¿cruising? tendré que buscar que es eso

Vuelvo de nuevo a la misma playa, y de nuevo el equívoco con la palabra me confunde y soy follado otra vez

Regresé al día siguiente, pero a otra hora más tarde, no deseaba repetir lo de ayer ni encontrarme de nuevo con aquel chico. La verdad es que estaba un poco avergonzado por lo ocurrido y molesto conmigo mismo por haberme dejado llevar hasta ser follado por un hombre.

La playa estaba más o menos igual de concurrida, las parejas, que debían ser las mismas, y otros hombres tumbados o nadando un poco más lejos. Elegí un lugar tranquilo, no quería compañía, y desnudándome me tumbé al rico sol de primavera.

Me tenía que haber ido un poco más lejos, porque pasó un hombre que se me quedó mirando fijamente según iba hacia el otro lado, y poco después otro, que se puso a unos metros de mi, se desnudó sin mirar hacia mi lado y se tumbó a escasos metros sobre la toalla.

Mire para otro lado, no quería que mi vista se fijara en él y sin pretenderlo volviera a ocurrir lo del día anterior. Sí me fijé que el miraba en mi dirección de vez en cuando, pero yo entonces me hacia el distraído, aunque creo que en el fondo me halagaba que pudiera gustar a otro tío, debía ser todavía recuerdos de lo de ayer.

Una sombra se cruzó y se quedó quieta muy cerca de mí. Alcé la cabeza para ver a un chico desnudo como todos, con el pelo cortado rarísimo mirarme fijamente. Bajé la vista y seguí con mi libro, hasta que percibí que la sombra se movía y me volví para mirar hacia donde iba. Ahora estaba haciendo igual pose con mi vecino, que parece que sin hablar le estaba invitando, porque el chico extendió la toalla a su lado y se tumbó junto a él.

Estaba todo muy tranquilo, ya no pasó nadie más en un buen rato y avancé bastante en la lectura, hasta que un ligero ruido me hizo volver la cabeza hacia mis vecinos. La escena me turbó, me daba corte mirar, pero estaban morreandose descaradamente, el mayor sobre el chico, tocándole por todos lados y metiendo la lengua en su boca.

Me sentí tan violento que me levanté y me dirigí al agua, nunca había visto una escena parecida, y no es que fuera una persona melindrosa, ni homófoba, pero me parecía algo fuera de lo normal, allí a la vista de cualquiera y a dos pasos de mí.

Dentro del agua, sentí de nuevo lo fría que estaba, ya no me acordaba del baño de ayer, y también se me refrescaron las ideas bastante. Eran dos personas metiéndose mano, y besándose, algo menos violento que dos personas tocándose enlazados y follando en la arena, como hice yo ayer. O sea, tampoco era yo quien para juzgar ni escandalizarme por lo que estaban haciendo.

Se levantaron y adentraron entre unas hierbas un poco más adentro pero se veía perfectamente sus dos cuerpos desnudos, tocándose y acariciando el uno al otro, para después en una posición extrañísima, el chico que recién llegó, tumbado boca arriba levantó las piernas sobre los hombros del otro, ofreciéndole su culo bien abierto.

Me agache en el agua para disimular, pero quería seguir viendo que pasaría allí, y con solo la cabeza fuera, parecía que se notaba menos que estaba observándoles. No estaba excitado, realmente estoy seguro de eso, pero era como una curiosidad morbosa, algo así a ver cómo me hubiera visto yo si hubiera estado de espectador en lo sucedido ayer.

Casi sentí el dolor por el gesto que hizo al ser penetrado, así como los golpes contra su culo al meterla y sacarla, primero con mucho cuidado y después a toda velocidad, los músculos tensos y el rostro rojo, con los dientes apretados hasta que se debieron correr ambos quedando un buen rato quietos en esa postura tan acrobática.

De pronto el de arriba se levantó y echo a correr hacia la playa, hacia mí, y casi al lado mismo de donde yo estaba se tiró de cabeza al agua. El otro comenzó a andar más despacio, también en mi dirección, se lavó rápidamente allí mismo, donde apenas cubría y fue a recoger sus cosas.

Me quedé tumbado en la orilla, el agua subía y bajaba por mi cuerpo, casi sentía frio pero después de la escena presenciada casi lo agradecía. El hombre dejó de nadar, se frotó descaradamente sus partes según salía y al pasar ante mí se detuvo un momento.

  • qué... ¿te ha gustado lo que has visto?

  • ehhh, no he visto nada, estaba nadando…

  • jajajaja, vale.

Recogió sus cosas sin volver la cabeza, y así desnudo como estaba se fue alejando hacia la zona de aparcamiento. Apenas pude leer más en toda la tarde. ¿Sería gay sin saberlo? En realidad no me gustaba su cuerpo, no me atraían los hombres desnudos, pero si su polla en estado de erección, y al verla así, me entraban ganas de tocarla, besarla, jugar con ella e incluso… sentirla dentro.

Volví al día siguiente al mismo sitio, estaba solitario excepto los asiduos de algo mas allá, y el día presagiaba estar radiante como los anteriores. Me desnudé tranquilamente y colocando las cosas de almohada me tumbé a disfrutar del calorcillo.

El hombre de ayer apareció a lo lejos, era inconfundible y venia ya totalmente desnudo, no creo que se despelotara en el aparcamiento, pero parecía que le daba igual. Me hice el distraído, mire hacia el otro lado, como si estuviera a mis cosas, pero dio lo mismo, extendió la toalla prácticamente a mi lado, me dio los buenos días y se tumbó boca abajo, igual que yo.

  • ¿vienes por aquí con frecuencia?

  • No, llevo viniendo tres o cuatro días, estoy de paso.

  • ahhh

  • ¿y te gusta este sitio?

  • sí, es tranquilo y no hay demasiada gente.

  • si, es una buena zona de cruising

Vaya, otra vez esa palabra, no me acordé de mirarla en el google pero hoy mismo lo haría, así que para no parecer un ignorante, le respondí.

  • sí, eso parece, a mi me gusta.

Se quedó mirándome como sorprendido por mi respuesta, parece que no era lo que debería haber dicho. Pero no se preocupó demasiado por descifrar lo que quería decir, enseguida continuó al ataque.

  • se ve que haces ejercicio, tienes buen cuerpo

  • bueno… procuro cuidarme

  • y el culo bien durito.

Y mientras decía esto, sentí con sobresalto como su mano se paseaba por mis glúteos tensos al recibir la caricia. Pensé en retirarme, levantarme, ofenderme, pero no pude o no quise reaccionar, al contrario, una especie de escalofrío recorrió mi cuerpo, al sentir como se movía de una redondez a la otra, suavemente, acariciando casi como una mujer.

Acercó su cara a mi oído para susurrarme:

  • ¿verdad que te gustó lo que viste ayer? ¿y que te gustaría que te hiciera a ti lo mismo?

No respondí, no me atrevía ni a respirar, mi polla excitada por el contacto y sus palabras palpitaba ahí abajo, y mi mente era una confusión de deseo y morbo, visualizando la escena entre ellos de ayer mismo. Me recosté para mirarle de frente, mientras su mano seguía en mi cadera. Dirigí la vista a su polla y el deseo me dominó, no pude evitarlo, mi mano avanzó sin mi permiso, se dirigió hacia ese hermoso instrumento y la agarré con fuerza.

Su palpitar me enervaba, me confundía, me gustaba tocarla, sentirla crecer en mi mano, abarcar su grosor y… sentirla en mi boca, al fin. Lamí y mordí, pequeños mordiscos que pretendían sentir mi boca llena, ansia por comer aquella carne dura y caliente. Estaba excitadísimo, me la restregaba de nuevo por la cara, era como mi juguete, la deseaba para mí, me agarré a su cuerpo con fuerza y la introduje en la boca, casi hasta el fondo.

Su mano recorría todo mi cuerpo, la espalda sentía su caricia y deseaba que bajase un poco más, me gustaba sentirlas en mi culo, que lo apretase y lo separase, que amasase mis glúteos con gula, pero al final, retiro sus manos, se separó de mi un poco y solo me pidió que le siguiese.

Allí, en el mismo sitio que le vi hacerlo con aquel chico, quiso repetir la postura, pero yo no era tan ágil ya, mis piernas no podían adoptar esa postura tan forzada, y me distraía, necesitaba sentir su cuerpo sobre el mío, que me poseyera de verdad, como si estuviéramos en la cama, así que me di la vuelta, quedando boca abajo, alcé un poco el trasero y esperé.

Abrió mis piernas para colocarse de rodillas entre ambas, y separó mis glúteos. Yo levante un poco más el culo, ofreciéndome más, y pronto sentí la polla acercarse y jugar entre mi raja, mientras el se la meneaba para ponerla más dura, luego apuntó, la sentí cerca de mi agujerito y comenzó a empujar despacio.

Debió darse cuenta de que era bastante novato en esto, o mi culo estrecho no le permitía entrar más rápido, porque fue despacio, despacio, entrando según veía que yo dejaba de quejarme hasta que llegó al final y su vientre se pegó a mí y me sentí completamente lleno por esa increíble polla,

Empujé un poco hacia atrás, con ansia de que hubiera más, apreté el esfínter para sentirla más dentro, para sujetarla y que se quedase ahí para siempre, y al final solté un poco y él comenzó a moverse con calma. Subí mas el culo, mi polla estaba enorme, mi excitación apenas comenzó a moverse fue como una descarga, sentí todo el morbo de la situación, mi entrega como una mujer, mi posesión sin reservas, y su cuerpo golpeando mi trasero ese cilindro de fuego entrando y saliendo, cada vez más rápido, según se iba lubricando el recorrido.

La idea de que podía ser una mujer que estaba siendo follada en un descampado por un desconocido fue tan fuerte, tan real, que mi polla empezó a descargas chorros y chorros sobre la arena, y mi cuerpo se convulsionó al ritmo del movimiento de su polla en mi interior, hasta que sentí como el se corría también, entres suspiros y jadeos, y fue perdiendo fuerza.

Me recosté despacio, estaba agotado, pero no quería perder su contacto y el sintió también el fin del deseo y la relajación, dejando caer su cuerpo sobre el mío. Despacio, con cuidado me coloque horizontal, su polla seguía aun dentro, pero apenas la sentía ya como antes, su pecho pegado a mi espalda, y mi culo atravesado aun.

Me sentía lleno y me gustaba sentir el peso de su cuerpo sobre el mío, su respiración todavía jadeante en mi nuca, mientras su polla perdía vigor y volumen y se iba deslizando despacio, suave, a pesar de que apretaba lo que podía para evitar que se saliera.

Al resbalarse toda pringosa y golpear rendida entre la raja del culo, aun con las piernas separadas, sentí la vergüenza de estar allí debajo de un hombre que me acababa de follar y a la vista de a saber cuántos viandantes que pasarían por allí durante ese rato.

No me atreví a moverme cuando él se levantó y dejé de notar su peso en mi espalda, ni cuando echó a correr hacia la orilla, para meterse en el mar como ayer. Dirigí la vista a ambos lados, no se veía a nadie, pero aun no me atrevía a levantarme, luego me fui dando la vuelta despacio y nadie por ningún lado.

Ahora sí, me incorporé y despacio, sintiendo resbalar algo pringoso por mi culo hacia las piernas, fui hasta la orilla y me tiré al agua de cabeza, restregándome por todos los lados intentando lavarme lo mejor que podía, pensando que no me acabaría nuca de salir toda la suciedad que habían depositado en mi interior hace un ratito solo.

Floté un rato boca arriba en las aguas tranquilas y calmas, más relajado, era más la vergüenza de que me hubiera visto alguien que la de haber estado follando, si hubiera sido en privado me hubiera importado menos.

Se acercó a mí desde atrás, hasta quedar de frente, su polla caída y derrotada, su cuerpo húmedo, y su cara como de no entender algo, de necesitar alguna explicación. Nos miramos a los ojos y me preguntó:

  • ¿de verdad no sabes lo que es hacer cruising?