Cruzando Caminos: Confesiones Cap. 12.
Me termine de vestir y camine directo a la puerta dispuesto a no volver nunca más por aquel lugar. Dispuesto a ser fiel a mi novio a partir de ese momento. Sin embargo, un momento antes de salir, retrocedí mis pasos y tome el papel que seguía reposado sobre la repisa.
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Sebas se entera de los sentimientos de Cecilia, y parece haber una incómoda tensión entre ellos. Fran desahoga sus lágrimas en Erick pero este último comete un error besándolo. El Primero sucumbe finalmente aceptado su miedo pero parece ser demasiado tarde o al menos así se lo hace saber la persona que ama. Erick por otra parte, tendrá que decidir forzosamente entre quedarse o alejarse del lado de Sam. Gabriel confiesa sus sentimientos y acaba aceptado que nunca será correspondido.
GABRIEL
Dos meses, han pasado dos meses desde aquel 24 de abril, Pablo siquiera me mira a la cara. De vez en cuando envía mensajes preguntando como estoy, ¿Cómo estoy? Ni siquiera yo se la respuesta a esa pregunta.
No es como decir que aquello me paso desapercibido, es decir, me enfrente a mi mayor miedo, pero una vez lo supere no quedo nada, solo un vacio, como si algo que hubiera sido muy importante en mi vida ya no existiera. Ese afán de seguir a su lado costara lo que me costara, esa pequeña luz al final del camino, esa esperanza tan minúscula como un granito de arroz. Todo aquello ya no existía.
Una vez que el me dio su respuesta ya no pude seguir evitándolo, estar a su lado aun sabiendo que nunca recibiría nada de su persona que no fuera sexo, y que en su corazón estuviera escrito con fuego el nombre de esa otra persona. Pues simplemente no pude.
Las lagrimas que salían de mis ojos ya no eran de dolor, siquiera eran de frustración, más bien eran de… ¿Alivio? …No. Eran de libertad... La libertad de decir “TE AMO” mostrar mis sentimientos y gritarlos al viento, que nadie acallara todo aquello. Y que aun sabiendo que nunca lo tendré, las personas a las cuales llamo familia estuvieran a mi lado incluso conociendo toda la situación.
Creo que aquello me dio la libertad para decir que todo valió la pena, que no fue algo sin sentido, que no gaste mis lágrimas ni mis sentimientos en algo estúpido. Decir, saber, que aunque mi amor nunca fuera correspondido, aun así ame y supe desistir cuando era necesario….
Y ahora, seguir adelante, sabiendo que una vez pensé en terminar con todo si no lo tenía a mi lado, seguir adelante, a pesar de que cuando el hiso añicos mis sentimientos mi corazón pareció romperse, pero ahora esta sanándose…lentamente.
-Gabo, despierta de una vez-me dijo una vocecita chillona tomando unos de mis mechones de cabello.
-Camila deja a tu hermano en paz-le dijo mi madre.
-Buenos días, tan temprano y ya están a los gritos-mi padre iba bajando de las escaleras.
-Buenos días papa, mama, hermana fastidiosa-dije sentado desde la mesa.
-Debo admitirlo, extrañara que me llamaras así-dijo Camila riendo junto a mi madre.
Ambas sirvieron el desayuno. Mi padre se puso a leer el diario, mientras mi madre miraba no se qué novela, y Cami y yo peleábamos un rato.
-Saldré un rato-dije mientras me ponía una chaqueta.
-¿Dónde vas?-mi padre aun parecía un poco susceptible al tema, demasiado sobreprotector.
-Un trabajo, en la biblioteca-mentí.
-Voy contigo-mi hermana se apresuro a peinarse.
-Está bien.
Salimos de casa minutos después, Cami sabia claramente adónde iba asique no fue necesario que le diera explicación alguna. Me desvié unas cuadras antes de llegar a la facu, ella se despidió de mi con un beso en la mejilla y un tierno “Cuídate”.
Seguí mi camino, después de 10 minutos llegue a mi destino. Subí las desgastadas escaleras hasta la habitación 5B, tome las llaves escondidas debajo del tapete de la entrada, fui sigiloso al entrar.
Cuando entre estaba tirado en el sofá, bebiendo una cerveza. Ni bien me vio, la dejo de lado, se sentó de forma adecuada y me invito a su lado. Por supuesto que acepte.
-Hola, llegaste temprano-me dijo sonriendo.
-Sí, Camila me acompaño y no tuve que dar explicaciones a mis padres, aun siguen susceptibles con lo de Pablo-dije sentándome a su lado.
-Es una hermana a la cual tienes que cuidar, pero ahora dime Tu ¿cómo te lo esas tomando?-me sonrió.
- después de cada sesión siento que me calmo un poco mas-dije sonriendo, mientras veía que el también lo hacía.
-Oye, que sesiones, ni que fuera psicólogo-me dijo.
-Bueno pero haces muy bien el papel de uno-seguí.
-Hey-me dijo y seguía riéndose.
El tiempo a su lado pasaba rápido, hablábamos, pero cuando las cosas se ponían tensas él podía escucharme y decirme las palabras justas, era como si realmente supiera como consolarme y aclarar un poco más mis dudas. Un compañero en quien confiar, un amigo con quien poder estar.
SEBAS
-Y bien Sebas ¿Cuál es tu respuesta? Hemos estado haciendo este juego por demasiado tiempo-ella estaba segura, más de lo normal.
Yo por otra parte, me encontraba acorralado, no sabía qué hacer. Admito que disfruto de su compañía pero de ahí a quererla para algo mas hay un gran paso, además, no solo es eso sino que ahora Aarón volvió a mi vida. Y por sobre todo….era a su lado donde deseaba estar.
-Yo, lo siento, no creo…-titubee-
-Está bien, lo entiendo, lo entiendo perfectamente no debes continuar- me corto en seco.
-No espera, es que justo ahora…-trate de explicarme.
-Justo ahora nada Sebas, está claro que yo no te provoco nada, seamos amigos y nada más, todo va a ser como antes, no te preocupes-me dejo sin palabras – Nos vemos, dile a las chicas que no se preocupen por mi-dio media vuelta, no me dejo continuar y en ningún momento volvió su rostro hacia atrás.
Ella efectivamente es fuerte, de eso no hay dudas…pero. Yo, por otra parte, soy completamente diferente. Ni siquiera puedo decir la verdad sobre mis sentimientos…Ni antes, ni ahora, al final del día seguía siendo el mismo, no había cambiado. Seguía dañando a las personas que mas me amaban.
Pero, en este momento no tenía tiempo para ello, era tiempo de poner en marcha el plan. Al menos esta vez quería ayudar a uno de los que amo.
ERICK
Sentía su cuerpo moverse sobre mí, todos mis sentidos se prendían al tacto de su piel contra la mía. Veía su rostro y me imaginaba que quien estaba allí era mi adonis pero minutos después me daba cuenta de la realidad que estaba viviendo.
No paso mucho tiempo para que su cuerpo comenzara a convulsionarse y yo lo tomara de sus caderas para dar las ultimas estocadas. El me miraba con tanta lujuria y en el momento en que explotamos en éxtasis sentí sus labios sobre los míos. Recordando esa primera y presentía ultima vez, que profane los labios de mi tan deseado.
-Fue estupendo-me dijo bajándose de mí para recostarse a mi lado, intentando recuperar nuestras energías.
-Lo fue-pronuncie extasiado.
-¿Crees que se pueda repetir?-pregunto después de un silencioso momento.
-No creo, tengo novio-objete.
-Hace un momento no te importo demasiado-increpo ese chico menor que yo. Posiblemente rondado los 18, de cabellos negros y ojos azules tal como los de mi adonis.
-Tienes razón, pero….-la verdad no tenía punto en donde objetar.
Había pasado el tiempo y yo no tuve el valor de decirle a Sam la verdad, mucho menos de enfrentarme a Francisco pero aun así, seguía cometiendo actos como ahora. Traicionando la confianza y el amor que me otorgaba mi novio y manchando la imagen del que era razón de mis suspiros.
-Mira, acepto tu decisión, pero, solo por si acaso te dejo mi número. Si tienes ganas, tan solo mándame un msj-me dejo un papel con su número de teléfono sobre la repisa y luego de vestirse salió de la habitación de aquel hotel barato donde fui a parar con él.
Me levante después de un rato, me vestí lentamente y busque donde había quedado la gorra y el anteojo negro que traje para que no me reconocieran. Me termine de vestir y camine directo a la puerta dispuesto a no volver nunca más por aquel lugar. Dispuesto a ser fiel a mi novio a partir de ese momento. Sin embargo, un momento antes de salir, retrocedí mis pasos y tome el papel que seguía reposado sobre la repisa.
CRISTIAN
Lo único que me faltaba, que mis padres vinieran de visita. Otra cosa no podía ser mejor.
-No es necesario papa, de verdad ambos estamos bien-le decía a través del teléfono pero él no escuchaba razones.
-No me interesa lo que pienses, tu hermano me preocupa e Isabel quiere ver si está bien- “Mi madre si como no, ese eres tú”
-El está bien, yo también, ambos somos bastantes grandes como para cuidarnos solos-lo reprimí.
-Mañana llegamos, dile a tu hermano que se prepare- me corto.
¡TRAGAME TIERRA! Eso fue lo que quería gritar pero sería vergonzoso ya que en aquel momento estaba en la sala de maestros y por mi expresión ya muchos de mis colegas se habían acercado a preguntarme si estaba bien.
-Yo pongo esa misma cara cuando tengo que ver a mi suegra-me dijo Javier, un profesor de mi misma área.
-Es muy parecido, nada más que a los que tengo que ver son a mis padres-suspire, Javi y yo somos compañeros desde la universidad, asique la confianza entre nosotros era grande.
-Uyyy, tiene algo que ver con ese hermano tuyo, porque que yo recuerde tu padre nunca vino aquí desde la universidad-deje de hacer el reporte por un minuto para pensar mejor lo que debía contestar.
-De hecho, todo tiene que ver con el-lo admito, la respuesta fue inconsciente.
-¿Te está dando problemas?-esta vez Javi parecía interesado.
-No lo sé, es demasiado confuso-me levante no quería seguir con el tema-Voy por un café, ¿quieres?
-Sí, pero después seguimos con esto-se refería a la conversación.
Camine hasta la cafetería del colegio, era Viernes sin embargo, ese día la mayoría de las materias fueron suspendidas asique los alumnos se lo habían tomado como libre, solo había unos cuantos.
La chica de la cafetería estaba a punto de entregarme el pedido cuando alguien llego y se sentó a mi lado.
-Profesor, ¿puedo hablar con usted unos minutos?-era Estefan quien me estaba hablando.
-No creo que pueda en este momento, debo terminar algunos papeles, si es una pregunta sobre la clase me lo consultas mañana-no tenía ganas de hablar y mucho menos con un amigo de Francisco.
-Fran está muy mal, desde aquella vez-en ese momento una punzada hizo que mi corazón se retorciera.
-No sé a qué te refieres-lo esquive.
-Esa vez lo que vio, no fue algo que Fran hubiera querido que pasara, fue tomado por sorpresa-era más que evidente que sabía de la situación.
-Si eres su amigo sabrás cual fue su respuesta respecto a mí, y eso es lo único que me importa, lo que haya pasado luego no es de mi incumbencia, Francisco tiene la libertad de hacer lo que desee-le dije mientras me alejaba.
-El te ama, deberías pensarlo antes de dejarlo ir-esas palabras me dejaron congelado por un momento, incluso pareció que mi corazón se detenía.
-El me dejo claro cuál era su situación, porque tendría que confiar en tus palabras-mire a ese chico directo a sus ojos, intentando encontrar la verdad en ellos.
-Porque en el poco tiempo que conozco a Fran, puedo saber más de lo que tu sabrías en todos tus años de convivencia con el-eso me hizo sentir un poco inseguro, aunque esas palabras no me gustaran sabia que eran verdad-Además, el me lo dijo-si antes mi corazón se paro ahora parecía que latía a 1000 por hora.
-El te lo dijo-repetí.
-El primer día de clases, no me lo dijo directamente pero me di cuenta en su mirada y más tarde me lo confirmo-explico ese chico.
Me quede congelado donde estaba, miraba hacia el piso aun tenia los dos cafés en mis manos. Estaba confundido no sabía qué hacer, que decir. A quien escuchar.
-Mira, que te parece si vamos a un lugar más tranquilo, esto es vergonzoso, la chica nos está mirando desde que empezamos a hablar-el pareció querer comprenderme, me sentí idiota, un niño tratado de consolarme.
-Esto, escúchame no me gustan esta clase de juegos, soy un adulto no tengo tiempo para esto…-quise continuar pero en un minuto el me tenia tomado del brazo y yo solo intentaba hacer equilibrio para no echar el café.
-Sabes, ustedes dos son muy tercos, no sabes lo que me costó hacer salir a Fran del departamento…-en ese momento habíamos terminado de salir de la universidad y en uno de los bancos que había en el campus se encontraba sentado Francisco.
-¿Qué rayos…?-el me interrumpió.
-Lo trajimos a rastras, Sebas me ayudo bastante, deberías agradecerle-no sabía de qué rayos estaba hablando.
-¿Quién es Sebas?-me estaba mareando.
-El mejor amigo de tu hermano menor, de veras, lo amas pero ni siquiera sabes algo tan simple como eso-sí, eso me dolió.
Caminamos hasta donde Fran y ese otro chico estaban. Cuando estábamos a la vista de ambos, todos nos quedamos en silencio por un momento.
-Sebas, Estefan ¿Qué está pasando aquí?-fue Fran quien tomo la delantera en la conversación.
-Lo planeamos hace tiempo pero no esperábamos el pequeño contratiempo-Estefan hizo hincapié en eso ultimo.
-Lamento haberte engañado pero era la única manera de que vinieras-el chico que estaba al lado de mi hermano era quien hablaba.
-Sebas no tenias derecho a meterte en esto, era algo privado-Fran lo había reprochado.
-Lo siento, pero no soporto verte como estas ahora-parecía que el tal Sebas en verdad se interesaba por Fran.
-Miren, yo no tengo tiempo para esto-estaba a punto de irme cuando escuche su voz.
-No, espera…-fue Fran quien hablo.
-¿Para qué?-la pregunta fue estúpida pero lo que ambos hicimos luego fue aun más tonto.
Seguimos a quienes nos habían reencontrado, hasta lo que parecía una especie de bar o algo por el estilo. En el camino ninguno hablábamos entre nosotros, excepto por algo que me dijo Estefan justo antes de entrar al bar, una artimaña muy poderosa que utilizaría después.
Finalmente llegando a lo que parecía un bar, lo dos que estaban encargados de todo se decidieron a hablar.
-Aquí trabaja un amigo, el me permitió utilizar el cuarto de atrás, allí podrán hablar tranquilamente-fue Sebas quien nos hablo a ambos.
-Creímos que sería mejor aquí, si fuera en un lugar público estarían demasiado expuestos-esta vez fue Estefan.
Ambos se fueron dejándonos solos. Fran y yo no hablábamos, solos nos mirábamos intentando buscar respuestas en nuestras miradas. Pero lo único que encontrábamos era un sentimiento que ninguno aceptaba.
FRAN
Esto…-quise comenzar a hablar pero la verdad es que no sabía que decir.
Desde aquella vez cuando Cris nos había visto a mí y Erick besándonos no nos habíamos hablado en lo más mínimo, es mas el siquiera me miraba. Por primera vez le daba la razón a Estefan, que mi hermano me ignorara me dolía más de lo que podía soportar. Aunque alguna vez pensé que lo mejor sería que mi existencia no tuviera punto en su vida, que aquello se hiciera realidad justo después de decirme que me amaba me sobrepaso.
-Mira, no tengo tiempo para esto, llama a tus amigos y diles que te vengan a buscar yo me voy tengo trabajo que hacer-era eso lo que más me dolía, el desinterés que mantenía respecto a mí.
Antes aunque yo lo ignorara o él se enojara por mi comportamiento sin importar que, yo estaba primero que todo. El que ahora interpusiera cosas como su trabajo en vez de nuestras “relación” hacia que mi corazón se estrujara.
-En ese momento, lo que viste, fue un error…-me anime a decirle.
-¿Un error? ¿Qué se supone que fue un error Fran, el que lo besaras a él o el que me rechazaras a mi?-no otra vez, no quería escuchar eso, porque tenía que escuchar eso.
-Yo….-no importaba cuanto lo intentara, cada vez que deseaba decirle “te amo” era inevitable…recordaba aquello que podía perder si estaba a su lado.
-Puedes hacer con tu vida lo que quieras pero yo ya perdí demasiado tiempo de la mía pensando en ti-salió por la puerta de aquella pequeña habitación.
Realmente quería aquello. Perderlo a él. No volver a formar parte de su vida, estar solo nuevamente. Estaba bien dejarlo ir por esa puerta como ya tantas veces lo había hecho con personas que amaba, dejarlos ir y solo poner una sonrisa en mi rostro. Diciéndole a mi madre que todo estaría bien, que mientras ambos estuviéramos juntos todo estaría bien. Dejarlo ir como hace tres años cuando él se alejaba de mi vida por primera vez, ¿haría lo mismo que aquella vez?
Dejaría nuevamente que las lágrimas lavaran mi dolor, y que la sonrisa escondiera mi tristeza. Esta es la verdad sobre mi vida, esto es lo que siempre pasaría, dejaría ir a todos aquellos a quienes amaba. ¿Realmente está bien dejarlo todo?
Dejar mi corazón y al que lo hace latir. No quería. La verdad es que no quería.
-Te amo…-fue en un simple suspiro en las que esas palabras se salieron irremediablemente- Te amo tanto…-y esta vez a conciencia junto a ellas las lagrimas no pudieron retenerse.
-¿Entonces porque te es tan difícil decírmelo directamente?-esto no puede ser.
El que me haya escuchado, es imposible.
-Debería agradecer a Estefan, me aconsejo que esperara un momento después de salir por esta puerta…-Cris estaba parado en frente de mi con una sonrisa en su rostro.
-Los chicos…-repetí, estaba en shock.
-Sí, Estefan me dijo que te ignorara de camino aquí, es muy persuasivo-el camino hacia mí decidido pero yo aun estaba atónito por su presencia.
El se sentó a mi lado. Yo aun no sabía que decir ni que hacer. Pero cuando el acerco su mano a mi mejilla no dude en retirarme, sin embargo esta vez el lo intento una segunda vez y pude entender sus intensiones. Suavemente seco las lagrimas que habían corrido por mi rostro. Y en sus ojos ese brillo volvía a refulgir.
-También te amo-esta vez nuestros rostros estaban demasiado cerca como para poder esquivarlo y aunque tuviera una mínima oportunidad de hacerlo, con el primer roce se sus labios con los míos no pude resistirme y todas mis defensas cayeron irremediablemente.
El sentir su respiración, su calidez, incluso el latir acelerado de su corazón no pude hacer más que corresponder aquel beso, soltando todos mis sentimientos. Lo tome fuerte de su nuca y lo acerque aun mas a mi cuerpo, no dude en seguir besándolo después del primero no pude parar, por un momento pensé que me asfixiaría pero por más que eso pasara yo estaba dispuesto a todo porque el siguiera a mi lado.
-No quiero ni enterarme quien te enseño a besar así- justo después de soltarme el me miro a los ojos y sonrió diciéndome eso.
-Eso es todo lo que será…-respondí, estaba decidido, lo amaba pero sin importar que mi madre y su felicidad eran más importantes. Me levante pero él me detuvo casi al instante.
-Estas acorralado hermanito, ahora sin importar que me digas o las veces que me rechaces no descansare hasta escuchar de tus labios nuevamente esas palabras…-estoy acorralado, pensé.
-Te amo-esta vez mi voz sonó fuerte y clara- Te amo, desde que la primera vez que nos vimos, cuando mi madre nos presento, desde aquella vez despertaste más que simple cariño en mi, te amo esa es la verdad-sentía como si un gran peso fuera liberado de mi espalda.
-Eso fue un confesión más que satisfactoria-el no dudo en contestar.
-Pero, amo aun mas a mi madre, y aunque tenga que sacrificar mi felicidad por ella aria lo que fuera sin impor…-no pude terminar de hablar.
-Tu madre lo sabe, y lo acepta-efectivamente aquello me sorprendió, pero no era para menos mi madre nunca había sido una mujer de prejuicios.
-Pero aun así, tu padre-el dio un suspiro.
-Estoy seguro que me matara, para el tu eres su precioso pequeño, pero no me importa y en todo caso Isabel nos apoyara estoy seguro-no podía creer que fuera tan egoísta.
-No destruiré la relación de mi madre solo por un sentimiento egoísta-lo rete pero ya hace tiempo que había perdido en aquella conversación.
-Tú eres el egoísta, te escondes tras el sentimiento de amor hacia tu madre para no decir abiertamente que tienes miedo a esta relación, no quieres aceptar que solo estas poniendo excusas-él se levanto y se acerco a mi pero no me iba a dejar intimidar tan fácilmente.
-No son excusas, no quiero que todo el trabajo que mi madre hizo para formar esta familia se valla por la borda solo porque te amo-él se paró en seco- Tú no sabes lo que es para mí amarte, el dolor y la duda que me envuelven, ¿crees que es fácil para mí elegir entre mi madre y tú? Los amo a ambos más que a nada en este mundo. Y tu padre me ha dado tanto, ¿Qué le digo cuando se entere que mantengo una relación con su único hijo?-esta vez mis piernas empezaron temblar y caí de rodillas hacia el piso.
-Que me amas, diles que me amas, así como ellos se amaron una vez y nosotros los aceptamos ellos harán lo mismo-él se arrodillo a mi lado. Ven, párate-me dijo levantándome- Solo di que quieres estar a mi lado y te prometo que sin importar que, tu vida estará llena de dicha, yo me encargare de ello, solo dime que me amas y te aseguro que la familia que tanto deseas proteger estará a tu lado siempre. Solo di esas palabras tan bellas nuevamente y te juro que nunca te dejare solo-me había levantado, y el todo aquello me lo había dicho directamente a los ojos, como si de una promesa se tratara.
-Te amo…-sin importar que hiciera ya era demasiado tarde, aquello termino por arrollarme, su confesión fue algo más hermoso que cualquier cosa y sin importar que en ese momento lo único que deseaba era que aquello fuera verdad- Quiero estar a tu lado, por siempre.
Lo lamento si hacía daño a alguien pero ya no podía acallar lo que sentía.
-Eso era todo lo que necesitaba-lo que paso después de aquello fue más que un simple sueño.
Lo había deseado hacia tanto tiempo sentir sus labios sobre los míos, me lo había imaginado tantas veces cuando apenas era un adolescente, estar a su lado. Sentir nuestros corazones coordinar en una hermosa melodía, una tan bella y pura como la misma nieve, una tan llena de todo. Una melodía llamada AMOR.
-Te amo…-y esas palabras que se repetía una y otra vez entre suspiros por ambas partes.
En aquel momento, solo él y yo, así tan cerca, casi como si fuéramos uno solo.
-Te invito a mi apartamento, y esta vez por favor, acepta-casi me lo dijo suplicando pero incluso si en aquel momento habría querido negarme no lo hubiera podido hacer.
-Por supuesto-que mas daba, si ya lo había confesado, por que negarme a estar sin él, al menos mientras pudiéramos estar juntos, lo aprovecharía.
Mientras caminábamos hacia su apartamento no podía evitar pensar en las consecuencias, sin embargo, en solo pensar en su beso todo aquello parecía no tener importancia. El estaba distraído, no miraba sino hacia delante, parecía querer tomar mi mano por momentos pero era medio día y la gente abundaba en las calles.
-Llegamos…-me dijo después de un rato.
Era un edificio grande, entramos a recepción y el decidió tomar las escaleras, subimos hasta el quinto piso. Claro que en la mayor parte del trayecto no se hicieron faltar las caricias y los besos, las palabras y las frases de amor.
-Pasa el día-me propuso cuando estábamos delante de la puerta de su apartamento.
-Depende, solo si no abusas de mi-el sonrió y yo lo hice también. No sabía que pasaba, pero la verdad es como si sintiera que todas las cadenas habían desaparecido, y sin importar que, en aquel momento estaba frente al hombre que amaba y estaba dispuesto a todo.
-No te prometo nada-ambos entramos adentro.
Después de aquello Pasar el día a su lado, verlo como de verdad era, recuperar todo el tiempo perdido. En ningún momento la tensión se hizo presente, todo fue muy relajante y espontaneo. El me conto todo de sí, incluso me confesó que también se había enamorado de mi desde el primer momento en que me vio entrar por esa puerta, aparte de ello también dijo que estaba muy interesado en mi actitud. Yo no pude más que decirle la verdad, sobre mi vida, sobre la vida que compartía con mi madre, mis dudas y certezas.
Él lo acepto todo y por sobre todas las cosas me comprendió, pero sin importar que él me dijo que todo estaría bien, que eso sería una promesa. Que no permitirá hacerme sufrir y que en esta vida su único amor por siempre seria yo.
El día paso, entre confesiones y promesas, la noche se hizo cada vez más cercana y en oscuridad de su habitación ambos yacimos dormidos. Abrazados, como uno solo. Sintiendo, la hermosa sensación de tener al otro al lado. Y rogando en nuestros corazones que el tiempo se detuviera en ese preciso momento.
Hola chicos, bueno hasta aquí llegue. Como siempre agradezco a los que leen y aguantan todas las tardanzas. Los q comentaron el cap anterior tambien. y bueno no hay mucho mas q decir.Gracias, hasta la próxima. Saludos a todos. :D