Cruising Valencia (2) : Los Marroquies me usan
Mientras Bakr y Mohammed se peleaban por enfundarme el rabo en la boca, Amir me cogía el culo y trataba de follarme un poco sentado. Bakr le dijo algo en árabe a Mohammed, que se apartó y dejó que su amigo me inmovilizara la cara y me follara la boca como un coño.
Esta historia me ocurrió cuando tenia 18 años y estaba en el último año de instituto. La casa de mis padres estaba en un barrio de Valencia donde hay muchas verdulerias regentadas por musulmanes, pakistanies y marroquies sobre todo. Yo ya habia probado la verga y el pollon de la UPV ya habia desvirgado mi culito. Pero como aun no habia salido del armario y no conocia Grindr no habia quedado con nadie más.
El caso es que, por aquel entonces, yo iba mucho a comprar a una verduleria cerca de mi casa donde siempre habia tres chavales entre los 25 y los 35 más o menos, moretes de Marruecos, que hablaban el español un poco mal. Eran muy simpaticos y al ir mucho, empecé a trabar amistad con ellos, me saludaban cuando iba por el barrio, y me preguntaban por mi vida cuando iba a la tienda a comprar.
Yo reconozco que iba mucho porque los tios me ponian bastante. Siempre iban con pantalones de deporte ajustados, camiseta blanca, de estas sucias, con tirantes. Eran altos y delgados, pero bien marcados, y tenian barbitas recortadas. Entre ellos siempre hablaban en árabe y se reian mucho cuando hablaban conmigo. Ponian musica arabe en la tienda y tenian bastante cachondeo.
Con el paso del tiempo, me aprendí los nombres : Amir, Bakr y Mohammed. Amir y Bakr eran hermanos, sus padres tenian otra verduleria en el barrio y ellos se encargaban de esa ellos solos junto con el amigo Mohammed. El más guapo de cara era Amir, era también el más delgado, pero estaba bien marcado de cuerpo, y se le adivinaba siempre un bulto morcillón en el chandal ajustado y sucio que llevaba. Bakr estaba más mazado, después de la tienda se iba seguro al gimnasio a trabajar los brazacos que tenía. Era el que se sentaba en una silla a la entrada de la tienda, con las piernas abiertas, y se ajustaba el rabo cuando le molestaba el calzoncillo. Mohammed era más grande, y más peludo. Era también el más mayor. Tenia una voz grave y era siempre el que mostraba más interés en preguntarme cosas de mi vida cuando iba a comprar.
Un día fui a la tienda a mediodía, sobre la hora de comer, cuando no hay absolutamente nadie. No recuerdo siquiera lo que tenia que comprar. La cosa es que me quedé un rato hablando con Mohammed, que me contaba cómo estaba siendo su vida en España, alejado de su novia :
"Es duro, porque no puedo follar"
"Ya me imagino"
Me incomodó que me hablara de sexo, sobre todo porque él era 15 años mayor que yo y no sabia qué responderle.
"Me tengo que hacer mucha paja", dijo riéndose.
Yo le sonreía, pero seguía incómodo con la conversación.
"Tú tienes novia?"
"No"
"Novio?"
"Tampoco", le respondí riendome incomodo.
En ese momento, Mohammed se había apoyado contra el taburete que tenía tras el mostrador. Se le marcaba en el chandal negro un enrome y largo paquete que se recolocó con la mano.
"Pues tú eres chico muy guapo, seguro que tienes novia"
Le respondí que no, algo turbado. Me di cuenta en ese momento que Amir habia bajado el toldo de la tienda. Mohammed continuo :
"Vamos a parar comer algo y después abrimos a cinco", me dijo con su español deficiente. "Quieres comer con nosotros ?"
Yo intuía que Mohammed preparaba algo, así que acepté. Mohammed me dejó pasar a la trastienda. Era una sala del mismo tamaño que la tienda con sofás, y una mesa baja donde habia restos de tabaco y material para la cachimba que estaba justo en la esquina. Amir y Bakr se sentaron el sofá, mirando los moviles e interviniendo de vez en cuando en la conversación, pero de nuevo era Mohammed el que más caso me hacía.
"Te apetece cigarrillo?"
"No, gracias, no fumo"
Sentado en el sofá, se empezó a liar un cigarro y comenzó a fumarselo. Yo estaba sentado en una silla al lado. Los tres empezaron a hablar entre ellos en árabe, estivieron un buen rato, riéndose, tocándose el rabo de vez en cuando. En una de esas, Amir se levantó y se quitó el chándal, dejando al descubierto unas piernas morenas y unos boxers grises, donde destacaba un enorme bulto. La polla de Amir estaba semierecta, y era tan grande que el glande moreno asomaba por debajo.
"Nos quitamos pantalon, así más cómodos", dijo Amir, que seguía fumando en el sofá. Los otros dos no le imitaron, pero se tocsban la polla cada vez más a menudo, sin darle importancia, aunque sus bultos cada vez iban creciendo más.
En ese momento, yo estaba totalmente ido. Quería comerme esos rabos directamente, pero no sabía si eso era lo que querían. Cuando vi que la polla de Amir estaba practicamente empalmada, creando una verdadera tienda de campaña en sus boxers, me quité los pantalones y me quedé en slip. Tenía unos calzoncillos de cuando era pequeño, que me se me metian por las nalgas blanquitas. A los marroquies les debio hacer gracia :
"Que blanquito y flaquito estas", se reian.
En ese momento, no sé por qué, me quité también el slip delante de ellos para que me vieran bien el culo. Me quedé un rato de pie, viendo cómo se habian callado viendo mi culito imberbe y prieto. A Amir se le habia levantado completamente y ya, para acomodarse, se la habia sacado del calzoncillo. Tenia un pollon descomunal, muy grueso hacia la mitad, y gordo a pesar de que él era flaco. Tenia los cojones algo peludos, y su polla morena acababa en un capullo circuncidado que brillaba por el líquido preseminal.
No lo dudé, me metí los dedos en la boca y los chupé detenidamente. Después me metí los dedos en el culo, que tenia casi abierto por la excitación y me lo dilaté un poco. Me acerqué a Amir sin decir nada y me senté en su rabo. Amir y sus amigos no dijeron nada. A Amir se le nublaron los ojos mientras su pollon moreno se deslizaba como un guante por mi agujero de niñato. Yo aguanté el dolor porque la excitacion era demasiado grande. Cuando Amir estaba dentro de mí, Mohammed le dijo algo rápido a Amir, se levantó y se bajó rápido el chándal. Una polla gorda y peluda, que apestaba a hombre, salió disparada y me impactó en la cara. No tuvo que decir nada. Me cogió la boca, me la abrió y me hizo mamar su polla casi negra. Bakr se levantó también y sacó su morcillón para añadirlo al festín de Mohammed. No sé quien tenía la polla más gorda. Las dos olían mucho, pero era un olor que se imgrenaba y me ponía cachondísimo.
Mientras Bakr y Mohammed se peleaban por enfundarme el rabo en la boca, Amir me cogía el culo y trataba de follarme un poco sentado. Bakr le dijo algo en árabe a Mohammed, que se apartó y dejó que su amigo me inmovilizara la cara y me follara la boca como un coño. Al cabo de unos minutos y cuando a mi me babeaba la cara en los huevos de Bakr, Amir me hizo levantar y me señaló una alfombra polvorienta que habia en el suelo. Me puse a cuatro patas sin decir nada. Ellos tampoco decían nada. Solo se indicaban en árabe cosas que yo no comprendía. Bakr estaba muy cachondo y me metió la polla lubricada por mi garganta directamente en el ano. No fue despacio y yo pegué un alarido que a ninguno le importó una mierda atender. Bakr me folló como si no hubiese follado en meses. Me sacudía el culo frenéticamente y estaba tan concentrado en su placer que le babeaba la boca sobre mi espalda. Mohammed y Amir fumaban su cigarrillo mientras contemplaban a su amigo follarme el culo.
Bakr me agarró del cuello, me lo levantó para que le lamiera los cojones a Amir, que los tenía hinchados de la lefa que tenia dentro. Mohammed le espetó algo con su voz ronca a Bakr y prácticamente le empujó para que saliera de mi culo. Yo me relajé un poco cuando Bakr salió de mí, pero al girarme ví que Mohammed, con su pollón casi negro y su capullo mojado en precum, empezaba a presionar mi agujero. Chillé aún más. Mohammed tenía la polla más gruesa, pero pudo entrar por la cantidad de precum que le salia y que dilataba mi culo. Mohammed ponía una cara de salido flipante. Sin duda, le exitaba la idea de follarse el coño de un adolescente blanquito después de no haberse follado a su novia en meses. Con su metro noventa y su fuerte cuerpo, al moro le fue fácil embestirme como si fuese su muñeco. Me hizo tragar todo el polvo de la alfombra, como si estuviese rezando a la Meca para que el pollon de Mohammed no me destrozara el culo de por vida.
El moro resoplaba como una bestia mientras Amir se animaba a follarme la garganta. Mohammed dijo algo en árabe y comenzó a correrse en mi culo. Lo senti porque me agarró fuerte de las caderas y dejó que su lefa se desprendiera y rebasara mi ano y mis piernas. Mohammed salió de mí, y Bakr comenzó a usarme aprovechando la corrida de su amigo para llenarme de leche marroquí. Bakr gimió aún más fuerte. Yo estaba exhausto, pero Amir me seguía follando la boca. Cuando Bakr abandonó mi culo, Amir me levantó, me puso a cuatro patas en el sofá y me folló mi ano lubricado de lefa. Tardó apenas cinco minutos en vaciarse los cojones. Noté que Amir tiró más lefa que nadie porque la leche era tan abundante que me resbalaba por las piernas hasta los tobillos.
Cuando Amir salió de mi ano, me puse de cuclillas y limpié con mi boca la lefa de los tres rabos mientras los moros se acababan sus cigarrillos. Me pajée y me corrí en la alfombra mientras la leche seguía saliéndome por mi ano blanquito.
Después de eso, nos vestimos y yo me fui a mi casa a preparar la comida.