Cruising Valencia (1) : Preñado en el Politécnico

Su voz ronca de macho treinteañero me ponía cachondísimo. Yo tenia 18 añitos y él lo sabia. Debía estar saboreando el momento de meterme el dedo en mi agujerito imberbe y húmedo.

Comienzo una serie de relatos sobre diferentes experiencias que he tenido haciendo cruising por la ciudad de Valencia. Tengo 20 años, y llevo aproximadamente desde los 18 yendo a sitios distintos de la ciudad y he tenido encuentros muy cañeros que me gustaría contar por aquí. Para los que seais de Valencia o hayais estado, espero que os calienten mis historias reconociendo los lugares que menciono. Para los que no conozcais la ciudad, os invito a que sigais leyendo porque vienen curvas y mucha lefa.

Esta historia ocurrió cuando tenia 18 añitos. En aquella época, yo era un chiquillo, era muy imberbe, como ahora casi, ya que soy rubio, y siempre he sido bastante delgado, un poco marcado. Yo ya sabia que era gay pero no habia salido del armario. Se la habia comido a un tio que conocia, pero por lo demas no tenia casi experiencia sexual. Yo, en aquella época, iba mucho a la Universidad Politécnica de Valencia, a la pista de atletismo que tienen en el campus. Para los que no conozcais, básicamente es una pista muy grande al aire libre con gradas y al lado hay un edificio con un gimnasio y con vestuarios bastante grandes. Solia ir allí a correr  sobre las 7 de la tarde, cuando los estudiantes se marchaban y estaba todo tranquilo. Más tarde supe que la UPV es un lugar donde hay bastante magreo, en baños y demás, pero eso es otra historia.

Total, que un día estaba corriendo por allí y estaba completamente solo. Cuando acabe de correr me fui a los vestuarios a darme una ducha, porque en esos vestuarios casi nunca hay nadie. Son muy grandes, y las duchas son colectivas, no hay cabinas. Cuando llegué, empecé a cambiarme y justo en ese momento entró un tipo que probablemente habia estado en el gimnasio. Era un tipo de unos 29 o 30 años, mediría 1,86 facilmente, grande sin ser gordo y peludo sin ser un hombre lobo tampoco. Era un tipo grueso con un poco de barriga pero bien firme por el deporte que hacía. Tenia el pelo medio rapado y barba, pero brazacos y piernacas.

El tipo me miró. Yo estaba casi desnudo, solo tenia el calzoncillo, y al lado de él yo era un chiquillo flaco, imberbe, con un poco de pelo en las axilas, pero eso era todo. Tras mirarme de arriba abajo, me ignoró y comenzó a arreglar su bolsa de deporte mientras miraba el móvil y enviaba notas de voz por wasap. Yo estaba cortado, el tipo era el típico machito hetero, se le notaba en la voz. En ese momento, yo me moría por ver cómo se cambiaba, así que cogí el móvil y hacía como que miraba cosas para así retrasar el momento de meterme en la ducha.

Desde que había entrado, el vestuario olía mucho a hombre. Mi sudor no olía mucho, y después de correr tampoco sudaba mucho. Pero él desprendía un olor muy fuerte, pero que me ponía a mil. El tipo empezó a desvestirse mientras miraba el móvil, se quitó las zapatillas, los calcetines, y se quedó sentado sonriendo mientras respondía a algo gracioso que habia recibido por wasap. Dejó el móvil, se quitó la camiseta y, de reojo, pude verle unos pectorales marcados, con vello en el centro. Tenia la piel algo morena, y eso siempre me ha molado en los tios porque yo soy más bien blanquito. Yo, en ese momento, sentí que el tipo se habia dado cuenta de que yo estaba mirando, porque no me metía en la ducha y hacia como que miraba el móvil.

El tipo se quitó el pantalon de deporte corto que llevaba y se tocaba un poco el rabo por encima del calzoncillo mientras miraba el movil. Tenia unas piernas bien peludas que llegaban hasta unos boxers blancos. Los boxers le marcaban un bulto en el que se adivinaba una polla algo morcillona, bien grande, que iba creciendo de tamaño a medida que se tocaba el paquete. El tio se cogió un gel de ducha y una toalla, se quitó los calzoncillos y entró en la ducha.

Yo en ese momento estaba tan cortado que no me atreví a mirarle el rabo. Cuando entró en la ducha colectiva, empezó a silbar, el tío estaba super tranquilo. Yo me decidí, cogí mi gel y mi toalla y me metí en las duchas. Las duchas estan separadas del resto del vestuario, pero son colectivas, hay seis o siente grifos que salen en una especie de sala cuadrada, o sea que te puedes duchar enfrente de la otra persona. Cuando entré, intentaba no mirarle y esconder al mismo tiempo mi semierección pensando en mil cosas. Me puse de cara a la pared para que él no puediera verme por delante y yo no verle a él. Lo que no pensé es que él tenia una vista perfecta de mi culito de niñato adolescente, bien virgen e imberbe y eso debio explicar muchas cosas de las que sucedieron después.

Al final me giré, cuando se me pasó un poco la erección. Se estaba enjabonando todo el torso y el rabo, que tenía en una semi erección que le llegaba hasta la pantorrilla. Nunca habia visto una polla así antes. Era morena, muy gruesa, sin circuncidar, y le mediriía fácilmente 22 cm. Tenía los huevos muy gordos y mucho pelo púbico. El tipo vio enseguida que me había turbado mucho al verle el rabaco que calzaba. Me dijo :

"nunca te habia visto por aquí, vienes al gym ?"

"no, vengo a correr a la pista de atletismo"

"ah"

Se quedó mirándome, la tenia ya super empalmada. Y a mi me se empalmo enseguida viendole. De repente me dice :

"Bua tio, perdona, es que hace mil que no me pajeo"

Yo no supe qué responder. Me suelta :

"No hay nadie en el gym, si alguien entra en el vestuario lo oiremos"

Sin pensarlo dos veces me agaché y me la meti directa en la boca. Tenia el glande muy pegajoso por todo el liquido preseminal. Se notaba que llevaba los huevos cargados de días. No me cabia entera asi que empecé a juguetear con mi lenguita por su glande. Eso le puso muy cachondo, me la tuvo que sacar porque se corría directo. Los huevos le olían a sudor de hombre, y a pesar de la ducha, el olor de la lefa que tenía en los cojones empezó a impregnarse en mi nariz y boca. Seguí chupeteando el tronco del rabo, los huevos, el glande, mientras le descapullaba el rabo y le comia el glande suavemente.

"Si haces eso con tu lengua, te voy a lefar la boca niñato"

Su voz ronca de macho treinteañero me ponia cachondisimo. Yo tenia 18 añitos y él lo sabia. Debia estar saboreando el momento de meterme el dedo en mi agujerito imberbe y humedo. Me dijo que me queria follar y yo mascullé que si tenia condón :

"No te preocupes. Te voy a meter solo el capullo, te juro que solo quiero un poco. No hace falta condón."

Me apoyó contra la pared de la ducha y me dio dos lametazos en el culo. Cuando se levantó para acercar su polla a mi culo, me di cuenta de lo pequeño que yo era a su lado, me sacaba tres cabezas. Yo en ese momento tenia mucho miedo de que me doliera, nunca me habian follado. El tipo escupio dos veces en mi culo y otras dos en su rabo y empezó a empujar su glande. Yo le pedí :

"No te corras dentro, por favor"

"No te preocupes, solo la puntita"

El cabrón fue presionando su glande en la entrada de mi minusculo agujero y yo sentía como esa presion se iba haciendo dolor. El tipo me tapó la boca a tiempo para que no gritara. Le fue fácil, con sus manos grandes y fuertes, cerrarme la boca. El tipo dejó que mi ano se fuera adaptanto al grosor de su polla, y poco a poco me la fue metiendo. Cuando estaba toda dentro, empezó a sacarla y a meterla suavemente. Yo me moría del gusto.

El cabrón tenia la polla tan grande que casi me podía levantar del suelo mientras me follaba. En ese momento, yo perdí el control. Le pedí por lo bajo y entre gemidos que la sacara. Pero él me tapó más la boca mientras aprovechaba para empezar a follarme muy fuerte, cada vez más fuerte. Al final, yo solo era un muñeco con un agujero húmedo y suave que él destrozaba con su rabaco. Del dolor, yo empecé a contraer mucho mi culito. Mala idea. A él, se le nubló la vista, y empezó a gemir muy fuerte. Mientras me empotraba contra la pared de la ducha, tapandome la boca, me susurró :

"Te voy a preñar el culo, niñato"

Y mientras lo dijo, sentí como el cabrón gritaba y se corría a borbotones dentro de mi. Físicamente, lo que sentía era como su enorme polla se contraia y sus manos me agarraban fuerte de la cintura. Recuerdo que olía todo mucho, como si el olor de la lefa me impregnara totalmente. Habia tanta leche en mi culo que me brotaba y se me resbalaba por las piernas. El cabron estuvo un buen rato dentro mientras resoplaba como un toro. Cuando pasó un rato, me soltó y se marchó de allí. Yo esperé a que saliera del vestuario para pajearme y limpiarme el culo.

Esa fue mi primera experiencia sexual en un lugar público. A partir de ese momento, el cruising se conviritió en mi deporte favorito.