendo en él y es esa la razón por la cual el dolor es mayor, porque a pesar de todo continuo creyendo en cada una de sus palabras, en cada uno de sus abrazos en cada uno de sus latidos y aun sigo creyendo en ese lazo indestructible que teníamos en aquel entonces.

  • Aarón-pronuncie abrazándome a mi amigo que me había estado acogiendo en ese momento.

  • Aun lo sigues queriendo, esa es la única razón de tu dolor-me dijo el respondiendo a mi abrazo.

  • Crees…..que debo…en verdad….puedo volver a verlo…en verdad puedo……hablar con él-dijo entrecortadamente entre sollozos.

  • Si puedes-dijo Fran alejándome un poco y mirándome directamente a los ojos-debes hacerlo- termino de decir limpiando los rastros de lagrimas que habían en mi cara.

  • Gracias-dije yo demostrándole una pequeña sonrisa, casi inaudible, pequeña pero de gran valor, porque me demostraba que no todo estaba perdido.

Después de eso pasamos un buen rato en silencio, yo tratando de calmarme y el apoyándome, quedándose a mi lado y sabiendo comprenderme Fran supo cómo sacarme de aquella depresión y me mostro que de una u otra debía enfrentarme a los fantasmas del pasado.

Fran

Me quede un buen rato al lado de Sebas, intentaba calmarlo, no se encontraba en el mejor momento y en ese instante yo era el único a su lado, no podía dejarlo tal y como estaba. Era un amigo demasiado importante y su estado era deplorable.

Su rostro y ojos estaban rojos de tanto llorar, se veía cansado y sin ánimos, era un fantasma y solo una parte de aquel Sebas de hace dos años atrás.

Pude ver como las dudas lo embriagaban en un mundo de completa oscuridad sin dejarlo escapar, sin respuesta ni explicación estaba solo y sin nadie que lo protegiera.

  • Acabo de acordar que tengo unos trabajos que hacer-dijo el rompiendo el silencio y levantándose lentamente de la cama.

  • ¿Estás seguro?-le dije yo viendo el estado en el que se encontraba.

  • Si no hago algo volveré a pensar cualquier cosa-me dijo el apenas mirándome-es mejor de esta manera- se levanto completamente y camino unos pasos, fue en ese momento cuando vi como se tambaleaba y caía lentamente hacia al piso.

  • ¡Cuidado!-dije yo levantándome ágilmente y pude llegar a agarrarlo para que no golpeara su cabeza por el suelo- ¡TONTO!-le dije mirándolo y viendo como se dispersaba lentamente.

  • Lo siento-dijo el intentando levantarse nuevamente-estoy sin energías-cayó nuevamente en mis brazos.

Ni siquiera podía abrir sus ojos, lo tome por las piernas y la cintura y pude levantarlo, llevándolo nuevamente hasta la cama y acostándolo hasta que pudiera descansar. Al levantarlo pude sentir perfectamente su temperatura, estaba hirviendo en fiebre, lo mire con algo de lastima, me dolía verlo en ese estado.

Toque su cabeza con  las palma de mi mano y comparando su temperatura pude determinar que estaba sumamente alto. El transpiraba y apenas podía moverse.

  • Pero mira que si no te controlo eres capaz de caerte muerto por el camino-le dije yo con cierto enojo por dejarse estar tanto de esa manera.

  • Lo siento-dijo el apenas pudiendo hablar- no me di…cuenta-su vos apeas sonaba.

  • Está bien-le dije yo poniendo y trapo mojado en su cabeza-por ahora descansa y no intentes levantarte, iré a buscar unas medicinas a la tienda de la esquina, ni se te acurra levantarte, estate acostado yo ya vuelvo- termine de decir agarrando rápidamente mi chaqueta y corriendo asía la salida a buscar las medicinas.

  • Ok-fue lo único que pudo decir.

Salí al pasillo y rápidamente tome el ascensor, estaba preocupado si su fiebre aumentaba tendría que llevarlo al hospital. Además estaba llorando asique seguramente tenía un gran dolor de cabeza.

Llegue a la salida y corrí hasta la tienda de la esquina, compre una variedad de pastillas y jarabes para que pudiera calmarse y le bajara algo la fiebre. Le pregunte al farmacéutico lo que debía hacer y él me lo explico detalladamente. Anote todo y me dirigí nuevamente hacia el departamento.

Al llegar pude ver que él se encontraba en la misma posición que lo había dejado, no había movido ni un dedo.

  • Fuiste rápido-me dijo intentando crear un ambiente mas agradable.

  • Calla, idiota, debes descansar-le dije sacando una de las pastillas, un antifebril que me había dicho el farmacéutico darle cada 8 horas durante dos días.

  • Gracias-me dijo el tomando la pastilla con algo de agua que le había traído en un vaso.

  • Todavía no me lo agradezcas estos jarabes son horribles pero hare que te recuperes a como dé lugar-le dije sonriéndole y pasando mi mano por su cabellera, el solo rio un poco-Bien ahora duerme en dos horas tienes que tomar el jarabe para que la tensión se baya de tu cuerpo, será mejor que descanse por el momento-continúe diciéndole mientras le ponía nuevamente el trapo mojado por su cabeza.

  • Está bien-dijo Sebas cerrando nuevamente sus ojos.

Me quede mirándolo hasta que pude cerciorarme de que se encontraba durmiendo, no me movería de su lado en toda la noche si era necesario. Comenzó a moverse drásticamente y comenzaba a llorar en sueños, seguramente estaría teniendo una pesadilla fue lo primero que se me ocurrió. Tome su mano sin pensarlo y lo apreté comencé  acariciarle la cara secando sus lagrimas y diciéndole que todo estaría bien. El se calmo pero seguramente volvería a ponerse mal.

De un momento a otro pude notar que la hora del encuentro con Cris se acercaba, pero en ese momento mi prioridad era mi amigo y no pensaba dejarlo a su suerte. Tome el celular y marque a su número. La primera vez no contesto pero luego la segunda pude escuchar su vos del otro lado.

  • Hola, Francisco- dijo él en ese particular tono de vos.

  • Si soy yo-le dije un tanto inseguro.

  • Te estoy esperando- continuo él, lo que me dejo impactado por un momento.

  • Lo siento-fue lo primero que atine a decir- no podre ir-dije después de un momento-un amigo se encuentra con alta fiebre y debo cuidarlo, no podre ir-termine de decir mientras escuchaba como alguien suspiraba del otro lado.

  • Está bien -me dije con tono decepcionante- cuídalo y cuídate tú también, ya tendremos tiempo de hablar luego -continuaba diciendo con el mismo tono de vos- adiós .

  • Espera-dije de pronto sin pensar lo que decía.

  • ¿Qué pasa?- dijo él un tanto sorprendido.

  • El jueves, podríamos salir y hablar mas tranquilamente, digo solo ti tu quieres-le dije  ese momento, con mi cara completamente roja y agradeciendo que él no estuviera frente mío. Escuche como se rio un poco y me puse aun mas rojo.

  • Suena estupendo -me dijo el ahora con el mismo tono de vos que antes.

  • Es…está bien…nos vemos-le dije yo nervioso e intentando colgar y en ese último momento escuche…

  • Te quiero hermanito……no vemos -escuche del otro lado.

Me quede pensando un buen rato en esa última frase y mi corazón latía a mil por hora simplemente con recordarlo, no supe la razón por lo que le dije para encontrarnos, pero estaba seguro que ese encuentro traería más de una sorpresa.

Continúe pensando y cuando me di cuanto ya habían pasado las dos horas acordadas, lentamente fui despertando a Sebas quien se desperezaba mientras yo traía el jarabe con algo para que lo digiriera, el gusto era horrible asique tendría que pasarlo con algo más.

Cuando le di de tomar hiso la cara más chistosa de todas, lo que hizo que me riera un poco.

  • Eso es horrible-me dijo el tragando apenas el brebaje.

  • Te lo dije-comente yo divertido- toma come esto te sacara el gusto de la boca-le pase una manzana mientras él me miraba quejoso por lo que le acababa de decir-no te enojes ¿Quién te dijo que te enfermaras?-termine de decir.

  • Mal amigo-dijo el simulando enojo, volvía a ser el mismo lentamente- mira que hacerme probar esto.

  • Es por tu bien-le dije yo simulando seriedad- si un adulto no te cuida eres capaz de cualquier cosa.

  • Si claro y ahora resulta que el adulto eres tú-dijo mirándome con una sonrisa sarcástica, me encantaba verlo así nuevamente.

  • Pues fíjate que si-le dije yo sonriéndole de nuevo-ahora te duermes y descansas-continuaba diciéndole.

  • Si papa-me dijo el dejando los restos de la manzana en un plato y acostándose.

  • Si fuera tu papa en este momento estuviera dándote nalgadas-le dije yo tocando su cabeza para comprobar nuevamente su temperatura, pude confirmar que le había bajado pero aun necesitaba descansar.

  • Pervertido, mira que darme nalgadas en el estado en el que estoy-me dijo riendo divertido, al menos su humor ha vuelto pensé.

  • Si fuera un pervertido ya te habría hecho muchas cosas en estas dos horas-le dije acercando mi rostro a él y mirándolo de manera lasciva.

  • Esta…está bien-me dijo con su cara roja- lo siento, ya no-estaba claramente nervioso- no seas así- reí divertido con sus palabras viendo como él se daba cuenta de mi juego.

  • Deberías haber visto tu cara-le dije carcajeándome.

  • Eres un cabron-me dijo el riendo junto conmigo.

  • Ya esta, duerme ahora, necesitas descansar-le dije dejando de reír.

  • Está bien-me dijo- duerme tu también-termino de decir cerrando nuevamente sus ojos.

Espere hasta que se durmiera y comencé a ordenar un poco la habitación, yo ere un desastre andante asique Sebas era el que siempre ordenaba todo.

Era un chico excepcional, lo conocía desde hace años y sin embargo hasta este momento me sorprendía su forma de actuar. Se podía decir que era todo una caja de sorpresas, siempre sonriendo aunque estuviera pasando por el peor momento, demostrando su debilidad solo ante aquellas personas en las cual el confiaba plenamente.

Había terminado de limpiar, abandone la habitación rumbo al living para mirar tv durante un rato. La noche se hacia un tanto fría, me dirigí nuevamente hacia el cuarto y vi como mi amigo dormía plácidamente en la misma posición que lo deje antes, pase sin ser escuchado, recogí algunas cobijas y me encamine hacia afuera nuevamente.

Me tape con lo que tenía, al fin podía descansar y no iba a desperdiciar el momento.

Sebastián

Lo escuchen entrar sigilosamente a la habitación, saco algo de los estantes, y luego salió rápidamente afuera. Estaba apenado con él, había tenido que cuidarme todo este tiempo, nunca dijo nada y me ayudo cuando más lo necesitaba, era en verdad un amigo muy valioso para mí. Fran fue el único que me ayudo en mi peor momento y jure que algún día yo sería el que lo salvara, hasta entonces solo me quedaba darle las gracias.

Mire hacia la ventana de la habitación y pude ver que el viento corría sigilosamente, abrí el cerrojo de esta y me puse a mirar el cielo. En noches frías como la de ahora me gustaba hacerlo ya que podía soñar con perderme en ese inmenso manto negro con destellos por todo su esplendor. Esa vista me cautivaba y me recordaban a como caí cautivo ante esos hermosos ojos.

En aquel entonces la vida era simple y sencilla, los días estaban repletos de felicidad, cada hora del día era un momento especial a su lado.

Recuerdo que todas las tardes nos sentábamos bajo ese inmenso árbol del jardín de mi casa y yo me recostaba en sus piernas mientras él con sus manos tocando mi cabello, revolviéndolo hasta dejármelo totalmente desordenado. Conversando cualquier cosa y durmiéndome con su dulce voz como canción de fondo, que aun hasta ahora sigue resonando en mis oídos. Según él, me veía adorable mientras dormía por lo tanto era capaz de dejarme en sus brazos por horas sin despertarme solo disfrutando de mi rostro soñoliento y decepcionándose al verme despertar.

Cada una de las veces que me dedicaba un “te quiero” o un “siempre voy a estar a tu lado” yo me sentía inmensamente querido, le creía  y me hacia feliz el tenerlo junto a mí. Sus palabras, sus acciones, sus gestos, sus caricias, sus consejos y cada una de las cosas que él hacía por mi eran para como un remedio para todo el mal que en mi familia existía.

Las cosas en mi vida nunca fueron demasiado fáciles, con un hogar distante en todos los sentidos y los constantes ataques en el colegio que comenzaron desde primero de secundaria por un lamentable malentendido que comenzó por un simple rumor hasta convertirse en una supuesta verdad que llegó a los oídos de toda la escuela e incluso de mi familia.

Todo un por un profesor que quiso tener un poco de diversión conmigo y al yo rechazarlo él creó un tonto pretexto, en el cual comentaba que mis altas notas se debían a una relación intima con uno de mis profesores. Las cosas llegaron a tal punto que ya nadie me creía y aunque demostrara que mis destrezas eran propias, ya nadie confiaba en mí.  Pero él era como una luz en mi camino, siempre confiaba en mí y en cada una de mis palabras.

Sin embargo las cosas cambiaron, sin saber porque se alejo de mí, quedándome nuevamente solo como un principio.

Comencé a sospechar que algo andaba mal desde que comenzó a hablar con Alejandro, Carlos Y Martin un grupo de matones que desde años me hacían la vida imposible. Al principio no me quise entrometer en sus asuntos, confiaba en él y si estaba haciendo aquello era por algo, era eso lo que me aseguraba.

Las tardes bajo aquel árbol se terminaron y fueron remplazadas por noches llenas de fiestas y alcohol, sus nuevos amigos lo consumían en todo los sentidos y yo solo podía quedarme mirando.

Los ataques en la facultad se hacían más seguidos, los insultos y empujones por el pasillo volvieron a la luz, el siempre se encontraba alejado de mi y en ningún momento le comente lo que me pasaba. Quería que una vez en la vida fuera yo el que lo apoyara y dejara de lado mis cosas para centrarme en el.

Conversaciones que antes eran completamente fluidas ahora se  rebajaban a meros saludos y preguntas sacadas a flote por la fuerza. Llego un momento que sentí que ya no podía mas y lo enfrente.

  • ¿Te sucede algo?-le dije mientras nos dirigíamos caminado hacia mi casa.

  • Nada-contesto él.

  • Entonces ¿Por qué estas así?-le dije yo insistiendo.

  • ¿así como?-pregunto con sin siquiera dedicarme una mirada.

  • Pues así, distante, ya casi no nos vemos y cada vez estas mas callado, sabes que si sucede algo tu puedes contar conmigo, hare todo lo que esté a mi alcance-le dije parándolo y dándole la vuelta a su vista para que se fijara en la mía.

  • Suéltame—dijo zarandeándose bruscamente y soltándose de mí, volviendo a caminar sin darle importancia a lo que le había dicho.

  • ¿porque me esquivas?-dije gritándole y agarrando nuevamente uno de sus brazos-si hice algo mal entonces dímelo pero no me tengas con esto-estaba enojado y no podía mirarlo a los ojos.

  • Te dije que me sueltes-dijo nuevamente estirando su brazo- no siempre puedes estar a mi lado, es que no entiendes que ERES UNA CARGA, aprende a valerte por ti mismo-me grito con todas sus fuerzas.

  • Lo siento-dije largando unas cuantas lágrimas y corriendo hacia mí casa.

No quería que me viera de esa manera y mucho menos quería que se preocupara. Siempre supe que era una carga para él y que algún día legaría a cansarse de mí.

Llegue a mi casa y como de costumbre estaba vacía, nadie estaba allí, en esa casa que era tan fría incluso cuando había alguien más que yo, era como si todos me evitaran y el inminente invierno caía en mi alma. Subí a mi habitación como pude, trastabille con los escalones y casi me caigo pero logre sostenerme. Entre a mi cuarto y lo primero que hice fue tirarme a la cama, tapándome la cara con el almohadón para que este pudiera amortiguar mis gritos de dolor.

Me sentía morir, estaba destrozado por dentro, aquel que lo había sido todo en mi vida ahora se desvanecía delante de mí y yo no podía hacer nada.

Los días pasaron y a mí se me terminaban las escusas para no ir a clases. Sabía que debía enfrentarme con una realidad en la que Aarón ya no estaba pero me era demasiado difícil de aceptar.

Luego de aquello ya no podía volver a hablar con Aarón, era como si nuestra amistad ya no existiera y los días en lo que estuvimos juntos se volvieran solo recuerdos de un sueño maravilloso que un día pude vivir.

Los días de clases se tornaron una pesadilla, las constantes bromas volvieron, las burlas y los empujones hicieron acto de presencia y sobre todo los abusos por parte de Alejandro, Carlos y Martin no se hicieron esperar.

Pensaba en todo esto mientras miraba la brillante noche con una luna en su total esplendor que podía dar luz hasta al más oscuro callejón, haciéndome recordar ese día lluvioso en el que se escondieron todos los astros dejando únicamente la noche oscura y helada que hacia mella en mi corazón.

Era un día lunes, yo empezaba mis clases temprano, a las 9 de la mañana para ser más exactos, llegue a las residencias mas temprano debido a que tome el bus porque ya había comenzado ah lloviznar y el camino no estaba como para ir a pie.

Las cosas se complicaron al ver que eran las 9 y 15 y aun nadie llegaba, por un momento se me cruzo por la cabeza que iba a ser el único tonto que venía ese día a las clases. Mis sospechas se confirmaron, nadie llego a clases y las residencias estaban apenas ocupadas por unos cuantos chicos.

Pase un tiempo en la cafetería pensando que tal vez la lluvia podría cesar en unos momentos. Pasó 1 hora y ya eran las 11 de la mañana, el cielo estaba cubierto por un manto gris mientras las gotas de lluvia caían fuertemente por todo el campus.

Mi día se volvió aun más gris cuando logro ver que Alejandro  y Carlos se acercaban a mí, para no buscar pleitos me dirigí hacia la salida pero ninguno de los dos tenía la intensión de dejarme ir. Ambos me tomaron de los brazos y agarraron cada uno de ellos arrastrándome hacia las mesas nuevamente.

  • Hey, Hey ¿por qué te vas?-pregunto Carlos sarcástico como era de costumbre, yo me mantenía forcejeando intentando zafarme de sus manos pero, ellos eran claramente más grandes que yo.

  • Vamos Sebi solo queremos hablar con vos, al fin y al cabo Aarón desea que nos llevemos bien-comento Alejandro sentándome en una silla y ellos a ambos lados de mi.

  • Déjenme en paz-dije yo intentando levantarme.

  • Pero mira quien tenemos aquí-dijo de pronto alguien tomándome de los hombros y haciéndome hacia abajo provocando que callera sentado nuevamente-no es nuestro querido amigo-dijo Martin mostrándome su cara al sentar delante mío agarrando fuertemente mis manos.

  • Ya basta-dije yo gritando- suéltenme no ven que me quiero ir- dije forcejeándome más fuerte pero entre ellos tres no podía hacer nada.

  • Tranquilo-dijo Alejandro pasando sus dedos alrededor de mis labios y mi mejilla- solo queremos charlar un rato contigo, ¿acaso no podemos?-pregunto él, haciendo que un escalofrió recorriera todo mi cuerpo.

  • No quiero hablar con ustedes, por favor déjenme ir-dije yo un poco nervioso y con mi vos a  punto de quebrarse.

  • Pero mira que eres egoísta-pronuncio Carlos pasado su brazo por detrás de mi cuello- nosotros hacemos esto porque Aarón nos lo pidió nada más.

  • Aarón- dije yo sorprendido- el les pidió hacer esto, no es posible el no haría eso-dije yo sorprendido y dudoso.

  • Si tu no nos quieres creer ni modo pero, es la verdad-dijo Alejandro con una sonrisa burlona en su rostro.

  • Es mentira-dije yo despacio, para mí  mismo, con mi cabeza agachada.

  • Que dijiste-pregunto Martin levantando mi cabeza.

  • Déjenme en paz-dije yo casi gritando- yo no quiero nada de ustedes idiotas, malnacidos-me pare sacándomelos de encima.

Corrí sin pensar en donde ir, solo quería escapar de ellos. Me escondí en una de las salas de práctica y quede sentado en el piso pensando en todo lo sucedido. Estaba muy triste, su ausencia me afectaba cada vez más.

Seguramente Alejandro y los demás estarían buscándome, cuando me calme salí de aquel salón y me dirigí con mucho cuidado de no encontrármelos hacia la salida.

La lluvia caía golpeando fuertemente mi cuerpo, no me importo mojarme, tal vez si me resfriaba tendría otra excusa para no ir a clases. Aunque sabía que evitando la realidad no arreglaría nada.

Caminaba por la vereda ya estando bastante lejos del instituto, cuando levanto mi vista hacia la esquina y logro verlos a los tres, quedo inmóvil por unos segundos tratando de procesar toda la información pero la respuesta nunca llegaba.

De un momento a otro Carlos gira viéndome parado en mitad de la cuadra, mis ojos se cruzan con los suyos y logro percibir esa furia indestructible en ellos. Le pido a mis piernas que corran pero ellas no me hacen caso.

Los demás también miran hacia mi dirección y en una fracción de segundos se encaminan hacia donde yo estoy. Miro hacia todos lados intentando encontrar a alguien que me ayudara, sin embardo las calles permanecen vacías por la torrencial lluvia.

Ellos están a escasos pasos de mi, el miedo logra tomar posesión de mi cuerpo y hace que comience a correr, ellos me persigue y están a  apenas centímetros de alanzarme, en un auto reflejo me meto en lo que parece ser un camino oscuro intentado perderme en el, dándome cuanta al fin que era un callejón sin salida.

Choco con el muro que no me deja salir, me siento acorralado, ellos se acercan a mí y quedan delante mirándome, tal depredador mira a su presa, haciéndome sentir inferior. Los escucho susurrar, mi vista es nula debido a la oscuridad de aquel callejón. Siento como alguien se coloca a mi lado y me habla suavemente al oído.

  • no tengas miedo-por la vos suave pero llena de deseo pude saber que era Alejandro.

  • Estas en buenas manos-susurra alguien más, al parecer Martin.

  • ¿Qué dijiste en la cafetería?-pregunto evidentemente enojado con vos ronca Carlos.

  • Deja de asustarlo-dijo Martin desde mi lado izquierdo.

  • No te preocupes, solo queremos enseñarte modales-paso su mano por mi espalda Alejandro, desde mi derecha.

  • Vas a ver lo que sucede cuando se meten con nosotros-termino de decir Carlos acercándose a mí por el frente.

Yo estaba temblando, mis piernas apenas respondían, mis ojos aguados largaban las primeras lágrimas que se confundían fácilmente con la caída de las gotas de lluvia. Ellos me tenían encerrado y yo nada podía hacer.

Sin embargo, con un fuerte relámpago que callo pude ver en aquella inmensa oscuridad una cuarta sombra que se asomaba por detrás de Carlos, no tarde en conocer aquella figura, en mi rostro se mostro una sonrisa.

Mi corazón saltaba de felicidad, una vez mas él estaba ahí para salvarme. Saque fuerzas de donde no las tenía y empuje con mis hombros a Alejandro y Martin quienes perdieron el equilibrio y me soltaron. Carlos miro hacia atrás viéndolo a él y permitiéndome a mi pasar a su lado sin ser atrapado.

Cuando estuve frente a él me tire a sus brazos, esos que alguna vez me protegieron con todo su fervor. Pero ahora su cuerpo quien me brindaba calor y serenidad solo lograba expresarme frialdad y rencor. Lo pude sentí en el instante que lo abrase, que esa persona ya no era la misma.

Los relámpagos resonaban fuertemente en mis oídos, mostrándome que en sus ojos la luz que equivalía a una estrella ya no existía, ahora solo mostraban oscuridad, como un agujero negro envolviéndote sin dejarte salida. Aquellos ojos que eran la luz de mi camino, ya no existían.

Quede paralizado viendo su mirada, fría y distante, los rastros de aquella persona que una vez fue mi amigo ya no existían. Caí al suelo arrodillándome mis lagrimas no tardaban en fluir tal cual lo asía la lluvia.

Mi cuerpo se tenso al recordar en donde y con quien estaba, toda la energía se fue solo pudiendo sentir como uno de ellos poso su mano sobre mi cuerpo.

  • Nosotros nos encargaremos de el-fueron las exactas palabras de Alejandro.

Abriendo así lo que sería una de mis peores pesadillas…

CONTINUARA…


Hola a todos nuevamente:quisiera pedir disculpas por el retraso nuevamente y agradecer por los comentarios del anterior relato. Esto va dedicado para aquellos que lo estuvieron esperando por todo este tiempo. MUCHAS GRACIAS.

Saludos: NoE…