Cruising Valencia (3) : Preñado en la playa

"Vamos a preñarte, maricón. Te vas a ir a casa con tres lefadas nuestras. A nuestras novias no les va por el culo".

Esta historia me ocurrió el verano pasado, en la playa nudista de Valencia, Pinedo, muy conocida por ser también zona de cruising. Para los que no la conozcáis, es una playa situada al sur de Valencia, fuera ya de la ciudad. En la zona de arena, siempre hay gente desnuda tomando el sol, detrás hay unas dunas y más atrás unos matorrales donde ocurre todo.

Yo tenía 19 años la primera vez que fui a Pinedo, y quería ver cómo era el ambiente por allí. Muchos me habían dicho que solo había viejos, pero que en verano la cosa se animaba y había gente de todas las edades Llegué en bus y caminé hacia la zona de las dunas. Extendí la toalla y me quedé desnudo. Se podía apreciar mi culito blanco desde lejos. Serían las 3 de la tarde y todavía no se apreciaba mucha gente.

Al cabo de unos diez minutos en los que estuve paseándome, vi cerca de los matorrales a tres tios sentados en un banco del paseo. Al principio, no pensé que buscaban nada porque estaban vestidos y hablaban entre ellos. Me miraban de lejos y entre ellos se reían. Pensé, en ese momento, que eran tres tios heteros que se burlaban de los maricones que veían paseándose por las dunas.

Al cabo de un rato, vi que uno se levantaba y se acercaba hacia donde estaba yo. Tuve miedo en ese momento, porque aún era muy pronto y todavía no había nadie en las dunas, así que si me hacían algo no podía pedir auxilio. El chaval que se me acercó tendría unos veinti tantos, con piel morena, tal vez gitano, fumaba un cigarrillo y vestía una camiseta ajustada roja con shorts deportivas que permitían entrever un enorme bulto. Tenía un collarcito de plata y un pendiente.

Cuando llegó hasta mi, quise ponerme al menos el bañador para no hablarle desnudo. Sus amigos miraban desde lejos, sentados en el banco, divertidos :

"No, no te pongas el bañador, maricón, que te quiero ver bien"

Yo me paralicé. No sabía qué responder.

"Te has quedado bastante solito. No tienes más maricones para comer rabo."

Yo seguía sin responderle.

"¿Eres nuevo por aquí, no? Pareces jovencito, cuántos años tienes?"

"19"

"Joder, 19 y ya vas mamando rabo"

El chaval empezaba a tocarse el bulto del pantalón mientras daba calos a su cigarro mal liado.

"No te preocupes, que mis amigos y yo te vamos a dar rabo, maricón".

Yo no me había dado cuenta, porque tenía la cabeza agachada, pero los amigos del gitano se había acercado poco a poco hasta donde yo me encontraba. Tenían la misma ropa, con bultos bastantes grandes marcandose en el pantalón. Uno era más blanquito, rapado, con un collar de plata. El otro era mayor, de unos treinta años, y estaba muy ciclado.

"Ven, vamos a un sitio donde no nos vean"

Me levantaron. Eran los tres más altos que yo, y mientras caminábamos me iban sobando el culito. Me llevaron detrás de unas dunas donde unos matorrales tapaban la vista desde todos los ángulos. Me había ido sin mi toalla ni mi mochila, así que me tuve que arrodillar en la arena completamente desnudo. El gitano se puso delante de mí y se sacó un pollón de unos 19cm, todavía algo morcillona que brillaba en la punta del rabo.

"Chupa maricón"

Me la metí en la boca y senti un sabor intenso. El tío no se había corrido en días y se notaba por el hedor que desprendía su rabo que me inundó toda la garganta en pocos segundos. Sus amigos se sacaron dos rabos cada uno más grande que el otro mientras me veían mamarsela a su amigo gitano. El más blanquito calzaba unos 19cms, descapullada y bien brillante y gorda. El treinteañero era más peludo y su pollón mediría 21cm facilmente, se me hizo la boca agua con tan solo verla.

"Te vas a comer las tres pollas, maricón de mierda"

Me empezaron a follar la boca los tres juntos mientras yo, arrodillado en la arena, apenas podía respirar. Me cogían la cabeza y me follaban la boca como un coño por turnos. Al cabo de un rato, uno de ellos me cogió de las piernas y me tumbó boca abajo en la arena. El treinteañero que calzaba sus 21 cms y que iba durísimo se escupió en la mano y pasó su saliva por su rabo y por mi culo. No tardó ni medio segundo en entrar de golpe. Dejé escapar un alarido que sus amigos ahogaron apretando mi boca contra la arena. El treinteañero era muchos más grande y fuerte que yo, y no le costó follarme el culito mientras me sujetaba por la espalda.

Sus amigos se descojonaban.

"Vamos a preñarte, maricón. Te vas a ir a casa con tres lefadas nuestras. A nuestras novias no les va por el culo".

El treinteañero me pegaba sacudidas en el culo y me daba de hostias en las nalgas mientras me metía su pollón lo más profundo posible.

"Qué culito tienes hijo de punta, bua... me corro."

El tio peludo empezó verter toda su leche en mi interior y yo sentía que habia tanta que me resbalaba por las nalgas y me manchaba las pantorrillas arenosas. El gitano entró después y empezó a follarme de nuevo. Yo estaba tan abierto que lo sentía menos. El blanquito me despegó la cara de la arena y me hizo tragar su rabo. No duraron ni dos minutos cuando sentí que se corrían ambos a la vez. Uno me asfixiaba con su corrida por mi garganta y el otro añadía su preñada a la de su amigo.

Cuando acabaron, se limpiaron en mi culo y me dejaron ahí. Yo me pajée. Me fui. Mi mochila y mi toalla ya no estaban.